LOS HCHOS DE LOS APOSTOLES PARTE 4
CAPÍTULO CATORCE
La oposición
que enfrentaron en Antioquía vuelve a darse en Iconio (vers.1-7).
En Iconio, Pablo y Bernabé fueron como era su costumbre a
la sinagoga Judía. Y hablaron de tal manera que un gran número de Judíos y
Gentiles creyeron. 2 Pero los Judíos que se recusaban a creer incitaron a los Gentiles y
envenenaron sus mentes contra los hermanos. 3 Así que Pablo y Bernabé permanecieron bastante tiempo en aquel lugar,
hablando con denuedo de parte del Señor, el cual confirmaba el mensaje de Su
gracia haciendo por sus manos milagrosas señales y maravillas. 4 El pueblo de la ciudad estaba dividido;
algunos estaban al lado de los Judíos, otros con los apóstoles. 5 Pero cuando los Judíos y los Gentiles,
juntamente con sus gobernantes, se lanzaron a afrentarlos y apedrearlos, 6 sabiéndolo ellos huyeron a las ciudades
Licaonias de Listra y Derbe y a toda la región convecina, 7 donde continuaron a predicar las buenas
nuevas. (Hechos 14:1-7).
Listra
había pasado a ser hecha una colonia en el año 6 antes de Cristo por Augusto, y
Derbe era la ciudad fronteriza del imperio romano en el sudeste, así que Pablo
siguió llevando a cabo su plan de ir yendo a los centros influyentes para que
la verdad pudiera expandirse. Fue en esta región que Pablo se juntó con la
familia de Loisa, Eunice y Timoteo. El apóstol vendría a tener una especial
predilección por Timoteo, a quien denomina su
verdadero hijo en la fe, y en el cap.16 encontramos a Timoteo listo para
acompañar a Pablo en su viaje. Aquí, por tanto, debe ubicarse la conversión de
Timoteo.
Cuando le
escribe desde su último encarcelamiento en 2ª Timoteo, Pablo le recuerda al
joven varón estos primeros tiempos de su conversión.
10 Tú, por tanto, sabes bien todo lo que
enseño, mi forma de comportarme, mi camino de vida, mi propósito, fe, paciencia,
amor y capacidad de resistir persecuciones, 11 sufrimientos y todas las cosas que me sucedieron en Antioquía, Iconio y
Listra – las persecuciones que sufrí…
¡Cuántos
recuerdos debieron venir a la memoria de Timoteo leyendo estas palabras!
8 En Listra había un hombre sentado e
imposibilitado de andar, cojo de nacimiento. 9 Este hombre escuchó a Pablo mientras hablaba. Y Pablo, mirándole
fijamente y viendo que tenía fe para ser sanado, 10 le llamó, diciendo: ¡ponte en pie! E inmediatamente, el hombre saltó y
comenzó a andar.
11 Cuando la
multitud vio lo que Pablo acababa de hacer, gritaron en alta voz diciendo en
lenguaje Licaónica: ¡Los dioses han
descendido hasta nosotros en forma humana! 12 Y a Bernabé llamaban Zeus, y a Pablo Hermes, porque era el portavoz del
mensaje. 13 Y el sacerdote de Zeus,
cuyo templo se hallaba a las afueras de la ciudad, trajo toros y guirnaldas a
la ciudad porque tanto él como la multitud querían rendirle sacrificios.
14 Pero cuando los apóstoles Bernabé y Pablo
se dieron cuenta, rasgaron sus vestidos y se lanzaron a la multitud, gritando: 15
¡Oh hombres, ¿por qué hacéis esto?!
¡También nosotros somos simples hombres, igual que vosotros! ¡Os traemos buenas
nuevas, exhortándoos a que dejando estas cosas sin provecho, os volváis al Dios
vivo y verdadero que hizo el cielo y la tierra y el mar, y todas las cosas que
hay en ellos. 16 ¡En el tiempo
pasado, Él permitió que las naciones siguiesen su propio camino. 17 Aunque ciertamente nunca se dejó a Sí Mismo
sin testimonio: Mostró Su bondad dándoos lluvia del cielo y alimento a su
tiempo; os sació con abundancia de comida y llenó vuestros corazones con gozo! 18
Y diciéndoles estas cosas, con
dificultad impidieron que la multitud le rindiera sacrificios. (Hechos
14:8-18).
Lucas
ahora registra la sanidad que Pablo realizó sobre un hombre cojo de nacimiento
y que nunca había conseguido andar. Esta sanidad nos recuerda al cojo sanado
por Pedro anteriormente a la puerta del templo en Jerusalén. Pablo se dio
cuenta de que este hombre poseía una fe genuina para ser sanado y por eso le
llamó diciendo ¡Ponte firme sobre tus
pies! Y el hombre no solo saltó inmediatamente, sino que además logró hacer
lo que nunca antes había conseguido: ¡comenzó a andar!
La impresión
de estos milagros sobre la multitud alrededor fue tan grande que se pusieron a
gritar en su propia lengua (que era de Licaonia): ¡los dioses han descendido hasta nosotros en forma humana! Pablo
estaba hablando evidentemente en griego, que solo para algunos sería familiar.
Pero los dos apóstoles no comprendían la lengua nativa, y solo cuando vieron
las preparaciones para ofrecerles el sacrificio se comenzaron a dar cuenta en
la trama que se hallaban. La multitud pensó que estaban a ser agraciados con una
visitación divina. El relato novelesco de Baucis y Filemón cuenta cómo Júpiter
(Zeus) y Mercurio (Hermes) habían aparecido en la vecina región de Frigia en
forma de hombres, y Júpiter (Zeus) tenía un templo de adoración en Listra. Esto
explica el motivo por el cual la gente confundió a los apóstoles con sus
dioses. Tal vez llamasen a Bernabé, Júpiter, porque era el más anciano y por
tanto de apariencia más honorable. Mercurio (Hermes) era el mensajero de los
dioses y el portavoz de Zeus, de ahí que tomasen a Pablo por él, debido a ser
él quien hablaba principalmente. Es evidente que el pueblo de Listra creyó que
debían prestarles los apropiados honores, por eso se dispusieron a rendirles
sacrificios. Cuando Pablo y Bernabé se dieron cuenta, se llenaron de indignación
por causa de sus idolátricas adoraciones, y rasgando
sus vestidos salieron al encuentro de la multitud, exhortándoles firmemente
a que se abstuvieran de esas cosas, diciéndoles que, ellos propios, no pasaban
de ser sino meros hombres. Entre los Judíos, este rasgar sus vestidos era un gesto en señal de repudio ante el pecado
de blasfemia. Pablo aprovechó la ocasión para enseñarles la buena voluntad de
Dios. Una vez que estaban dirigiéndose a personas paganas (que sabían muy poco
o nada del Antiguo Testamento) no se refirieron a las Escrituras, sino que
Pablo tomó la misma línea de argumento que en Atenas, con escenarios del Dios
creador para enseñarles la doctrina. Les exhortó a que se volvieran de su vana
idolatría tan desprovista de la verdad, y que se acercasen al Dios Creador del
universo y Proveedor de las cosas buenas de la vida, tales como el alimento y
la lluvia sazonal. Dios ha dejado a las naciones Gentiles seguir sus propios
caminos, puesto que repudiaron la luz que se les hizo disponible. No se debió a
la indiferencia de Dios, sino a Su paciente espera hasta que llegue el tiempo
apropiado para manifestarse. Así que Pablo consiguió, a pesar de las
dificultades, que estos hombres de Listra se abstuvieran de ofrecerles
sacrificio (vers.18).
19 Entonces algunos Judíos viniendo desde
Antioquía e Iconio revolucionaron a la multitud. Apedrearon a Pablo y lo
sacaron fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto. 20 Pero después que los discípulos le
rodearon, se levantó y volvió a entrar en la ciudad. Al día siguiente tanto él
como Bernabé salieron para Derbe.
21 Allí predicaron las buenas nuevas y ganaron
para el Señor un gran número de discípulos. Después volvieron a Listra, Iconio
y Antioquía, 22 fortaleciendo a los discípulos y exhortándoles
a permanecer firmes a la fe, diciendo: ¡Es necesario que a través de muchas
tribulaciones entremos en el reino de Dios! 23 En cada Iglesia establecían Pablo y Bernabé ancianos y, con oración y
ayuno, los encomendaban al Señor, en quien habían depositado su confianza. 24
Después de pasar por Psidia, llegaron a
Panfilia, 25 y cuando hubieron
predicado la palabra en Perge, bajaron hasta Atalia.
26 De allí navegaron de vuelta a Antioquía,
donde habían sido encomendados a la gracia de Dios para la obra que habían
finalizado. 27 Y llegando allí, reunieron a la iglesia y relataron todo lo
que Dios había estado haciendo a través de ellos y cómo les había abierto la
puerta de la fe a los Gentiles. 28 Y
permanecieron allí durante mucho tiempo con los discípulos. (Hechos
14:19-28).
El péndulo
ahora se movía de un lugar a otro. Los hostiles Judíos de Antioquía, después de
expulsar a Pablo y a Bernabé de su ciudad, y además de Iconio, ahora aparecen
en Listra para seguir expulsando a los testigos. Hablaron injuriosamente a la
multitud y lograron que muchos se volvieran de sus puntos de vista antes
asumidos. Apedrearon a Pablo y lo sacaron fuera de la ciudad, dándole por
muerto. Pablo escribe posteriormente sobre este incidente cuando nos ofrece una
lista de sus sufrimientos por Cristo. Si bien Lucas no nos esclarece si Pablo
estaba efectivamente muerto, muchos creen que lo estaría. Pero aunque no lo
estuviera, había en todo ello la evidencia de un milagro, pues a seguir a este
terrible confronto se levantó y volvió a entrar en la ciudad. De lo que podemos
estar bien seguros es que las cicatrices provocadas por las piedras se
mantuvieron permanentemente. No es de admirar que las mencione como el stigmata: “las marcas del Señor Jesús”.
Fue “marcado” a la manera de los esclavos, pero fueron las marcas de su
fidelidad a Cristo y de sus sufrimientos por Él.
Pablo y
Bernabé a seguir fueron a la ciudad fronteriza de Derbe, donde predicaron el
evangelio y obtuvieron una gran respuesta de parte del pueblo, y así fundaron
una nueva asamblea (iglesia) de creyentes allí. Después creyeron necesario
volver a visitar los grupos en Listra, Iconio y Antioquía para fortalecerlos y
animarlos, porque antes o después irían a tener también que sufrir
persecuciones y pruebas. Actuando así demostraron tener un gran coraje,
regresando tan rápidamente a estos lugares donde habían sido tan
vergonzosamente tratados y expulsados. Al mismo tiempo que fortalecían a los
nuevos creyentes, iban asentando las bases escogiendo a miembros apropiados
como líderes o ancianos. Precisaban de algún tipo de organización. Está claro
que dependían y confiaban en la guía del Espíritu Santo en sus elecciones entre
los nuevos conversos. Y con ayuno y oraciones, los encomendaban al Señor, en
Quien habían ahora creído. Fueron avisados de que los sufrimientos y las
tribulaciones eran la experiencia habitual de los convertidos y que debían
estar preparados para eso (vers.22). Sin duda fueron instruidos de que, aunque
esto fuese verdad, el Señor lo tendría en cuenta y jamás los abandonaría, debió
ser una gloriosa recompensa para aquellos que fuesen fieles a pesar de todo.
Saliendo
de Psidia de Antioquía, los apóstoles atravesaron Psidia, que estaba en la
parte sur más extrema de la provincia de Galacia, y después se introdujeron en
la provincia de Panfilia.
Entonces
proclamaron la Palabra de Dios en Perge, donde habían sido antes llamados
cuando arribaron en Asia Menor venidos de Chipre. Después bajaron hasta el
puerto de Atalia, donde tomaron un barco con destino a Antioquía de Siria.
Habían transcurrido cerca de dieciocho meses haciendo este viaje casi circular.
El Señor había permanecido con ellos todo el tiempo y, a pesar de todas las
dificultades que surgieron de parte de la oposición de Satanás, pudieron acabar
la obra para la cual habían sido apartados por el Espíritu Santo, y por detrás
de todo habían estado las oraciones de los creyentes en Antioquía (en Siria).
Ahora tenían una maravillosa historia para contar a los creyentes, los cuales,
ahora podían venir a saber bien todo lo que les había sucedido. Está claro que
debieron relatar lo que el Señor había hecho extendiendo el propósito de Dios
con Su Reino incluyendo a los Gentiles, y por tanto la “puerta de la fe” fue
siendo abierta para ellos a pesar de toda la oposición que soportaron.
Los
apóstoles permanecieron aquí en Antioquía de Siria durante un largo periodo de
tiempo (vers.28). Debió ser un tiempo de regocijo y comunión después de todas
las privaciones por las que atravesaron y tuvieron que soportar.
CAPÍTULO QUINCE
Pero algunos hombres descendieron de Judea hasta
Antioquía y enseñaban a los hermanos: ¡A menos que os circuncidéis, de acuerdo
a la costumbre enseñada por Moisés, no podréis ser salvos! 2 Esto hizo con
que Pablo y Bernabé entrasen en una dura disputa con ellos. Y como resultado,
Pablo y Bernabé fueron escogidos junto con otros cuantos creyentes, para subir
a Jerusalén y discutir esta cuestión con los apóstoles y ancianos. 3 Y habiendo sido enviados por la iglesia,
viajaron a través de Fenicia y Samaria, contando cómo los Gentiles habían sido
convertidos. Estas noticias alegraron mucho a los hermanos. 4 Cuando llegaron a Jerusalén, fueron bien
recibidos en la iglesia por los apóstoles y ancianos, a quienes contaron todo
lo que Dios había hecho a través de ellos
5 Entonces algunos de los creyentes que
pertenecían al partido de los fariseos se pusieron en pie y dijeron: ¡Los
Gentiles deben ser circuncidados y obligados a obedecer la ley de Moisés. (Hechos
15:1-5).
Ahora
llegamos a un punto en la historia de Lucas que es de suma importancia
entender, pues trata con los mismos fundamentos de nuestra fe y creencia.
Durante sus maravillosos viajes misioneros, Pablo había dado a conocer el
evangelio de la gracia de Dios y la justificación por fe que posteriormente
elaboraría en su epístola a los Romanos. Este evangelio no tenía que ver con
méritos ni con obras de la ley de ningún tipo. Sobre una tal cuestión en
disputa, un compromiso de ese tipo era prácticamente imposible, pues estaba en
juego lo más esencial.
Es
evidente que el partido legalista de la circuncisión había oído hablar de la
expansión del evangelio entre los Gentiles en Chipre, Panfilia y el Sur de
Galacia (Frigia, Psidia y Licaonia). Ya antes tuvieron que callarse viendo las
evidencias en el caso de Cornelio y todos los que con él estaban en su casa,
pues Pedro había demostrado que era un asunto totalmente incumbido en los
propósitos del Señor. Para ellos aquel caso fue una excepción, y no estaban
dispuestos a volver a concordar con estas líneas de actuación. Antes que Pablo
y Bernabé se decidieran a venir a Jerusalén, ellos antes habían decidido
descender hasta Antioquía y atacarlos allí. Estos actos los llevaron a cabo a
espaldas de la iglesia de Jerusalén y sin su consentimiento, tal como el
versículo 24 nos deja ver con toda claridad.
Pablo
describe en la epístola a los Gálatas a estos Judaizantes como siendo falsos hermanos, introducidos a
escondidas para espiar nuestra libertad. Por
muy sinceros que pudieran ser, con toda seguridad no tenían el concepto de la
salvación y justificación por la sola fe en Cristo. Su primer compromiso era
mantener el Judaísmo y por eso insistían diciendo que los Gentiles solo serían
salvos y admitidos, sobre términos similares que los prosélitos, si adhiriesen
a sus cultos y ritos: debían ser circuncidados y guardar la ley de Moisés.
Estos
falsos hermanos eran los mismos que vinieron de parte de Jacobo en Gálatas,
pero que no venían con su permiso o autorización, y eso es lo que el contexto
en los Hechos nos demuestra. Sin duda resaltarían que el Señor Jesús había sido
circuncidado y que no había repudiado la circuncisión. Pero no pasaba de ser
sino un falso argumento, y algo similar a esto es lo que sucede en nuestros
días con el bautismo, tomando el lugar de la circuncisión de aquel entonces
como un ejemplo.
Y así fue
como se levantó una crisis entre la cristiandad espiritual y la religión
ceremonial con sus rituales. El caso en disputa se daba entre la salvación por
obras, y la salvación por fe en la
ofrenda del Señor Jesucristo por el pecado sobre la cruz del Calvario y Su
resurrección posterior.
