Vida Versus Recompensa


Vida Versus Recompensa

Si vamos a ser buenos estudiantes de la palabra de Dios debemos experimentar las cosas que difieran. La enseñanza popular de la Biblia hoy en día parece haber tenido en cuenta tan solo el concepto de la salvación por la gracia, sin embargo, nos parece además que hay una casi total ausencia de enseñanzas sobre el importantísimo concepto de la recompensa por las obras. Examinemos pasajes que hablan de ambos asuntos, y yo creo que las Escrituras proclamarán a viva voz cual sea la distinción que tengan entre sí las dos cosas.

La vida eterna es un regalo gratuito de Dios, producida firme y sólidamente por la sangre de Jesucristo nuestro Señor. Es tan solo por gracia, y no por obras de nuestra parte que pudiéramos añadir o sustraer, que tengamos presentemente y para siempre nuestra perfecta posición en Cristo. La vida del creyente está escondida con Cristo en Dios (Cols.3:3), y no hay nada ni en el cielo ni en la tierra que pueda afectar esa vida nuestra. Estamos plenamente seguros y garantizados en la mano del Padre.

Una vez salvo, al creyente se le exhorta que ande digno del gran regalo de salvación que ha recibido. Este punto añadido es nuestra obra, que, en ninguna manera, afecta nuestra salvación, pero que, en cambio, sí que afecta y tiene realmente un peso sobre la posibilidad de recompensa. Observe: es tan solo la posibilidad de recompensa, y por otro lado la posibilidad de pérdida de dicha recompensa. A menudo, las Escrituras hablan de esto como “el premio”, la “corona” o la “recompensa”. De vez en cuando, se da una promesa particular basada sobre un específico hecho realizado por el creyente. Todas nuestras obras tienen que pasar y enfrentar el examen de juicio, y existe realmente la posibilidad de fracasar en el examen y sufrir pérdida. Examinemos esos pasajes cuidadosamente, y escudriñemos y veamos si es que estas cosas sean así.


La Vida – El Regalo Gratuito

La Salvación en un regalo gratuito que en nada respecta o es resultante de nuestras obras, y se debe solo y plenamente por el perfecto sacrificio acabado del Cordero de Dios.

(Rom.11:5-6 King James Version) Así ahora en este tiempo actual también existe un remanente de acuerdo a la elección de gracia; (6) y si por gracia, ya no es entonces por obras; de otro modo la gracia dejaría de ser gracia. Pues si fuera de obras, entonces ya no sería de gracia: de otro modo la obra ya no es más obra.

(Efesios 2:8-9 K.J.V.) Porque por gracia sois salvos, a través de la fe; y eso no de vosotros mismos: Es el don de Dios. (9) No resultante de obras, para que nadie se gloríe.

(Hechos 4:12 K.J.V) Tampoco hay salvación en ningún otro: pues no hay otro nombre bajo el cielo dado entre los hombres, por el cual podamos ser salvos.

(Hechos 16:31 K.J.V) Y ellos dijeron: Creed en el Señor Jesucristo, y seréis salvos vosotros, y vuestra casa.

(Rom.3:23-24 K.J.V) Puesto que todos pecaron, y fueron destituidos de la gloria de Dios; (24) Siendo justificados gratuitamente por Su gracia a través de la redención que es en Cristo Jesús.

(Rom.4:3-5 K.J.V) ¿Qué dice la escritura? Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia. (4) Ahora bien, a quien trabaja no se le imputa la recompensa de gracia, sino de  débito. (5) Sin embargo aquel que no obra, sino que cree en Aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia.

(Rom.5:1-2 K.J.V) Así que siendo justificados por fe, tenemos paz con Dios a través de nuestro Señor Jesucristo: (2) Por Quien tenemos además acceso por la fe a esta gracia en la cual estáis firmes, y regocijaos en la esperanza de la gloria de Dios.

(Rom.5:6-8 K.J.V) Porque cuando aún éramos débiles, en debido tiempo Cristo murió por el impío. (7) Escasamente moriría alguno por un hombre justo; tal vez por algún hombre bueno algunos osarían morir. (8) Sin embargo Dios nos confirma Su amor hacia nosotros, en que, aun siendo todavía pecadores, Cristo muriera por nosotros.


