LOS HECHOS DE LOS APOSTOLES PARTE 3
CAPÍTULO OCHO
Y Saulo se hallaba presente, dando aprobación a su
muerte.
En aquel día
surgió una gran persecución contra la iglesia de Jerusalén, y todos excepto los
apóstoles fueron dispersados a través de Judea y Samaria. 2 Unos varones
piadosos enterraron a Esteban y se enlutaron gravemente por él. 3 Pero Saulo comenzó a destruir a la iglesia.
4 Aquellos que habían sido esparcidos
predicaron la palabra en todas partes donde iban. 5 Y Felipe descendió a una ciudad en Samaria y proclamó allí al Cristo. 6
Cuando la multitud oyó a Felipe y vio
loas milagrosas señales que hacía, les prestaron mucha atención a lo que les
decía. 8 Así que había un gran
regocijo en aquella ciudad. (Hechos 1-8).
Mientras
Esteban estaba siendo asesinado, un varón joven se hallaba allí guardando las
vestiduras de sus asesinos, asistiendo a la terrible escena y dando su
aprobación. Era Saulo de Tarso, quien aparentemente nunca se olvidaría al
valiente y fiel testimonio de Esteban. Poco pensaría que de ahí a poco tiempo,
él también, sería ejecutado por su fiel servicio hacia el Cristo que Esteban
adoraba y por quien dio su vida.
La primera
sección de los Hechos acaba con el martirio de Esteban. Inmediatamente a seguir
se levanta una viciosa persecución contra los apóstoles y los creyentes
asociados con ellos, principalmente los Helenos de los cuales Esteban era uno.
Esto puede explicar el por qué los apóstoles fueron separados durante un cierto
periodo. Pudiera ser que los perseguidores, además, se acordaran de los avisos
de Gamaliel.
Pero la
persecución fue supervisada por Dios. Cristo había dicho que Sus seguidores
serían testigos para Él en Jerusalén, y
en toda Judea, y en Samaria, y hasta lo último de la tierra, y ahora los
fieles van siendo diseminados a través de las regiones de Judea y de Samaria,
así que hasta mismo la ira del hombre puede ser utilizada por el Señor para
llevar a cabo Sus objetivos y propósitos.
Con el
ministerio de Felipe que continúa en Samaria se quiebra el prejuicio anterior y
se viene abajo, porque escrito está: Los
Judíos no tienen tratos con los Samaritanos. Esto indica un posterior
movimiento proveniente del exclusivo centro neurálgico en Jerusalén, y comienza
a preparar la vía para el ministerio, posterior, del vaso escogido a los
Gentiles, Pablo.
En este
tiempo fue el primero a mover sus piezas en la persecución que se estaba
llevando a cabo. Sintió que los nuevos testigos eran un peligro a la religión
del Judaísmo, la cual significaba tanto para él, por eso resolvió eliminarlos. Comenzó a destruir a la iglesia (vers.3)
y la palabra que emplea Lucas se usaba hablando de la devastación de las bestias salvajes sobre su presa. Saulo de Tarso
nunca fue hombre de quedarse a la mitad en lo que emprendía. Arrastró hombres y
mujeres que eran creyentes hasta la cárcel.
Pero los
testimonios continuaron, porque los esparcidos iban predicando por donde quiera
que anduviesen la Palabra, así que el propósito de Dios continúa también
cumpliéndose.
Felipe fue uno de los líderes Helenos y además
uno de los siete que habían sido elegidos para atender las necesidades de las
viudas (6:5). Su ministerial reinado (vers.12) fue confirmado por Dios con
milagrosas señales, de la misma manera que confirmaba el testimonio de los
apóstoles.
9 Ahora bien, durante un cierto tiempo había
estado ejerciendo un tal varón llamado Simón
sortilegio en la ciudad, y tenía atónita a la gente de Samaria. Se
mofaba de ser alguien importante, 10 y
todos, tanto chicos como grandes, le rendían atención y exclamaban: ¡OH! ¡Este
hombre es el divino poder conocido como el Gran Poder! 11 Todos le seguían porque los había
ensimismado así durante mucho tiempo con sus magias. 12 Pero cuando creyeron a Felipe predicándoles
las buenas nuevas del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, fueron
bautizados tanto hombres como mujeres. 13 El propio Simón también creyó y fue bautizado. Y seguía a Felipa a
donde quiera que fuese, fascinado por las grandes señales y milagros que veía. (Hechos
8:9-13).
Los
versículos siguientes tratan con la oposición levantada por Satanás a través de
la obra de Simón el Mago. El diablo siempre está levantándoles obstáculos a la
obra de Dios. Simón era un experto en la magia y ejercía una atracción sobre
las personas que atónitas asistían a sus espectáculos. Asistió a los milagros
realizados por Felipe y quiso con vehemencia añadir el poder a sus
pretensiones. Se involucró tanto para conseguirlo que fue bautizado, tal vez
para estar más próximo de Felipe. Su creencia
(vers.13) fue obviamente muy banal y superficial, a juzgar por la manera
cómo quiso comprar a Pedro con dinero.
14 Cuando los apóstoles en Jerusalén oyeron
que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron a pedro y a Juan a
visitarlos. 15 Cuando llegaron,
oraron para que pudiesen recibir el Espíritu Santo, 16 porque el Espíritu Santo aún no había descendido sobre ninguno de
ellos; simplemente, habían sido solo bautizados en el nombre del Señor Jesús. 17
Entonces Pedro y Juan impusieron sus
manos sobre ellos, y recibieron el Espíritu Santo.
18 Cuando Simón vio que el Espíritu se daba en
la imposición de manos de los apóstoles, les ofreció dinero 19 y dijo: ¡Dadme a mí también esa habilidad
para que en cualquiera que yo imponga mis manos reciba el Espíritu Santo!
20 Y Pedro respondió: ¡Tu dinero perezca
contigo, porque has pensado que podías comprar el don de Dios con dinero! 21
¡No tienes tú parte o lote en este
ministerio, porque tu corazón no es el correcto delante de Dios! 22 ¡Arrepiéntete de esta tu maldad y ora al
Señor. Tal vez te perdone por tener semejantes pensamientos en tu corazón! 23
¡pues en hiel de amargura y cautivo al
pecado veo que estás!
24 Entonces Simón
respondió: ¡Ora tú al Señor por mí, para que nada de lo que habéis dicho me
suceda! (Hechos 8:14-24).
Los testigos
estaban ya alcanzando Samaria tal como el Señor lo había predicho, y fue un
acontecimiento de importancia para los apóstoles. Estaban claramente
comprometidos a dar supervisión al progreso del evangelio del reino, para eso
mismo enviaron a Pedro y a Juan. ¡Qué diferencia tan grande se encuentra ahora
en Juan y su hermano Jacobo! ¡Ya no le piden al Maestro que envíe fuego del
cielo para castigar a los Samaritanos debido a su incredulidad! Anteriormente
se les prohibía entrar en Samaria. Ahora esto había sido abolido teniendo en
cuenta el propósito del Señor de expandir el evangelio mundialmente, con un
conocimiento de Su reino.
Los
creyentes samaritanos habían aceptado el evangelio a través del ministerio de
Felipe, sin embargo no habían todavía recibido el Espíritu Santo y Su poder.
