Vida Versus Recompensa
Vida Versus Recompensa
Si vamos a
ser buenos estudiantes de la palabra de Dios debemos experimentar las cosas que difieran. La enseñanza
popular de la Biblia hoy en día parece haber tenido en cuenta tan solo el
concepto de la salvación por la gracia,
sin embargo, nos parece además que hay una casi total ausencia de enseñanzas
sobre el importantísimo concepto de la
recompensa por las obras. Examinemos pasajes que hablan de ambos asuntos, y
yo creo que las Escrituras proclamarán a viva voz cual sea la distinción que
tengan entre sí las dos cosas.
La vida
eterna es un regalo gratuito de Dios, producida firme y sólidamente por la
sangre de Jesucristo nuestro Señor. Es tan solo por gracia, y no por obras de
nuestra parte que pudiéramos añadir o sustraer, que tengamos presentemente y
para siempre nuestra perfecta posición en Cristo. La vida del creyente está
escondida con Cristo en Dios (Cols.3:3), y no hay nada ni en el cielo ni en la
tierra que pueda afectar esa vida nuestra. Estamos plenamente seguros y
garantizados en la mano del Padre.
Una vez
salvo, al creyente se le exhorta que ande digno del gran regalo de salvación
que ha recibido. Este punto añadido es nuestra obra, que, en ninguna manera,
afecta nuestra salvación, pero que, en cambio, sí que afecta y tiene realmente
un peso sobre la posibilidad de recompensa. Observe: es tan solo la posibilidad
de recompensa, y por otro lado la posibilidad de pérdida de dicha recompensa. A
menudo, las Escrituras hablan de esto como “el premio”, la “corona” o la
“recompensa”. De vez en cuando, se da una promesa particular basada sobre un
específico hecho realizado por el creyente. Todas nuestras obras tienen que
pasar y enfrentar el examen de juicio, y existe realmente la posibilidad de
fracasar en el examen y sufrir pérdida. Examinemos esos pasajes cuidadosamente,
y escudriñemos y veamos si es que estas
cosas sean así.
La Vida – El Regalo Gratuito
La
Salvación en un regalo gratuito que en nada respecta o es resultante de
nuestras obras, y se debe solo y plenamente por el perfecto sacrificio acabado
del Cordero de Dios.
(Rom.11:5-6
King James Version) Así ahora en este
tiempo actual también existe un remanente de acuerdo a la elección de gracia; (6)
y si por gracia, ya no es entonces por
obras; de otro modo la gracia dejaría de ser gracia. Pues si fuera de obras,
entonces ya no sería de gracia: de otro modo la obra ya no es más obra.
(Efesios
2:8-9 K.J.V.) Porque por gracia sois
salvos, a través de la fe; y eso no de vosotros mismos: Es el don de Dios. (9)
No resultante de obras, para que nadie se
gloríe.
(Hechos
4:12 K.J.V) Tampoco hay salvación en
ningún otro: pues no hay otro nombre bajo el cielo dado entre los hombres, por
el cual podamos ser salvos.
(Hechos
16:31 K.J.V) Y ellos dijeron: Creed en el
Señor Jesucristo, y seréis salvos vosotros, y vuestra casa.
(Rom.3:23-24
K.J.V) Puesto que todos pecaron, y fueron
destituidos de la gloria de Dios; (24) Siendo
justificados gratuitamente por Su gracia a través de la redención que es en
Cristo Jesús.
(Rom.4:3-5
K.J.V) ¿Qué dice la escritura? Abraham
creyó a Dios, y le fue contado por justicia. (4) Ahora bien, a quien trabaja no se le imputa la recompensa de gracia,
sino de débito. (5) Sin embargo aquel que no obra, sino que cree
en Aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia.
(Rom.5:1-2
K.J.V) Así que siendo justificados por
fe, tenemos paz con Dios a través de nuestro Señor Jesucristo: (2) Por Quien tenemos además acceso por la fe a
esta gracia en la cual estáis firmes, y regocijaos en la esperanza de la gloria
de Dios.
(Rom.5:6-8
K.J.V) Porque cuando aún éramos débiles,
en debido tiempo Cristo murió por el impío. (7) Escasamente moriría alguno por un hombre justo; tal vez por algún
hombre bueno algunos osarían morir. (8) Sin
embargo Dios nos confirma Su amor hacia nosotros, en que, aun siendo todavía
pecadores, Cristo muriera por nosotros.