Salvación asegurada

Nuestra salvación se halla asegurada y no puede ser afectada por nadie ni por nada.

(Juan 10:27-29 K.J.V) Mis ovejas escuchan Mi voz, y Yo las conozco, y ellas me siguen: (28) Y Yo les doy vida eterna; y ellas nunca perecerán, ni tampoco nadie las arrebatará de Mi mano. (29) Mi Padre, Quien me las dio, es mayor que todo; y ningún hombre es capaz de arrebatarlas de manos de Mi Padre.

(Rom.8:31-34 K.J.V) ¿Qué pues diremos a estas cosas? Si Dios es por nosotros ¿Quién contra nosotros? (32) Aquel que no escatimó ni a Su propio Hijo, sino que lo entregó por cada uno de nosotros ¿Cómo no nos dará con Él todas las cosas? (33) ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Es Dios Quien nos justifica. (34) ¿Quién condenará? Es Cristo Quien murió, sí, y además Quien resucitó de nuevo, Quien ahora se sienta a la diestra de Dios, Quien también intercede por nosotros.

(Rom.8:35, 38) ¿Quién nos separará del amor de Cristo? … Pues estoy persuadido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni las cosas presentes, ni las venideras, ni lo ancho, ni lo profundo, ni ninguna otra criatura será capaz de separarnos del amor de Dios que es en Cristo Jesús nuestro Señor.



La Perfecta Posición en Cristo

(Colos.1:12-14 K.J.V) Dando gracias al Padre, Quien nos hizo partícipes juntamente de la herencia de los santos en luz (13) Quien nos libró del poder de las tinieblas, y nos trasladó al reino de Su amado Hijo. (14) En Quien tenemos la redención a través de Su sangre, el perdón de los pecados.

Observe que el Padre ya nos ha reunido juntamente (plenamente equipados, en todo suficientes), para ser partícipes de la heredad (tener un pleno compartir) de los santos (con los más santos seres Celestiales de todos – empleado también en Hebr.9:8, 12 y 23), en la luz (la gran luz de Dios por la cual todo se vuelve visible y expuesto). Ciertamente, esto solo puede darse y suceder por la sobre abundante obra de amor de nuestro Redentor, para presentarnos de manera tan perfecta. Esto es pura gracia. Esta presentación sin mácula y firme vuelven de nuevo a repetirse maravillosamente en el versículo siguiente también.

(Cols.1:22 K.J.V) En el cuerpo de Su carne a través de la muerte, para presentarte santo y sin mancha e irreprensible a Sus ojos.


Recompensa

(Salmo 58:11 K.J.V) Así que un hombre podrá decir: Ciertamente hay una recompensa para el justo: Ciertamente es un Dios que juzga en la tierra.

(Isaías 40:10 K.J.V) He aquí, el Señor Dios vendrá con mano poderosa, y Su brazo gobernará por Él: He aquí, Su recompensa está con Él, y su obra delante de Él.

(Isaías 62:11 K.J.V) He aquí, el Señor ha proclamado el fin del mundo. Dile a la hija de Sion: He aquí, tu salvación viene; he aquí, Su recompensa trae con Él, y su obra delante de Él.

(Mat.16:27 K.J.V) Porque el Hijo del hombre vendrá en la Gloria de Su Padre con Sus ángeles; y entonces recompensará a cada hombre conforme a sus obras.

(2ª Cor.5:9-10 K.J.V) Por eso trabajamos, para que, presentes o ausentes, seamos agradables y aceptes de Dios. (10) Pues todos nosotros debemos aparecer delante del trono de juicio de Cristo; para que cada uno reciba las cosas hechas en su cuerpo, de acuerdo a lo que haya hecho, así sea bueno como malo.

