El Evangelio de la Salvación
El Evangelio de la Salvación
Nota del
Traductor: Siempre que he podido, he dejado las Escrituras referidas en el
estudio con la Versión Inglesa utilizada por el Autor; el lector castellano
debería además consultar los pasajes en su propia Versión, y el complemento
entre las dos Versiones le resultará provechoso en su estudio personal. Esa es
la intención.
El Evangelio de la Salvación – 1ª parte
Efesios
1:13: En Quien vosotros también habéis
confiado, después de haber oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra
salvación: en quienes, además, después de haber creído, fuisteis sellados con
el Espíritu santo de la promesa.
Efesios
1:14: El Cual es las arras o garantía de
nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida por precio, para
la alabanza de Su Gloria.
¿Por Qué Precisamos Salvación?
El hombre
no puede vivir en la presencia de un Dios Sagrado a menos que sea sin pecado y
perfecto. Una vez que todos hemos pecado
y estamos destituidos de la gloria de Dios, (Rom.3:23), Él Mismo ha
provisto al mundo la reconciliación Consigo propio a través de Su Hijo, el
Señor Jesucristo. Tenemos libre acceso a Dios por creer en nuestro corazón en
Su gran y único sacrificio ofrecido por nosotros en la cruz. Cuando creemos en
nuestro corazón y confesamos con nuestra boca que Jesús se levantó de la
muerte, entonces recibimos Su justicia, y a seguir pasamos de muerte a vida. Él
Propio ofreció este regalo de la vida eterna al mundo sin condenación.
Rom.10:9 Que si confesares con tu boca al Señor
Jesús, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de la muerte, serás salvo.
Rom.10:10 Porque con el corazón se cree para justicia;
y con la boca se hace confesión para salvación.
Rom.10:11 Porque la Escritura dice: Todo aquel que
crea en Él no será avergonzado.
Rom.10:12 Porque no hay diferencia entre el Judío y el
Griego: porque el mismo Señor que es sobre todos es rico para con todos cuantos
Le invoquen.
Rom.10:13 Porque cualquiera que confiese el nombre del
Señor será salvo.
También en 1ª Corintios 15:1 - 4
1ª
Cor.15:1 Además, hermanos, os declaro el
evangelio que os predico, el cual también habéis recibido, y en el cual estáis
firmes;
1ª
Cor.15:2 Por el cual también sois salvos,
si guardáis memoria de lo que os he predicado, de lo contrario creísteis en
vano.
1ª
Cor.15:3 Porque yo os entregué
primeramente aquello que recibí también, que Cristo murió por nuestros pecados
de acuerdo a las Escrituras;
1ª
Cor.15:4 Y que fue sepultado, y que fue
de nuevo resucitado al tercer día según las Escrituras.
Esta
salvación se ofrece, no tan solo al Judío o al Griego, sino además al Mundo
para la obediencia a la fe. Es un don de Dios para cualquiera que crea en este
evangelio. Él vino al mundo para salvar a los pecadores.
Juan 3:17:
Porque no envió Dios Su Hijo al mundo
para condenar al mundo; sino para que el mundo sea salvo a través de Él.
Juan 6:51 Yo soy el pan vivo que desciende del cielo:
si alguno come de este pan, vivirá para siempre: y el pan que Yo daré es mi
carne, la cual Yo ofrezco por la vida del mundo.
1ª Timoteo
1:15 Este es un dicho verdadero, y digno
de toda atención: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar pecadores; de los
cuales yo soy el primero.
Efesios
2:8 Porque por gracia sois salvos a
través de la fe; y eso no de vosotros propios: Es el don de Dios:
Efesios
2:9 No por obras, para que nadie se
gloríe.
No hay
obra alguna que podamos hacer para recibir la vida eterna. Esta salvación es
por gracia solamente. Es un don o regalo gratuito puesto sobre esta creencia.
Al tiempo que se otorga esta salvación, en ese instante, el recién creyente es
sellado con la promesa del Espíritu Santo hasta el día de la redención.
