Paradojas radicales
Juan Luis Molina
Hay tiempo para todo lo que se hace debajo de éste sol
que todavía no ha sido conmovido. Tanto para el "creyente" como para
el "incrédulo" sale el sol todos los días y se vuelve a Su lugar.
"todavía".
Qué hace el hombre en Su Intervalo? A qué dedica su
tiempo mientras dure el día y la noche?
Múltiplos quehaceres fatigan a la humanidad en su penosa
muerte gradual y constante. Nombrar siquiera estas "obras" es causativo
e irrelevante ahora, y cualquiera sabe de sus propios "quehaceres"
diarios. Pero es curioso comprobar cómo los nombres de las personas
consideradas columnas y baluartes por el hombre, pretenden casi todos
"perpetuar su memoria" a lo largo del tiempo, sobre la tierra después
de su muerte. Quieren ser "recordados" eternamente.
Este es un gran paradojo por el cual se pueden distinguir
los muertos En Cristo del resto de la humanidad: el contraste absoluto que
tiene toda la humanidad religiosa mundana, con los "prisioneros de
Jesucristo," es que estos últimos, también serán "recordados
eternamente", pero sin dejar siquiera huella o rastro suyo en el mundo.
Qué podemos sustraer de este paradojo? pues,
sencillamente, que a los "prisioneros de Jesucristo" se les ha
revelado que son extranjeros y peregrinos en esta tierra donde aguardan el
Llamamiento desde el AIRE, donde tienen Su Ciudadanía. Y además, que a toda la
restante humanidad que no esté atada al Mastro Cristo ahora, sean cristiano o
islamita o musulmán, o pagano e idólatra y ladrón, a éstos también les concederá
Dios sus deseos terrenales. Y a unos destinará al lago de fuego; y otros al
Bema.
Que hace un extranjero y peregrino a toda hora debajo del
sol de esta tierra? penar y acordarse a toda hora de la diestra de Su Padre.
Repudia con asco e indiferencia su memoria por este mundo. Las mejores
tentaciones del mundo pisotea con gusto y las desprecia del todo. Ni las
sagradas instituciones ni las buenas intenciones humanas soporta siquiera. Todo
en esta tierra le huele a lepra y a menstruación. La familia y los amigos, los
padres y las madres y los hijos, las ollas de grosura de los egipcios. Todo se
ha hecho polvo y basura en comparación con el amor En Cristo.
Así que es radical el contraste tan paradójico que existe
entre el "prisionero de Jesucristo" y el resto de la Humanidad. Y si
alguno no lo distingue bien, eso se debe a que la Humanidad sea una
"Gran Mayoría"! ...y que los atados al Mastro sean solo unos cuantos
viejos y unas pocas mujeres!
En qué pasa su tiempo el pordiosero extranjero, peregrino
sobre la tierra? en recordar Su riquísima posesión por nacimiento que le aguarda
"por Ciudadanía". Por eso menosprecia el oprobio en este reino de la
"Mayoría". En el fondo se ríe de ellos y de ellos se compadece,
sabiendo de antemano lo que les aguarda a todos sin excepción: a ellos, y a él
propio.
Hay una mezcla de compasión y de burla en Cristo Jesús
hacia todos los hombres. De los que quiere se compadece, y a los demás tratará
con vara de hierro. El prisionero de Jesucristo aguarda pacientemente las dos
cosas. La venganza burlana no desaparece de los ojos del peregrino extranjero.
Tampoco la compasión de nuestra Cabeza hacia todos los hombres.
Todas estas cosas se abren en el entendimiento de los
extranjeros y peregrinos que detestan su memoria en la tierra. Han visto Su
Verdadera Ciudadanía y la anhelan a toda hora, en todos los instantes causativos
y solitarios de Su Travesía.
Adoro al Dios y Padre que me ató con Cristo a Su Barco
por Capitán y timón. Adoro al Dios que me dejó tumbado en Su cubierta,
impresionándome a mí con la fuerza y el vigor del Timonero Nuevo!