Esto se llevó a cabo conforme a los medios vigentes y comunes de entonces: la
imposición de manos de los apóstoles.
Simón el
Mago aquí intenta comprar este maravilloso poder que había visto operar a
través de Pedro y de Juan, pero Pedro le reprende ásperamente (vers.18-24),
aunque es cierto que no le niega la posibilidad de un verdadero
arrepentimiento. Pareciera como si Simón estuviese temeroso del castigo y le
rogase a Pedro que orara por él. En este punto Lucas concluye la historia y lo
deja entregado a la misericordia de Dios.
25 Cuando hubieron testificado y proclamado la
palabra del Señor, Pedro y Juan se volvieron a Jerusalén, predicando el
evangelio en muchas villas Samaritanas.
26 Ahora bien, un
ángel del Señor le dijo a Felipe: ¡Dirígete al camino del sur – al camino del
desierto – el que se dirige de Jerusalén a Gaza! 27 Así que salió, y en su viaje se encontró con un etíope eunuco, un
importante oficial a cargo del tesoro de Candace, reina de los etíopes. Este
hombre había venido a Jerusalén para adorar. 28 y en su regreso a casa venía sentado en su carro leyendo el libro del
profeta Isaías. 29 El Espíritu le
dijo a Felipe: ¡Ve y júntate a ese carro!
30 Entonces Felipe
corrió hasta el carro y oyó al hombre leyendo al profeta Isaías: ¿¡Entiendes lo
que estás leyendo!? Le preguntó Felipe.
31 ¿¡Y cómo podré!? dijo él, ¿¡si nadie me
enseña!? Así que invitó a Felipe para que subiera y se sentase con él. 32 El eunuco estaba leyendo este pasaje de
Escritura:
Fue llevado como oveja para el matadero, y como un
cordero delante de quien lo degüella, él tampoco se oyó ni se le vio abrir Su
boca. 33 En
Su humillación fue desprovisto de su justicia. ¿¡Quién podrá contar Su
descendencia!? Pues Su vida fue quitada de la tierra.
34 El eunuco le preguntó a Felipe: ¡Dime, por
favor, de quién está hablando el profeta: De sí propio o de algún otro!? 35
Entonces Felipe comenzó con ese mismo
pasaje de Escritura y le habló de las buenas nuevas acerca de Jesús.
36 A medida que hacían su camino, llegaron a
un lugar donde había agua y dijo el eunuco: ¡Mira! ¡Aquí hay agua! ¿¡Qué impide
que yo sea bautizado!? 38 Y dio
órdenes para que pararan el carro. Entonces tanto Felipe como el eunuco se
bajaron y descendieron al agua, y Felipe le bautizó. 39 Cuando salieron del agua, el Espíritu del
Señor de repente tomó a Felipe y desapareció, y el eunuco no lo volvió a ver,
pero siguió su viaje regocijándose. 40 Felipe,
en cambio, apareció en Azoto y viajó por sus alrededores, predicando el
evangelio en todas las ciudades hasta llegar a Cesárea. (Hechos 8:25-40).
Lucas
ahora registra el encuentro de Felipe con el eunuco etíope. Comienza y acaba
con un milagro. Un ángel le habló a Felipe y le guio a que fuera hacia el sur,
a la vía de Jerusalén a Gaza.
Este no es
el tipo de milagros que suceden hoy en día. Y cuando su testimonio al eunuco
finalizó, se nos dice que el Espíritu Santo hizo
desaparecer a Felipe y el eunuco ya no lo volvió a ver (vers.39).
Posteriormente leemos:
Y Dios realizó especiales milagros por las manos de
Pablo: De tal modo que hasta sus delantales corporales se llevaban a los
enfermos, y las enfermedades salían de ellos, y los espíritus inmundos también.
Todos
estos fueron milagros fuera de lo común; fueron precisamente estas especiales
señales milagrosas que acompañaron el testimonio del ministerio del reino
terrenal a través de los Hechos, tal y como habían ya sido realizados por el
Señor Jesús en Su ministerio terrenal, cuando El y Juan el Bautista declaraban
que este reino estaba cerca - a la mano. El eunuco etíope se sentaba sobre una
posición de autoridad. Los gobernadores Orientales empleaban con frecuencia a los tales y los
ponían sobre altos cargos, y éste era un oficial a cargo del tesoro de Candace,
reina de los etíopes. Estaba leyendo en voz alta o recitando las profecías de
Isaías. Esto no era nada fuera de lo común en aquellos tempranos tiempos, pues
la lectura se recitaba en voz alta generalmente. El Espíritu le pidió a Felipe
que se acercara a su carro, y obedeciendo al Espíritu Santo, le preguntó si
entendía lo que estaba leyendo (vers.30). ¿¡Y
cómo podré, si nadie me enseña!? Y por supuesto se halló en la posición en
que muchos se han hallado desde su día. Hay una tremenda necesidad hoy en día
para aquellos que puedan verdadera y fielmente explicar e interpretar la
Palabra de Dios y aclarársela a quienes la leen.
La porción
que el eunuco estaba considerando era (vea la cita encima ) la gran profecía
que ilustra al Salvador sufriente, y se había cumplido recientemente en la
muerte sacrificial del Señor Jesús. Él había ya predicho esto mismo cuando
dijo: ¿Cómo entonces está escrito que el
Hijo del Hombre debía sufrir mucho y ser repudiado? No era fácil comprender
la profecía antes de que se cumpliera, pero después del cumplimiento se volvió
muy clara. Felipe, guiado por el Espíritu Santo, comenzó retomando la misma
Escritura y le hizo saber al eunuco el evangelio, las buenas nuevas acerca del
Señor Jesús. El hombre ciertamente se quedó persuadido de que todo esto era
verdad, y evidentemente Felipe le había estado exponiendo acerca del bautismo,
porque el Eunuco le preguntó por eso mismo en el versículo 36, y entonces de
repente y milagrosamente, Felipe fue quitado del medio por Dios y el eunuco se
quedó solo regocijándose en su tremenda y nueva experiencia. Posteriormente, es
muy probable que introdujera el Evangelio en Etiopía. Lucas concluye este
capítulo diciéndonos que Felipe apareció en Azoto, a unos 32 kms. al norte de
Gaza, y desde allí continuó predicando el evangelio en todas las ciudades hasta
que llegó a Cesárea.
CAPÍTULO NUEVE
Saulo, respirando todavía amenazas contras los discípulos
del Señor, se presentó al sumo sacerdote 2 y le pidió cartas para las sinagogas en
Damasco, para que si encontrase algunos allí que pertenecieran al Camino, tanto
hombres como mujeres, pudiera tomarlos y llevarlos prisioneros a Jerusalén. 3
Acercándose de Damasco en su viaje, de
repente le rodeó un resplandor del cielo. 4 Y cayendo a tierra escuchó una voz diciéndole: ¡Saulo, Saulo, por qué
me persigues!
5 ¡¿Quién eres,
Señor?! Preguntó Saulo.
¡Yo soy Jesús, a quien tú estás persiguiendo! Replicó Él.
6 ¡Ahora levántate
y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debas hacer!