No es de
admirar que Pablo y Bernabé discutiesen acaloradamente el asunto con estos
opositores al evangelio de la gracia. Se dieron cuenta de que la situación era,
tan grave y peligrosa, que sería absolutamente necesario discutir toda la
cuestión con la iglesia madre en Jerusalén, de otro modo, habría una completa
división entre las iglesias de Jerusalén y Judea, y la iglesia en Antioquía con
sus otras iglesias asociadas a ella. Por eso es que la hermandad acordó enviar
a Pablo y a Bernabé para discutir la posición con los apóstoles y ancianos en
Jerusalén.
En su
camino a Jerusalén, pasaron a través de Fenicia y Samaria contando a todos la
manera cómo muchos Gentiles se habían convertido, y esto hizo con que los
hermanos que los oían se congratulasen en gran manera. Posteriormente fueron
muy bien recibidos por la iglesia en Jerusalén, a quienes también contaron todo
lo que el Señor había hecho a través de ellos.
Sin
embargo, en un momento crítico, los opositores intervinieron y declararon que
los Gentiles debían ser circuncidados y obedecer a la ley de Moisés. El
resultado fue que se tuvieron que reunir de nuevo los líderes de Jerusalén. Y
después de mucha discusión, Pedro replicó y habló claramente en favor de la
salvación por gracia. Les recordó a sus oyentes cómo, cerca de diez años atrás,
los Gentiles habían oído el evangelio por sus labios en la casa de Cornelio, y
cómo Dios había demostrado Su respaldo haciendo descender sobre ellos el
Espíritu Santo cuando creyeron; así, pues, ¿por qué debían ahora ser impuestas
otras condiciones sobre ellos?
6 Los apóstoles y ancianos se reunieron para
considerar esta cuestión. 7 Después
de mucha discusión, Pedro se levantó y les dijo: ¡Hermanos, vosotros sabéis
cómo hace ya algún tiempo me escogió Dios para que los Gentiles pudiesen oír de
mis labios el mensaje del evangelio y creyesen. 8 Dios, que conoce los corazones, mostró que Él los recibió dándoles el
Espíritu Santo, de la misma manera que hizo con nosotros. 9 No hizo distinción entre nosotros y ellos,
pues purificó sus corazones por la fe. 10 Ahora, por tanto, ¿por qué ponéis a prueba a Dios poniendo sobre los
hombros de los discípulos un yugo que ni nosotros ni nuestros padres fueron
capaces de sobrellevar? 11 ¡No!
Nosotros creemos que es a través de la gracia de nuestro Señor Jesús que somos
salvos, tal y como ellos también lo son.
12 Toda la asamblea se quedó en silencio
cuando Bernabé y Pablo contaban las milagrosas señales que Dios había estado
haciendo entre los Gentiles a través de ellos. 13 Cuando acabaron, Jacobo habló diciendo: ¡Hermanos, oídme! 14 Simón nos ha descrito cómo Dios al
principio mostró su voluntad tomando de entre los Gentiles un pueblo para Sí
Mismo. 15 Las palabras de los
profetas concuerdan con esto, como está escrito:
16 Después
de esto volveré y reedificaré la tienda caída de David. Sus ruinas serán
reedificaré y restauraré, 17 para que el remanente de los hombres pueda
procurar al Señor, y todos los Gentiles que llevan mi nombre, dice el Señor,
que hace estas cosas. 18 que las da
a conocer por todas las edades.
19 Por lo cual yo juzgo que no deberíamos ser
tropiezo para los Gentiles que se están volviendo a Dios. 20 Sino que se les escriba que se aparten de
contaminación de los ídolos, de inmoralidad sexual, de la carne de animales
ahogados y de sangre. 21 Porque
Moisés ha sido predicado en cada ciudad desde tiempos antiguos y es leído en
las sinagogas cada Sabbath. (Hechos 15:6-21).
Pedro
comparó la ley con un “yugo” que ni ellos ni sus padres habían podido
sobrellevar. Habían sido salvos a través
de la gracia del Señor Jesús (vers.11). De la misma manera, Pablo también
se refirió a la ley Mosaica como “un yugo”. Los padres no tenían la fuerza
suficiente para cargar con este yugo que los Judaizantes querían poner sobre la
cerviz de los Gentiles. ¡Qué gran contraste con el ligero y suave “yugo” del Señor Jesús! Así que Pedro
se puso en pie y del lado de Pablo y Bernabé con mucho denuedo con respecto a
libertad de los Gentiles. Nosotros
creemos que es a través de la gracia de nuestro Señor Jesús que somos salvos,
al igual que ellos (vers.11). Esto es exactamente lo que describe el
evangelio que Pablo predicaba, y nunca se desvió de él. Si los enemigos estaban
esperando que Pedro se pusiese de su lado, se quedaron frustrados. Los
apóstoles habían dejado claro su oposición a la salvación por las ceremonias y
los ritos.
Pablo y
Bernabé entonces siguieron contando a los asistentes las milagrosas señales y
maravillas que Dios había estado haciendo entre los Gentiles, conforme a su
ministerio. Y por último, el líder de Jerusalén, Jacobo (Santiago), añadió su
veredicto final. Era tenido en gran consideración y respeto como principal
entre los ancianos y fue llamado “Jacobo el Justo”. Era generalmente
considerado como un representante de los Hebraicos en oposición al partido de
los Helenos Judíos Cristianos. Sin duda los Judaizantes pensaron que acataría
sus puntos de vista, pero debieron quedarse amargamente frustrados después de
oírle hablar de aquella manera. Jacobo llamó a Pedro por su nombre arameo,
Simón, y citó a los profetas del Antiguo Testamento (Septuaginta).
Debemos
observar, que Jacobo, no dijo que esto cumpliese lo que había sido escrito por
los profetas; simplemente dijo que esto
concuerda con las palabras de los profetas, los cuales visaban la futura
restauración de la tienda caída de
David, lo cual es una figura poética del trono
de David, el gobierno en el cual se incluye a los Gentiles del mismo modo
que a los Judíos. El profesor A.T. Robertson escribe al respecto:
El pasaje en Amos se refiere primeramente a la
restauración del imperio de David, pero también al reino Mesiánico (El Trono de David Su Padre).
Tanto en
el Hebreo como en la Septuaginta tenemos a “todos los Gentiles”. El punto de
vista de Jacobo es que la bendición de los Gentiles bajo el ministerio de Pablo
y Bernabé no había sido la primera ocasión en la cual la bendición Gentil había
estado en la mente y propósito de Dios, pues había sido referida y dada a
conocer desde la promesa hecha a Abraham en el Génesis. El reino terrenal de
Dios debe tener en cuenta a los Gentiles, si es que Cristo venga a reinar sobre
todo el mundo tal como la profecía tan claramente predice. A lo que no puede
referirse el pasaje en Amos es al Cuerpo de Cristo (tal como la Biblia
Schofield enseña), el cual en este tiempo estaba escondido en Dios, y por tanto no puede ser hallado en el
ministerio de Amos. Amos estaba incumbido con las cosas que habían sido dadas a conocer por todas las edades (vers.18).
El
discurso de Jacobo debió significar un jarro de agua fría para el partido
Judaizante en Jerusalén. Lo que dijo Jacobo demostró que no había necesidad
alguna de temer que los cuatros puntos necesarios a seguir invadiesen y
saqueasen los escrúpulos de los Judíos más extremistas, pues ellos tenían a
Moisés (la ley) siendo predicado en toda su plenitud en la sinagoga cada
Sabbath (vers.21).
22 Entonces los apóstoles y ancianos, con toda
la iglesia, decidieron escoger algunos de sus propios hombres y enviarlos a
Antioquía con Pablo y Bernabé. Y escogieron a Judas (llamado Barsabás) y a
Silas, dos hombres que eran principales entre los hermanos. 23 Y
con ellos enviaron la siguiente carta:
Los apóstoles y ancianos, vuestros hermanos,
a los Gentiles creyentes en Antioquía, Siria y Cilicia:
Saludos.
24 Hemos oído que algunos salieron de nosotros
sin nuestra autorización y os han confundido con lo que han hablado. 25 Así que por eso hemos acordado escoger
algunos varones y enviarlos a vosotros con nuestros queridos amigos Bernabé y
Pablo – 26 hombres que han
arriesgado sus vidas por el nombre de nuestro Señor Jesucristo. 27 Así, por tanto, enviamos a Judas y a Silas
para confirmaros por palabra lo que estamos escribiendo. 28 Ha
parecido bien al Espíritu Santo y a nosotros no cargaros con nada quitando
los siguientes requisitos: 29 Tendréis
que absteneros del alimento que haya
sido sacrificado a los ídolos, de sangre, de la carne de animales ahogados y de
inmoralidad sexual. Bien haréis si abolís estas cosas.
Pasadlo bien.
30 Así los varones fueron enviados y
descendieron a Antioquía, donde una vez llegados reunieron a la iglesia y
leyeron la carta. 31 Y la gente al
leerla se regocijaron por su consolador mensaje. 32 Judas y Silas, que por su vez también eran profetas, les dirigieron
muchas palabras para exhortar y fortalecer a los hermanos. 33 Después de permanecer allí durante un
cierto tiempo, fueron enviados por los hermanos con la bendición de paz para
volverse a los que les habían enviado. 34 Mas a Silas le pareció bien quedarse allí. 35 Y Pablo y Bernabé permanecieron en Antioquía, donde tanto ellos como
muchos otros enseñaron y predicaron la palabra del Señor. (Hechos
15:22-35).
La iglesia
reunida con los apóstoles y ancianos concordaron a una con el apelo de Pedro y
Jacobo, y como el asunto era de suma importancia, decidieron incorporar todo lo
decidido en una carta y enviarla a las varias iglesias o grupos de creyentes.
Será bueno recordar aquí que, esta carta,
sería la más temprana escrita a la iglesia en existencia. Las palabras “ha parecido bien” aparecen tres veces, y
es importante observar que en la tercera vez se dice: ha parecido bien al Espíritu Santo, así que esta carta con su aviso
había sido aprobada por Dios, y por tanto estaba de acuerdo con la verdad
(vers.28). La idolatría, la fornicación y el asesinato eran los pecados
practicados del paganismo que no podían ser tolerados en una reunificación
cristiana: la unidad entre el Judío y el Gentil no sería posible si estas cosas
no fuesen abolidas
Las
primeras palabras de la carta fueron como flechas dirigidas contra los
legalistas que estaban causando tantos problemas. Estaban disturbando y
confundiendo a los creyentes, y estas palabras fueron un completo repudio de
sus esfuerzos imponiendo la ley Mosaica ceremonial sobre los Gentiles
cristianos.
Sin
embargo, el requisito de que estas cuatro
cosas necesarias debían ser observadas, llevaría a su tiempo a una línea de
separación entre los creyentes Judíos y los Gentiles en las iglesias
individuales. No es posible que tengamos dos tipos de conducta en una reunión
de creyentes. Este conflicto iría creciendo gradualmente hasta llegar a
formarse una pared intermedia de
separación en aquella iglesia que no
existe en la iglesia del Cuerpo Único (A.V.) con sus coyunturas y tuétanos
entrelazados.
Esta carta
no fue decretada como si fuera una ley, sino que conllevaba un juicio de
valores de los creyentes de Jerusalén, y que servía de guía para los Gentiles,
aunque no surtiera el efecto pretendido sobre los Judaizantes, los cuales
procuraban anular el gran testimonio de Pablo en Antioquía, Corinto, Galacia,
Jerusalén y Roma.
Dos
líderes, Judas (Barsabás) y Silas, fueron encargados para leer la carta a la
Iglesia en Antioquía. Cuando fue leída, se
regocijaron, lo cual muestra que fue una victoria para la libertad Gentil.
Mientras estuvieron en Antioquía, estos dos hermanos causaron un gran consuelo
entre los cristianos allí residentes y a seguir Judas se volvió a Jerusalén. Y
Pablo y Bernabé continuaron con su ministerio en Antioquía (vers.35).
36 Algún tiempo después, Pablo le dijo a
Bernabé: Volvamos y visitemos a los
hermanos en todas las ciudades donde hemos predicado la palabra del Señor para
ver lo que están haciendo. 37 Y
Bernabé quiso llevar con ellos a Juan, también llamado Marcos, 38 pero Pablo no pensaba que fuera bueno que
fuera con ellos, una vez que había antes desertado y los había abandonado en
Panfilia y no había continuado con ellos en la obra. 39 Y tuvieron una tal discusión que se
separaron. Bernabé tomo consigo a Marcos y navegó hasta Chipre, 40 pero Pablo escogió a Silas y partió
encomendado por los hermanos a la gracia del Señor. 41 Y atravesó Siria y Cilicia, fortaleciendo a las iglesias. (Hechos
15:36-41).
El
versículo 36 refiere el comienzo del segundo viaje misionero de Pablo. Pablo,
como buen misionero, estaba ansioso para regresar a los lugares donde había
plantado el evangelio y ver cómo se encontraban sus miembros. Esto significaba
otra vuelta por Chipre y Asia Menor. Bernabé sugirió que Marcos fuera con ellos
tal y como en la vez anterior. Marcos era un familiar cercano de Bernabé, y es
evidente que debían tener entre los dos una buena relación. Aunque se hubiera
entristecido debido al abandono de su primo durante la primera travesía, es
probable que Bernabé pensase que eran aguas pasadas, y que ahora Marcos
estuviese listo para juntarse con ellos de nuevo. Pablo, sin embargo, no podía
aceptar este punto de vista. Creía que había sido una cobardía de su parte y
describe a Marcos como alguien que se “apartó” (literalmente, apostató de) ellos y no continuó con
ellos en la obra (vers.38). Creyó que no sería apropiado volver a experimentar
lo mismo con Marcos. Ambos se desentendieron y no permanecieron juntos, hasta
tal punto, que llegaron a tener una acalorada disputa entre ellos y se
separaron.
Esto fue
de hacho algo muy triste. Así acabó la comunión que había plantado el evangelio
de la gracia de Dios en Chipre y en Galacia. Pero Dios sobrepasó la situación
en un punto en particular, pues ahora no había una, sino dos travesías
misioneras. Bernabé y Marcos fueron a Chipre y continuaron dando el testimonió
allí. Este es último relance que da Lucas de Bernabé, pero Pablo hace una
querida referencia posterior sobre él. Marcos llega después a tener una buena
relación con Pedro y con Pablo. Pablo, por otro lado, escoge a Silas (o Silvano
para darle su nombre latino), y después de ser encomendados por los hermanos a
la gracia del Señor, se introducen en Siria y Cilicia, confirmando y
fortaleciendo a las iglesias.
A medida
que vamos viendo el registro a través del Nuevo Testamento, encontramos que
Pablo era amable y cortés generalmente, pero podía volverse airado y de ánimo
encendido cuando la verdad se hallaba en causa. Bernabé fue un Levita y un
chipriota, y por tanto debía estar bastante influenciado con su propio pueblo.
Pero el Señor estaba resuelto a guiar a Pablo a un campo más extenso. En este
segundo viaje misionero sería incluida Europa. Sin duda que Pablo debió sentir
la pérdida de su fiel compañero y cooperador, y Silas parecía ser la persona
enviada del cielo para suplir su necesidad. Parece ser, por la historia de sus
aventuras en Filipo, que Silas, al igual que Pablo, fuese también ciudadano
romano. Hubiese sido difícil para Pablo si él, como ciudadano romano, pudiera
ostentar privilegios que Silas no compartiera. Silas, además, se menciona por
nombre en la epístola apostólica y se mantuvo al lado de Pablo cuando se
ocupaba de las iglesias Gentiles, así que no eran forasteros.
CAPÍTULO DIECISÉIS
Vino a Derbe y después a Listra, donde un discípulo
llamado Timoteo vivía, cuya madre era una creyente Judía, pero cuyo padre era
Griego. 2 Los
hermanos en Listra e Iconio hablaron bien de él. 3 Pablo quiso llevarlo con él en el viaje, así que lo circuncidó por causa
de los Judíos que vivían en aquella área, porque todos sabían que su padre era
griego. 4 A medida que iban yendo de
ciudad en ciudad, iban contando la decisión tomada por los apóstoles y ancianos
en Jerusalén para la obediencia. 5 Así
que las iglesias eran fortalecidas en la fe y crecían diariamente en número.
6 Pablo y sus
compañeros viajaron a través de la región de Frigia y Galacia, habiendo sido
avisados por el Espíritu Santo para no predicar la palabra en la provincia de
Asia. 7 Cuando llegaron al borde de
Misia, intentaron entrar en Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo
permitió. 8 Así que pasaron de largo
Misia y descendieron a Troas. 9 Durante
la noche Pablo tuvo una visión de un varón de Macedonia puesto en pie y
rogándole: ¡Ven a Macedonia y ayúdanos! 10 Después de tener la visión, se preparó inmediatamente para salir hacia
Macedonia, deduciendo que Dios los estaba llamando para predicarles el
evangelio. (Hechos 16:1-10).