Examinemos ahora cuidadosamente este otro aspecto, la recompensa por obras. El punto más importante es que Dios acepta y le agrada nuestras obras hechas si es nuestro deseo servirle fielmente. Tenemos además aquel tal elemento de Su gracia y misericordia en este asunto también, pues, ¿qué podemos hacer que sea realmente digno, aparte de Su Espíritu Santo llevando a cabo todo en nosotros? El aspecto de nuestra natura también es un don de Dios para salvación. Por tanto, el propio hecho de que podamos andar en el Espíritu es algo que previene enteramente de Él.

Además, Él no tan solo acepta nuestros esfuerzos en el verdadero servicio que le rindamos, sino que además Él propio también juzgará nuestro servicio y otorgará o destituirá las recompensas en base a dicho servicio. Una vez que tenemos una cuota parte en esta ecuación de nuestro lado, para nada es algo que esté garantizado. Como siempre sucede con nuestra humana fragilidad, existe la verdadera posibilidad de sufrir pérdida.


Vigilad

Así como vimos en la última sección, Colosenses comienza con nuestra perfecta presentación. Sin embargo, Colosenses 1 no está aún completo, y comenzamos a recibir avisos en cuanto a la posibilidad de ser privados o destituidos de nuestra recompensa.

(Colos.1:28 K.J.V) A Quien predicamos, avisando a todo hombre, y enseñando a cada uno en toda sabiduría, para poder presentar a todo hombre perfecto en Cristo Jesús.

(Colos.2:6-10 K.J.V) Así como vosotros habéis recibido a Cristo Jesús el Señor, así también andad en toda sabiduría, para que cada uno pueda  presentarse perfecto en Cristo Jesús.

(Colos.2:6-10 K.J.V) Así, pues, como habéis recibido a Cristo Jesús el Señor, de igual modo andad en Él: (7) Arraigados y edificados en Él, y establecidos en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en eso con gratitud. (8) Vigilad, que ningún hombre os prive de vuestro premio a través de filosofía y huecas sutilezas, según la tradición de los hombres, siguiendo los rudimentos del mundo, y no según Cristo. (9) Porque en Él habita toda la plenitud de Dios Padre corporalmente. (10) Y vosotros estáis completos en Él, Quien es la Cabeza de todo principado y potestad.

(Colos.2:18 K.J.V) Que nadie os prive de vuestro premio (o recompensa) en una voluntaria humildad y adoración de ángeles, entremetiéndose en aquellas cosas que no ha visto, vanamente hinchado por su mente carnal.


¿Qué vamos a hacer?

Observe como cada pasaje que trata con la recompensa siempre está próximamente vinculado al creyente llevando a cabo o realizando alguna cosa. Además, a menudo encontramos una promesa para la recompensa condicional, si es que una persona realiza alguna cosa específica.

(Colos.3:23-25 K.J.V) Y cualquier cosa que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor, y no para los hombres; (24) Sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia: pues vosotros servís al Señor Cristo (25) Pero aquel que haga el mal recibirá el mal que haya hecho: y no hay acepción de personas.

(Prov.11:18 K.J.V) El perverso maquina una obra engañosa, pero para aquel que siembra justicia habrá un seguro galardón.

(Prov.25:21-22 K.J.V) Si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; y si tuviere sed, dale de beber: (22) porque ascuas con brasas (bendiciones) amontonarás sobre su cabeza, y el Señor te recompensará.

(Mat.5:1-12 K.J.V) Y viendo a las multitudes, subió a un monte; y habiéndose sentado, Sus discípulos vinieron a Él: (2) Y abrió Su boca y les enseñaba, diciendo: (3) Bendito son los pobres en espíritu: pues de ellos es el reino del cielo. (4) Benditos los que lloran: pues ellos serán consolados. (5) Benditos los mansos: porque ellos heredarán la tierra. (6) Benditos son lo que tienen hambre y sed de justicia: pues ellos serán colmados. (7) Benditos son los misericordiosos: pues ellos obtendrán misericordia. (8) Benditos son los puros de corazón: porque ellos verán a Dios. (9) Benditos son los apaciguadores: porque ellos serán llamados hijos de Dios. (10) Benditos aquellos que son perseguidos por causa de la justicia; pues de ellos es el reino del cielo. (11) Benditos sois vosotros, cuando los hombres os aborrezcan, y os persigan, y digan toda especia de males contra vosotros falsamente, por Mi causa. (12) Regocijaos, y sed en extremo gratos: porque grande es vuestra recompensa en el cielo: pues así también persiguieron a los profetas que os antecedieron.