Salvación asegurada
Nuestra
salvación se halla asegurada y no puede ser afectada por nadie ni por nada.
(Juan
10:27-29 K.J.V) Mis ovejas escuchan Mi
voz, y Yo las conozco, y ellas me siguen: (28) Y Yo les doy vida eterna; y ellas nunca perecerán, ni tampoco nadie las
arrebatará de Mi mano. (29) Mi Padre,
Quien me las dio, es mayor que todo; y ningún hombre es capaz de arrebatarlas
de manos de Mi Padre.
(Rom.8:31-34
K.J.V) ¿Qué pues diremos a estas cosas?
Si Dios es por nosotros ¿Quién contra nosotros? (32) Aquel que no escatimó ni a Su propio Hijo, sino que lo entregó por cada
uno de nosotros ¿Cómo no nos dará con Él todas las cosas? (33) ¿Quién acusará a los
elegidos de Dios? Es Dios Quien nos justifica. (34) ¿Quién condenará? Es Cristo Quien murió, sí,
y además Quien resucitó de nuevo, Quien ahora se sienta a la diestra de Dios,
Quien también intercede por nosotros.
(Rom.8:35, 38) ¿Quién
nos separará del amor de Cristo? … Pues estoy persuadido de que ni la muerte,
ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni las cosas presentes,
ni las venideras, ni lo ancho, ni lo profundo, ni ninguna otra criatura será
capaz de separarnos del amor de Dios que es en Cristo Jesús nuestro Señor.
La Perfecta Posición
en Cristo
(Colos.1:12-14 K.J.V) Dando gracias al Padre, Quien nos hizo partícipes juntamente de la
herencia de los santos en luz (13) Quien
nos libró del poder de las tinieblas, y nos trasladó al reino de Su amado Hijo.
(14) En Quien tenemos la redención a
través de Su sangre, el perdón de los pecados.
Observe que el Padre ya nos ha reunido juntamente
(plenamente equipados, en todo suficientes), para ser partícipes de la heredad
(tener un pleno compartir) de los santos (con los más santos seres Celestiales
de todos – empleado también en Hebr.9:8, 12 y 23), en la luz (la gran luz de
Dios por la cual todo se vuelve visible y expuesto). Ciertamente, esto solo
puede darse y suceder por la sobre abundante obra de amor de nuestro Redentor,
para presentarnos de manera tan perfecta. Esto es pura gracia. Esta
presentación sin mácula y firme vuelven de nuevo a repetirse maravillosamente
en el versículo siguiente también.
(Cols.1:22 K.J.V) En el cuerpo de Su carne a través de la muerte, para presentarte santo
y sin mancha e irreprensible a Sus ojos.
Recompensa
(Salmo 58:11 K.J.V) Así que un hombre podrá decir: Ciertamente hay una recompensa para el
justo: Ciertamente es un Dios que juzga en la tierra.
(Isaías 40:10 K.J.V) He aquí, el Señor Dios vendrá con mano poderosa, y Su brazo gobernará
por Él: He aquí, Su recompensa está con Él, y su obra delante de Él.
(Isaías 62:11 K.J.V) He aquí, el Señor ha proclamado el fin del mundo. Dile a la hija de
Sion: He aquí, tu salvación viene; he aquí, Su recompensa trae con Él, y su
obra delante de Él.
(Mat.16:27 K.J.V) Porque el Hijo del hombre vendrá en la Gloria de Su Padre con Sus ángeles;
y entonces recompensará a cada hombre conforme a sus obras.
(2ª Cor.5:9-10 K.J.V) Por eso trabajamos, para que, presentes o ausentes, seamos agradables y
aceptes de Dios. (10) Pues todos
nosotros debemos aparecer delante del trono de juicio de Cristo; para que cada
uno reciba las cosas hechas en su cuerpo, de acuerdo a lo que haya hecho, así
sea bueno como malo.
Examinemos ahora cuidadosamente este otro aspecto,
la recompensa por obras. El punto más importante es que Dios acepta y le agrada
nuestras obras hechas si es nuestro deseo servirle fielmente. Tenemos además
aquel tal elemento de Su gracia y misericordia en este asunto también, pues,
¿qué podemos hacer que sea realmente digno, aparte de Su Espíritu Santo
llevando a cabo todo en nosotros? El aspecto de nuestra natura también es un
don de Dios para salvación. Por tanto, el propio hecho de que podamos andar en
el Espíritu es algo que previene enteramente de Él.