Ahora
llegamos a otro importante acontecimiento en la vida y ministerio de Pablo. No
solo fue guiado a juntarse con Silas, sino que además en Listra conoció a
Timoteo, un joven creyente que llegó a ser un “hijo en la fe” para él. El
muchacho debía tener en ese tiempo unos dieciocho años probablemente, y había
ya sido anteriormente convertido por Pablo en su visita anterior, unos pocos
años antes, y aun era joven doce años después. El apóstol amaba a Timoteo de
una manera especial. Este joven tenía muy buena reputación en su propia ciudad
de Listra. Aquellos que tenían el don de profecía, eran apartados para
servicios especiales. Sabemos que Silas era un profeta, y posiblemente, Pablo,
igual que con él, fuese inspirado a
indicarle la voluntad de Dios a este joven como compañía en sus viajes. Esto
fue especialmente importante para Pablo después de la decepción de Juan Marcos,
y además considerando la sensible naturaleza de Timoteo. Éste había además
recibido un don especial por la imposición de manos de Pablo, lo cual era un
acto normal calificando al recipiente para el servicio. No deberían surgir
problemas con esto, pues además, hubo otras manifestaciones y dones dadas por
el Espíritu Santo en el periodo de los Hechos que eran suplementarios a las
milagrosas señales y dones, tales como “sabiduría”, y que serían tan necesarios
en la nueva dispensación a seguir al periodo de los Hechos.
Timoteo
fue además un hijo de padres de distintos orígenes, y esa fue otra de sus
cualidades. Bien podía simpatizar con el Gentil (el Griego) y además podía
comprender al Judío, pues su madre era
Judía y su padre Griego.
Algunos
tienen dificultad en comprender la circuncisión que Pablo realizó en Timoteo
después de haber manifestado su posición en contra de la circuncisión. Pero es
que para Pablo ni la circuncisión ni la
incircuncisión eran nada, sino que la gloria y el propósito de Dios lo eran
todo. Una vez que Timoteo podría servir mejor y sin impedimentos al Señor
siendo circuncidado, pues eso le capacitaba pata testificar tanto en la
sinagoga como fuera, Pablo la llevó a cabo. Dones espirituales, profecías,
imposición de manos y rituales Judíos, todo se combina para apropiar a este
joven para su altísimo oficio.
Y así
estos tres varones salieron en su viaje, relatando “los decretos a guardar” (16:4). Y como los problemas habían sido
resueltos por los decretos, las iglesias continuaron siendo fortalecidas en la
fe, y “creciendo en número diariamente”.
Yendo
hacia el norte, los tres siervos del Señor viajaron a través de la región de
Frigia y Galacia. En este contexto encontramos que hubo dos veces en las cuales
el Espíritu Santo les previene de tomar un curso equivocado, y haremos bien
aquí en recordar que “una puerta cerrada” es tanto una parte de la guía divina
como las puertas que se abren delante de nosotros: Aquel que abre, y ningún hombre puede cerrar; y cierra y ninguno puede
abrir. Una “puerta cerrada” tal vez no sea tan agradable como una “puerta
abierta”, pero ambas cosas son absolutamente vitales para la guía del Señor. Es
de hecho peligroso abrir lo que Dios cerró. Algunas veces tenemos que esperar
un largo rato hasta que se nos da la verdadera razón para el cierre.
Aquí en
Hechos, Dios previno a Pablo y a sus amigos de predicar en Asia, y cuando
llegaron a las cercanías de Misia e intentaron entrar en Betania, de nuevo el
Señor les cerró la puerta.
Entonces
pasaron de largo Misia y llegaron a Troas. Esta ciudad fue fundada muy cerca de
la antigua ciudad de Troya, por el sucesor de Alejandro el Grande, y llamada
después de él Alejandría Troas. Fue hecha colonia romana por Augusto. Las
puertas se cerraron porque evidentemente el Señor ahora quería que el Evangelio
de la gracia de Dios llegase a Europa, y esto se hizo totalmente claro por la
visión en la noche que Pablo recibió concerniente al pedido de ayuda del hombre
de Macedonia, de parte del apóstol y sus amigos (vers.9). En ese momento
debieron pensar que, habiendo llegado al mar (porque Troas era un puerto de
abrigo para embarcaciones que viajaban entre Asia y Macedonia) ya no podrían ir
más lejos, a menos que una nueva revelación se diese, y eso fue lo que
verdaderamente sucedió. En este punto, además, el escritor muestra de manera
muy transparente que él propio se juntó a la obra, pues desde aquí continúa la
historia en la primera en vez de la tercera persona del plural, y este es el
comienzo e inicio de la sección donde emplea el pronombre “nosotros” en los
Hechos, lo cual nos muestra el tiempo en el cual Lucas se adhiere con el grupo.
Pablo y sus compañeros obedecieron a la visión. Salieron por mar y alcanzaron
Samotracia y al día siguiente fueron a Neapolis.
11 De Troas fuimos por mar y navegando
llegamos a Samotracia, y al día siguiente a Neápolis. 12 De allí viajamos hasta Filipos, una colonia
romana y la ciudad principal de aquel distrito de Macedonia. Y nos quedamos
allí varios días.
13 En el Sabbath salimos por la puerta de la
ciudad hasta el rio, donde esperábamos encontrar un lugar de oración. Nos
sentamos y comenzamos a hablarles a las mujeres que se habían reunido
allí. 14 Una de las que escuchaba era una mujer llamada Lidia, comerciante en
tejidos de púrpura de la ciudad de Tiátira, la cual era una adoradora de Dios.
El Señor abrió su corazón para recibir el mensaje de Pablo. 15 Cuando ella y los miembros de su casa
fueron bautizados, nos invitó a su casa, diciendo: ¡Si me consideráis una
creyente en el Señor, venid y posad en mi casa! Y así nos persuadió (Hechos
16:11-15).
Aquí es
cuando el apóstol pone sus pies por primera vez en suelo Europeo. Neápolis
servía como puerto para Filipos. La gran vía militar, a través de Macedonia,
vía Egnalia, comenzaba aquí, y era lugar de paso para los viajantes que
cruzaban desde Asia Menor. De Neápolis viajaron hasta Filipos. Lucas nos dice
en este pasaje que Filipos era la ciudad principal de aquella parte de
Macedonia y que era una colonia romana. Como puesto militar que era, Filipos
debía tener muy pocos Judíos. Está claro que no había una sinagoga en la
ciudad, por eso aquí solo habían reunidas
un grupo de mujeres a la hora de la oración. Habían observado un
determinado lugar, probablemente cuando se adentraban en la ciudad, el cual era
un lugar de oración. Las inscripciones en Macedonia nos muestran que las
mujeres gozaban allí de una gran libertad, lo que no sucedía en ese tiempo en
otros lugares, y la historia de Lucas nos confirma estas inscripciones con las
actividades como negociantes de las mujeres en Filipo, Tesalónica y Berea.
Habiendo
tomado asiento, Pablo y sus amigos comenzaron a hablar. Sentarse era la actitud
Judía para discursos públicos, y Lucas hace uso de la primera persona del
plural indicando que Pablo, Silas, Timoteo y Lucas predicaron en turno, siendo
que Pablo fuera el portavoz principal. Una de las mujeres que oían se llamaba
Lidia, la cual era comerciante en púrpura. Ella era una convertida prosélita
que adoraba a Dios y que estaba preparada para recibir el mensaje del
evangelio. Lucas nos dice que el Señor le abrió su corazón para recibir la
Palabra, y ella por su vez ofreció su casa para hospedar a los testigos. Su
lugar de nacimiento era Tiátira, que era famosa por sus tejidos de púrpura. Era
un centro fabril y había grande demanda de sus tejidos una vez que se usaba en
las togas oficiales en Roma y en las colonias romanas. Todavía hoy en día se
usa la “púrpura real”.
Es
evidente que fue una mujer de algunos medios para realizar ese tipo de negocio.
Probablemente las mujeres fuesen todas sus empleadas, y es interesante notar
que fuera nativa de aquella misma Asia donde les había sido prohibido predicar.
¡Los “hombres de Macedonia” pasaron a ser un grupo de mujeres! Ciertamente una
nueva era había llegado para Europa y para las mujeres en la conversión de
Lidia. Pareciera que Pablo dudó en aceptar su invitación a su casa, pero ella
los persuadió y respondió positivamente a todo lo que había escuchado.
16 Cuando nos dirigíamos al lugar de oración,
salió a nuestro encuentro una niña esclava que tenía un espíritu de
adivinación, la cual daba gran ganancia de dinero a sus dueños con sus
adivinaciones. 17 Esta chica seguía
a Pablo y al resto de nosotros, gritando: ¡Estos hombres son siervos del Dios
Altísimo, los cuales os están diciendo la vía para ser salvos! 18 Así estuvo haciendo por muchos días. Y
finalmente Pablo llegó a estar tan atribulado que se volvió y le dijo al
espíritu: ¡En el nombre de Jesucristo te mando que salgas de ella! Y al momento
el espíritu la dejó. (Hechos 16:16-18).
Si Troas
había probado ser una puerta abierta, también es cierto que Pablo añade las
palabras y hay muchos adversarios ciertamente
fijados aquí (A.V.). De nuevo se opone Satanás a que la predicación de la
verdad se lleve a cabo sin obstáculos. Lucas registra el hecho de que una niña
esclava apareció en escena, la cual hacía previsiones futuras y daba a ganar
una larga suma de dinero a sus dueños con sus adivinaciones. Es extraño que
parezca estar diciendo la verdad con sus gritos, cuando a voces y tras los
testigos declaraba: ¡Estos hombres son
siervos del Dios Altísimo, que os predican el camino para ser salvos! De
hecho, en el texto griego no hay artículo y se lee un camino de salvación. Había como hay hoy en día muchos caminos de
salvación ofrecidos a los hombres. Satanás es mucho más peligroso cuando
aparece como un ángel de luz, y sus
ministros como ministros de justicia (es
decir, como buenas personas).
Tenemos un
caso similar en los registros del Evangelio, porque los demonios que habitan en
el interior no dudan en dirigirse a Cristo de manera correcta como el Hijo del Dios Altísimo. Pablo
reconoció que la muchacha estaba poseída de un demonio, aunque a voces pareciera declarar la verdad. No
quería de manera alguna que se diese un testimonio proveniente de una fuente
tal, y más sabiendo que era además la causa de adoración de la personas de
Listra, y como no paraba de repetir constantemente estas palabras por muchos
días, el apóstol, en el nombre de Jesucristo, mandó al espíritu que saliera de
ella, lo cual se hizo de manera instantánea (vers.18). Por una razón similar,
debemos recordar que el Señor Jesús mandó a estos demonios que no le declarasen
como el Mesías. Hubo otras ocasiones en los Hechos donde Satanás procuró atacar
y anular los testimonios por esta misma vía.
No
habiendo tenido éxito por esta vía, el enemigo entonces levanta una persecución
como ya lo había hecho anteriormente.
19 Cuando los dueños de la muchacha esclava se
dieron cuenta que su esperanza de ganar dinero había desaparecido, echaron mano
de Pablo y de Silas y los presentaron en la plaza pública para que enfrentasen
a las autoridades. 20 Los trajeron
delante de los magistrados y dijeron: ¡Estos hombres son Judíos, y alborotan
nuestra ciudad, 21 enseñando
costumbres que no nos es lícito recibir ni hacer, pues somos romanos!
22 Y la multitud se juntó en el ataque contra
Pablo y Silas, y los magistrados ordenaron que les rasgasen sus vestidos y los
azotasen con vara. 23 Después de
haber sido severamente azotados, fueron puestos en prisión, y al carcelero le
ordenaron que los guardase con mucho cuidado. 24 Y recibiendo tales ordenes, los puso en la celda más interior atándoles
sus pies al cepo.
25 Cerca de la medianoche, Pablo y Silas
estaban orando y cantando himnos a Dios, y los demás presos los estaban
escuchando. 26 Y de repente hubo un
tan violento terremoto, que las fundaciones de la prisión estremecieron. Al
punto se abrieron las puertas de la prisión, y las cadenas que prendían a todos
los presos se soltaron. 27 El
carcelero despertó, y cuando vio las puertas de la prisión abiertas, sacó su
espada y quiso matarse porque pensó que los prisioneros se habían escapado. 28
Pero Pablo le gritó diciendo: ¡No te
hagas mal alguno! ¡Todos estamos aquí!
29 El carcelero entonces pidiendo luz, se
precipitó adentro, y temblando se postró a los pies de Pablo y de Silas. 30
Él entonces los sacó afuera y les preguntó: ¿¡Señores, qué debo hacer para ser
salvo?!
31 Y ellos le dijeron: ¡Cree en el Señor Jesús
y serás salvo – tanto tú como toda tu casa! 32 Entonces le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los demás de
su casa. 33 A esa hora de la noche
el carcelero los tomó y les lavó sus heridas; y en ese mismo instante tanto él
como toda su familia fueron bautizados. 34 El carcelero los llevó a su casa y les puso de comer delante de ellos;
y se regocijó grandemente de haber creído a Dios – tanto él como toda su
familia.
35 Y cuando se hizo de día, los magistrados
enviaron sus oficiales a la cárcel con la orden: ¡Liberta a estos hombres! 36 Y el
carcelero le dijo a Pablo: ¡Los magistrados han ordenado que tú y Silas seáis
libertados! ¡Ahora, pues, podéis salir. Id en paz!
37 Pero Pablo respondió a los oficiales:
¡Después de azotarnos públicamente sin sentencia judicial, siendo ciudadanos
romanos, nos echaron en la cárcel. ¿Y quieren ahora echarnos encubiertamente?!
¡No señor! ¡Que vengan ellos mismos a sacarnos!
38 Y los oficiales hicieron saber estas
palabras a los magistrados, y cuando ellos oyeron que Pablo y Silas eran
ciudadanos romanos, se quedaron atemorizados. 39 Y vinieron a prisa, rogándoles y sacándolos les pidieron que
abandonasen la ciudad. 40 Entonces,
saliendo de la cárcel, entraron en casa de Lidia, y habiendo visto a los
hermanos, los consolaron y se fueron. (Hechos 16:19-40).
En el
contexto estamos tratando con Hechos 16, los amos de la niña esclava, viendo
que la fuente de su ganancia desapareciera, atacaron a Pablo y a Silas,
llevándolos a los gobernantes y acusándoles diciendo que alborotaban la ciudad
y abogando que, como romanos que eran, no podían aceptar ni practicar las
costumbres que estaban predicando. La multitud se puso del lado de los
acusadores. Como consecuencia, los magistrados ordenaron que los desnudasen y
azotasen con vara, poniéndolos a seguir en prisión con sus pies sujetos al
cepo. Posteriormente, Pablo nos informa en la epístola a los Corintios que fue
azotado de esta manera tres veces. Después de este cruel tratamiento, nadie
debería sorprenderse de encontrar a Pablo y a Silas gimiendo de dolor, y sin
embargo, en vez de eso, los vemos pasando el tiempo orando y alabando a Dios,
cantándole himnos (probablemente de los Salmos). Los demás prisioneros estaban escuchándolos y
deben haberse quedado atónitos con su actitud. Entonces y de repente, Dios
intervino, tal y como lo había hecho con Pedro estando prisionero, y un
terremoto sacudió los cimientos de la prisión, abriendo las puertas y soltando
las cadenas de los prisioneros.
El
carcelero entonces despertó con mucha agitación, y viendo lo que había sucedido
sacó su espada queriendo suicidarse, porque él sabía bien que debería pagar con
su propia vida si los prisioneros se escapasen. Pero Pablo se lo impidió a
tiempo, gritándole que todos estaban aún allí. Y el hombre, lleno de miedo, se
postró a los pies de Pablo y de Silas y les preguntó qué es lo que debería
hacer para ser salvo (vers.30). Y la respuesta que le dieron fue la misma que
Pedro le había dado a Cornelio:
Cree en el Señor Jesús, y serás salvo – tanto tú como
toda tu casa. (vers.31).
El
resultado fue que, tanto él como su familia, creyeron y fueron salvos. El
carcelero hizo todo lo posible por minimizar lo que le había hecho a los
prisioneros azotándoles con vara y les lavó sus heridas. A seguir fue
bautizado, así que debía haber agua en aquel local para llevar esto a cabo.
Al día
siguiente el carcelero recibió órdenes para que Pablo y Silas fuesen
libertados. Pero cuando les estaba comunicando esta decisión, Pablo dijo:
¡Nosotros somos ciudadanos romanos! ¡Hemos sido azotados sin sentencia judicial
y puestos en prisión! ¡Que vengan los magistrados y que nos saquen ellos de
aquí! Y los alguaciles enviados reportaron eso mismo a los magistrados, los
cuales, de repente, se quedaron alarmados viendo que habían gravemente
transgredido la ley romana sobre ciudadanos romanos. Así que tuvieron que
humillarse y hacer así como Pablo había mandado, lo cual debieron detestar
llevar a cabo. Debió ser muy amargo para ellos. Pero tuvieron que rogarle a
Pablo y a Silas que abandonasen la ciudad para evitar y temiendo futuros
problemas. Pero los dos líderes, antes de abandonar la ciudad, fueron primero a
casa de Lidia, donde estaban reunidos otros creyentes, y Lucas añade que: los consolaron. Cualquiera podría pensar
que sería al revés, que eran Pablo y Silas los que precisaban de consuelo
después de todo cuanto habían padecido.