(Mat.5:44-48 K.J.V) Pero esto os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a quien os maldiga, haced bien a quien os odie, y orad por aquellos que os maltratan y os persiguen. (45) Para que seáis hijos de vuestro Padre que está en el cielo: porque Él hace salir el sol sobre el malo y sobre el bueno, y envía la lluvia sobre el justo y el injusto. (46) Pues si solo amáis a los que os aman, ¿qué recompensas tendréis? ¿No hacen lo mismo los publicanos? (47) Y si tan solo saludáis a vuestros hermanos, ¿qué es lo que hacéis que no hagan los otros? ¿No hacen igual los publicanos? (48) Así que sed perfectos, así como vuestro Padre que está en el cielo es perfecto.

(Mat.6:1-6 K.J.V) Cuidaos de no hacer vuestras peticiones delante de los hombres, para ser vistos por ellos; de otra manera ya no tendréis recompensa alguna de vuestro Padre que está en el cielo. (2) Por tanto, cuando hagas tu petición, no hagas sonar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para obtener gloria de los hombres. En verdad te digo: Ellos ya tienen su recompensa. (3) Pero cuando hagas petición, que no sepa tu mano izquierda qué es lo que esté haciendo tu mano derecha: (4) Que tu oración sea en secreto: y tu Padre que ve en secreto te recompensará abiertamente. (5) Y cuando ores, no seas como los hipócritas: pues ellos aman orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres. De cierto te digo: Ya tienen su recompensa. (6) Pero tú, cuando ores, ciérrate en la intimidad, y cuando hayas cerrado tu puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará abiertamente.

(Mateo 6:16-18 K.J.V) Además, cuando ayunes, no seas como los hipócritas, de una triste continencia: pues ellos desfiguran sus rostros, para que puedan parecer delante de los hombres que ayunan. En verdad te digo: Ya tienen su recompensa. (17) Pero tú, cuando tú ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro; (18) para no parecer delante de los hombres que ayunas; sino para tu Padre que está en lo secreto: y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará abiertamente.

(Mateo 10:40-42 K.J.V) Aquel que os recibe a vosotros a Mí me recibe, y aquel que Me recibe en verdad recibe a Quien me envió. (41) Aquel que recibe a un profeta en el nombre de un profeta recibirá una recompensa de profeta; y aquel que reciba a un justo en el nombre de un justo recibirá una recompensa de hombre justo. (42) Y cualquiera que le dé a beber a uno de estos pequeñuelos un vaso de agua fresca tan solo en el nombre de un discípulo, de cierto te digo, que no perderá de manera alguna su recompensa.

(Marcos 9:41 K.J.V) Porque cualquiera que os de un vaso de agua a beber en Mi nombre, porque seáis pertenencia a Cristo, de cierto os digo, que él no perderá su recompensa.

(Observe que no perderá su recompensa).

 (Lucas 6:22-23 K.J.V) Benditos sois, cuando los hombres os aborrezcan, y cuando ellos os expulsen de su compañía, y os critiquen, y pronuncien vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del hombre. (23) Regocijaos en ese día, y saltad de alegría: pues, he aquí, vuestra recompensa es grande en el cielo: porque de igual manera hicieron sus padres para con los profetas.

(Lucas 6:35 K.J.V) Pero amad a vuestros enemigos, y haced el bien, y prestad, sin esperar nada de vuelta; y vuestra recompensa será grande, y seréis los hijos del Altísimo: pues Él es bueno tambén para con los ingratos y el malo.

1ª Cor.9:17-18 K.J.V) Pues si estas cosas hago voluntariamente, tendré una recompensa: pero si las hago en contra de mi voluntad, una dispensación del evangelio se me ha encomendado. (18) ¿Cuál es entonces mi recompensa? De cierto te digo: cuando predico el evangelio, llevo a cabo el evangelio de Cristo sin encargo, para no abusar de mi poder en el evangelio.