La manera cómo Cristo nos transporta en Su Barco hacia
las márgenes del Padre es sublime y maravillosa. Nos llena de confianza y de
denuedo mientras dure toda la travesía viendo Su capacidad inherente. Las
nieblas son tantas y tan densas, que casi no vemos más marineros nuestros compañeros.
Solamente escuchamos un gemido aquí y un sollozo allí, y se parecen mucho con
los nuestros propios. Si no fuera por la resolución tan firme que muestra el
Capitán al mando del timón del barco, todos juraríamos que nos hemos perdido.
Porque la idea de haber "perdido el juicio" ronda siempre los
pensamientos del "prisionero de Jesucristo."
Este también es otro constante radical que existe entre
el prisionero de Jesucristo y el resto de la Humanidad , por la cual
pueden muy claramente ser distinguidos: El hombre "racional" y
"juicioso" mundano utiliza la "inteligencia" que le ha dado
Dios; y son "administradores" ellos mismos de los dones ofrecidos. El
atado al Mastro en cambio, paradojalmente hablando o enfatizando el contraste,
piensa solo en su locura, porque la razón y el juicio se fueron por la borda
fuera, a las profundazas, como las sirenas de Ulises, cuando se nos introdujo
en el Barco del Gran Secreto. Fue lo primero que se les derritió entrando al
Barco a estos pocos marineros extranjeros y peregrinos en la tierra.
Veis la gran diferencia? La Gran Mayoría se enseñorea
de su razón e inteligencia y faro. Al marinero extranjero y peregrino que va en
el Barco se le acabaron "sus luces". Ya no pueden estos hacer nada de
suyo, aunque bien quisieran!
Cuando entramos a bordo, aquí morimos para el mundo y
aguardamos en resurrección. Lo que anhelamos es el Cuerpo Celestial de la
tercera gloria. Esta es la Visión
puesta adelante.
En esta travesía marítima espiritual, transportamos con
nosotros unas pipas de vino nuevo de las cuales bebemos a diario, y no se nos
ocurre en momento alguno adulterar este caldo suculento con nada nuestro.
Tenemos pánico de introducirle algo nuestro al vino y de aguarlo. El Cristo la Cabeza Y TIMONERO ÚNICO
EN ESTE BARCO tiene consigo un filtro poderoso para que eso no suceda. Algunas
veces, en esta bendita travesía peregrina, cuando pensamos Sus marineros
mejorar el vino de los barriles que transportamos, el Capitán se ha vuelto Su
Rostro contra nosotros, y ha quitado y echado al mar nuestros "contribuíos"
sin contemplaciones. A los que se quedaron en tierra se les permite
inteligencia y razonamientos. Estuvimos mucho tiempo bajo el mando del mundo,
siendo esclavos de nuestra razón y juicio. Sin embargo aquí en Cristo no se nos
permite mezclar nada nuestro al Caldo Cristo Gran Reserva, con el cual en
nuestra travesía se nos embriaga y embelesa, sino que todo "intento
nuestro", por bueno que sea, se nos filtra y echa fuera por la borda
fuera!
Hay Multitudes que no reciben los pneumaticos
espirituales si no las entienden. Hay Mayoría que se pudre sin comprender al
Padre por no recibir Sus Palabras sin masticarlas siquiera. Cuando alguien
quiera ser por Dios alimentado, tiene que dejarse alimentar como a los gansos
que le ponen un embudo en su pico a través de sus gargantas, y digerir sin
poder mover su boca todo el maíz que le echen de lo alto. Ese ganso revienta, y
su hígado se vuelve en la pasta o musse de "paté" más deliciosa y
suculenta para el paladar de todos los hombres. Así somos hechos "paté
celestial" cuando es Dios Quien nos alimenta por Su Embudo Cristo Jesús.
La mayoría de las veces, solo digerimos "al
final" toda la Palabra
de Dios; y entonces llegamos a saber que, el "fin de Dios", es mejor
y más misericordioso de lo que jamás nosotros imaginamos....o nos enseñaron los
hombres.
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