7 Y los hombres
que viajaban con Saulo se pararon atónitos, oyendo el sonido pero no viendo a
nadie. 8 Saulo se levantó del suelo,
pero cuando abrió sus ojos no podía ver nada. Así que le llevaron de la mano y
lo introdujeron en Damasco. 9 Durante
tres días permaneció ciego, y no bebió ni comió nada (Hechos 9:1-9).
Lucas
ahora se centra sobre Saulo de Tarso y registra su furia contra los cristianos.
En Génesis, Jacob había prometido concerniente a Benjamín: Benjamín es un lobo devorador; en la mañana devora la presa, en la
tarde divide el botín. En Saulo de Tarso, Benjamín tuvo un descendiente que
no contento con su perniciosa persecución sobre los creyentes solo en
Palestina, se puso a perseguirlos además en los lugares donde huían del
extranjero, hasta en esos lugares los persiguió. Pablo, el gran descendiente de
Benjamín, estaba ahora cumpliendo esta profecía.
Posteriormente
el propio apóstol recordaría su celo y amarga persecución en cuatro de sus
epístolas:
Porque vosotros oísteis de mi conducta en otro tiempo en
el Judaísmo: cuan intensamente perseguí a la iglesia de Dios y traté de
destruirla.
Porque yo soy el último de los apóstoles y no merezco tan
siquiera ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios e intenté
destruirla.
…en cuanto a ley, un Fariseo; en cuanto a celo,
perseguidor de la iglesia…
…Cristo Jesús…me tuvo por fiel, escogiéndome para Su
servicio. Aun cuando fui un blasfemo y un perseguidor y un hombre violento…
En sus
discursos registrados en los Hechos, confiesa que actuó salvajemente, lo que
demuestra cuán amargas le resultaban entonces las memorias de aquellos primeros
días.
Yo perseguí a los seguidores de este Camino hasta la
muerte, arrastrando tanto a hombres como a mujeres y metiéndolos en prisión.
Bajo la autoridad de los principales sacerdotes puse a
muchos santos en la cárcel, y cuando eran llevados a la muerte, yo di mi voto
contra ellos. Muchas veces fui de una a otra sinagoga para castigarlos, y los
forzaba a blasfemar. En mi obsesión contra ellos, llegué a ir a ciudades
extranjeras para perseguirlos.
Tal vez,
con estos registro que estamos ahora estudiando, podamos entender el motivo por
el cual posteriormente estuviese tan predispuesto a sufrir como estuvo, siendo
azotado con varas en las sinagogas, y siendo apedreado, y muchas veces hecho prisionero.
Debemos observar las referencias que hace “al
Camino” en los Hechos. Se refería al camino de salvación y a la vía de la
verdadera vida cristiana. El Señor Jesús se denominó a sí propio el Camino, la
única vía posible al Padre y a la vida eterna.
De
repente, cuando Pablo se acercaba de Damasco, una luz más resplandeciente que
el sol le rodeó y se quedó completamente ciego.
Lucas
evidentemente le da una gran importancia al acontecimiento de la conversión de
Pablo. Puesto que tenemos tres recuentos de ella en los Hechos.
Hay
críticos que adoran encontrar faltas en la Escritura y que señalan
discrepancias entre sus registros, pero en lo esencial los tres acontecimientos
concuerdan y dan testimonio de su fidelidad.
Qué gran
espanto debió sobrecoger a Pablo cuando escuchó aquella divina voz diciendo: Saulo, Saulo, ¿Por qué me persigues?
(vers.4). Mismo sin reconocer plenamente al Cristo levantado en este punto,
sabía perfectamente que no era ningún ser humano quien estaba hablando con él
desde esta radiante gloria y dejándole atónito. El profesor A.T. Robertson dice
a este respecto: Está en abierto la
cuestión en la traducción, de si la griega Kurie
se debió o no haber traducido “Señor” aquí. No podemos decir cuál sería el
preciso momento en el cual Saulo reconoció al Cristo glorificado, pero debió
hacerlo muy rápidamente a juzgar por la forma en que le rinde obediencia, tal y
como Tomás lo hizo.
No sabemos
determinar con precisión el justo momento en el cual Saulo vino a reconocer al
Cristo glorificado, pero debió hacerlo de inmediato a juzgar por la manera cómo
se somete tan súbitamente. Y está
correcto decir que sometió todas las cosas, tal como su vida, a seguir, nos
demuestra. Nunca se vio libre de esta experiencia hasta el fin de su vida. ¡Qué
gran testimonio dio aquí el Señor en pro de Su gente! Cualquiera que los
tocase, le tocaban a Él. Tanto Pablo como aquellos que con él viajaban cayeron
a tierra. Los hombres fueron capaces de levantarse (vers.7), pero Pablo es
evidente que debió ser el último a incorporarse.
La Voz le había dicho: levántate y entra en la ciudad (Damasco) y se te dirá qué es lo que debes hacer (vers.6). Pero la gloria de
Cristo le había cegado sus ojos y por eso tuvo que ser guiado de la mano hasta
Damasco por sus compañeros de viaje, y durante tres día ciego no comió ni bebió
(vers.9). No es difícil creer que esta tremenda experiencia le dejase sus ojos
permanentemente debilitados.
10 En Damasco había un discípulo llamado
Ananías. El Señor le dijo en una visión: ¡Ananías!
¡Heme aquí, Señor!
Respondió él.
11 Entonces el Señor le dijo: ¡Ve a la casa de
Judas en la Calle Derecha y pregunta por un hombre de Tarso llamado Saulo,
porque él está orando. 12 Saulo
había visto en una visión que un hombre llamado Ananías venía y le ponía sus
manos encima para que recobrase su vista. 13 ¡Señor! Respondió Ananías, ¡he oído muchos testimonios acerca de este
hombre y todos ellos dicen bien lo que hizo a tus santos en Jerusalén. 14 Y ahora ha venido aquí con autoridad de los
principales sacerdotes para arrestar a todos los que invocan Tu Nombre!
15 Pero el Señor le dijo a Ananías: ¡Ve!
¡Porque este hombre es Mi escogido instrumento para llevar Mi Nombre delante de
los Gentiles y sus reyes y delante del pueblo de Israel! 16 ¡Yo le mostraré lo mucho que debe padecer
por Mi Nombre!
17 Entonces Ananías fue a la casa y entró. Y
poniendo sus manos sobre Pablo, dijo: ¡Hermano Saulo, el Señor – Jesús, que te
apareció en el camino por donde venías hasta aquí – me ha enviado para que
recobres la vista y seas lleno con el Espíritu Santo! 18 Entonces, inmediatamente a seguir, algo
similar como escamas cayeron de los ojos de Pablo y pudo ver de nuevo. Se
levantó y fue bautizado, 19, y
después de haber tomado alimento, recobró sus fuerzas. (Hechos 9:10-19).
En Damasco
residía un hombre llamado Ananías que recibió una visión de Dios guiándole a
que fuese a ver a Pablo, y que depositase sobre él sus manos. Este fue el medio
por el cual recobró Saulo su vista. Ananías, no obstante, había oído hablar de
la terrible persecución que Pablo había emprendido, y protestó (vers.13 y 14),
pero el Señor le dijo:
¡Ve! ¡Porque este hombre es Mi elegido instrumento para
llevar Mi Nombre delante de los Gentiles y sus reyes, y delante del pueblo de
Israel! ¡Yo le mostraré lo mucho que debe sufrir por Mi Nombre. (vers.15, 16).