Efesios
1:13 En Quien vosotros habéis también
confiado, después que oísteis la palabra de verdad, el evangelio de vuestra
salvación: en Quien también después que creísteis, fuisteis sellados con el
Espíritu Santo de la promesa,
Efesios
1:14 El Cual es la garantía de nuestra
herencia hasta la redención de la posesión adquirida por precio, para la
alabanza de Su Gloria.
Estos
creyentes Efesios, que venían de la dispensación anterior de gracia, escucharon
aquel mismo evangelio de salvación en el capítulo 10 versículos 9-13 de
Romanos. Tuvieron que confesar con sus bocas y creer en sus corazones que
Jesucristo había resucitado de la muerte, y debido a eso recibieron Su
justicia. Por causa de su fe en este evangelio de salvación el Señor los selló
con el Espíritu Santo. Este “sellar” del Espíritu Santo es una garantía de
parte de Dios de que recibirán vida
eterna, y además, que son de Su pertenencia. Esto se da inmediatamente en base
de la creencia en el evangelio de la Salvación. El Señor no se retarda ni
espera por el fin de vida de la persona que crea para darle Su Espíritu Santo.
El Espíritu Santo también se ofrece para el discernimiento y crecimiento del
joven creyente, el cual tan solo puede provenir de la leche pura de la Palabra
de Dios, Quien no puede mentir, ni tampoco se vuelve atrás cuando da Su don o
promesas. Su don de Espíritu Santo es una garantía y promesa de vida eterna
para los creyentes Dios nunca se vuelve atrás de una promesa, pues si lo
hiciese, sería un mentiroso, y todos nosotros sabemos bien que Él no puede
mentir.
Tito 1:2 En esperanza de la vida eterna, la cual
Dios, que no puede mentir, prometió antes que el mundo comenzase;
Rom.11:29 Porque los dones, (esto incluye el don
de la vida eternal), y el llamamiento de
Dios son sin arrepentimiento.
Efesios
4:30 Y no apesadumbréis al Espíritu Santo
de Dios, por el cual fuisteis sellados para el día de la redención.
No hay
evidencia alguna en la Escritura de que el Señor haya querido o deseado alguna
vez “quitarle el sello” a un creyente. Nuestra salvación es tan segura como la
promesa del Dador de vida. Sus promesas JAMÁS han fracasado. El Señor nunca nos
deja ni nos desampara.
Hebr.13:5 Sea vuestra conversación sin avaricia; y
estad gozosos con las cosas que poseéis, pues Él ha dicho: Nunca te dejaré ni
te desampararé.
El Evangelio de la Salvación – 2ª parte
El hombre
Recibe La Vida Eterna Proveniente De Dios Por Creer Estas 3 Cosas.
1.
Creer que Cristo Murió por Nuestros Pecados – (1ª
Cor.15:3)
1 Corintios 15:3 Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras;(A)
¿Qué significa esto?
¿Qué significa esto?
Cuando creemos en la cruz de Cristo, creemos que el Señor
llevó a cabo una perfecta expiación por nosotros, la cual nos dio paz y nos
reconcilió con Dios.
Sin el derramamiento
de sangre no puede haber remisión de pecados
(Hebr.9:22). La sangre de Cristo pagó por la multa de nuestro pecado. Cuando
Cristo pagó por nuestros pecados, no tan solo hizo expiación por nosotros, sino
que además nos ofreció el acceso a la presencia de Dios, en esta vida y en la
venidera. Cuando realmente tenemos paz con Dios, podemos libremente
comunicarnos con Él en oración a través de Su Hijo, el Señor Jesucristo.
Cuando creemos que Cristo, el perfecto sacrificio, murió
sobre la cruz por nosotros, también recibimos Su justicia por fe. El Padre ya
no mira nuestros pecados, sino que nos mira a través de la perfecta justicia de
Cristo. A esto se llama justificación.
Ser justificado a los ojos de Dios significa que Él nos ve “igual que si nunca
hubiésemos pecado”. Esto se nos ofrece plenamente por causa del amor y gracia
de Dios.