Este por
un lado fue un terrible comienzo para el comienzo del testimonio de los
apóstoles en Europa, pero lo cierto es que el duplo ataque de Satanás fracasó,
y el estandarte del evangelio fue firmemente asentado en Europa. Dos familias
fueron salvas antes de que Pablo abandonase la ciudad. Y Pablo, por la gracia
del Señor, dio pruebas de victoria, tanto ante el engañoso ardil del adversario
como ante la violencia extrema del hombre.
CAPÍTULO DIECISIETE
Debemos
observar que, al principio de este capítulo, mudamos de nuevo para la tercera
persona del plural “ellos” (vers.1), mostrándonos que Lucas se mantiene por
detrás de sus escenarios. Sin embargo vuelve a juntarse en Filipos, lo cual nos
da la segunda sección empleando “nosotros” de los Hechos.
Cuando hubieron atravesado Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había una
sinagoga Judía. 2 Y como era su costumbre, Pablo se dirigió a la sinagoga y durante tres
días de Sabbath razonó con ellos las Escrituras, 3 explicando y probando que Cristo había sufrido y sido levantado de la
muerte: ¡Este Jesús a quien yo os predico es el Cristo! Les dijo. 4 Y algunos de los Judíos fueron persuadidos
y se juntaron a Pablo y a Silas, y de igual manera un gran número de Griegos
temientes a Dios, así como no pocas mujeres influyentes.
5 Pero los Judíos se llenaron de celos; así
que sobornaron a hombres ociosos de la plaza pública que formaron una turba y
levantaron contra ellos una sedición en la ciudad. Invadieron la casa de Jasón procurando
a Pablo y a Silas para confrontarlos con la multitud. 6 Pero al no hallarlos allí, trajeron con
violencia a Jasón y algunos hermanos más delante de los oficiales de la ciudad,
gritando: ¡Estos hombres que han causado tantos problemas por todo el mundo han
venido ahora aquí, 7 y Jasón los ha
recibido en su casa. Y están defraudando los decretos del Cesar, diciendo que
hay otro rey, llamado Jesús! 8 Cuando
oyeron esto, la multitud y los oficiales de la ciudad se escandalizaron. 9 Pero
obtenida fianza de Jasón y de los demás, los soltaron (Hechos 17:1-9).
Pablo y
Silas ahora toman el camino hacia Roma, la vía Egnalia hasta Tesalónica, es
decir, a través de Anfípolis, distante aproximadamente unos 53 quilómetros;
desde allí fueron hasta Apolonia, a otros 47 quilómetros, y desde allí a
Tesalónica, 55 quilómetros. Debió ser un viaje de cerca de 160 quilómetros al
total, y muy probablemente permanecieron una noche en la primera ciudad,
Tesalónica (nuestra actual Salónica). Era esta una gran ciudad comercial y la
capital de la segunda de las cuatro divisiones de Macedonia, y además la
capital de toda la provincia. Era un centro estratégico para la expansión del
evangelio tal como Pablo dijo posteriormente, porque las buenas nuevas del
reino y el evangelio se hicieron conocidas por los creyentes de Tesalónica a
través de toda Macedonia y de Acaya. En
el vers.3 Lucas nos dice que la primera cosa que hizo el apóstol fue dirigirse
a la sinagoga. Esta era “su costumbre”, y debemos recordar lo que dijo en
Antioquía de Siria, que era necesario que así se hiciera, pues Israel seguía
siendo entonces el pueblo del pacto y el centro humano del propósito de Dios
con Su reino terrenal, y esto aun y cuando estuvieran cada día más y más
inclinados hacia la incredulidad y a la enemistad hacia la voluntad de Dios.
Esta fue
una repetición de su actitud hacia el Señor Jesús, su Mesías, Rey y Salvador.
Lucas no
dice nada acerca del estado de salud de Pablo y de Silas después de sus físicas
torturas, pero Pablo escribió al respecto:
Vosotros sabéis que nuestra visita a vosotros no fue en
vano. 2 Habiendo
previamente sufrido y sido insultado en Filipos, como bien sabéis, pero con la
ayuda de nuestro Dios quisimos hablaros Su evangelio a pesar de la gran
oposición.
La iglesia
cristiana comenzó en la sinagoga Judía y no se separó de ella hasta que este
segundo viaje misionero hubo finalizado. El pueblo de Israel fue el guardián de
la Palabra de Dios – el Antiguo Testamento. Así que Pablo, sabiamente, durante
tres sucesivos Sabbath, les abrió y explicó estas Escrituras, señalando que
ellas prevían que Cristo tuviese que padecer y ser levantado de la muerte, y
que este Jesús era el Mesías (Cristo) que había cumplido estas profecías
(vers.2, 3). Por eso les recuerda a los Tesalonicenses en su primera epístola: porque si creemos que Jesús murió y se
levantó de nuevo – así viniendo en Su
muerte y resurrección. Que era necesario que padeciese y volviese de nuevo
a la vida lo dejó claramente indicado el propio Señor.
Debemos
siempre recordar que tenemos solamente dos fuentes de información con respecto
al tema del ministerio de Pablo: el registro de los Hechos, donde las iglesias
son primeramente fundadas; y las subsecuentes epístolas donde se dan enseñanzas
añadidas. Será bueno para todos nosotros, cuando leemos acerca de las iglesias
descritas en los Hechos, leer también las epístolas que se envían a esas
iglesias y comparar ambas fuentes de información, pues la una complementa a la
otra. El propio apóstol siguió este método siempre, tal como 1ª Corintios nos
deja ver con toda claridad:
3 Porque lo que recibí eso es lo que os di
como más importante: Que Cristo murió por nuestros pecados de acuerdo a las
Escrituras, 4 y que si fue
sepultado, también fue levantado al tercer día conforme a las Escrituras.
Toda
enseñanza cristiana, para ser valiosa, debe basarse en todas sus partes sobre
la Palabra de Dios. Este requisito ha sido largamente olvidado por las iglesias
actuales. ¿Cuántos sermones son exposiciones de las sagradas Escrituras? No es
de extrañar que haya tanta ignorancia de Cristo y de la verdad de Dios al día
de hoy.
Como
resultado de la fiel proclamación y explicación de Pablo de la Palabra de Dios
en Tesalónica, hubo una muy grande recepción, pues algunos de los Judíos creyeron y se juntaron a Pablo y a Silas, y de la
misma manera un gran número de Griegos piadosos así como no pocas nobles
mujeres (vers.3, 4). Estos temientes
o píos Gentiles estaban más libres de las influencias de los rabinos y por ese
motivo respondieron más ávidamente al apelo de los apóstoles. En Macedonia,
como ya vimos, las mujeres gozaban de mucha más libertad que en otros lugares y
muchas de ellas se volvieron para Cristo.
Sin
embargo, no fue por un largo periodo de tiempo que la obra se llevase a cabo
libre de oposiciones y obstáculos. Satanás siempre levantó graves problemas del
mismo modo que lo sigue haciendo hoy en día. Una vez que no hallaron a Pablo,
Jasón, en cuya casa estaba hospedado, fue violentamente llevado en presencia de
los gobernadores de la ciudad. La
palabra aquí empleada para gobernadores u oficiales en algunas ciudades
Macedonias es politarchs, un término
no utilizado ni anterior ni posteriormente a este capítulo. Aquí, una vez más,
Lucas brilla siendo un fiel historiador, pues aunque el nombre relativo a los
oficiales romanos variase de lugar para lugar, Lucas al nombrarlos no comete
error alguno.
La turba
hizo acusaciones contra los creyentes que no eran sino meras infamias de la
verdad que les había sido enseñada. El reino de Dios había sido proclamado,
pero era un reino muy distinto de aquellos que se habían erguido en el mundo en
aquel tiempo. Sin duda se refirieron al Señor Jesús como “Rey”, el cual era el
título que solo el Cesar ostentaba. Roma toleraba la religión hasta el punto
que no comprometiese la posición del Cesar como Emperador y gobernante. Cuando
todo esto sucedió fueron llevados presos violentamente.
La ciudad
se vio envuelta en la confusión y como resultado obligaron a Jasón y a los
demás a pagar una fianza y luego los libertaron (vers.9).
10 Cuando se hizo de noche, los hermanos
enviaron a Pablo y a Silas para Berea. Y allí llegados, se dirigieron a la
sinagoga de los Judíos. 11 Y los de
Berea eran más nobles de carácter que los Tesalonicenses, porque recibieron el
mensaje con gran interés y examinaban las Escrituras cada día para ver si lo
que decía Pablo era verdad. 12 Muchos
de los Judíos creyeron, así como un cierto número de mujeres Griegas
prominentes y de muchos Griegos varones.
13 Cuando los Judíos en Tesalónica oyeron
decir que Pablo estaba enseñando en Tesalónica la Palabra de Dios en Berea, se
acercaron, y también allí alborotaron a las multitudes. 14 Pero los hermanos se dieron prisa y
enviaron a Pablo hacia la costa, y Silas y Timoteo permanecieron en Berea. 15
Los hombres que escoltaban a Pablo lo
llevaron hasta Atenas y se volvieron con instrucciones para que Silas y Timoteo
se juntasen con él tan pronto cuanto les fuera posible. (Hechos 17:10-15).
No
queriendo que los problemas se extendiesen, los hermanos en Tesalónica tuvieron
por bien para librar a Pablo y a Silas enviarlos a Berea de noche. Berea se
halla a unos 90 quilómetros hacia el sur. Y fue en Berea que Timoteo volvió a
juntarse con ellos. A pesar de toda la oposición de parte de los Judíos, Pablo
se dirigió a la sinagoga que allí había como era su costumbre.
Y Lucas
hace el siguiente comentario acerca de los creyentes de Berea:
Y los de Berea eran más nobles de carácter que los
Tesalonicenses, pues recibieron el mensaje con gran interés y examinaban las
Escrituras cada día para comprobar si lo que Pablo decía era verdad (vers.11).
Esta
actitud de hecho era loable, porque Pablo declara en su primera epístola a la
iglesia de los Tesalonicenses que habían llegado a ser un modelo para todos los creyentes en Macedonia y Acaya.
Los sabios
creyentes de Berea fueron más lejos. Pusieron a prueba la enseñanza dada por
Pablo con las Santas Escrituras para examinar si es que fuera o no la verdad de
Dios. Si todos los que profesan ser creyentes en el Señor Jesucristo y claman
ser verdaderos testigos Suyos hicieran lo mismo, se acabaría con un montón de
falsas enseñanzas que predominan hoy en día. Es cierto, son muchos los cristianos
que no conocen la Biblia lo suficiente para poder actuar así. Muchas iglesias
no exponen la Palabra de Dios ni exhortan a sus oidores a examinar sus páginas.
Los creyentes de Berea lo hicieron con
gran interés, lo cual era esencial si es que deseaban constantemente
estudiar y comparar lo que Dios había escrito y preservado en Su Palabra. Eso
hizo que bajo el punto de vista de Dios fuesen más nobles estudiantes de la
Biblia.
Y como
resultado hubo muchos Judíos que creyeron, así como un cierto número de mujeres
prominentes y de hombres Griegos. Conocemos el nombre de uno de ellos: Sópater,
el hijo de Pyrro, mencionado en 20:4.
Como ya
antes había sucedido, los Judíos de Tesalónica, habiendo oído decir que los
apóstoles estaban en Berea, enviaron un cierto número de varones y
soliviantaron la ciudad creando más problemas (vers.13), tal como los Judíos de
Antioquía en Psidia habían perseguido a Pablo hasta Iconio y Listra. Pero los
hermanos de Berea actuaron con prontitud. No está claro si es que Pablo hizo
todo el viaje hasta Atenas por tierra, o si tomaron un barco y navegaron por
mar hasta allí. Debió costarle mucho dejar para atrás su provechoso ministerio
en Macedonia, pero Silas y Timoteo permanecieron en Berea y continuaron dando
el testimonio fiel. Los amigos encaminaron a Pablo hasta Atenas para asegurarse
que llegaba a salvo y luego desde allí los despidió, dándoles instrucciones
para que Silas y Timoteo se juntasen a él tan pronto como les fuera posible.
16 Mientras Pablo aguardaba por ellos en
Atenas, se enardecía viendo que la ciudad estaba repleta de ídolos. 17 Así que razonaba en la sinagoga con los
Judíos y los Griegos temientes a Dios, así como en la plaza pública día tras
día con aquellos que se juntaban allí. 18 Y un grupo de filósofos Epicúreos y de Estoicos comenzaron a disputar
con él, y unos decían: ¿¡Qué querrá decir este palabrero!? Mientras que otros
replicaban: ¡Parece que es predicador de nuevos dioses desconocidos! Esto
decían porque Pablo les estaba predicando las buenas nuevas acerca de Jesús y
la resurrección. 19 Entonces le
tomaron y le llevaron ante el Areopagita, donde le inquirieron diciendo:
¿¡Podemos saber de qué trata esta nueva enseñanza que estás predicando!? 20
¡Has traído ideas extrañas para nuestros
oídos, y queremos saber lo que significan! 21 (Porque todos los Atenienses y los extranjeros que allí vivían no
hacían otra cosa sino en hablar y escuchar alguna nueva idea) (Hechos
17:16-21).
Atenas era
el centro y la capital de la sabiduría mundana, la ciudad de la filosofía, la
cultura y el arte, sin embargo y a pesar de eso, era la ciudad de la
superstición, de la idolatría y de las inmoralidades. Pero Pablo estaba listo
para darles su testimonio a sus habitantes. Razonaba en la sinagoga para los
Judíos y los Griegos que temían a Dios, pero Lucas se centra sobre el discurso
de Pablo a los filósofos y nos da un resumen de lo que habló. En la plaza
pública conversó con las dos clases de filósofos, Los Estoicos y los Epicúreos.
Mientras aguardaba por Silas y Timoteo, Pablo paseaba por la ciudad y observó
que estaba llena de ídolos. La idolatría y la sensualidad que predominaban le
inquietaban seriamente su espíritu. Plinio declara que, en el tiempo de Nerón,
había cerca de 30.000 estatuas públicas aparte de incontables privadas en los
hogares. Pausanio dijo que era más fácil encontrar a un dios que a un hombre en
Atenas.
Los
filósofos Epicúreos y Estoicos estaban siempre listos para escuchar un nuevo
argumento, por eso frecuentaban asiduamente la plaza. Ambas clases desdeñaron a
Pablo, y entre ambos tipos existía entonces una gran rivalidad con respecto a
sus filosofías. Los Estoicos derivaban su actitud de Zenón (360-260 a. C).
Enseñaba en el Stoa (pórtico) y por
eso su enseñanza se denominó Stoicismo. Eran
panteístas y fatalistas. Enseñaban que la Deidad impregnaba los asuntos del
mundo y que ellos acataban las doctrinas de la Providencia, la responsabilidad
personal y el juicio. Creían que por debajo del Dios único había seres divinos
llamados demonios, los cuales actuaban como mediadores.
Los
Epicúreos eran ateos y negaban una vida futura. Confesaban que el placer era la
cosa más importante que podía extraerse de esta vida. Aceptaban la existencia
de dioses pero los consideraban como ajenos y sin nada tener que ver con la
vida humana. Creían que el mundo había aparecido por un mero acaso: un fortuito concurso de átomos. Las
doctrinas de las dos escuelas podrían resumirse en las palabras “Orgullo y
Placer”.
Entre los
Epicúreos se hallaba la sensualidad natural del hombre que es contraria y enemiga a las enseñanzas del Evangelio;
entre los Estoicos se daba la justicia propia y el orgullo del intelecto. Ambas
filosofías se extendieron ampliamente por el mundo hasta los días actuales.
No
estaremos equivocados si pensamos que esta situación debió ser una de las más
grandes dificultades que Pablo tuvo que enfrentar. Los filósofos se
preguntaban: ¿Qué querrá decir este
palabrero? La palabra traducida “palabrero” (spermologos) significa
pica-semillas, tal como un pájaro pica las variadas semillas al azar. Eustaquio
la emplea hablando de un hombre deambulando por el mercado picando pedazos de comida que caían de las carretas, y además de
aquellos que van picando pedazos de
sabiduría de boca de terceros.
La actitud
en cuestión era de desprecio y sumamente ridícula. Otros remarcaban que Pablo
parecía querer introducir dioses extraños, porque hablaba de Jesús y de la resurrección.