Lo que
Ananías no sabía era que Cristo había escogido a este hombre para jugar una
parte importante en la proclamación de Su reino, cuyo objetivo visaba afectar a
toda la tierra, tanto las naciones Gentiles y sus gobernadores como el pueblo
de Israel.
Es muy
significativo que el Señor nombrase primero a los destituidos Gentiles y solo
después al pueblo de Israel. Saulo vendría a ser un apóstol de una manera
especial para los Gentiles. Había llegado el momento para que el gran reino de
Dios se ensanchase y abarcase a los Gentiles, pues el gobierno de Dios tenía
que expandirse hasta lo último de la
tierra. Al mismo tiempo, eso serviría de lección para Israel y de estímulo
por celos, cuando viesen que el propósito y la gracia de Dios se alargaban
incluyendo a las naciones que ellos repudiaban. Tal vez, así movidos por los
celos se despertarían de su letargo y de su oposición en ceguera espiritual.
Este es un medio Escritural para la admisión del Gentil a la posición de Israel
durante los Hechos que generalmente se desconoce y pasa por alto, o entonces,
si no se desconoce completamente, está sujeto a
las populares interpretaciones.
Las
palabras del Señor concerniente a los futuros sufrimientos de Pablo fueron
únicas y especiales, pues cuando una persona se salva, Dios no tiene por
costumbre avisarle dándole cuenta de los sufrimientos por los cuales tenga que
pasar por Su Nombre. Sería muy preocupante para la mayor parte de la gente.
Pero en el caso de Pablo la copa de sufrimiento iría a ser muy grande, y él
propio la describe. Si alguno se maravilla pensando cuánto pudo el cuerpo y la
mente humana soportar y sufrir un tal catálogo de padecimientos y pruebas, solo
tiene que mirar al gran poder de resurrección que Pablo experimentó y
describió, el cual fue más que suficiente para todas sus necesidades. Esto
además explica aquel difícil pasaje que dice: Ahora me regocijo en lo que sufro por vosotros, y cumplo en mi carne lo
que falta respecto a las aflicciones de Cristo, por causa de Su Cuerpo, el cual
es la iglesia. No debemos pensar que se refiera a los sufrimientos del
Señor sobre la cruz, o imaginar que no estén completos en nuestro respaldo y
precisando del sufrimiento humano. Porque aquí los “sufrimientos de Cristo” son
aquellos que Él señalo particularmente para el apóstol Pablo, y a la hora de su
conversión el Señor le mostró exactamente cuán grandes debían ser los tales
sufrimientos en su medida: ¡Cuánto debe
sufrir por causa de Mi Nombre! Es la medida de cantidad, y Pablo no se
olvidó de lo que el Señor le había mostrado. Estaba dispuesto a llenar la
medida de sufrimiento y, a su tiempo, al finalizar el recorrido señalado para
él por el Señor, así lo hizo y llevó a cabo.
Saulo se quedó varios días con los discípulos en Damasco.
20 En seguida
comenzó a predicar en las sinagogas que Jesús es el Hijo de Dios. 21 Y todos los que le oían estaban atónitos y
se interrogaban: ¿No es este el hombre que asolaba en Jerusalén entre los que
invocaban este Nombre? ¿No había venido aquí para hacerlos prisioneros ante los
principales sacerdotes? 22 Pero
Saulo mucho más se esforzaba y confundía a los Judíos que vivían en Damasco
probando que Jesús es el Cristo (Hechos 9:19-22).
Después de
recobrar su vista a través de Ananías como instrumento (vers.17, 18), Paulo se
quedó durante un corto espacio de tiempo con los discípulos en Damasco y
rápidamente comenzó su nueva vida en fiel servicio para el Señor que con tanto
ardor había estado resistiendo en el pasado. Esta fue una conversión radical y
completa, a través del poder del Cristo levantado. Predicaba a Cristo como el
Hijo de Dios en las sinagogas, y eso significa que le presentaba como el Mesías
de la promesa y esperanza, y fue un pleno reconocimiento de Su deidad del cual
nunca se separó. Ciertamente no hay poder en cualquier otra que no sea esta
predicación.
No es de
admirar que aquellos que le oyesen se quedasen atónitos recordando su vida
pasada y comparándola con lo que ahora estaban escuchando. A medida que los
días iban pasando Saulo pasó a ser más y más poderoso en sus testimonios.
Muchos de los Judíos se quedaron confusos y pasaron a ser sus enemigos, pues el
probaba que Jesús es el Cristo (esto es, el Mesías, vers.22) y esta enemistad
perduró a través de toda su restante vida y fue una de las principales vías que
Satanás utilizó para obstaculizar y destruir los propósitos de la gracia de
Dios. Pero Pablo continuó empleando este método de argumento con los Judíos.
23 Después de muchos días pasados, los Judíos
conspiraron para asesinarle, 24 pero
Saulo llegó a ser consciente de sus asechanzas. De día y de noche guardaban las
puertas de la ciudad para matarlo. 25 Pero
sus seguidores le tomaron de noche y lo bajaron en un cesto a través de una
apertura en el muro. (Hechos 9:23-25).
En el
vers.23 Lucas dice: pasados muchos
días, y debió ser probablemente en
este punto que el apóstol se dirigió a Arabia durante varios años (Gálatas
1:15-17) pero esto no lo expone más ampliamente el escritor. Estos versículos
en Gálatas dejan ver claramente que Pablo no permaneció en Damasco, sino que se
fue a Arabia y a seguir volvió a Damasco antes de volverse a Jerusalén. Bien
podemos suplementar la narrativa en los Hechos con posteriores detalles
retirados de las epístolas de Pablo, y entonces asumir en esta junción de
acontecimientos que Saulo volvió de Arabia (entre los vers.22 y 23) y que aquí
de nuevo volvió a reanudar su predicación en las sinagogas Judías. No debemos
imaginarnos que Lucas nos de todos los pormenores de verdad que él conociera,
sino solo aquellos que fueran válidos para el propósito que procuraba.
Las
circunstancias fueron empeorando cada vez más, porque sus enemigos judíos
estaban conspirando pretendiendo asesinarlo (vers.23). Pablo ahora sabía bien
por lo que Esteban tuvo que haber pasado por su causa. Ahora era su propia vida
la que corría peligro de los Judíos en Damasco. Su manera de escapar no solo se
describe en los Hechos, sino que además también lo hace el apóstol en un
escrito posterior dándonos más detalles. Alguien entre sus simpatizantes debía
poseer una casa edificada sobre el muro de la ciudad, y mientras sus enemigos
guardaban celosamente las puertas de entrada para arrestarlo, fue bajado por
una de las ventanas en un cesto y así pudo escapar.