Además, Él no tan solo acepta nuestros esfuerzos en
el verdadero servicio que le rindamos, sino que además Él propio también
juzgará nuestro servicio y otorgará o destituirá las recompensas en base a
dicho servicio. Una vez que tenemos una cuota parte en esta ecuación de nuestro
lado, para nada es algo que esté garantizado. Como siempre sucede con nuestra
humana fragilidad, existe la verdadera posibilidad de sufrir pérdida.
Vigilad
Así como vimos en la última sección, Colosenses
comienza con nuestra perfecta presentación. Sin embargo, Colosenses 1 no está
aún completo, y comenzamos a recibir avisos en cuanto a la posibilidad de ser
privados o destituidos de nuestra recompensa.
(Colos.1:28 K.J.V) A Quien predicamos, avisando a todo hombre, y enseñando a cada uno en
toda sabiduría, para poder presentar a todo hombre perfecto en Cristo Jesús.
(Colos.2:6-10 K.J.V) Así como vosotros habéis recibido a Cristo Jesús el Señor, así también
andad en toda sabiduría, para que cada uno pueda presentarse perfecto en Cristo Jesús.
(Colos.2:6-10 K.J.V) Así, pues, como habéis recibido a Cristo Jesús el Señor, de igual modo
andad en Él: (7) Arraigados y
edificados en Él, y establecidos en la fe, así como habéis sido enseñados,
abundando en eso con gratitud. (8) Vigilad,
que ningún hombre os prive de vuestro premio a través de filosofía y huecas
sutilezas, según la tradición de los hombres, siguiendo los rudimentos del
mundo, y no según Cristo. (9) Porque
en Él habita toda la plenitud de Dios Padre corporalmente. (10) Y vosotros estáis completos en Él, Quien es
la Cabeza de todo principado y potestad.
(Colos.2:18 K.J.V) Que nadie os prive de vuestro premio (o recompensa) en una voluntaria
humildad y adoración de ángeles, entremetiéndose en aquellas cosas que no ha
visto, vanamente hinchado por su mente carnal.
¿Qué vamos a hacer?
Observe como cada pasaje que trata con la
recompensa siempre está próximamente vinculado al creyente llevando a cabo o
realizando alguna cosa. Además, a menudo encontramos una promesa para la
recompensa condicional, si es que una persona realiza alguna cosa específica.
(Colos.3:23-25 K.J.V) Y cualquier cosa que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor, y
no para los hombres; (24) Sabiendo
que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia: pues vosotros servís al
Señor Cristo (25) Pero aquel que haga
el mal recibirá el mal que haya hecho: y no hay acepción de personas.
(Prov.11:18 K.J.V) El perverso maquina una obra engañosa, pero para aquel que siembra
justicia habrá un seguro galardón.
(Prov.25:21-22 K.J.V) Si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; y si tuviere sed, dale de
beber: (22) porque ascuas con brasas
(bendiciones) amontonarás sobre su cabeza, y el Señor te recompensará.
(Mat.5:1-12 K.J.V) Y viendo a las multitudes, subió a un monte; y habiéndose sentado, Sus
discípulos vinieron a Él: (2) Y abrió
Su boca y les enseñaba, diciendo: (3) Bendito
son los pobres en espíritu: pues de ellos es el reino del cielo. (4) Benditos los que lloran: pues ellos serán
consolados. (5) Benditos los mansos:
porque ellos heredarán la tierra. (6) Benditos
son lo que tienen hambre y sed de justicia: pues ellos serán colmados. (7) Benditos son los misericordiosos: pues ellos
obtendrán misericordia. (8) Benditos
son los puros de corazón: porque ellos verán a Dios. (9) Benditos son los apaciguadores: porque ellos
serán llamados hijos de Dios. (10) Benditos
aquellos que son perseguidos por causa de la justicia; pues de ellos es el
reino del cielo. (11) Benditos sois
vosotros, cuando los hombres os aborrezcan, y os persigan, y digan toda especia
de males contra vosotros falsamente, por Mi causa. (12) Regocijaos, y sed en extremo gratos: porque
grande es vuestra recompensa en el cielo: pues así también persiguieron a los
profetas que os antecedieron.