Así que lo
llevaron delante del Areópago (la Colina de Marte) donde se hallaba reunido un
tribunal. Este tribunal no ejercía un juicio por actos criminales, sino que
examinaba todo lo concerniente con nuevas ideas en esta ciudad universitaria,
para ver si serían legales o no. Comenzaron a inquirir de manera refinada y
educada, preguntando si podían saber de qué trataban estas nuevas enseñanzas.
Tal vez hubiera sarcasmo en sus inquisiciones mezclado también. Le dijeron al
apóstol que estaba trayendo ideas extrañas para sus oídos que les espantaban.
Lucas añade además que los habitantes de Atenienses pasaban su tiempo hablando
y dando oídos a nuevas ideas.
Ahora
bien, esto continúa siendo cierto hoy en día. Algunos cristianos solo están
deseando escuchar nuevas ideas acerca de la Biblia y sus contenidos. Se han
hartado de la primitiva verdad, y esta actitud puede llegar a ser una gran
trampa. Son como aquellos que tienen comezón
de oír y sobre los cuales Pablo avisa a Timoteo. En Atenas lo “nuevo”
rápidamente se volvía trivial con estos querellosos filósofos.
Pablo
aprovechó la oportunidad para predicar a Cristo a esta extraña audiencia. No se
dirige a ellos como si fuera un hombre coartado, sino como alguien que tiene el
denuedo para dar a escuchar el evangelio de Cristo y que utiliza para eso una
gran sabiduría.
Él no se
refiere a las Escrituras del Antiguo Testamento, pues sería desconocido para
sus oyentes. Basó su argumento en el Dios de la creación. Comenzó con el Dios
Creador y acabó con el Dios Juez de todo. Les dijo que eran evidentemente muy
religiosos. La palabra que utilizó fue deisidaimon
(literalmente – temerosos de la
deidad). Es un término neutro, significando tanto pío en el buen sentido como supersticioso
en el malo. La Versión Autorizada pone demasiado
supersticiosos, pero no parece apropiado que Pablo se dirigiera así dándoles
una bofetada semántica a esta audiencia de Ateneos al comienzo de su discurso
para convertirlos a la verdad de Cristo. Pablo era un hábil orador, y sabía ser
tanto fiel como prudente hablando. La N.I.V. traduce mejor la frase diciendo sois muy religiosos.
Y después
continúa diciéndoles que había observado en la ciudad una inscripción Al Dios Desconocido. Bien sabemos por
otros escritores de este hecho. La inscripción le sirvió a Pablo como un
resumen de lo que les iría a contar.
22 Pablo entonces se puso en pie en medio del
Areópago y dijo: ¡Varones atenienses, en todo veo que sois muy religiosos! 23
porque pasando y mirando cuidadosamente
vuestros objetos de adoración, encontré un altar con esta inscripción: A UN
DIOS DESCONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo
os predico.
24 El Dios que hizo el mundo y todo cuanto en
él hay es el Señor del cielo y de la tierra y no habita en templos hechos por
manos humanas. 25 Y no es servido
por manos humanas, como si de alguna cosa precisase, pues Él propio es quien da
a todos los hombres la vida y el aliento y todas las cosas. 26 De un solo hombre ha hecho a todas las
naciones de los hombres, para que puedan habitar toda la tierra; y el determinó
los tiempos establecidos para ellos y el exactor lugar donde deban vivir. 27
Así lo hizo Dios para que los hombres le
procuren y tal vez alcancen a conocerlo, aunque ciertamente no está lejos de
cada uno de nosotros. 28 Porque en Él vivimos y nos movemos y tenemos
nuestro ser, tal como algunos de vuestros propios poetas han dicho, Porque linaje suyo somos.
29 Por tanto y una vez que somos linaje de
Dios, no debemos pensar que el ser divino es como el oro o la plata o las
piedras preciosas – una imagen hecha por designio e imaginación del hombre. 30
Basta el tiempo pasado en el cual Dios
pasó por alto una tal ignorancia, pero ahora nos manda a todos los pueblos y en
todos los lugares que se arrepientan. 31 Pues Él ha establecido un día cuando juzgará al mundo con justicia por
el Hombre que había señalado. Y ha dado prueba de todo esto a todos los hombres
levantándole de la muerte. (Hechos 17:22-31).
Una vez
que les da a conocer a los atenienses su ignorancia del Ser divino y la
naturaleza de Dios, Pablo declaró que podría contarles la verdad a Su respecto.
Él era el Dios Único que había creado el cielo y la tierra, no como los 30.000
dioses de los atenienses que cada uno hacía una cosa distinta. El verdadero
Dios era Señor de todo, el dueño absoluto de toda la creación, y no solo de
partes suyas.
Él no
precisaba de nada que los humanos pudieran suplirle. Esto debió sonarles
extraños a sus oyentes, pues pensaban que los dioses solo se contentarían con
sus ofrendas. En otras palabras, el verdadero Dios no solo era auto suficiente
sino que además era también la fuente de la vida, el aliento, y de todas las
cosas. Diciendo estas cosas Pablo se sobrepuso a todos los filósofos Griegos y
a sus ideas.
En el
vers.26 los apóstoles afirmaron la unidad de la raza humana con un común origen
y con Dios como el Creador. La mano de Dios aparece en la historia de todos los
hombres y la controla sin negar la responsabilidad humana tal como estaba
envuelta en la idea Estoica del destino. Dios establece los tiempos y los
lugares donde los hombres deben estar, tal como el Señor determinó de los tiempos de los Gentiles y de la heredad
terrenal de Israel. Existe una interrelación entre la voluntad de Dios y las
actividades y responsabilidades del hombre, aunque sea difícil verla debido a
nuestra limitación y corta visibilidad.
El
objetivo de Dios fue que el hombre que había creado le procurase y llegase a
conocer, y no como las naciones habían hecho volviéndose hacia sus propios
caminos y alejándose de Él. En el vers.28 tenemos una prueba de su proximidad y
no el panteísmo de los Estoicos. Los tres verbos aquí forman una escala
ascendente y alcanza una cima en Dios (vida, movimiento, existencia). Pablo
llega mismo a citar sus propios poetas. Aratos de Soli en Cilicia (alrededor
del año 270 a. C) tiene unas palabras similares en su Ta Phainomina. Pablo, por supuesto, sabía que sus palabras fueron
escritas refiriéndose a Zeus (Júpiter), no a Jehová, pero aplicó la idea en
ellas de que todos los hombres proceden originalmente de Dios. También citó a
Menander y a Epimenides. Pero hay una gran diferencia entre la relación de los
hombres hacia Dios en la creación original, y la relación a través de la
redención por la cual los hombres pasan a ser los hijos de Dios por la fe en
Cristo Jesús. El hombre no puede llegar a conocer a Dios haciendo imágenes de
su propia creación, y eso es por lo que Dios prohíbe, en la Ley, la
manufacturación de imágenes, por ser meros símbolos de la deidad invisible, y
sin embargo los hechos permanecen y muchos adoradores siguen rindiendo sus
honores a las imágenes que ponen delante de sus ojos.
La
grandeza de Dios no puede ser expresada en oro, plata o piedras preciosas. El
tiempo cuando los hombres imaginaban todo eso fue un tiempo de ignorancia, que Dios en Su misericordia pasó por alto, no teniéndolo
en cuenta. Permitió que las naciones anduviesen en sus propios caminos.
Pero ahora, teniendo en cuenta la plena revelación de Dios a través de
Jesucristo, Él llama a todos los hombres a que se arrepientan de su ignorancia
y desobediencia, y a que se sometan al verdadero conocimiento de Dios dado a
conocer en el Evangelio de Cristo el Señor y Salvador.
Y por
causa de eso, Él ha señalado un día en el cual venga a juzgar al mundo en justicia, lo cual significa en “perfecta
justicia”. Y no solo ha determinado el tiempo, sino además Aquel quien juzgue
también, y Él es el Señor Jesucristo, Quien tiene autoridad para ejercer los juicios, pues es el Hijo del Hombre y ha
sido levantado de la muerte por el Padre
con este propósito en mente (vers.31). Pablo había visto al Cristo levantado.
Así termina el discurso de Pablo a los filósofos. Fue una exposición maestra
del lugar y el poder de Dios en la historia humana.
La idea de
una resurrección de los hombres muertos no agradó a muchos de sus oyentes, pues,
¿no habían declarado sus maestros que no existía una tal cosa así?
32 Cuando oyeron hablar acerca de la
resurrección de la muerte, algunos de ellos se burlaron, pero otros dijeron:
¡Ya te oiremos hablar de esto de nuevo! 33 Y así Pablo dejó el Concilio. 34 Pero unos cuantos pasaron a ser seguidores de Pablo y creyeron. Entre
los cuales estaba Dionisio, un miembro del Areópago, y además una mujer llamada
Dámaris, y otros con ellos. (Hechos 17:32-34).
Hubo por
tanto una mezcla de reacciones a todo lo que habían oído. Sin embargo no dejó
de tener provecho, pues un miembro del Areópago, Dionisio, respondió al
mensaje, y lo mismo sucedió con una mujer por nombre Dámaris, y otros más con
ellos. Es posible que Dámaris fuese una mujer temiente a Dios que había estado
ya antes escuchando a Pablo hablar en la sinagoga. La idea popular de que Pablo debió quedarse
mal impresionado con la proximidad de estas mujeres es completamente falsa,
pues cuando Pablo llegó a la próxima ciudad, Corintio, declaró que a nadie conocía
sino a Jesucristo, y a éste crucificado. Y
con este texto sobran comentarios, tal como F.F.Bruce declara.
CAPÍTULO DIECIOCHO
Después de esto, Pablo salió de Atenas y fue a Corinto. 2 Allí se encontró
a un Judío de nombre Aquila, un nativo del Ponto, que había llegado
recientemente venido de Italia con su mujer Priscila, porque Claudio había
ordenado que todos los Judíos debían salir de Roma. Pablo fue con ellos, 3 y como tenía por profesión hacer tiendas
como eran ellos, con ellos permaneció y trabajó. 4 Y cada Sabbath razonaba en la sinagoga, tratando de persuadir tanto a
Judíos como a Griegos. (Hechos 18:1-4).
De Atenas
Pablo salió para Corinto, a 80 quilómetros de distancia. Julio Cesar había
vuelto a edificar la arruinada ciudad en el año 46 a. C. y le había dado la
condición de una colonia romana. Poseía
dos puertos: Lacau y Cencrea, y llegó a ser la capital de la provincia romana
de Acaya. Era además la principal ciudad comercial de Grecia y la Feria de las Vanidades
del Imperio con su cosmopolita populación y su bajo estado de moralidad. El
Templo de Afrodita tenía mil prostitutas y la propia palabra Corintheanize significa inmoralidad. Pablo ya había tenido problemas con las
ciudades que había visitado: Filipos, Tesalónica, Berea y Atenas, pero, ¿qué es
lo que ahora podría esperar de Corinto? Bien podía haberse excusado de predicar
en un sitio así, pero, contrariamente a lo esperado, el Señor le dijo en una
visión de noche:
No temas; sigue predicando, no te calles. 10 Porque Yo estoy
contigo, y nadie te hará mal ni echarte mano, pues Yo tengo mucha gente en esta
ciudad (18:9, 10).
Así que en
vez de ser una visita casual, Pablo permaneció allí durante un año y medio. Al
mismo tiempo, cualquiera puede fácilmente comprender los problemas morales que
enfrentaban los creyentes en Corinto, y que son tan evidentes en las dos
epístolas que escribió a los creyentes que allí habitaban. Verdaderamente los
caminos de Dios no son nuestros caminos, pero la fe de Pablo era suficientemente
amplia como para confiar en el Señor bajo todo tipo de bendiciones y para hacer
Su voluntad cualquiera que fuese la dificultad que enfrentase.
Pablo
enseguida encontró un matrimonio, Aquila y Priscila, que habían venido
recientemente de Roma. Habían sido obligados a dejar la ciudad por causa de los
conflictos que los Judíos allí habían estado causando, y Claudio, por tanto,
había ordenado que todos los Judíos abandonasen Roma (vers.2). Viendo que
Aquila tenía el mismo oficio que él propio, manufacturación de tiendas y
trabajos en cuero, Pablo permaneció trabajando con ellos y así se formó una
relación duradera muy provechosa para el evangelio. Pablo, generalmente, se
ganaba su vida de esta manera durante sus viajes misioneros. Rabí Judá dice: Aquel que no enseña un oficio a su hijo, es
lo mismo que enseñarle a ser un ladrón. No era considerado apropiado para
un escriba o rabí recibir un sueldo por su enseñanza de la ley, así que por
causa de eso y debido al hecho de que no quería ser un fardo para las iglesias,
Pablo trabajaba y hacía tiendas de campaña de piel, o revestidas de pelo de
cabras.
El apóstol
se sustentaba a sí mismo, y apreciaba especialmente estar capacitado para ser
un colaborador en el oficio común con este noble hombre y su mujer. Todas las
iglesias estaban en deuda con ellos así como con Pablo. De nuevo tuvo la
oportunidad de dar su testimonio primero a los Judíos en la sinagoga, porque lo
vemos razonando con ellos cada Sabbath (vers.4).
5 Cuando Silas y Timoteo vinieron de
Macedonia, Pablo estaba incumbido exclusivamente en predicar, testificando a
los Judíos que Jesús era el Cristo. 6 Pero
cuando los Judíos se opusieron a Pablo de forma abusiva, se despojó de sus
vestidos y les dijo: ¡Vuestra sangre sea sobre vuestras propias cabezas! ¡Yo ahora
estoy exento de responsabilidad. De ahora en adelante iré a los Gentiles!
7 Entonces Pablo abandonó la sinagoga y se
fue a una casa que se hallaba próxima de
ella, de uno llamado Justo (Titius Justus)
un adorador de Dios. 8 Y Crispo, el
principal de la sinagoga, y toda su casa, creyeron en el Señor; y también
muchos de los Corintios que le escucharon creyeron y fueron bautizados.
9 Una noche el
Señor le dijo a Pablo en visión: ¡No tengas miedo; sigue predicando, y no
calles! 10 ¡Porque Yo estoy contigo,
y nadie te hará mal ni te echará mano, pues Yo tengo mucha gente en esta
ciudad! 11Así que Pablo permaneció
allí durante un año y medio, enseñándoles la Palabra de Dios (Hechos
18:5-11).
El apóstol
sería consolado por la llegada de Silas y Timoteo un poco después. Tendría una
gran alegría al lograr saber noticias a través de Timoteo sobre la manera como
los convertidos en Tesalónica habían soportado la oposición que ellos propios
habían también sufrido. Al mismo tiempo, Timoteo y Silas también trajeron
consigo una cierta suma de dinero de parte de la generosa iglesia de Filipos, y
en la carta que les dirigirá posteriormente les dará a conocer su gratitud.
Este
sustento le capacitó durante un cierto tiempo para abandonar su manufacturación
de tiendas y dedicarse por entero a la proclamación de las buenas nuevas acerca
del Señor Jesús siendo el verdadero Mesías y Salvador.
Pero lo
que parecía inevitable sucedió. Una vez más la enemistad Judía se puso de
manifiesto y se opusieron y blasfemaron. En dos ocasiones tuvo Pablo que
anunciar en la sinagoga que, debido a su oposición y blasfemia, él se volvería
para los Gentiles locales. Esto ya había sucedido en Antioquía, y ahora volvía
a suceder aquí en Corinto. Había dado a conocer fielmente el evangelio de la
gracia, así que sus responsabilidades habían finalizado con respecto a los
Judíos. Sin embargo, no tuvo que esperar mucho tiempo para encontrar algunos
que creyesen. Abandonando la sinagoga se fue la casa de uno llamado Justo, un
temiente de Dios que había oído a Pablo en la sinagoga y recibido su mensaje.
Sir William Ramsay ha señalado que probablemente fuese el nombrado en la
epístola como Gayo mi hospedador y el
Gayo al cual el apóstol refiere haber bautizado. Al mismo tiempo
menciona a Crispo, que era ni más ni menos el principal de la sinagoga que
acababa de abandonar, y a muchos más que creyeron el Evangelio también (18:7,
8).
12 Al tiempo en que Galión estaba siendo el
procónsul de Acaya, los Judíos se levantaron de común acuerdo contra Pablo y lo
trajeron al tribunal. 13 diciendo:
¡Este hombre persuade al pueblo a adorar a Dios de manera contraria a la ley”
14 Y cuando Pablo se disponía para hablar,
Galión le dijo a los Judíos: ¡Si fuera algún agravio o algún crimen de
gravedad, Oh Judíos, conforme al derecho yo os toleraría, 15 Pero visto que solo envuelve cuestiones de palabras y nombres, y de vuestra ley,
vedlo vosotros, porque yo no quiero juzgar estas cosas! 16 Y así los expulsó del tribunal. 17 Entonces se apoderaron de Sóstenes, el
principal de la sinagoga, y le golpearon en frente del tribunal. Pero a Galión
poco le importaba. (Hechos 18:12-17).