26 Cuando llegó a Jerusalén, trató de juntarse
a los discípulos, pero todos estaban temerosos de él, no creyendo que realmente
fuese un discípulo. 27 Pero
tomándole Bernabé lo presentó ante los apóstoles y les contó cómo Saulo en su
viaje había visto al Señor, cómo el Señor le había hablado y con tanto denuedo
había hablado en Damasco en el nombre de Jesús. 28 Así que Saulo se quedó con ellos y se movía con toda libertad en
Jerusalén, hablando con denuedo en el nombre del Señor. 29 y disputaba con los Judíos Griegos, pero
estos procuraban matarle. 30 Cuando
los hermanos lo supieron, le llevaron hasta Cesárea y le enviaron a Tarso. 31
Entonces las iglesias a través de Judea,
Galilea y Samaria disfrutaban un tiempo de paz, y eran edificadas; y fortalecidas
por el Espíritu Santo crecían en número, viviendo en el temor del Señor (Hechos
9:26-31).
Habiendo
resuelto un problema, Saulo regresó a Jerusalén, pero un nuevo obstáculo se le
volvió a presentar allí, porque los discípulos le tenían miedo debido a su
conducta de vida anterior y enemistad, y los Fariseos le consideraban un
traidor. Debemos ser condescendientes con la actitud de los discípulos, pues,
aunque debieron haber oído acerca de su conversión, poco debían saber de ello a
lo cierto y, algunos, debieron considerarlo como espía en una nueva hipócrita
manera para prenderlos y arruinarles su vida.
Las
circunstancias fueron ultrapasadas por mediación de Bernabé, quien presentó
ante los discípulos las pruebas de su fidelidad y entabló una gran amistad con
él. Bernabé fue fiel a su nombre que significa hijo de consolación. Gozaba con toda seguridad de una muy buena
reputación entre los creyentes en Jerusalén y les dejó clara la historia de
Saulo acerca de su conversión. La intervención de Bernabé fue crucial para
Saulo en un momento de su vida en el cual estaba siendo tan incomprendido y
sintiéndose tan solo.
Una parte
del conflicto ya había sido por tanto ultrapasada. Había sido presentado a los
apóstoles y estos vinieron a saber de su firmeza y denuedo por Cristo en
Damasco. Así que se quedó con ellos durante un cierto tiempo y pudo moverse
libremente en Jerusalén mientras continuaba testificando con denuedo en el
nombre del Señor.
Estos
testimonios los daba principalmente en las sinagogas de los Helenos, lo cuales
debían acordarse del fiel testimonio de Esteban en estas mismas sinagogas y lo
que le había sucedido debido sobre todo a la enemistad de Saulo. Por eso
procuraban matarle y su violenta actitud hizo con que la estadía de Saulo allí
se volviese peligrosa.
En este
punto se nos dan más detalles por lo que el propio Pablo nos relata
posteriormente, y nos dice que justo en este tiempo el Señor se le apareció en
una visión en el Templo para que saliese de Jerusalén. Pablo argumentó que él
estaba dispuesto a enfrentar el destino de Esteban, pero el Señor tenía otros
planes para él. Su tiempo para sufrir el martirio todavía no había llegado,
pues había mucho que hacer en el mundo pagano Gentil al cual el Señor ahora le
enviara (Gálatas 2:9). Se dirigió a Tarso.
Ahora
Lucas nos comenta las condiciones que había en ese momento. Con la conversión
del perseguidor cesaron las persecuciones y la iglesia a través de Judea,
Galilea y Samaría gozaban de un periodo de paz temporario. Dios continuaba bendiciendo
el evangelio y el número de creyentes crecía y eran fortalecidos e incentivados
por el Espíritu Santo (vers.31).
Tarso era
la ciudad nativa de Saulo. Tal como la Versión Autorizada no cuenta se dirigió a las regiones de Siria y
Cilicia. Tarso era la capital de Cilicia. Tenía una larga historia de cerca
de 1000 años, y en ese tiempo era una ciudad libre bajo el gobierno y
protección de Roma. Era un centro importante de aprendizaje, muy parecido con
el de una ciudad universitaria, y sin duda que Pablo había recibido muchas de
sus enseñanzas allí. Es evidente que debió permanecer allí algunos años
mientras el Señor le instruía para el gran ministerio que iría a desarrollar en
el mundo Gentil. Pero era absolutamente vital que el largo número de Israelitas
viviendo en países extranjeros tuviesen la misma oportunidad de oír el mensaje
del evangelio relativo al reino que los Judíos viviendo en Palestina habían
recibido bajo los ministerios de Juan el Bautista y del Señor Jesús. Eso no
significa que los Gentiles fuesen puestos de parte, puesto que Dios tenía un
lugar definido para ellos en el propósito de Su reino tal como la posterior
epístola a los Romanos claramente muestra, pero se enviaba al Judío
primeramente, al pueblo del pacto de Dios (Romanos 2:10).
Hasta que
esta parte del ministerio y testimonio no fuese acabada, no se podía decir
realmente que Israel hubiese oído el mensaje del reino, pero no todos creyeron
y el motivo para eso se nos da en el capítulo 11 de Romanos. Cristo había sido
repudiado por los israelitas que vivían en la tierra prometida y, tal como los
Hechos registran, también fue repudiado por los Judíos que vivían en el
extranjero (es decir, en la Dispersión: dispersos en varios países). Así acabó
la nación entera repudiándole a pesar de la gran paciencia y longanimidad del
Señor demostrada en el libro que estamos estudiando y que se prolongó durante
aproximadamente 35 años.
32 A medida que Pedro fue visitando a los
santos, se dirigió también a los santos de Lida. 33 Allí encontró a un hombre que se llamaba Eneas, paralítico desde hacía
ocho años en cama. 34 ¡Eneas! Le
dijo Pedro, ¡Jesucristo te sana: Levántate y haz tu cama! Y enseguida Eneas se
levantó. 35 Y todos los que vivían
en Lida y en Sarón viendo lo sucedido se volvieron al Señor (Hechos
9:32-35).
Ahora
Lucas se vuelve sobre el testimonio y los actos de Pedro. Se dirige a Lida, que
en el Antiguo Testamento se llama Lod, muy próximo de Jope. Entre los creyentes
se hallaba uno llamado Eneas, y Lucas, que era médico, nos hace la observación
que se hallaba paralítico en cama desde hacía ocho años. Pedro le dijo que
Cristo podría sanarlo y le instruyó a que se levantara e hiciese su cama. Esto
fue lo que hizo. En todos estos casos de milagrosas sanidades en el Nuevo
Testamento, se realizaron y llevaron a cabo mucho más que simples mejorías de
salud. Fue inmediata y completamente sanado. Así que aquí tenemos a Pedro
restaurando a este hombre su completa sanidad con el poder de Cristo. Todos los
que vivían en Lida y en la vecina Sarón vieron lo sucedido y se volvieron para
el Señor.
36 En Jope había una discípula que se llamaba
Tábita (que, cuando se traduce, es Dorcas),
que había hecho siempre el bien y ayudado a los pobres. 37 Por ese tiempo enfermó y vino a fallecer, y
su cuerpo fue lavado y puesto en una sala superior. 38 Lida se hallaba muy cerca de Jopa; así que cuando los discípulos oyeron
que Pedro se encontraba en Lida, enviaron dos hombres a llamarle y le rogaron: ¡Por favor, ven a nosotros cuanto antes!
39 Y Pedro fue con ellos, y cuando llegó le
llevaron a la sala donde le rodearon las viudas que, haciendo lamentaciones, le
mostraban las túnicas y los vestidos que Dorcas había hecho mientras estaba
viva.