(Mat.5:44-48 K.J.V) Pero esto os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a quien os
maldiga, haced bien a quien os odie, y orad por aquellos que os maltratan y os
persiguen. (45) Para que seáis hijos
de vuestro Padre que está en el cielo: porque Él hace salir el sol sobre el
malo y sobre el bueno, y envía la lluvia sobre el justo y el injusto. (46) Pues si solo amáis a los que os aman, ¿qué
recompensas tendréis? ¿No hacen lo mismo los publicanos? (47) Y si tan solo saludáis a vuestros hermanos,
¿qué es lo que hacéis que no hagan los otros? ¿No hacen igual los publicanos? (48)
Así que sed perfectos, así como vuestro
Padre que está en el cielo es perfecto.
(Mat.6:1-6 K.J.V) Cuidaos de no hacer vuestras peticiones delante de los hombres, para
ser vistos por ellos; de otra manera ya no tendréis recompensa alguna de
vuestro Padre que está en el cielo. (2) Por
tanto, cuando hagas tu petición, no hagas sonar trompeta delante de ti, como
hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para obtener gloria de
los hombres. En verdad te digo: Ellos ya tienen su recompensa. (3) Pero cuando hagas petición, que no sepa tu
mano izquierda qué es lo que esté haciendo tu mano derecha: (4) Que tu oración sea en secreto: y tu Padre
que ve en secreto te recompensará abiertamente. (5) Y cuando ores, no seas como los hipócritas: pues ellos aman orar en pie
en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los
hombres. De cierto te digo: Ya tienen su recompensa. (6) Pero tú, cuando ores, ciérrate en la
intimidad, y cuando hayas cerrado tu puerta, ora a tu Padre que está en
secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará abiertamente.
(Mateo 6:16-18 K.J.V) Además, cuando ayunes, no seas como los hipócritas, de una triste
continencia: pues ellos desfiguran sus rostros, para que puedan parecer delante
de los hombres que ayunan. En verdad te digo: Ya tienen su recompensa. (17)
Pero tú, cuando tú ayunes, unge tu cabeza
y lava tu rostro; (18) para no
parecer delante de los hombres que ayunas; sino para tu Padre que está en lo
secreto: y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará abiertamente.
(Mateo 10:40-42 K.J.V) Aquel que os recibe a vosotros a Mí me recibe, y aquel que Me recibe en
verdad recibe a Quien me envió. (41) Aquel
que recibe a un profeta en el nombre de un profeta recibirá una recompensa de
profeta; y aquel que reciba a un justo en el nombre de un justo recibirá una
recompensa de hombre justo. (42) Y
cualquiera que le dé a beber a uno de estos pequeñuelos un vaso de agua fresca
tan solo en el nombre de un discípulo, de cierto te digo, que no perderá de
manera alguna su recompensa.
(Marcos 9:41 K.J.V) Porque cualquiera que os de un vaso de agua a beber en Mi nombre,
porque seáis pertenencia a Cristo, de cierto os digo, que él no perderá su
recompensa.
(Observe que no perderá su recompensa).
(Lucas
6:22-23 K.J.V) Benditos sois, cuando los
hombres os aborrezcan, y cuando ellos os expulsen de su compañía, y os
critiquen, y pronuncien vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del
hombre. (23) Regocijaos en ese día, y
saltad de alegría: pues, he aquí, vuestra recompensa es grande en el cielo:
porque de igual manera hicieron sus padres para con los profetas.
(Lucas 6:35 K.J.V) Pero amad a vuestros enemigos, y haced el bien, y prestad, sin esperar
nada de vuelta; y vuestra recompensa será grande, y seréis los hijos del Altísimo:
pues Él es bueno tambén para con los ingratos y el malo.
1ª Cor.9:17-18 K.J.V) Pues si estas cosas hago voluntariamente, tendré una recompensa: pero
si las hago en contra de mi voluntad, una dispensación del evangelio se me ha
encomendado. (18) ¿Cuál es entonces
mi recompensa? De cierto te digo: cuando predico el evangelio, llevo a cabo el
evangelio de Cristo sin encargo, para no abusar de mi poder en el evangelio.