(1ª Tim.5:18 K.J.V) Porque la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla. Y, el obrero es digno de su recompensa.

(Hebr.10:35-36 K.J.V) No perdáis pues vuestra confianza, la cual conlleva una gran recompense de premio (36) Porque os es necesaria la paciencia, para que, habiendo hecho la voluntad de Dios, podáis recibir la promesa.

(1ª Pedro 1:16-17 K.J.V) Porque está escrito: Sed santos; porque Yo soy santo. (17) Y si invocáis por Padre aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada hombre, someteos todo el tiempo aquí en temor.

(2ª Juan 1:7-8 K.J.V) Porque muchos engañadores se han introducido en el mundo, los cuales no confiesan que Jesucristo haya venido en la carne. Este que así confiese es un engañador y un anticristo. (8) Examinaos vosotros mismos, para que no perdáis aquellas cosas para las cuales fuimos labrados, sino que recibamos la plena recompensa.

(Apocalipsis 11:18 K.J.V) Y las naciones se airaron, y Tu ira viene, y el tiempo de la muerte, para que sean juzgados, y para que Tú des la recompensa a Tus siervos los profetas, y a los santos, y para que así teman Tu nombre el pequeño y el grande; y para que destruyas aquellos que destruyen la tierra.

(Apoc.14:13 K.J.V) Y escuché una voz del cielo diciéndome: Escribe: Benditos son los muertos que murieren en el Señor de aquí en adelante: Si, dice el Espíritu: para que puedan reposar de sus trabajos, y sus obras siguen tras ellos.


Las Obras que Permanecen versus las Obras que Arden

Hay un dicho antiguo que expone bien el tema: Uno vive y pronto desaparece, pero tan solo lo que se haya hecho para Cristo permanecerá. Nuestras obras van a ser probadas por fuego, y tan solo las obras producidas en fe tienen la posibilidad de recompensa, pues sin la fe es imposible agradar a Dios. Los siguientes versículos refieren directamente esto mismo.

(1ª Cor.3:8-15 K.J.V) Ahora bien, aquel que planta y aquel que riega son una misma cosa: y cada uno recibirá su propia recompensa de acuerdo a su propia labor. (9) Porque somos juntamente colaboradores con Dios: vosotros sois labranza de Dios, sois edificio de Dios. (10) Según la gracia de Dios que me ha sido dada, como un perito arquitecto, yo puse la fundación, y otro edifica encima. Pero cada uno mire cómo sobreedifica. (11) Pues ninguna otra fundación puede ser puesta por otro hombre que no sea la fundación que hay, la cual es Jesucristo. (12) Ahora bien, si alguno edifica sobre esta fundación oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca; (13) la obra de cada uno será manifiesta, pues el día la declarará, pues será revelada por fuego, y el fuego probará toda obra del hombre de qué clase sea. (14) Si la obra que el hombre sobreedificó permanece, recibirá recompensa. (15) Si la obra de cada uno se quema, sufrirá pérdida: aunque él mismo venga a ser salvo; aunque así como por fuego.

Observe que la vida del creyente es intocable, sin embargo la ganancia o sufrir la pérdida de la recompensa se basa sobre el fundamento de sus obras. El principio de la perfección (o ir madurando) versus perdición (sufrir pérdida) es el tema principal del libro de Hebreos. En los capítulos 11 y 12 tenemos una maravillosa lista de ejemplos, y en la cima de todos tenemos el perfecto y fiel servicio del propio Señor. Aquí damos tan solo unos pocos ejemplos que dicen respecto a la recompensa en vista.

(Hebr.11:4-6 K.J.V) Por la fe Abel ofreció a Dios un más excelente sacrificio que Caín, por el cual obtuvo testimonio de que era justo, testificando Dios de sus dones: y por él, estando muerto, todavía habla. (5) Por la fe Enoc fue trasladado para no ver muerte; y no fue hallado, porque Dios le trasladó: pues antes de su traslado obtuvo este testimonio, que agradó a Dios. (6) pero sin fe en imposible agradarle: pues aquel que se acerca a Dios debe creer que Él existe, y que es Quien da la recompensa a todos cuantos diligentemente le procuren.