Los
opositores Judíos de esta vez fueron más lejos. En vez de aparecer ante los
magistrados que solamente poseían autoridad local, esta vez fueron al
gobernador romano con la intención de influenciar a otros gobernadores,
tratando de obtener de él un veredicto que impidiese la actuación de Pablo
sobre todo el Imperio. En ese tiempo el procónsul era Galión el hijo del
anciano Séneca y un hermano del Séneca filósofo (3 a.C. – 65 d.C.). Era un buen
orador. Su hermano dijo: ningún mortal
agrada tanto a cualquier persona como Galión se comporta con todos.
Los enemigos presentaron sus acusaciones contra Pablo
diciendo que hacía propaganda de una religión no autorizada por la ley de Roma.
El Judaísmo era permitido por Roma siempre y cuando los Judíos no procurasen
convertir a los romanos, pero los opositores reclamaban que el evangelio que
Pablo proclamaba era extraño a su religión y que debía ser banido. Pablo estaba
a punto de presentar su defensa, pero cuando Galión acabó de oír las
acusaciones, decidió que Pablo estaba predicando una variedad del Judaísmo un
tanto distinta de aquel que sería habitual en la colonia Judía en Corinto. Si
las acusaciones dijesen respecto a una quiebra de la ley romana, dijo él, lo
aceptaría; pero en su estimación no pasaba de ser un desacuerdo acerca del
Judaísmo y su terminología, así que los Judíos tendrían que tratar por ellos
propios la cuestión. Y a seguir los expulsó del tribunal.
Los
acusadores Judíos se quedaron furiosos y descargaron su ira sobre Sóstenes, el
principal de la sinagoga, golpeándole violentamente en frente del tribunal; y
Galión, viendo lo que sucedía, actuó como
si nada se le diese (vers.17). No es que fuese indiferente a lo que estaba
sucediendo, pero como ya había dejado claro, no estaba dispuesto a envolverse
con las creencias religiosas Judías, y por eso tuvo que cerrar sus ojos a lo
que estaba ocurriendo.
El veredicto de Galión fue de hecho de gran
ayuda para Pablo. Durante los 10 años siguiente más o menos, y hasta que la
política imperial hacia los cristianos no cambió, significó que fuese libre
para dar su mensaje en las provincias del imperio sin temor alguno de venir a
entrar en conflicto con la ley romana. Aquí podemos ver bien la manera como
Dios opera, para que Su propósito en la propagación de Su verdad no se vea
afectada por la oposición llevada a cabo por el hombre. El plan de Dios tiene
por fuerza que cumplirse.
18 Pablo permaneció en Corinto durante algún
tiempo. Y después dejó a sus hermanos y navegó hasta Siria, acompañado por
Priscila y Aquila. Antes de embarcar se rapó la cabeza en Cencrea debido a un
voto que había hecho. 19 Llegaron a
Éfeso, donde Pablo dejó a Priscila y Aquila, y él propio se fue a la sinagoga y
razonó con los Judíos, 20 los cuales
le rogaron que se quedase con ellos por más tiempo, pero él no consintió. 21
Pero cuando se despedía de ellos les
dijo: ¡Es necesario que pase la fiesta
que viene en Jerusalén! y les prometió: ¡Volveré a vosotros si esa sea la voluntad de Dios! Y salió por
barco de Éfeso. (Hechos 18:18-21).
El apóstol
permaneció por algún tiempo en Corinto aprovechando las ventajas de la libertad
que había obtenido. Entonces dejó allí a sus hermanos y navegó con Aquila y
Priscila desde Cencrea, el puerto oriental de Corinto. Antes de salir, había
asumido un voto para el Señor, lo cual era un acto de gratitud en el Antiguo
Testamento o de dedicación a Dios. Durante el periodo del voto, el devotado
permitía que su cabello creciese sin ser cortado, y al final del periodo se
rapaba por completo. Así que Pablo llegó a Cencrea, en su viaje a Siria y
Palestina, el tiempo del voto había finalizado, y es por eso que allí cortó su
cabello (vers.18). Lucas no nos dice el motivo del voto. Pudo bien haber sido
una acción de gracias por lo sucedido en Corinto. Pablo y sus amigos llegaron a
Éfeso, y aquí Priscila y Aquila permanecieron durante algunos años. Esta gran
ciudad era la capital de la provincia de Asia y tenía una vasta colonia de
Judíos residentes. Era el centro de adoración de la diosa Artemisa (Diana), con
un grandioso templo que fue considerado como una de las siete maravillas del
mundo antiguo.
En Éfeso
volvió a dirigirse a la sinagoga y a razonar con los Judíos, pero aunque le
rogaron que se quedase con ellos más tiempo declinó la invitación. Las palabras
es necesario del todo que guarde esta
fiesta que viene en Jerusalén (vers.21), no aparecen en la mayoría de los
textos. Pero aparte de esta explicación, la razón para las prisas de Pablo en
regresar a Palestina no la explica Lucas; así que tenemos que aceptar la que se
nos ofrece. Los dos breves versículos (22-23) nos dan un resumen del largo
viaje desde Éfeso hasta Palestina y su regreso. Nada en su viaje parece haber
sucedido de relevante, no hay conferencia alguna con los líderes de Jerusalén,
ni tampoco sediciones o tumultos entre los Judíos, y ni tan siquiera la ciudad
se menciona. Jerusalén no era el centro de actividad de Pablo, sino antes bien
Antioquía, donde recibió definitivamente la llamada para evangelizar a los
Gentiles.
Después de
un corto espacio de tiempo entre sus amigos, el apóstol volvió a salir de viaje
una vez más.
22 Cuando hubo arribado a Cesárea, subió para
saludar a la iglesia y a seguir descendió hasta Antioquía. 23 Y después de pasar un cierto tiempo en
Antioquía, Pablo salió de allí y se dirigió viajando de lugar en lugar
atravesando la región de Galacia y de Frigia fortaleciendo a todos los
discípulos. (Hechos 18:22, 23).
Pablo
navegó desde Éfeso hasta Cesárea, el puerto Mediterráneo de Palestina. Cuando
hubo finalizado lo que tenía que hacer en Jerusalén descendió hasta Antioquía
de Siria, desde donde había comenzado sus previos viajes misioneros. Desde
Antioquía viajó a través de las regiones de Galacia y Frigia, fortaleciendo en
la fe a todos los discípulos que había estado haciendo en su previa visita, y
siguió su viaje de regreso a Éfeso.
24 Entretanto un Judío llamado Apolos, un
nativo de Alejandría, llegó a Éfeso. Y era un hombre instruido, con un
conocimiento de las Escrituras. 25 Había
sido educado en el camino del Señor, y habló con gran fervor y enseñó acerca de
Jesús con precisión, aunque solo conocía el bautismo de Juan. 26 Así comenzó a hablar con denuedo en la
sinagoga. Cuando Priscila y Aquila le oyeron, le invitaron a su casa y le
explicaron el camino de Dios más adecuadamente.
27 Cuando Apolos
quiso ir a Acaya, los hermanos le encaminaron y escribieron a los discípulos
allí para que lo recibieran. Y habiendo llegado, fue de gran ayuda a los que
por la gracia habían creído. 28 Porque
vigorosamente refutaba a los Judíos en públicos debates, probando por las
Escrituras que Jesús era el Cristo. (Hechos 18:24-28).
Entre la
salida de Pablo de Éfeso a seguir a su corta visita, y su regreso de vuelta
después de haber ido a Palestina y a Siria, Lucas registra que un Judío de
nombre Apolos llegó a Éfeso. Era procedente de Alejandría, y un hombre
instruido que conocía las Escrituras del Antiguo Testamento. Sin embargo, su
conocimiento del bautismo solo iba hasta el instituido por Juan el Bautista.
Por lo que había aprendido del Señor Jesús, se quedó convencido de que Él era
el verdadero Mesías, y en su ministerio había deducido este hecho debido a su
maestría lidiando con el Antiguo Testamento.
Cuando Aquila y Priscila le oyeron, le dieron una más apropiada exposición de las
Escrituras en la sinagoga, y se dieron cuenta que podrían colmatar el vació
en su conocimiento, y le convidaron a su casa para el efecto. Le expusieron el camino de Dios más
adecuadamente (vers.26). Este hecho fortaleció su testimonio y se fue a
Corinto con una carta de presentación de sus amigos efesios, siendo de gran
ayuda para los creyentes que allí vivían, predicando además a los Judíos que no
creían, refutando sus argumentos y probando por las Escrituras que el Señor
Jesucristo era el Mesías.
CAPÍTULO DIECINUEVE
Mientras Apolos estaba en Corinto, Pablo tomó el camino a
través del interior y llegó a Éfeso. Y allí encontró algunos discípulos 2 y les preguntó:
¿¡Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis!?
Y ellos
respondieron: ¡No, ni tan siquiera hemos oído que haya un Espíritu Santo!
3 Y Pablo preguntó
¿¡Entonces qué bautizo habéis recibido!?
El bautismo de
Juan, respondieron.
4 Pablo entonces les dijo: El bautismo de
Juan fue un bautismo de arrepentimiento. Les dijo a las personas que creyeran
en Aquel que venía detrás de él, esto es, en Jesús. 6 Cuando Pablo les impuso sus manos, el Espíritu Santo descendió sobre
ellos, y hablaron en lengua y profetizaron. 7 Eran unos doce hombres al total. (Hechos 19:1-7).
En este
capítulo Lucas registra cómo Pablo se encuentra a doce hombres cuyo
conocimiento espiritual era tan incompleto como el de Apolos había sido. Habían
recibido tan solo el bautismo de Juan el Bautista. Juan había estado enseñando
acerca de un bautismo venidero del Espíritu Santo junto con la venida de
Cristo, pero es que eso ya había sucedido, y aparentemente no habían oído que
estaba disponible, así que Pablo tuvo que explicárselo. Observe que la
traducción cuando creísteis es mucho
mejor que desde que creísteis, como tienen tras versiones. Su creencia y el
bautismo del Espíritu Santo sucedieron al mismo tiempo. Una vez que ahora
tenían un más profundo conocimiento del testimonio de Cristo y de Su
resurrección, fueron bautizados de nuevo, y cuando Pablo les impuso sus manos
recibieron el Espíritu Santo y el don Pentecostal como otros lo habían hecho.
Éfeso
estaba creciendo en importancia desde el punto de vista espiritual. Estaba
pasando a ser un nuevo centro para la misión Gentil, próxima en importancia a
Antioquía de Siria. Éfeso era la capital de Asia y la provincia incluía grandes
ciudades tales como Esmirna, Pérgamo, Tiátira, Sardis, Filadelfia, Laodicea
(las 7 iglesias de Apoc.3), Colosas y Hierápolis. El testimonio continuó
durante dos años, y durante este tiempo las iglesias en Colosas, Hierápolis y
Laodicea fueron fundadas. Asia fue completamente evangelizada (19:10) y llegó a
ser uno de los centros principales de la cristiandad durante siglos
posteriores.
8 Pablo entró en la sinagoga y habló
valientemente durante tres meses, argumentando de manera persuasiva acerca del
reino de Dios. 9 Pero algunos de
ellos se obstinaron y se recusaron a creer, y maldijeron públicamente el
Camino. Así que Pablo los dejó. Tomó con él a los discípulos y les enseñaba
diariamente en la escuela de uno llamado Tirano. 10 Y así continuó por dos años, de tal forma que todos los Judíos y
Griegos que allí vivían en la provincia de Asia escucharon la palabra del
Señor.
11 Y Dios hacía extraordinarios milagros a
través de Pablo, 12 de tal forma que hasta los delantales y
pañales que había tocado se los llevaban a los enfermos y sanaban, y los
espíritus inmundos salían de ellos.
13 Algunos Judíos exorcistas ambulantes
intentaron invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que estaban poseídos por
demonios, diciendo: ¡En el nombre de Jesús, a quien Pablo predica, te mando que
salgas fuera! 14 Eran siete hijos de
Esceva, un sacerdote principal de los Judíos, los que estaban así haciendo. 15
Pero cierto día el espíritu inmundo les
respondió: ¡Sé bien quien es Jesús, y a Pablo también conozco, pero ¿quiénes
sois vosotros?! 16 Entonces el
hombre que tenía el espíritu maligno saltó sobre ellos y pudo más que todos
ellos. Y les dio una tal paliza que salieron corriendo desnudos de la casa y
muy mal heridos.
17 Cuando vino a saberse lo sucedido entre los
Judíos y Griegos que vivían en Éfeso, se llenaron de miedo, y el nombre del
Señor Jesús fue puesto en grande honra. 18 Muchos de los que creyeron vinieron y confesaron abiertamente sus
pecados. 19 Y un gran número que
había estado practicando la magia trajeron sus libros y los quemaron
públicamente. Y cuando calcularon el valor de los libros, la suma total
ascendía a las cincuenta mil dracmas. 20 Y de esta manera se expandía rápidamente la palabra del Señor y crecía
poderosamente. (Hechos 19:8-20).
Pablo, de
regreso a Éfeso, comenzó su testimonio en la sinagoga de nuevo como había
prometido. Durante tres meses estuvo
dando a conocer el reino de Dios (vers.8) y el evangelio que le acompaña.
Algunos expositores comenten el error de tomar el reino de Dios como si no
fuera distinto del “evangelio de la gracia” para los no salvos. Pero la santa
Escritura deja ver claramente que, aunque este sea el comienzo esencial, este
ministerio del reino es mucho más amplio, y que finalmente abarca la totalidad
de la tierra. Nada menos que este objetivo puede plenamente cumplir las muchas
profecías que lo establecen.
Y una vez
más Pablo aquí vuelve a experimentar la violenta oposición de los Judíos.
Maldijeron “el Camino” y la situación se volvió tan grave que tuvo que
abandonar la sinagoga y utilizar la escuela de un maestro llamado Tirano.
Aparentemente, Pablo debía utilizar las instalaciones del edificio desde las 11
a.m. hasta las 4 p.m.
Lucas nos señala que Dios respaldaba el
testimonio de Pablo haciendo suceder especiales y extraordinarios milagros.
Hasta mismo una pieza de ropa que Pablo había usado servía para sanar a los
enfermos; esto nos recuerda la sanidad de aquella mujer que llevando tantos
años enferma y tocando el borde del manto de Jesús, fue sanada de su azote.
¡Cuán
distinto es todo esto del periodo posterior de los Hechos! El cual periodo
acaba con la nación escogida de Israel siendo puesta de parte en incredulidad
(Hechos 28). Una nueva revelación fue aquí ofrecida a los creyentes y el
comienzo de una nueva dispensación. A seguir a Hechos 28, Pablo ya no hace
sanidades ni milagros, pues le anuncia a la iglesia de los Filipenses (epístola
escrita en un periodo posterior a Hechos 28) que Epafrodito se hallaba
gravemente enfermo y a punto de morir, y que tuvo que encomendarlo a la
“misericordia de Dios” para que le sanase. Trófimo también se quedó enfermo en
Mileto, y a Timoteo debido a sus “frecuentes enfermedades” le aconseja a que
beba un poco de vino. Todos estos fueron fieles y valiosos siervos que ayudaron
en gran manera al apóstol, y con toda seguridad los hubiera sanado si todavía
tuviera el poder para hacerlo. Las milagrosas sanidades fueron una de las
señales del Espíritu Santo que sirvieron para confirmar el testimonio del reino
terrenal, del mismo modo que habían servido durante el ministerio terrenal del
Señor Jesús.
La
posesión de demonios era uno de los atentados de Satanás para arruinar y hacer
fracasar el propósito del reino de Dios, por eso estaba continuamente echándolos
fuera el Señor y liberando a las personas de su poder.
Esta misma
forma de ataque continuó a través de los Hechos junto con otros métodos como
estamos viendo.
Pablo no
solamente sanó la enfermedad, sino que, al igual que el Señor, echó fuera estos
espíritus malignos. Lucas nos da un recuento de esto mismo en los vers.13-16.
Algunos
Judíos, evidentemente, viendo cómo Pablo echaba fuera los espíritus malignos
utilizando el nombre de Cristo, intentaron hacer lo mismo. Estos eran siete
hijos de un sacerdote principal Judío que pretendían echar fuera un espíritu
diabólico por este mismo medio, pero el espíritu maligno los enfrentó, y por
fin hizo con que el hombre que estaba por él poseído saltase encima de ellos y
se sobrepuso a los siete. Bien quisieron escapar ilesos, pero el espíritu solo
les permitió salir de allí desnudos y malheridos.
Cuando
todo lo sucedido llegó a los oídos de los Judíos y Griegos, se quedaron muy
sorprendidos y atemorizados (vers.17). Éfeso, en la antigüedad, tenía la fama
de ser el centro de las prácticas mágicas y exorcistas, pero el evangelio
prosperó entre ellos con enormes resultados, de tal manera, que muchos se
acercaron a Pablo confesando sus actos y trayendo consigo sus libros de magia y
quemándolos públicamente. Se valoraron en cincuenta mil dracmas el precio de
los conjuros ardidos, lo cual era ciertamente una gran suma de dinero.