(1ª Tim.5:18 K.J.V) Porque la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla. Y, el
obrero es digno de su recompensa.
(Hebr.10:35-36 K.J.V) No perdáis pues vuestra confianza, la cual conlleva una gran recompense
de premio (36) Porque os es necesaria
la paciencia, para que, habiendo hecho la voluntad de Dios, podáis recibir la
promesa.
(1ª Pedro 1:16-17 K.J.V) Porque está escrito: Sed santos; porque Yo soy santo. (17) Y si invocáis por Padre aquel que sin
acepción de personas juzga según la obra de cada hombre, someteos todo el
tiempo aquí en temor.
(2ª Juan 1:7-8 K.J.V) Porque muchos engañadores se han introducido en el mundo, los cuales no
confiesan que Jesucristo haya venido en la carne. Este que así confiese es un
engañador y un anticristo. (8) Examinaos
vosotros mismos, para que no perdáis aquellas cosas para las cuales fuimos
labrados, sino que recibamos la plena recompensa.
(Apocalipsis 11:18 K.J.V) Y las naciones se airaron, y Tu ira viene, y el tiempo de la muerte,
para que sean juzgados, y para que Tú des la recompensa a Tus siervos los
profetas, y a los santos, y para que así teman Tu nombre el pequeño y el
grande; y para que destruyas aquellos que destruyen la tierra.
(Apoc.14:13 K.J.V) Y escuché una voz del cielo diciéndome: Escribe: Benditos son los
muertos que murieren en el Señor de aquí en adelante: Si, dice el Espíritu:
para que puedan reposar de sus trabajos, y sus obras siguen tras ellos.
Las Obras que
Permanecen versus las Obras que Arden
Hay un dicho antiguo que expone bien el tema: Uno vive y pronto desaparece, pero tan solo
lo que se haya hecho para Cristo permanecerá. Nuestras obras van a ser
probadas por fuego, y tan solo las obras producidas en fe tienen la posibilidad
de recompensa, pues sin la fe es imposible agradar a Dios. Los siguientes
versículos refieren directamente esto mismo.
(1ª Cor.3:8-15 K.J.V) Ahora bien, aquel que planta y aquel que riega son una misma cosa: y
cada uno recibirá su propia recompensa de acuerdo a su propia labor. (9) Porque somos juntamente colaboradores con
Dios: vosotros sois labranza de Dios, sois edificio de Dios. (10) Según la gracia de Dios que me ha sido dada,
como un perito arquitecto, yo puse la fundación, y otro edifica encima. Pero
cada uno mire cómo sobreedifica. (11) Pues
ninguna otra fundación puede ser puesta por otro hombre que no sea la fundación
que hay, la cual es Jesucristo. (12) Ahora
bien, si alguno edifica sobre esta fundación oro, plata, piedras preciosas,
madera, heno, hojarasca; (13) la obra
de cada uno será manifiesta, pues el día la declarará, pues será revelada por
fuego, y el fuego probará toda obra del hombre de qué clase sea. (14) Si la obra que el hombre sobreedificó
permanece, recibirá recompensa. (15) Si
la obra de cada uno se quema, sufrirá pérdida: aunque él mismo venga a ser
salvo; aunque así como por fuego.
Observe que la vida del creyente es intocable, sin
embargo la ganancia o sufrir la pérdida de la recompensa se basa sobre el
fundamento de sus obras. El principio de la perfección
(o ir madurando) versus perdición (sufrir pérdida) es el tema principal del libro de Hebreos. En los
capítulos 11 y 12 tenemos una maravillosa lista de ejemplos, y en la cima de
todos tenemos el perfecto y fiel servicio del propio Señor. Aquí damos tan solo
unos pocos ejemplos que dicen respecto a la recompensa en vista.
(Hebr.11:4-6 K.J.V) Por la fe Abel ofreció a Dios un más excelente sacrificio que Caín, por
el cual obtuvo testimonio de que era justo, testificando Dios de sus dones: y
por él, estando muerto, todavía habla. (5) Por la fe Enoc fue trasladado para no ver muerte; y no fue hallado,
porque Dios le trasladó: pues antes de su traslado obtuvo este testimonio, que
agradó a Dios. (6) pero sin fe en
imposible agradarle: pues aquel que se acerca a Dios debe creer que Él existe,
y que es Quien da la recompensa a todos cuantos diligentemente le procuren.