(Hebr.11:24-26 K.J.V) Por la fe Moisés, cuando llegó a la edad, recusó ser llamado el hijo de la hija del Faraón; (25) escogiendo antes sufrir aflicciones con el pueblo de Dios que disfrutar los placeres del pecado por un tiempo; (26) considerando el reproche de Cristo más rico que los tesoros en Egipto; pues ponía sus ojos en la recompensa del premio.

(Hebr.12:1-2 K.J.V) Por tanto, viendo que estamos rodeados de una tan gran nube de testigos, despojémonos de todo peso, y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la corrida que tenemos delante, (2) poniendo los ojos en Jesús el autor y consumador de nuestra fe; Quien por el gozo que tenía delante sufrió la cruz, menospreciando la vergüenza, y se sentó a la diestra del trono de Dios.


La Corona y Reinando con Él

Frecuentemente oigo a las personas hablar diciendo que todos nosotros vestimos una corona y reinamos con Cristo, sin embargo, ¿es eso lo que dice la Escritura acerca de todos los creyentes? Ciertamente que no, esto tiene que ver con una especial recompensa otorgada por un especial y digno servicio. Además, observe que las coronas son denominadas por distintos nombres: la corona de la vida, la corona de gloria, y la corona de justicia. ¿Quiere esto decir que haya muchos tipos de coronas posibles? ¿Puede una persona ganar más que una corona? Así parece. Además, Pablo algunas veces utiliza el término “premio”. ¿Habrá alguna distinción? - En 1ª Corintios 9:24-27, Pablo emplea los términos de manera intercambiada, pero sea cuál sea el caso, todo se otorga y se vincula directamente al servicio.

(Santiago 1:12 K.J.V) Bendito el hombre que soporte la tentación, pues cuando termine la prueba, recibirá la corona de vida, la cual el Señor ha prometido a los que le aman.

(1ª Pedro 5:1-4 K.J.V) A los ancianos que están entre vosotros les exhorto yo, que también soy un anciano y un testigo de los sufrimientos de Cristo, y además participe de la gloria que vendrá a ser revelada: que alimenten al rebaño de Dios que está entre vosotros, llevando a cabo la tarea, no por obligación; no por ganancia deshonesta, sino de buen ánimo; (3) Tampoco enseñoreándoos sobre la heredad de Dios, sino siendo ejemplos para con el rebaño. (4) Y cuando el Pastor principal aparezca, vosotros recibiréis una corona de gloria la cual no os será negada.

(Apoc.2:10 K.J.V) No temáis aquellas cosas que vais a sufrir: He aquí, el diablo echará algunos de vosotros en prisión, para que seáis probados; y tendréis tribulación durante diez días: Sed fieles hasta la muerte, y Yo os daré una corona de vida.

(Apoc.2:26 K.J.V) Y aquel que venza y guarde Mis obras hasta el fin, le daré poder sobre las naciones.

(Apoc.3:10-12 K.J.V) Porque has guardado la palabra de mi paciencia, Yo también te guardaré de la hora de tentación que ha de venir sobre todo el mundo, para probar a todos cuantos estén sobre la tierra. (11) He aquí, Yo vengo súbitamente: Mantén contigo aquello que tienes para que nadie te quite tu corona. (12) Aquel que venza, Yo haré de él una columna en el templo de Mi Dios, y de él ya no saldrá jamás: Y Yo escribiré sobre él el nombre de Mi Dios, y el nombre de la ciudad de Mi Dios, que es la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo proveniente de Mi Dios, y escribiré sobre él un nuevo nombre.

(Rom.8:16-18 K.J.V) El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, que somos hijos de Dios: (17) Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo; si es que sufrimos con Él, para que también con Él seamos glorificados. (18) Pues tengo por cierto que los sufrimientos del tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que nos será revelada.