40 Entonces Pedro,
echándolas fuera de la habitación, se arrodilló y oró. Y volviéndose al cuerpo
de la fallecida mujer, le dijo: ¡Tábita, levántate! Y ella abrió sus ojos, y
viendo a Pedro se incorporó. 41 Y
tomándola de su mano la ayudó a ponerse de pie. Entonces llamó a los creyentes
y a las viudas y la presentó delante de ellos viva. 42 Esto vino a saberse por toda Jope, y mucha gente creyó en el Señor. 43
Y Pedro permaneció en Jope durante un
cierto tiempo en casa de un curtidor de nombre Simón. (Hechos 9:36-43).
Jope era
el puerto de Jerusalén (la actual Gafa). Allí había una creyente llamada
Tábita. Su nombre significa Gacela,
que en griego es Dorcas. Ella era bien conocida por sus actos de caridad entre
los necesitados. Esta mujer se puso enferma y falleció. Una vez que Lida, donde
Pedro estaba, se halla próxima de Jope, le fueron enviados dos hombres
pidiéndole que se acercase a ellos.
Cuando
llegó se dirigió donde el cuerpo estaba, habiendo sido previamente lavado según
la costumbre Judía, en una sala del piso
superior. A su alrededor se encontraban viudas que se habían beneficiado con
sus generosos actos hechos en vida, pesarosas y mostrando los vestidos que
hacía. Pedro les pidió que abandonasen la sala y se arrodilló en oración. Se
dirigió al cuerpo de la mujer fallecida utilizando prácticamente las mismas
palabras que el Señor utilizó cuando levantó a la hija de Jairo de la muerte.
Pedro le dijo: ¡Tábita, levántate! Y ella abriendo sus ojos se levantó.
Entonces Pedro llamó a los creyentes y a las viudas y presentó ante ellos viva
a la mujer. Una vez más el resultado fue que muchos fueron salvos y creyeron en
el Señor, así que a Pedro se le volvió a dar el poder que el propio Señor había
ejercido para derrotar la muerte. Como hemos visto, ambos milagros fueron
señales para que Israel creyese la cercanía del reino, y, por tanto, está muy
claro que el ministerio de los Hechos no presentaba nada de nuevo, sino que se
llevaba a cabo el mismo testimonio que el Señor Jesús le había estado dando a
Israel en Su ministerio terrenal cuando, como Su Rey y Sacerdote, les había
dado a conocer la proximidad del mismo reino que había sido antes revelado por
todos los profetas del Antiguo Testamento.
Después de
lo sucedido, Pedro permaneció algún tiempo en Jope, viviendo como convidado en
casa de un cierto curtidor de pieles de nombre Simón (vers.43).
CAPÍTULO DIEZ
En Cesárea había un hombre llamado Cornelio, un centurión
que estaba a cargo del Regimiento conocido por la Italiana. 2 Él y toda su
familia eran devotos y temerosos de Dios; daba limosnas generosamente a los que
estaban en necesidad y oraba continuamente a Dios. 3 Un día, a eso de las tres de la tarde vio una visión. Vio claramente a
un ángel de Dios que venía hacia él y le dijo, ¡Cornelio!
4 Y Cornelio, mirándole fijamente y
atemorizado, dijo: ¡¿Qué quieres Señor!?
Y el ángel le
respondió: ¡Tus oraciones y limosnas han subido como una ofrenda de memorial
ante Dios. 5 Ahora, pues, envía hombres a Jope y haz venir a un cierto Simón de
sobrenombre Pedro. 6 El mora con
Simón el curtidor, cuya casa está a orillas del mar.
7 Y cuando el
ángel que hablaba con él se fue, Cornelio llamó a dos de sus siervos y a un
devoto soldado de los que le asistían. 8 Les refirió todo lo que había sucedido y los envió a Pope. (Hechos
10:1-8).
Este
capítulo es de gran importancia en la realización del plan de Dios por Su reino
sobre la tiena. Él había llamado al pueblo de Israel y los había separado para
Sí Propio, pero no con intención de restringir o limitar los propósitos de Su
reino solo a ellos. Ellos tenían que ser una nación santa, un reino sacerdotal,
un medio a través del cual Dios alcanzaría las demás naciones de la tierra, tal
como Pablo les recordaba a los Judíos que se le oponían en Psidia de Antioquía,
citándoles: Haré que seáis luz para los
Gentiles, para que llevéis la salvación hasta los confines de la tierra.
Esto es
por lo que se dice que el Judío sea
primero en el periodo de los Hechos, no que sea primero en poder y cosas
materiales, tal como las naciones consideran el poder y el estatus, sino el
primero en los asuntos espirituales y ejemplo de piedad. Debían haber tenido
que llevar el evangelio hasta los confines de la tierra por dos razones: (1)
Porque el gobierno del reino sería imposible sin él (una vez que el reino no
consiste de personas muertas espiritualmente – muertas en delitos y pecados); y (2) Una vez que el pueblo de
Israel debido a su persistente incredulidad y oposición hacia los propósitos de
la gracia se estaba cada vez más alejando de Dios, la venida de los Gentiles a
la bendición junto con ellos podría sacudirlos y despertarlos espiritualmente.
(y observe el contexto). Como ya hemos dicho antes, esta realidad espiritual es
pasada generalmente por alto por los expositores de manera sistemática, porque
ignoran la enseñanza del reino Mesiánico tan plenamente expuesto y retratado al
detalle en el Antiguo Testamento.
El
propósito de la expansión del reino de Dios de incluir a los Gentiles se
describe posteriormente de una manera figurativa por Pablo comparándolo a un olivo salvaje siendo injertado en el olivo verdadero – Israel (Romanos 11), y
Hechos 10 describe el comienzo de este propósito. Trata con Cornelio, un
centurión romano, y los centuriones romanos son muy bien vistos en el Nuevo
Testamento. Estaba a cargo de la compañía o regimiento conocida por la
Italiana. Una legión tenía diez cohortes o “bandas” y sesenta centuriones. Las
cohortes Italianas eran enviadas donde fuesen precisas en los territorios del
Imperio Romano. El procurador de Cesárea debía precisar y mucho de una cohorte
fiel y segura en quien confiar, pues los israelitas eran dados a formar
rebeliones.
Lucas
describe a Cornelio como alguien que teme
a Dios y los tales que eran así “temientes a Dios” participaban de la
adoración en las sinagogas Judías sin ser circuncidados, es decir, sin ser
estrictamente prosélitos. Tenían asiento en la sinagoga pero no eran Judíos.
Cornelio era sin duda alguna un buen hombre que respetaba a Dios y al pueblo
Judío. Oraba con regularidad y daba generosamente limosna a los necesitados.
Una vez más nos aparece aquí un ministerio angelical, lo cual es peculiar a los
Hechos.
Al
principio, viendo al ángel, Cornelio se quedó temeroso, pero lo que el ángel le
dijo le aquietó su alma, cuando le aseguró que Dios había respondido sus
oraciones. Y ahora se le indica que envíe hombres a Jope para hacer venir a
Pedro, el cual no se halla muy lejos. Jope dista a unos 44 quilómetros de Jope.