(Hebr.11:24-26 K.J.V) Por la fe Moisés, cuando llegó a la edad, recusó ser llamado el hijo de
la hija del Faraón; (25) escogiendo
antes sufrir aflicciones con el pueblo de Dios que disfrutar los placeres del
pecado por un tiempo; (26) considerando
el reproche de Cristo más rico que los tesoros en Egipto; pues ponía sus ojos
en la recompensa del premio.
(Hebr.12:1-2 K.J.V) Por tanto, viendo que estamos rodeados de una tan gran nube de
testigos, despojémonos de todo peso, y del pecado que nos asedia, y corramos
con paciencia la corrida que tenemos delante, (2) poniendo los ojos en Jesús el autor y consumador de nuestra fe; Quien
por el gozo que tenía delante sufrió la cruz, menospreciando la vergüenza, y se
sentó a la diestra del trono de Dios.
La Corona y Reinando
con Él
Frecuentemente oigo a las personas hablar diciendo
que todos nosotros vestimos una corona y reinamos con Cristo, sin embargo, ¿es
eso lo que dice la Escritura acerca de todos los creyentes? Ciertamente que no,
esto tiene que ver con una especial recompensa otorgada por un especial y digno
servicio. Además, observe que las coronas son denominadas por distintos
nombres: la corona de la vida, la corona
de gloria, y la corona de justicia. ¿Quiere esto decir que haya muchos
tipos de coronas posibles? ¿Puede una persona ganar más que una corona? Así parece.
Además, Pablo algunas veces utiliza el término “premio”. ¿Habrá alguna
distinción? - En 1ª Corintios 9:24-27, Pablo emplea los términos de manera
intercambiada, pero sea cuál sea el caso, todo se otorga y se vincula
directamente al servicio.
(Santiago 1:12 K.J.V) Bendito el hombre que soporte la tentación, pues cuando termine la
prueba, recibirá la corona de vida, la cual el Señor ha prometido a los que le
aman.
(1ª Pedro 5:1-4 K.J.V) A los ancianos que están entre vosotros les exhorto yo, que también soy
un anciano y un testigo de los sufrimientos de Cristo, y además participe de la
gloria que vendrá a ser revelada: que alimenten al rebaño de Dios que está
entre vosotros, llevando a cabo la tarea, no por obligación; no por ganancia
deshonesta, sino de buen ánimo; (3) Tampoco
enseñoreándoos sobre la heredad de Dios, sino siendo ejemplos para con el
rebaño. (4) Y cuando el Pastor
principal aparezca, vosotros recibiréis una corona de gloria la cual no os será
negada.
(Apoc.2:10 K.J.V) No temáis aquellas cosas que vais a sufrir: He aquí, el diablo echará
algunos de vosotros en prisión, para que seáis probados; y tendréis tribulación
durante diez días: Sed fieles hasta la muerte, y Yo os daré una corona de vida.
(Apoc.2:26 K.J.V) Y aquel que venza y guarde Mis obras hasta el fin, le daré poder sobre
las naciones.
(Apoc.3:10-12 K.J.V) Porque has guardado la palabra de mi paciencia, Yo también te guardaré
de la hora de tentación que ha de venir sobre todo el mundo, para probar a
todos cuantos estén sobre la tierra. (11) He aquí, Yo vengo súbitamente: Mantén contigo aquello que tienes para
que nadie te quite tu corona. (12) Aquel
que venza, Yo haré de él una columna en el templo de Mi Dios, y de él ya no
saldrá jamás: Y Yo escribiré sobre él el nombre de Mi Dios, y el nombre de la
ciudad de Mi Dios, que es la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo
proveniente de Mi Dios, y escribiré sobre él un nuevo nombre.
(Rom.8:16-18 K.J.V) El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, que somos hijos de
Dios: (17) Y si hijos, también
herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo; si es que sufrimos con
Él, para que también con Él seamos glorificados. (18) Pues tengo por cierto que los sufrimientos del tiempo presente no son
dignos de ser comparados con la gloria que nos será revelada.