Efesios 5:2 Y andad
en amor, como Cristo también nos amó, y se dio a Sí Mismo por nosotros: una
ofrenda y un sacrificio a Dios para un olor grato.
1ª Timoteo 2:5 Porque
hay un solo Dios, y un mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo
Jesús;
1ª Timoteo 2:6 Quien
se dio a Sí Mismo en rescate por todos, para ser testificado en su debido
tiempo.
Rom.5:19 Porque así
como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos
pecadores, así por la obediencia de uno los muchos sean constituidos justos.
1ª Cor.5:21 Porque
Él se hizo pecado por nosotros, Aquel que no conoció pecado; para que nosotros
seamos hechos justicia de Dios en él.
Colos.1:20 Y,
habiendo hecho la paz a través de la sangre de Su cruz, por Él propio
reconcilió todas las cosas Consigo Mismo.
Rom.5:9 Mucho más
ahora, siendo justificados por Su sangre, seremos salvos de la ira a través de
Él.
Tito 3:7 Para que
siendo justificados por su gracia, fueseis hechos herederos de acuerdo a la
esperanza de la vida eterna.
Efesios 2:13 Pero
ahora en Cristo Jesús vosotros que en otro tiempo estabais lejos habéis sido
hechos cercanos por la sangre de Cristo.
Colos.1:13 Quien
nos libró del poder de las tinieblas, y nos trasladó al reino de Su amado Hijo:
Colos.1:14 En Quien
tenemos redención a través de Su sangre, el perdón de los pecados:
Efesios 2:16 Y para
que Él pudiera reconciliar a ambos (Judíos y Gentiles) para Dios en un solo
cuerpo por la cruz, habiendo abolido la enemistad:
Filip.2:8 Y siendo
hallado en semejanza de un hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente
hasta la muerte, y muerte de cruz.
Colos.2:14 Quitando
del medio el manuscrito de ordenanzas que nos eran contrarias, enemigas para
con nosotros, y la quitó del camino, clavándola en la cruz.
Rom.5:10 Porque si,
cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados a Dios por la muerte de su Hijo,
mucho más, siendo ya reconciliados, seremos salvos por Su vida.
2ª Cor.5:18 Y todas
las cosas son de Dios, Quien nos reconcilió a Sí Mismo por Jesucristo, y nos
dio a nosotros el ministerio de la reconciliación.
2ª Cor.5:19 A
saber, que Dios estaba en Cristo, reconciliando al mundo para Sí Mismo, no imputándoles
sus traspasos; y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación;
2.
Tenemos que creer que Cristo murió y fue sepultado
¿Qué significa esto?
Cuando Cristo murió por nosotros sobre la cruz, el Padre
considera al creyente también como habiendo
muerto y sido sepultado con Él. Cuando fuimos con Él sepultados, también fuimos
identificados con Él en el bautismo. El Bautismo, a través de la Palabra de
Dios, significa nuestra identificación con ciertas creencias y doctrinas.
Cuando creemos en este bautismo para con Su muerte, entonces afirmamos nuestra
creencia: que Él murió y que también nosotros morimos con Él. Cuando Cristo fue
sepultado, en ese instante fuimos sepultados nosotros a la vez con Él. Una vez
que Cristo es nuestra expiación sustituta, tenemos que reconocer por fe que
morimos con Él. Cuando por fe reconocemos que morimos con Cristo, el pecado
deja de tener dominio sobre nosotros. Ya no servimos más al pecado, porque
somos una nueva creación, creados en Cristo Jesús. Ahora vivimos para Dios en
novedad de vida (o nueva vida).
Rom.6:3 ¿O no
sabéis, que, los muchos bautizados en Jesucristo, fuimos bautizados en Su
muerte?
Rom.6:4 Por tanto somos
sepultados con Él por el bautismo en muerte: para que igual que Cristo fue
resucitado de la muerte por la gloria del Padre, así vosotros andéis en nueva
vida.