Observe aquí, si eres salvo, entonces eres un hijo de Dios y heredero de Dios; sin embargo, tan solo eres un “coheredero” con Cristo si es que sufres con Él, o dicho de otra manera, si sufres por causa de Su nombre. Esto mismo vuelve a repetirse en el siguiente versículo de 2ª Tim.2:11-12.

(2ª Tim.2:11-12 K.J.V) Dicho fie les este: Porque si morimos con Él, también con Él viviremos: (12) Si sufrimos, para que también con Él reinemos: Si le negamos, Él también nos negará a nosotros.


Combatiendo por el Premio

La metáfora del combate por el premio comparándose a una carrera, o a una pelea, o a un camino de viaje, es muy típica en la enseñanza de Pablo sobre el tema que estamos tratando. Además está muy claro por los siguientes pasajes que alcanzar ese premio no es algo de modo alguno asegurado.

(1ª Cor.9:24-27 K.J.V) ¿No sabéis que los que participan en una corrida todos a la verdad corren, pero solo uno recibe el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis (25) Y todo hombre que interviene en el combate de todo se abstiene. Ellos para recibir una corona corruptible; pero nosotros una incorruptible. (26) Y así yo corro, no inciertamente; así lucho, no como golpeando al aire: (27) sino que someto mi cuerpo y lo pongo en sujeción; para que de ningún modo, habiendo predicado a otros, yo propio venga a ser eliminado.

Cuando Pablo dice que “somete su cuerpo”, el original dice literalmente: “oscurezco mi propio ojo (o me niego a mí mismo) y pongo mi cuerpo bajo servidumbre”. Pablo comprendió, tal como también deberíamos entenderlo nosotros, que, el mayor obstáculo para alcanzar el premio, somos nosotros propios. Pablo además dice “para que… yo propio no venga a ser eliminado”. Esta frase literalmente explica que podemos venir a ser “desclasificados”. ¿Desclasificados de la vida? ¡Por supuesto que no, eso sería impensable! Tal como el contexto demanda, “desclasificados” para recibir el premio. Pablo repite la misma lección en el siguiente pasaje de Filipenses 3.

(Filip.3:8-21 K.J.V) Ciertamente considero todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús mi Señor: por Quien sufro con gusto la pérdida de todo y lo tengo por basura, para que pueda ganar a Cristo, (9) Y ser hallado en Él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la justicia que es a través de la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe: (10) para que pueda llegar a conocerle, y el poder de Su resurrección, y la participación de sus sufrimientos, llegando a ser hecho conforme a Su muerte; (11) Si en alguna manera llegase a alcanzar la resurrección de la muerte. (12) No que ya la haya alcanzado, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo la meta, por si es que pueda llegar a alcanzar aquello para lo cual soy también prendido de Cristo Jesús. (15) Seamos, pues, como todos los que han alcanzado la perfección, de un mismo sentir: y si otra cosa sentís, eso también os lo revelará Dios. (16) Por tanto, en aquello que hayamos llegado, andemos por la misma regla, pensemos una misma cosa. (17) Hermanos, sed todos imitadores de mí, y señalad a los que no anden según el ejemplo que habéis de nosotros recibido. (18) (Porque hay muchos, de quienes os he avisados muchas veces, y ahora os digo llorando, que son los enemigos de la cruz de Cristo: (19) el fin de los cuales es destrucción, cuyo Dios es sus propios vientres, y cuya gloria es su vergüenza, que siempre están pensando en las cosas terrenales) (20) Pues nuestra conversación es celestial; de donde también esperamos por el Salvador, el Señor Jesucristo: (21) Quien mudará nuestro vil cuerpo, para ser moldado en igualdad con Su cuerpo glorioso, de acuerdo a la operación por la cual es capaz de sujetar todas las cosas a Sí Mismo.