De esta
manera se asestaban muchas derrotas al poder de las tinieblas. Lucas comenta
aquí que de esta forma la Palabra de Dios
prevalecía y se extendía y crecía en poder (vers.20).
21 Después de todo esto haber sucedido, Pablo
decidió ir a Jerusalén, pasando a través de Macedonia y de Acaya. Después de haber ido allí, dijo él, me es necesario visitar también Roma. 22
Y Envió a Macedonia a dos de sus
colaboradores: Timoteo y Erasto, mientras él permaneció durante un corto
espacio de tiempo más en la provincia de Asia. (Hechos 19:21, 22).
Es
interesante y provechoso que veamos el paralelismo que se observa entre Pedro y
Pablo, por eso vamos a compararlo:
EL PARALELO ENTRE PEDRO Y PABLO
Pedro recibió un nombre nuevo – Pablo se llamaba Saulo al
principio.
Pedro fue bautizado por el Espíritu Santo (Hechos 2) –
Pablo fue separado por el Espíritu (Hechos 13)
De Pedro pensaron que estaba borracho (Hechos 2) – De
Pablo pensaron que estaba loco (Hechos 26).
El primer discurso de Pedro (Hechos 2) – El primer
discurso de Pablo (Hechos 13)
Pedro sana a un hombre cojo (Hechos 3) – Pablo sana a un
hombre cojo (Hechos 14)
Pedro reprende con muerte (Hechos 5) – Pablo reprende con
ceguera (Hechos 13)
El primer milagro de Pedro tiene un reflejo de
dispensación (Hechos 3) – El primer milagro de Pablo tiene un reflejo de
dispensación (Hechos 13).
Pedro repudia el oro y la plata (Hechos 3) – Pablo
repudia el oro y la plata (Hechos 20)
Pedro es encarcelado (Hechos 4) – Pablo es encarcelado
(Hechos 20)
Pedro ante el Concilio (Hechos 4) – Pablo ante el
Concilio (Hechos 23)
Los actos de Pedro producen temor (Hechos 5) – Los actos de
Pablo producen temor (Hechos 20)
La sombra de Pedro produce sanidad (Hechos 5) – Los
vestuarios de Pablo tienen poder para sanar (Hechos 19)
Pedro se beneficia de la interposición de Gamaliel
(Hechos 5) – Pablo se beneficia por interposición de Galión (Hechos 18)
Pedro imparte el Espíritu por la imposición de manos
(Hechos 8) – Pablo imparte el Espíritu por la imposición de manos (Hechos 19)
Pedro reprende a Simón el mago (Hechos 8) – Pablo
reprende a Bar-Jesús (Hechos 13)
Pedro levanta a Dorcas de la muerte (Hechos 9) – Pablo
levanta a Eutico de la muerte (Hechos 20)
El primer Gentil converso por Pedro tiene nombre latino
(Hechos 10) – El primer converso por Pablo tiene nombre latino (Hechos 13)
Pedro tiene una visión al mediodía escuchando una voz
(Hechos 10) – Pablo tiene una visión al mediodía escuchando una voz (Hechos 26)
Pedro es casi adorado por Cornelio (Hechos 10) – Pablo es
casi adorado por los de Licaonia (Hechos 14)
Pedro es librado de la cárcel por un ángel (Hechos 12) –
Pablo es librado de la cárcel por un terremoto (Hechos 16)
Pedro se dirige inmediatamente hacia la casa de María
(Hechos 12) – Pablo se dirige hacia la casa de Lidia (Hechos 16)
Pedro confiesa que está preparado para ser encarcelado y
morir por causa del Señor – Pablo confiesa que
está preparado para ser encarcelado y morir por causa del Señor.
Pedro no fue instruido por carne y sangre – Pablo no fue
instruido por carne y sangre.
Pedro se marcha a Babilonia – Pablo se marcha a Roma.
Hay muchas
cosas en común entre los ministerios de estos dos apóstoles y líderes. Pero hay
algo que podemos ver con toda claridad: el ministerio de Pablo es totalmente
independiente del de Pedro. La infalible sabiduría de Dios guía a estos dos
siervos hacia Su posterior y más grande plan de redención para el mundo y el
establecimiento de Su reino.
En este
punto hemos alcanzado la narrativa, Lucas menciona la intención de Pablo de
visitar a sus amigos en Macedonia y Acaya (vers.21) pero no nos da el motivo de
su deseo. Sin embargo, no estaremos equivocados si lo asociamos con su deseo de
depositar en manos de los líderes de la iglesia de Jerusalén las ofrendas en
dinero que las colectas Gentiles habían reunido para ellos. Pablo envió a dos
de sus colaboradores para el efecto, a Timoteo y a Erasto, a través de
Macedonia y anticipando su propio viaje (vers.22).
23 Por ese tiempo se levantó un gran disturbio
acerca del Camino. 24 Un platero de
nombre Demetrio, que hacía con sus manos templecillos de Artemisa (Diana), daba
a ganar mucho dinero a los artífices. 25 a los cuales, reuniéndolos con los obreros del mismo oficio, les dijo:
¡Varones, sabéis bien que de este oficio obtenemos nuestra riqueza. Y vosotros
veis y oís cómo este Pablo ha convencido y seducido un largo número del pueblo
aquí en Éfeso y en prácticamente toda la provincia de Asia, diciendo que los
dioses hechos de manos ni son dioses ni valen para nada. 27 Así que es peligroso no solo para nuestro
negocio viniendo a desacreditarse, sino que además el Templo de la gran diosa
Artemisa venga a ser pisoteado, así como la propia diosa, la cual es adorada
por toda la provincia de Asia y por todo el mundo, siendo robada de su divina
majestad!
28 Cuando oyeron esto, se quedaron furiosos y
comenzaron a gritar: ¡Grande es Artemisa de los Efesios! 29 Y rápidamente se levantó en gritos también
toda la ciudad. Y habiendo arrebatado a Gayo y a Aristarco, los compañeros de
viaje de Pablo, se metieron de común acuerdo en el teatro.
32 Algunos por tanto gritaban una cosa, y
otros en cambio otra distinta; porque la asamblea estaba confusa, y la mayor
parte ni sabía para qué se habían reunido. 33 Y seleccionaron de entre la multitud a Alejandro, empujándole los
Judíos, y Alejandro, haciendo señal con las manos, quería presentar su defensa
ante el pueblo. 34 Pero cuando se
dieron cuenta que era Judío, todos a una voz y por espacio de dos horas
gritaron: ¡Grande es Diana de los Efesios!
35 Y cuando el escribano hubo apaciguado al
pueblo, dijo: ¡Eh, vosotros, varones de Éfeso, ¿qué hombre es el que no sabe
que la ciudad de Éfeso es una adoradora del gran templo de la diosa Diana, y de
la imagen venida de Júpiter? 36 ¡Sabiendo
bien que este sea un hecho incontestable, será bueno que os aquietéis, y que no
hagáis nada imprudentemente! 37 ¡Porque
habéis traído alocadamente a estos hombres, sin ser sacrílegos de vuestra diosa
ni ladrones de iglesias. Así que si Demetrio, y los artífices que están con él,
tienen algún asunto que tratar contra cualquier persona, la ley está en
abierto, y hay diputados para el caso; dejemos que discutan el uno con el otro!
39 ¡Pero si queréis inquirir acerca
de cualquier otra materia, eso será determinado en legal asamblea. 40 Porque corremos serios riesgos de ser
acusados por este desacato de hoy, no teniendo ni pudiendo dar la causa de por
qué razón nos hayamos reunido! 41 Y cuando hubo así hablado, disolvió a la
asamblea. (Hechos 19:23-41).
El resto
del capítulo trata con la revuelta en Éfeso, un atentado más de Satanás para
pisotear y denegrir el testimonio. En Éfeso se hallaba el magnífico Templo de
la Griega Artemisa (Diana), que llegó a ser una de las siete maravillas del
mundo. Plinio nos da una descripción de este Templo que, dice él, tenía 425
pies de longitud, 220 pies de anchura y era soportado por más de cien columnas,
cada una de las cuales había sido donada por un príncipe, uno de ellos el
famoso Croesus. Era un centro de profunda corrupción e idolatría. Este Templo
poseía además un tesoro en el cual una vasta porción de la riqueza del oeste
Asiático se depositaba. Guhl, un escritor alemán, dice que el templo de Éfeso
era, en el mundo antiguo, muy similar a lo que el Banco de Inglaterra es para
los tiempos actuales. La Efesia Artemisa era muy distinta de la Artemisa
Griega, la hermana de Apolo, y la Diana de los Romanos. Artemisa era la diosa
de la fertilidad. En Éfeso existía un extenso negocio en monedas de plata de la
diosa, y un hombre llamado Demetrio fue uno de sus principales artífices.
En Mayo
había un gran festival que daba a Demetrio y a sus colaboradores una buena
oportunidad de negociar y hacer mucho dinero. La fiel predicación de Pablo del
evangelio había disminuido sus ganancias. Lucas nos ofrece un resumen de uno de
los discursos de Demetrio a sus colegas de oficio (vers.24-27). Les indica que
Pablo les había sustraído de mucho pueblo, diciéndoles a todos que los dioses
que hacían no eran dioses algunos. La divina majestad de Artemisa y la
reputación de su templo estaban siendo denigradas, y la adoración espoliada.
Soliviantó a la multitud que le escuchaba. Está claro que su principal motivo
era llenarse sus bolsillos, y sabía que, resaltando la pérdida de dinero,
reuniría consigo un gran número de obreros que empleaba, y muy rápidamente
consiguió que comenzasen a gritar: ¡Grande es Diana de los Efesios! Y no tardó
mucho que la ciudad entera se pusiese frenética, y en una demostración se llevó
a cabo en el gran teatro a cielo abierto cuyas ruinas pueden visitarse todavía
hoy en día. Tenía capacidad para albergar unas 25.000 personas. Algunos estiman
más amplia la audiencia y la consideran en 56.000 almas. Con la multitud
apiñada en el teatro, arrebataron a dos compañeros de Pablo: a Gayo de Derbe y
Aristarco de Tesalónica (vers.29), y se los llevaron con ellos.
En el
teatro reinaba un completo desorden, algunos gritaban una cosa y otros por el
contrario otra distinta. Lucas añade, casi en tono jocoso, que la mayor parte
no sabía ni tan siquiera el motivo por el cual se hallaban presentes (vers.32).
La turba continuó gritando por más dos horas, y por fin el escribano de la
ciudad intervino para aquietar a la multitud. Es interesante observar que tres
veces en este versículo de este tan vivo capítulo se cite la palabra ekklesia (normalmente traducida
“iglesia”) describiendo la asamblea (vers.32, 39, y 41).
Pablo pudo
escaparse de todo esto, pero quería a toda costa enfrentar la descontrolada
multitud en persona. Los creyentes efesios, no en tanto, le previnieron de
llevarlo a cabo sabiendo que era en demasía peligroso. El ciudadano principal o
alcalde de Éfeso, llamado Aristarco, le envió además a Pablo un recado
rogándole que no se presentase en el teatro, lo cual demuestra que los oficiales
Romanos no eran hostiles a la Cristiandad.
Uno de los
que se hallaba entre la multitud llamado Alejandro procuró hacerse oír, pero,
cuando vieron que era un Judío, se pusieron a gritar durante dos horas
seguidas: ¡Grande es Diana de los Efesios!
El alcalde
de la ciudad pensó lógicamente que si no cesasen los gritos, irían a alarmar a
los gobernadores Romano y por consiguiente se verían en serios apuros, porque
Roma no iría a tolerar un tan violento comportamiento. El alcalde era el
oficial más importante de los efesios, y por tanto vendría a ser el responsable
por la sedición, de ahí su esfuerzo para calmar la situación. Por fin tuvo
éxito haciendo que la multitud le diera oídos, y los versículos 35-41 nos dan
un resumen de lo que le dijo a la multitud. Les arengó diciendo que su
comportamiento no les ocasionaría sino solo problemas y que para nada
solucionaría sus problemas. Si no cesasen cuanto antes se vendrían a arrepentir
después. Debían presentar sus quejas de la manera apropiada, es decir, llevando
sus acusaciones delante del tribunal del gobierno provincial. Roma no iría a
tolerar tales desordenes y penalizaría a la ciudad por actuar de esa manera.
Estas
palabras por lo que se ve sosegaron los ánimos del pueblo y se disolvieron, y
así acabó la sedición y pasó el peligro.
CAPÍTULO VEINTE
Y después que la turba acabase, Pablo reunió consigo los
discípulos, y los abrazó, y salió dirigiéndose hacia Macedonia. 2 Y cuando hubo
visitado esas partes y después de haberles dado muchas exhortaciones a los que
hallaba por el camino, se vino hasta Grecia. 3 Y allí permaneció tres meses. Y como los Judíos le pusieron asechanzas,
tuvo que embarcar e irse para Siria, tomó la decisión de pasar por Macedonia. 4
Y hasta allí le acompañaron por Asia
Sópater de Berea; y de los Tesalonicenses Aristarco y Segundo; y Gayo de Derbe,
y Timoteo; y de Asia, Tiquico y Trófimo. 5 Estos fueron antes y aguardaron por nosotros en Troas. 6 Y nosotros navegamos saliendo de Filipos
después de los días del pan sin levadura, y llegamos hasta ellos al cabo de
cinco días. (Hechos 20:1-6).
Poco
tiempo después de esta revuelta popular, Pablo reunió a los discípulos, y después
de consolarlos les dijo adiós y salió hacia Macedonia. Este viaje estaba de
acuerdo al plan establecido antes de la revuelta. En toda la travesía, fue
exhortando a todas las personas que fue encontrando por el camino y por fin
llegó a Grecia, donde permaneció tres meses.
Fue
durante este tiempo que escribió la epístola fundamental a los Romanos, en la
cual les informa de una debida visita que esperaba cumplir yendo a Roma en
breve, en su camino hacia España. Además finalizó los preparativos para el
transporte de los donativos en dinero de parte de las iglesias en esta región
para Jerusalén, para mejorar las condiciones de los creyentes que allí
estuviesen necesitados. Le llegó a sus oídos que los Judíos habían tendido una
asechanza contra él, por eso en vez de
navegar por Siria, decidió dar la vuelta y hacer el viaje a través de
Macedonia. Tomó con él siete creyentes. Eran estos varones provenientes de
provincias Romanas que participaban en la obra de recolección para los santos
necesitados en Jerusalén. De ellos, tres eran procedentes de Macedonia, Sópater
de Berea, Aristarco y Segundo de Tesalónica; dos de Galacia, Gayo de Derbe y
Timoteo de Listra; y dos de Asia: Tiquico y Trófimo.
No hay
mención de nadie de Corinto, pero probablemente la contribución Corintia debió ser encomendada a Tito y a los otros
dos hermanos enviados por Pablo a Corinto para recibirla. Es extraño que no se
haga mención, en los Hechos de los Apóstoles,
de Tito, este fiel colega de Pablo. La explicación ofrecida por Sir
William Ramsay es probable que sea la verdadera, que Tito era el hermano de
Lucas (St. Paul el Viajero pag.38 y
390), y cuando el pronombre “nosotros” se suma en la narrativa en el vers.5,
Tito al igual que Lucas se halla así incluido. Los demás atravesaron el mar
Egeo antes que Pablo y esperaron por él en Troas (vers.6).
Pablo
permaneció en Filipos con Lucas (“nosotros” sección) hasta después que la
semana del Pan sin levadura acabase. Entonces embarcaron y se juntaron con los
demás.
7 Y en el primer día de la semana, cuando los
discípulos se juntaron para partir el pan, Pablo les predicó, estando dispuesto
a salir a la madrugada siguiente; y prolongó su discurso hasta la media noche. 8
Y el sitio alto donde estaban reunidos
estaba llenos de candeleros. 9 Y
allí sentado un joven en una de sus ventanas llamado Eutico, que cayó en sueño
profundo; y al demorarse mucho el discurso de Pablo, cayó desde el tercer piso,
y fue levantado muerto. 10 Y Pablo
bajó las escaleras, y se postró encima de él, y abrazándole dijo: ¡No os
turbéis, pues el joven se halla vivo! (Su vida en él está – com.Bible). 11 A seguir volvió a subir las escaleras de
nuevo y partió el pan y comió. Y después de seguir hablando hasta que la luz
del día apareció, entonces partió. 12 Y
ellos se llevaron consigo al joven vivo y fueron en gran manera consolados. (Hechos
20:7-12).