9 Al amanecer del día siguiente salieron de
camino, y al aproximarse de la ciudad, Pedro subió a la azotea para orar. 10
Tuvo hambre y quiso cualquier cosa de
comer, y mientras se lo preparaban le sobrevino una visión. 11 Veía el cielo abierto y algo parecido a un
gran lienzo descendiendo atado por sus cuatro esquinas a la tierra. 12 Contenía todo tipo de animales cuadrúpedos,
así como reptiles de la tierra y aves del cielo. 13 Entonces oyó una voz, diciéndole: ¡Levántate, Pedro: Mata y come! (Hechos
10:9-13).
Aquí ahora
Lucas se vuelve para Pedro, el cual se hallaba en la azotea de la casa donde
moraba con un profesional curtidor de pieles. La azotea es un lugar muy
tranquilo para orar. Mientras aguardaba que le hicieran de comer, el Espíritu
Santo le dio una visión de un gran lienzo descendiendo a la tierra por sus
cuatro esquinas. Estaba lleno de todo tipo de animales cuadrúpedos y de
reptiles y aves, y escuchó una voz que le dijo: “levántate, Pedro: Mata y come”
14 ¡Por supuesto que no, Señor! Replicó Pedro:
¡Jamás he comido nada común o inmundo” 15 Y habló la voz una segunda vez, diciendo: ¡No llames tú común o inmundo
a lo que Dios haya limpiado. 16 Esto
sucedió tres veces, e inmediatamente el lienzo fue llevado de vuelta al cielo. (Hechos
10:14-16).
La
respuesta de Pedro fue rotunda: “Por supuesto que no, Señor” fue lo que dijo:
“Nunca he comido nada común o inmundo” (vers.14), y con esto quiso decir ceremonialmente inmundo. La actitud de
Pedro muchas veces se tilda de “mente cuadrada”, pero eso no es verdad. Las
reglas acerca de los alimentos fueron elaboradas por el Señor y la expresó en
la ley que dio a través de Moisés, así que no podemos juzgar de manera liviana
a Pedro a menos que sepamos esas leyes, y debe ser referido que muchos
cristianos no las conocen porque deja de lado e ignora el Antiguo Testamento.
Pongamos
por tanto atención a su enseñanza. En Levítico 11:2 leemos:
Estos son los animales que comeréis de entre todos los
animales que hay sobre la tierra: De entre los animales, todo el que tiene
pezuña hendida y rumia, este comeréis.
Y entonces
se da una larga lista de animales prohibidos con las recurrentes palabras lo tendréis por impío. Serán abominación
para vosotros.
A esto
además se añade:
Estos tendréis por inmundos de entre los animales que se
mueven, y cualquiera que los tocare cuando estuvieren muertos será inmundo
hasta la noche. (Lev.11:31).
Es
evidente que debe haber muy buenas razones de salud en todo esto, pero la
verdadera razón la da Dios en los versículos 44-47:
Porque Yo soy el Señor Jehová vuestro Dios: vosotros por
tanto os santificaréis, y seréis santos, porque Yo soy santo…Esta es la ley
acerca de las bestias, y las aves, y todo ser viviente que se mueve en las
aguas, y todo animal que se arrastra sobre la tierra: para hacer diferencia
entre lo inmundo y lo limpio, y entre los animales que se pueden comer y los
que no se pueden comer.
Esto mismo
vuelve a repetirse en la sección correspondiente, es decir, en Levítico
cap.20:24-27.
Pero a vosotros os he dicho: Vosotros poseeréis la tierra
de ellos; y Yo os la daré para que la poseáis por heredad, tierra que fluye
leche y miel. Yo Jehová vuestro Dios, que os
he apartado de los pueblos. Por tanto, vosotros haréis diferencia entre animal limpio e inmundo…los cuales os he apartado por inmundos. Habéis,
pues, de serme santos, porque Yo Jehová soy santo, y os he apartado de los pueblos para que seáis Míos.
Era en
este ambiente que el Judío nacía, vivía, se movía y era instruido. Estas
regulaciones eran importantes, pues dentro contenían la santidad de Dios. La separación
no se dejaba al prejuicio del Judío, sino que eran las regulaciones de Dios.
Eso no quería decir que el Judío debía considerar al Gentil como su enemigo y
que viviera de espaldas con ellos, o que con ellos no tuviera tratos.
Significaba, eso sí, que no debían emular o imitar el modo de vida de los
Gentiles, y es a este respecto que Dios había hecho la separación entre ellos;
todo fiel israelita conocía y por experiencia esta separación, y obedecía las
reglas del Señor.
Así que
fue en este ambiente, lo que moldó la vida de Pedro, y sabiendo esto
comprendemos bien la actitud de Pedro concerniente al mandamiento para comer
cualquier tipo de animal que vio en la visión del lienzo descendiendo del
cielo. Fue el deseo de ser fiel lo que hizo con que Pedro respondiera de
aquella manera, pero ahora debía aprender que el propósito del reino de Dios
era expandirse con la bendición mundial lo que tenía en vista y como objetivo.
Y no solo eso, sino que la admisión de los Gentiles, era un medio para sacudir
a Israel y provocarles a celo para combatir la depravación espiritual que se
estaba desarrollando tan alarmantemente por aquel tiempo.
17 Mientras Pedro se encontraba perplejo
pensando en el significado de la visión, los hombres enviados por Cornelio
habían encontrado donde Pedro vivía y aguardaban a la puerta. 18 Y llamando, preguntaron si había allí un
Simón que tenía por sobrenombre Pedro.
19 Y mientras Pedro estaba aún pensando en la
visión, el Espíritu Santo le dijo: ¡Simón, hay tres hombres que te buscan y
aguardan por ti! 20 Así que
levántate y baja. No dudes en ir con ellos porque he sido Yo quien los ha
enviado.
21 Entonces Pedro descendió y les dijo a los
hombres: ¡Yo soy a quien buscáis! ¡Para qué habéis venido!
22 Entonces los hombres replicaron: ¡Venimos
de parte de Cornelio el centurión. Es un varón justo y temiente a Dios, quien
además es muy respetado por todo el pueblo Judío. Un santo ángel le mandó
llamarte a que fueras a su casa para oír de ti lo que tengas que decirle. 23
Entonces Pedro los convidó en la casa y
los recibió por invitados.
Al día siguiente salió Pedro con ellos, y algunos de los
hermanos de Jope fueron también. 24 Al día siguiente cuando llegaron a Cesárea,
Cornelio les estaba esperando y había reunido para la ocasión sus familiares y
amigos más cercanos. 25 Al entrar
Pedro en la casa, Cornelio se arrodilló en reverencia, 26, pero Pedro le dijo: ¡levántate, pues yo
mismo soy un simple hombre!
27 Y hablando con él, Pedro se encontró cuando
entró un gran número de personas reunidas. 28 Y les dijo: ¡Vosotros sabéis bien que es contrario a la ley para un
Judío asociarse con un Gentil o visitarlo! ¡Pero Dios me ha enseñado que no
llame yo común o impuro a nada que Él haya limpiado! 29 Así, pues, vine sin levantar objeción
alguna. ¿Para qué me habéis llamado?