Observe aquí, si eres salvo, entonces eres un hijo
de Dios y heredero de Dios; sin embargo, tan solo eres un “coheredero” con
Cristo si es que sufres con Él, o dicho de otra manera, si sufres por causa de
Su nombre. Esto mismo vuelve a repetirse en el siguiente versículo de 2ª
Tim.2:11-12.
(2ª Tim.2:11-12 K.J.V) Dicho fie les este: Porque si morimos con Él, también con Él viviremos:
(12) Si sufrimos, para que también
con Él reinemos: Si le negamos, Él también nos negará a nosotros.
Combatiendo por el
Premio
La metáfora del combate por el premio comparándose
a una carrera, o a una pelea, o a un camino de viaje, es muy típica en la
enseñanza de Pablo sobre el tema que estamos tratando. Además está muy claro
por los siguientes pasajes que alcanzar ese premio no es algo de modo alguno
asegurado.
(1ª Cor.9:24-27 K.J.V) ¿No sabéis que los que participan en una corrida todos a la verdad
corren, pero solo uno recibe el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis (25)
Y todo hombre que interviene en el
combate de todo se abstiene. Ellos para recibir una corona corruptible; pero
nosotros una incorruptible. (26) Y
así yo corro, no inciertamente; así lucho, no como golpeando al aire: (27) sino que someto mi cuerpo y lo pongo en
sujeción; para que de ningún modo, habiendo predicado a otros, yo propio venga
a ser eliminado.
Cuando Pablo dice que “somete su cuerpo”, el
original dice literalmente: “oscurezco mi propio ojo (o me niego a mí mismo) y
pongo mi cuerpo bajo servidumbre”. Pablo comprendió, tal como también
deberíamos entenderlo nosotros, que, el mayor obstáculo para alcanzar el premio,
somos nosotros propios. Pablo además dice “para que… yo propio no venga a ser
eliminado”. Esta frase literalmente explica que podemos venir a ser
“desclasificados”. ¿Desclasificados de la vida? ¡Por supuesto que no, eso sería
impensable! Tal como el contexto demanda, “desclasificados” para recibir el
premio. Pablo repite la misma lección en el siguiente pasaje de Filipenses 3.
(Filip.3:8-21 K.J.V) Ciertamente considero todas las cosas como pérdida por la excelencia
del conocimiento de Cristo Jesús mi Señor: por Quien sufro con gusto la pérdida
de todo y lo tengo por basura, para que pueda ganar a Cristo, (9) Y ser hallado en Él, no teniendo mi propia
justicia, que es por la ley, sino la justicia que es a través de la fe de
Cristo, la justicia que es de Dios por la fe: (10) para que pueda llegar a conocerle, y el poder de Su resurrección, y la
participación de sus sufrimientos, llegando a ser hecho conforme a Su muerte; (11)
Si en alguna manera llegase a alcanzar la
resurrección de la muerte. (12) No
que ya la haya alcanzado, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo la meta, por
si es que pueda llegar a alcanzar aquello para lo cual soy también prendido de
Cristo Jesús. (15) Seamos, pues, como
todos los que han alcanzado la perfección, de un mismo sentir: y si otra cosa
sentís, eso también os lo revelará Dios. (16) Por tanto, en aquello que hayamos llegado, andemos por la misma regla,
pensemos una misma cosa. (17) Hermanos,
sed todos imitadores de mí, y señalad a los que no anden según el ejemplo que
habéis de nosotros recibido. (18) (Porque
hay muchos, de quienes os he avisados muchas veces, y ahora os digo llorando,
que son los enemigos de la cruz de Cristo: (19) el fin de los cuales es destrucción, cuyo Dios es sus propios vientres,
y cuya gloria es su vergüenza, que siempre están pensando en las cosas terrenales)
(20) Pues nuestra conversación es
celestial; de donde también esperamos por el Salvador, el Señor Jesucristo: (21)
Quien mudará nuestro vil cuerpo, para ser
moldado en igualdad con Su cuerpo glorioso, de acuerdo a la operación por la
cual es capaz de sujetar todas las cosas a Sí Mismo.
Tenemos varios puntos llave en este pasaje. En
primer lugar, en el versículo 9, Pablo deja claramente ver que toda justicia se
halla solamente en Cristo; y en términos de la salvación, todas las obras se
vuelven basura a dicha luz. Sin embargo, en el versículo 10, de nuevo vuelve a
señalar el punto del sufrimiento por Cristo asociado a un premio. El premio
específico en vista se da si es que de alguna manera pueda alcanzar la
resurrección de la muerte. Ciertamente, esto no quiere decir la esperanza de
resurrección para vida eterna, la cual es la segura promesa de salvación.