Rom.6:5 Porque si
hemos sido juntamente plantados en la semejanza de Su muerte, para que también
lo seamos en el semejanza de Su resurrección:
Rom.6:6 Sabiendo
esto, que nuestro viejo hombre está crucificado con Él, para que el cuerpo del
pecado pudiera ser destruido, para que, por tanto, ya no sirvamos más al
pecado.
Rom.6:7 Porque
aquel que esté muerto, está libre del pecado.
Rom.6:8 Ahora bien,
si morimos con Cristo, creemos también que viviremos con Él:
Rom.6:9 Sabiendo
que Cristo, habiendo resucitado de la muerte, ya no muere más; la muerte ya no
tiene dominio sobre Él.
Rom.6:10 Pues, habiendo
Él muerto, murió para con el pecado una sola vez, la muerte ya no tiene dominio
alguno sobre Él: Sin embargo en que Él vive, vive para con Dios.
Rom.6:11 De igual
manera, reconoceos también vosotros muertos para con el pecado, pero vivos para
Dios a través de Jesucristo nuestro Señor.
3.
Tenemos que creer que Cristo se levantó del sepulcro (1ª
Corintios 15:4).
1 Corintios 15:4 y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras;(B)
¿Qué significa esto?
Cuando Cristo se levantó de la muerte, reclamó la
victoria sobre la muerte. Puso y trajo a la luz la vida y la inmortalidad a
través del evangelio. Siendo como es, el Primogénito entre los muertos, el
creyente tiene que seguirle a Él en la resurrección. Cuando el Señor llame al
creyente de la sepultura, le será otorgado un cuerpo inmortal e incorruptible
idéntico al Suyo. Cuando Cristo se levantó del sepulcro, destruyó las obras del
Diablo, quien había producido la muerte en el mundo. La Muerte será destruida,
y entonces, Dios vendrá a ser Todo en
todos.
2ª Timoteo 1:10 Pero
ahora se ha hecho manifiesto por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo,
Quien abolió la muerte, y trajo a la luz la vida e inmortalidad a través del
evangelio:
1ª Corintios 15:26 El
último enemigo que será destruido es la muerte.
Rom.6:9 Sabiendo
que Cristo al ser levantado de la muerte ya no muere más; la muerte ya no
tienen ningún dominio sobre Él.
Rom.8:11 Pero si el
Espíritu de Aquel que levantó a Jesús de la muerte mora en vosotros, Aquel que
levantó a Cristo de la muerte también os vivificará a vosotros por Su Espíritu
morando en vosotros.
Juan 5:25 De
cierto, de cierto, os digo a vosotros: La hora llega, y es ahora, cuando los
muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y oirán los que salgan a vida.
En conclusión, el creyente es salvo
cuando cree en el evangelio de la Salvación, lo cual incluye:
Creer que
Cristo murió por el impío.
Creer que
Él fue sepultado.
Creer que
resucitó de nuevo.
Cuando
esto se cree de corazón, entonces Dios le da al creyente un sello o garantía
que es Su Espíritu Santo. Este Espíritu Santo nos da acceso a Dios y a la nueva
vida, y además nos levanta resucitados para que vivamos con el Señor
eternamente en el día que nos llame a nuestra morada eterna.
Aquello
que Cristo cumplió sobre la cruz fue entonces y sigue siendo ahora más que
suficiente para obtener la vida eterna. Esta gracia que Él nos ofreció no se
debe a ningún tipo de obra nuestra, Él hizo el supremo y perfecto sacrificio
para y por todos los que sencillamente creen que Él fue Quien pagó totalmente
la multa por su pecado sobre la cruz. Nada más se precisa para Salvación. Somos
salvos simplemente creyendo en Su obra acabada. Este es el evangelio de la
Salvación que los santos Efesios creyeron.
Hechos
4:12 Ni tampoco hay salvación en ningún
otro: Porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, por el cual
podamos ser salvos.
Rom.6:4 Por tanto estamos sepultados con Él por el
bautismo en la muerte: para que del mismo modo que Cristo fue resucitado de la
muerte por la gloria del Padre, así andemos también nosotros en novedad de
vida.
Comentarios
Publicar un comentario