Tenemos varios puntos llave en este pasaje. En primer lugar, en el versículo 9, Pablo deja claramente ver que toda justicia se halla solamente en Cristo; y en términos de la salvación, todas las obras se vuelven basura a dicha luz. Sin embargo, en el versículo 10, de nuevo vuelve a señalar el punto del sufrimiento por Cristo asociado a un premio. El premio específico en vista se da si es que de alguna manera pueda alcanzar la resurrección de la muerte. Ciertamente, esto no quiere decir la esperanza de resurrección para vida eterna, la cual es la segura promesa de salvación. Realmente, este no es el caso. Las palabras en el original son que él pudiese llegar a alcanzar la ek-anastasis ek nekron, “la sacada de resurrección, separada de entre los muertos” (N.T. La partícula griega ek denota la procedencia, pero hace de ella una separación. Aquí tenemos dos veces empleada dicha partícula, lo cual enfatiza algo por separado, de lo comúnmente nombrado)

Cristo utiliza esta expresión refiriéndose a Sí Mismo en Marcos 9:9-10, cuando dice que se levantará separado de (la procedencia general) entre los muertos. Oyendo esta expresión, los discípulos se preguntaban entre sí cuál sería el significado de esta “salida” resurrección de entre los muertos. Obviamente, esta expresión era distinta de la creencia común Judía que María, la hermana de Lázaro, expresó cuando le dijo al Señor: Yo sé que él volverá a resucitar en el último día (Juan 11:24). ¿Cuándo resucitó Cristo? Por supuesto, Él resucitó separadamente de entre los muertos tres días después de Su muerte. La ek - anastasis también aparece en Lucas 20:35, y de nuevo se trata en el contexto de la recompensa por un especial servicio.

Aquellos que sean hallados dignos de obtener esa palabra y la resurrección de la muerte, ya no se casan ni se dan en casamiento (Lucas 20:359.

Por tanto, Pablo está enfocando un premio de una distinta, o, de alguna manera, mejor resurrección. Recuerde que esta idea de una distinta y mejor resurrección también aparece en otro importante libro de servicio, el libro de Hebreos.

Las mujeres recibieron a sus muertos vueltos de nuevo a la vida: y otros fueron torturados, no aceptando ser librados con el fin de obtener una mejor resurrección (Hebr.11:35 K.J.V).

Finalmente, Pablo acaba su discurso en Filipenses 3 hablando con pesar de algunos entre ellos cuyas mentes eran mundanas y terrenales, alejados de la senda y cuyo fin es, literalmente, la perdición o desperdicio. En otras palabras, su manera de andar era de tal orden que se habían vuelto enemigos de la cruz, y como tal sufrirían pérdida; sin embargo el contexto deja ver claramente la posibilidad de que, aquellos de quienes se habla, fuesen creyentes, no incrédulos.

Pablo no se siente seguro en cuanto a la obtención de la corona hasta que llegó al final de su vida y próximo a ser martirizado. Si este resultó ser el caso con quien tal vez haya sido el más ferviente siervo del Señor de todos los tiempos, ¿cómo podemos hablar con total seguridad acerca del logro de la corona o premio en nuestro andar? Para mí está claro el motivo por el cual en Filipenses 2:12 se nos diga que nos ocupemos de nuestra salvación con temor y temblor.

(2ª Timoteo 4:6-8 K.J.V) Porque yo ya estoy listo para ser ofrecido, y el tiempo de mi partida está a la mano. (7) He peleado una buena batalla, he acabado mi carrera, he guardado la fe: (8) Por lo demás, se me ha reservado una corona de justicia, la cual el Señor, el juez justo, me otorgará en aquel día: y no solamente a mí, sino a todos cuantos amen su aparición.


Conclusión

Bendito sea el Señor Dios Todopoderoso, que solo por Su gracia nos salvó completa y presentemente sin arruga ni mancha ni cosa parecida. Alabado sea Su nombre más y más, porque gratuitamente acepta y juzga nuestro andar, y nos ofrece la posibilidad de obtener posteriormente las bendiciones de recompensas por el fiel servicio efectuado. Verdaderamente, Él nos da más que abundantemente y por encima de todo cuanto podamos pedir o imaginarnos. Ojalá que andemos dignos de tan alto llamamiento y de tan sobre abundante gracia en nuestras vidas a través de Jesucristo nuestro Señor.

(Apocalipsis 22:12 K.J.V) Y, he aquí, Yo vengo en breve; y Mi recompensa conmigo, para dar a cada uno según la obra que haya hecho.

                        

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