Realmente, este no es el caso. Las palabras en el original son que él pudiese
llegar a alcanzar la ek-anastasis ek
nekron, “la sacada de resurrección, separada de entre los muertos” (N.T. La partícula griega ek denota la procedencia, pero hace de
ella una separación. Aquí tenemos dos veces empleada dicha partícula, lo cual
enfatiza algo por separado, de lo comúnmente nombrado)
Cristo utiliza esta expresión refiriéndose a Sí
Mismo en Marcos 9:9-10, cuando dice que se levantará separado de (la
procedencia general) entre los muertos. Oyendo esta expresión, los discípulos
se preguntaban entre sí cuál sería el significado de esta “salida” resurrección
de entre los muertos. Obviamente, esta expresión era distinta de la creencia
común Judía que María, la hermana de Lázaro, expresó cuando le dijo al Señor:
Yo sé que él volverá a resucitar en el último día (Juan 11:24). ¿Cuándo
resucitó Cristo? Por supuesto, Él resucitó separadamente
de entre los muertos tres días después de Su muerte. La ek - anastasis también aparece en Lucas 20:35, y de nuevo se trata
en el contexto de la recompensa por un especial servicio.
Aquellos que sean hallados dignos de obtener esa
palabra y la resurrección de la muerte, ya
no se casan ni se dan en casamiento (Lucas 20:359.
Por tanto, Pablo está enfocando un premio de una
distinta, o, de alguna manera, mejor resurrección. Recuerde que esta idea de
una distinta y mejor resurrección también aparece en otro importante libro de
servicio, el libro de Hebreos.
Las mujeres
recibieron a sus muertos vueltos de nuevo a la vida: y otros fueron torturados,
no aceptando ser librados con el fin de obtener una mejor resurrección (Hebr.11:35 K.J.V).
Finalmente, Pablo acaba su discurso en Filipenses 3
hablando con pesar de algunos entre ellos
cuyas mentes eran mundanas y terrenales, alejados de la senda y cuyo fin es,
literalmente, la perdición o desperdicio.
En otras palabras, su manera de andar era de tal orden que se habían vuelto
enemigos de la cruz, y como tal sufrirían pérdida; sin embargo el contexto deja
ver claramente la posibilidad de que, aquellos de quienes se habla, fuesen
creyentes, no incrédulos.
Pablo no se siente seguro en cuanto a la obtención
de la corona hasta que llegó al final de su vida y próximo a ser martirizado.
Si este resultó ser el caso con quien tal vez haya sido el más ferviente siervo
del Señor de todos los tiempos, ¿cómo podemos hablar con total seguridad acerca
del logro de la corona o premio en nuestro andar? Para mí está claro el motivo
por el cual en Filipenses 2:12 se nos diga que nos ocupemos de nuestra salvación con temor y temblor.
(2ª Timoteo 4:6-8 K.J.V) Porque yo ya estoy listo para ser ofrecido, y el tiempo de mi partida
está a la mano. (7) He peleado una
buena batalla, he acabado mi carrera, he guardado la fe: (8) Por lo demás, se me ha reservado una corona
de justicia, la cual el Señor, el juez justo, me otorgará en aquel día: y no
solamente a mí, sino a todos cuantos amen su aparición.
Conclusión
Bendito sea el Señor Dios Todopoderoso, que solo
por Su gracia nos salvó completa y presentemente sin arruga ni mancha ni cosa
parecida. Alabado sea Su nombre más y más, porque gratuitamente acepta y juzga
nuestro andar, y nos ofrece la posibilidad de obtener posteriormente las
bendiciones de recompensas por el fiel servicio efectuado.
Verdaderamente, Él nos da más que abundantemente y por encima de todo cuanto podamos
pedir o imaginarnos. Ojalá que andemos dignos de tan alto llamamiento y de tan
sobre abundante gracia en nuestras vidas a través de Jesucristo nuestro Señor.
(Apocalipsis 22:12 K.J.V) Y, he aquí, Yo vengo en breve; y Mi recompensa conmigo, para dar a cada
uno según la obra que haya hecho.
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