El viaje a
Jerusalén que viene a seguir fue crítico para el Apóstol Pablo y se da
detalladamente por Lucas. El capítulo comienza por Lucas recordando el hecho de
que Pablo y sus colaboradores se encuentran con los creyentes en Troas para
adora y estar en comunión en el primer
día de la semana. Esta es la primera vez que tenemos mencionados los
servicios en este día. Hay un argumento que da como si el verdadero
significado de la frase fuera: el primero
de los Sabbaths (literal traducción del Griego), otros en cambio toman el
punto de vista de que esto significa el
primer día porque calculan sus siete Sabbaths o semanas hasta
Pentecostés. No es posible probar cualquiera de estos puntos de vista, aunque ciertamente la práctica de reunirse en
lo que nosotros denominamos Domingo comenzó ya en una temprana fecha. Lo que
debemos observar es que, en la Escritura, el Sabbath es siempre el séptimo día (para ver mejor su típico
significado vea Hebreos 4) y que además no hay ningún mandamiento divino en el
Nuevo Testamento para que cualquier iglesia pueda sustituir el primer día de la semana por el séptimo día, ni tampoco en parte alguna
al primer día de la semana se le
llama Sabbath. Por otro lado, el
Señor definitivamente entiende que un día a la semana se debería ser libre de
trabajar y pasarlo en adoración, loor y comunión espiritual. Lo que queremos
señalar aquí es que para nuestras creencias y prácticas Cristianas deberíamos
tener clara la enseñanza de la Escritura que las subordinen. Ha habido mucha
confusión con este asunto, pero es que no hay ningún mandamiento divino para
reunirse en domingo y denominarlo el SABBATH. Pablo podría ofrecernos una buena
enseñanza acerca del tema y así lo hizo. En el vers.5 de Romanos 14 dice: Una persona considera un día más sagrado
que otro; otro hombre en cambio considera cada día igual. Cada uno esté
plenamente persuadido en su propia mente. Pablo no podría haber escrito esto si Dios
hubiese ordenado que al domingo
debiera ser considerado como el Sabbath.
Lo que hizo y hace fue avisar a los que sostenían su punto de vista, para que
no lo utilizasen como un medio de criticarse los unos a los otros, porque al
fin y al cabo, tenemos los juicios de Dios puestos a frente y Su desagrado con
cualquiera que coloque tropiezos por otra vía (vers.13). Y además da similares
enseñanzas en esta materia en otros lugares. Quien quiera retener nuestro
Domingo de descanso y adoración que retenga, pero no usemos nombres equivocados
de la Escritura para eso.
La frase el partimiento del pan también precisa atención.
Está errado asumir que siempre se refiera a la conmemoración de la cena del
Señor. Era simplemente una manera de referirse a una comida, porque los
pasteles de pan eran duros y precisaban ser cortados para comerse. Pero en
Hechos 20:7 probablemente denote la comida en comunión para dar una palestra, y
debió ser muy larga, cuando Lucas nos dice que se prolongó hasta la media
noche. La atmósfera, con el humo de los candeleros y antorchas, paso a ser muy
denso, y un joven llamado Eutico, que estaba sentado a la ventana, se fue
quedando dormido y se cayó desde donde estaba, que se hallaba en el tercer
piso, y se murió. Esta no es la primera vez que en la Biblia se registra un
incidente de este tipo, porque de Acacia se dice que se cayó por una celosía en
su aposento alto. Algunos expositores piensan que el joven solamente se
desmayó, pero es que Lucas era médico, y no creemos que se equivocase de esa
manera aquí. Además, el vers.12 dice que la
gente se llevó al joven vivo a casa,
y estas palabras no harían sentido a menos que realmente hubiese muerto. La
palabra traducida “muerto” es nekros, que
aparece 18 veces en los Hechos, y siempre se refiere a la muerte efectiva. Las
palabras del apóstol su vida está en él (vers.10)
(el joven vive, o está vivo), no contradice el caso, y su vida volvió cuando
Pablo le abrazó a la manera que Elías y Eliseo lo hicieron también.
Así que
salió el sol el barco estaba listo para salir para Asón, y todo el grupo se fue
a bordo menos Pablo, que decidió irse por su cuenta por tierra. Posiblemente
sintió la necesidad de estar a solas durante un tiempo, pero se encontró con
sus amigos en Asón.
13 Y nosotros salimos delante por barco, y
navegamos hasta Asón, con la intención de aguardar hasta que Pablo llegase,
pues así él había decidido, hacer solo el camino a pie. 14 Y cuando se encontró con nosotros en Asón,
le subimos a bordo y vinimos a Mitilene. 15 Y navegamos desde allí llegando el día siguiente a las costas de Quío,
y al otro día tomamos puerto en Samos; y habiendo hecho escala en Trogilio, al
día siguiente llegamos a Mileto. 16 Porque
Pablo se había propuesto pasar de largo a Éfeso, para no detenerse en Asia,
pues se apresuraba por estar el día de Pentecostés, si le fuese posible, en
Jerusalén. (Hechos 20:13-16).
Navegaron
desde allí y llegaron a Quío; al día siguiente atravesaron Samos y al día
siguiente llegaron a Mileto (vers.15, 16). Pablo no quiso ir a Éfeso porque,
nos dice Lucas, se apresaba por llegar a Jerusalén, si posible, en el día de
Pentecostés.
17 Y desde Mileto, Pablo envió a llamar a los
ancianos de la iglesia de Éfeso, 18 y
cuando llegaron a su presencia les dijo: ¡Vosotros sabéis desde el primer día
que viene a Asia de qué manera me comporté con vosotros en todos los asuntos, 19
sirviendo al Señor con toda humildad de
corazón, y con muchas lágrimas, y tentaciones, por las asechanzas que me han
puesto los Judíos. 20 Y cómo nada
que os fuese provechoso he rehuido de anunciaros y enseñaros públicamente, y de
casa en casa. 21 Testificando tanto
a Gentiles como también a los Griegos el arrepentimiento para con Dios, y la fe
para con nuestro Señor Jesucristo.
22 Y ahora, he aquí que voy firmemente
resuelto en el espíritu a Jerusalén, no sabiendo lo que allí me vaya a
suceder. 23 Salvo que el Espíritu Santo testificó en todas las ciudades, diciendo
que me esperaban prisiones y tribulaciones. 24 Pero de ninguna de estas cosas hago caso, ni tampoco considero mi vida
preciosa, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio, que he
recibido del Señor Jesús, para testificar el evangelio de la gracia de Dios.
25 Y ahora, he aquí, yo sé bien que vosotros a los que os he predicado el reino
de Dios, no volveréis a ver mi rostro. 26
Por tanto, quiero protestaros que yo
estoy limpio y soy inocente de la sangre de cualquier hombre. 27 Pues no me he negado a declararos todo el
consejo de Dios. 28 Así que tened
cuidado por vosotros, y por todo el rebaño sobre el cual el Espíritu Santo os
ha puesto como supervisores, para que alimentéis a la iglesia de Dios, que Él
compró con Su propia sangre. 29 Porque
yo sé que después de mi partida entrarán lobos rapaces entre vosotros, no
teniendo piedad del rebaño. 30 También
de entre vosotros propios saldrán hombres, hablando cosas perversas, para
llevarse y descarriar con ellos a muchos discípulos. 31 Así que vigilad, y recordad, que por
espacio de tres años no he cesado de amonestaros avisando cada día y cada noche
con lágrimas.
32 Y ahora hermanos, os encomiendo a Dios y a
la palabra de Su gracia, la cual es poderosa y eficaz para edificaros y para
daros una herencia entre todos los que son santificados. 33 Nunca he codiciado plata, ni oro ni vestido
de nadie, antes bien vosotros sabéis que estas manos me han valido para mis
necesidades y para los que estaban conmigo. 35 En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los
necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús cuando dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.
36 Y habiendo dicho estas cosas, se arrodilló
y oró con todos ellos. 37 Entonces
hubo gran llanto de todos; y echándose al cuello de Pablo, le besaban, 38 doliéndose en gran manera sobre todo por la
palabra que les había dicho, de que no verían más su rostro. Y le acompañaron
al barco. (Hechos 20:17-38).
Mientras
el barco hacía escala en Mileto, Pablo envió a llamar a los ancianos de la
iglesia en Éfeso, pidiéndoles que vinieran y se encontrasen con él. Éfeso se
hallaba a unos 48 quilómetros. El apóstol quería consolarlos y exhortarlos, y
el discurso que les da nos muestra el sumo cuidado que tenía por ellos y ellos
por él. Es único porque resulta ser el solo discurso dirigido a la iglesia que
Lucas registra. Aquellos que lo oyeron eran ancianos (no apóstoles), y
diáconos, las dos clases de oficiales en las tempranas iglesias. Los ancianos
también eran llamados “supervisores” (obispos A.V.), ambos términos describen
el mismo oficio. Posteriormente, al comienzo del segundo siglo, Ignacius nos
muestra cómo al oficio de un obispo se le fue dando importancia y considerado
aparte de un anciano, pero eso no sucedía al tiempo de vida de Pablo. El Señor
Jesús mismo es llamado el Pastor y
Supervisor (Obispo A.V.) de vuestras
almas. El apóstol, que (aparte del Señor Jesús) fue el más grande
predicador de todos los tiempos, dio este significativo discurso a los líderes
y predicadores Efesios. Está lleno de palabras características Paulinas, frases
e ideas que podemos encontrar en sus epístolas, tales como testificar, carrera,
limpio, tened cuidado, presbíteros, obispo, adquisición, vestuario, y
probablemente Lucas iría tomando notas del discurso. Había registrado el
discurso del apóstol a los Judíos en Antioquía de Psidia, a los incultos
paganos en Listra, a los educados Griegos en Atenas, y al presente le oiremos
discutir con la turba de Judíos en Jerusalén, razonar con el Gobernador romano,
Félix, en Cesárea, con el rey Judío Agripa II, y por fin con los Judíos en
Roma.
Parece
evidente que había una especial junción entre Pablo y la iglesia Efesia, porque
pasó tres años entre ellos y tuvo con ellos muchas y variadas experiencias y
persecuciones. Ya no los volvería a ver (vers.25, 38) y los detalles y la
actitud es como el discurso de despedida del Señor Jesús a los discípulos en el
aposento alto. Les avisa de los peligros de igual manera que el Señor lo había
hecho y les hizo un recuento de su ministerio al cierre del tercer viaje
misionero. Fue un discurso que todo creyente hoy en día debía cuidadosamente
considerar y recibir con él su manera de guiarse.
El apóstol
habla primeramente de su integridad personal. A pesar de todos sus sufrimientos
y dificultades había servido plenamente al Señor con humildad de corazón, y
había hecho todo lo que estaba a su alcance para ayudarles. Sin duda alguna
debía estar consciente de la vieja estratagema o ardil de Satán que denigraba
el mensaje para que nadie pudiese creer su mensaje. Ciertamente no lo hizo para
advertir sus sufrimientos por Cristo, pero había sido avisado por Cristo desde
el mismo comienzo que las tribulaciones y el sufrimiento serían su parte en el
futuro, y en el discurso actual declara que el Espíritu Santo le habían
previsto que la prisión y las dificultades le aguardaban enfrente (20:23). Pero
eso no le importaba. Estaba preparado para dar su vida por el Señor si fuera
necesario. Su único clamor fue para completar la obra y el testimonio que el
Señor Jesús le había encomendado para enseñar a otros (vers.22-24).
Pablo
declara dos cosas que son la antesala de fiel servicio Cristiano y que deberían
ser observadas por todos y cada uno de los siervos de Dios. En el vers.27 dice
que no dudó ni hesitó en proclamarles a
los creyentes Efesios toda la plenitud de la verdad que Cristo le había ofrecido a él. No se guardó para sí nada que les fuese provechoso para ellos (vers.20), sino que
les había declarado abiertamente todo el consejo de Dios (vers.27 A.V.), no algo suyo, guardado como
si fuera una creencia de la verdad que pudiera ofender.
Si esto es
así, entonces Pablo debe haber dado a conocer la revelación que todavía tendría
que escribir concerniente a la creación del nuevo hombre, el cual
declaró ser un Secreto (Misterio) escondido por Dios en Sí Mismo, y por tanto,
efectivamente desconocido en el tiempo pasado.
Pero, si
diligentemente indagamos las epístolas que ya había escrito antes, nos
encontramos con que en ninguna de ellas hace uso de esta palabra “Misterio”
concerniendo a las iglesias que su fiel testimonio habían formado.
Posteriormente en los Hechos irá a decirnos los límites de la verdad que había
ido dando por palabras y por sus cartas. A Agripa le declaró…y para eso estoy aquí y testifico a chicos y
a grandes por igual. Yo no estoy diciendo nada
más allá de lo que los profetas y Moisés hayan dicho que sucedería – que el
Cristo debía padecer, y, como el primer levantado de la muerte, proclamaría la
luz a Su propio pueblo y a los Gentiles. En otras palabras: aquí Pablo
limitó su doctrina al reino terrenal hablado por todos los profetas desde Samuel y aquellos que le siguieron,
siendo que este reino sea el reino Mesiánico sobre la tierra dado a conocer a
través del Antiguo Testamento. Indagaremos en esa parte de Escritura en vano
intentando encontrar la fase del reino de Dios que se asocia con la bendición en los lugares celestiales
donde Cristo está ahora entronado con el Padre.
Igual que
el vigilante fiel que dio la alarma,
Pablo había hecho sonar la verdad de manera tan fuerte que en la provincia de
Asia no había nadie que no la hubiera escuchado. Si alguno ignora esto, su
sangre sea sobre su propia cabeza. El apóstol estaba libre de responsabilidad
para el juicio que recibirían más tarde de parte del Señor. Los líderes en
Éfeso fueron amonestados para que tuviesen cuidado de la iglesia de Dios que
compró con Su propia sangre. Aquellos que creen en la deidad de Cristo no
tendrán problemas con esto. ¿De Cuya es ella?
Si tou theu (Aleph B Vulg.) está correcto, y lo está, entonces aquí
Jesús es llamado “Dios” quien derramó Su propia sangre por el rebaño
(A.T.Robertson). Algunos expositores nos dicen que Pablo no llama a Jesús
“Dios”. Pero eso no es cierto, porque tenemos muchos lugares donde dice eso
mismo. No deberíamos dudar que la actitud de Pablo hacia Cristo fuese la de
considerarle Dios. Él dijo: porque para
mí el vivir es Cristo, y Cristo es
TODO, dos declaraciones que no podrían referirse a nadie más sino a Dios.
Pablo
acaba avisándoles que habría enemigos a la verdad que estaba proclamando,
provenientes tanto dentro como fuera de
la iglesia de los Efesios. Este asunto se lo habría estado constantemente
repitiendo durante su estadía con ellos de tres años (vers.31). En la última
carta de Pablo le hallamos recordándole a Timoteo que todos en Asia le habían
abandonado.
Debió de
haber sido una tremenda revuelta y apostasía la que se instaló en la iglesia de
Éfeso, si Pablo no fue un falso profeta. No es de admirar que la verdad para
hoy en día fuese tan rápidamente olvidada a seguir al martirio del apóstol, y
todavía no ha sido plenamente recuperada desde entonces. La mayoría de la
Cristiandad hoy en día es ignorante de la plenitud de la verdad revelada en las
epístolas de Pablo, especialmente de las postreras, sus cartas en prisión. A
Juan se le permite por el ascendido Cristo reprochar a los creyentes en Éfeso
por haber abandonado su primer amor y tolerado a los falsos apóstoles en su
seno, aunque hubiera también un fiel remanente. ¿Se maravilla ahora alguno de
que toda la historia de la Cristiandad no sea sino pura melancolía?
La última
cosa que Pablo les recuerda es que cuiden al pueblo de Dios, así como la
sagrada verdad de Dios que se les encomendó (el buen depósito), sabiendo que el tiempo viene cuando deben tener
que prestar cuentas al Propio Cristo sobre este asunto. Y además debían llevar
a cabo este servicio sin pensar en recompensas materiales.
El apóstol
les dice que se acuerden de que él había estado trabajando para el sustento de
su vida cuando estaba entre ellos. No había sido carga para nadie, ni había codiciado nada que no fuera suyo. Los
creyentes debían hacer lo mismo y se ser un soporte, no solo para ellos
propios, sino para los que fuesen débiles físicamente. Termina entonces citando
un dicho de Cristo que no se halla registrado en parte alguna excepto aquí: Más bienaventurado es dar que recibir (vers.35).
Esto nos recuerda:
Dad, y se os dará. Una buena medida, apretada, remecida,
y rebosante, se derramará sobre vuestro regazo.
Pablo
entonces se arrodilló y oró con ellos. Todos aquellos que valoraron la
maravillosa verdad que les había enseñado lloraron, se lanzaron a su cuello y
le besaron. Lo que más les apenaba fue su afirmación tan categórica diciendo
que nunca más volverían a verlo. Fue de hecho un momento muy emocionante el
sucedido en Efesios.
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