30 Y Cornelio respondió: Hace ahora cuatro
días yo estaba en mi casa orando a esta misma hora, a las tres de la tarde. Y
de repente un varón en vestidos resplandecientes se puso delante de mí 31 y me dijo: ¡Cornelio, Dios ha oído tu
oración y se acordó de tus limosnas a los pobres! 32 ¡Envía ahora hombres a Jope por Simón que es llamado Pedro! Este se
halla invitado en la casa de Simón el curtidor, que vive junto al mar!
33 Así que inmediatamente envié por ti, y ha
sido bueno que te decidieras a venir. Ahora, aquí estamos todos delante de Dios
para escuchar todas las cosas que el Señor te haya dado para nos contar. (Hechos
10:17-33).
Pedro
debía evidentemente estar muy perplejo con lo que para él debió resultar una
extraña visión, y entre tanto los hombres enviados por Cornelio hallaron la
casa donde estaba Pedro y aguardaban a la puerta. Una vez más hallamos un
mensaje directo del Espíritu Santo, con el cual se le dijo a Pedro que bajara y
se encontrase con ellos. Los enviados explicaron el motivo de su visita y
señalaron que un ángel le había dicho a Cornelio que enviara por él, para que
pudiese (Cornelio) escuchar lo que Pedro tuviera para decirle. Aunque la guía
divina pueda ser verdadera para todo hijo de Dios, no cabe duda que el método
empleado por Dios durante el periodo de los Hechos es único y muy peculiar. Hoy
en día los cristianos no experimentan contactos verbales con ángeles ni
recibiendo de estos mandamientos. En muchos respectos este importante periodo
es único como vamos a ver.
Al día
siguiente, Pedro, con los otros creyentes amigos de Jope, se juntaron con los
que Cornelio envió y salieron en viaje.
Cornelio
los estaba esperando y había reunido en su casa algunos familiares y amigos.
Cuando Pedro lo vio, Cornelio se arrodillo en señal de respeto. Es
prácticamente cierto que un hombre temiente de Dios como era Cornelio, y que
además conocía bien la instrucción Judía en la sinagoga, no haría este gesto en
señal de adoración a un ser humano como si fuera Dios. El gesto tuvo que ver
con cortesía y respeto hacia la persona de Pedro. Además, la nota de rodapié de
muchas versiones, en este caso, observan que la palabra proskuneo traducida “adoración” en el vers.25, se usa como un acto
de reverencia tanto para los hombres como para Dios.
Es
evidente que Pedro, mismo así, se quedase un tanto confuso, pues él nunca debió
haber recibido semejante trato anteriormente. Le dijo a Cornelio que se
levantase, porque él propio no pasaba de ser sino un simple hombre. A ningún Judío es preciso decirle que tan
solo había un Ser reclamando para Sí solo la adoración, y ese Ser solo podía
ser Dios. Pedro entonces comenzó a hablar y a recordarle a los reunidos lo
indigno que era para un Judío asociarse con los Gentiles. En este punto aquí,
Pedro de nuevo no está teniendo en una “mente estrecha”. De hecho, el
relacionamiento con un Gentil no estaba prohibido por la ley Mesiánica, sino
que los rabinos la acrecentaron por causa de la seguridad y lo habían prohibido
por costumbre, y un hábito social es una obligación compulsiva. Esto debió
tener lugar sobre todo por la falta de cuidado con respecto a los asuntos de
alimentos sobre los cuales, como ya hemos visto, Dios había claramente
legislado. Un Judío podía venir a contaminarse y ser considerado
ceremonialmente impuro por el hecho de entrar en una casa de Gentiles o
manoseando artículos pertenecientes a Gentiles. Edersheim nos dice que, un
ortodoxo judío tenía que bañarse después de visitar un mercado para lavar la
inmundicia (Vida Social Judía pag.15,
26, 137).
De una
manera efectiva, la visión que Pedro recibió le enseñó a no llamar común o
inmundo a ningún alimento, pero rápidamente debió darse cuenta que el
significado de los animales mezclados se refería a los seres humanos. Podemos
observar, por tanto, que aceptar la hospitalidad de Gentiles y sentarse a la
mesa a comer con ellos sería algo virtualmente imposible para un judío
ortodoxo. Pero la lección que Pedro había recibido en la azotea le convenció de
tal manera, que no dudó en aceptar el pedido de Cornelio para encontrase con él
en su casa.
Cornelio entonces le describe al celestial
visitante que había visto y las consoladoras palabras que le dio de parte de
Dios. El varón en vestiduras resplandecientes tuvo que ser obviamente un ángel
que habló con él en su propio lenguaje, una vez más, una experiencia que
tampoco tenemos nosotros hoy en día.
34 Entonces Pedro comenzó a hablar, diciendo:
¡Ahora se bien que Dios no hace acepción de personas! 35 Sino que en todas las naciones recibe a
todo aquel que le teme y hace justicia. 36 Vosotros conocéis el mensaje que Dios envió al pueblo de Israel,
contándole las buenas nuevas de paz a través de Jesucristo, Él es Señor de
todo. 37 Vosotros sabéis lo que
sucedió a través de Judea, comenzando en Galilea después del bautismo que Juan
predicó – 38 cómo Dios ungió a Jesús
de Nazaret con el Espíritu Santo y poder, y cómo anduvo haciendo el bien y
sanando a todos los que estaban afligidos por el diablo, porque Dios estaba con
Él.
39 Nosotros somos testigos de todas las cosas
que hizo en todo el territorio de los Judíos y en Jerusalén. Ellos le
asesinaron colgándole de un madero, 40 pero
Dios le levanto de la muerte al tercer día e hizo que se manifestase, 41, pero no a todo el pueblo, sino a los
testigos que Dios había de antemano – a nosotros que comimos y bebimos con Él
después que fuera levantado de la muerte. 42 Él nos mandó a predicar al pueblo y a testificar que Él es a quien Dios
ungió como juez de los vivos y de los muertos. 43 Todos los profetas testificaron acerca de Él que, cualquiera que cree
en Él recibe el perdón de los pecados a través de Su Nombre. (Hechos
10:34-43).
Pedro
ahora por su actitud nos demuestra que asimiló bien la enseñanza de la visión
que había recibido. Ahora entendía bien que el propósito del reino de Dios
fuese ir expandiéndose más allá del mero Israel. Ningún Gentil precisaría de
aceptar todo lo que el Judaísmo guardaba para ser acepte a Dios. ¿No había ya
Miqueas escrito siglos antes que lo que Dios requería era hacer justicia, y amar la misericordia, y andar humildemente con Tu
Dios? y aunque esto solo no salve
a nadie, sí que ofrece seguramente la actitud mental correcta para recibir el
evangelio, y esto es precisamente lo que hizo Cornelio. Estaba listo para
recibir el evangelio que Pedro ahora fielmente le predicaba, el cual acaba con
las palabras, cualquiera que en Él crea
recibe el perdón de pecados a través de Su Nombre (vers.43). Este evangelio
incluía la paz (vers.36), y no hay otra manera de tener verdadera paz entre la
persona y Dios, o entre las razas y naciones, sino por Jesucristo. Él es Señor
de todo, tanto Judío como Gentiles, tal como Pedro declara.
Debemos
observar que, esta manera de hablar, corresponde en líneas generales con el
Evangelio de Marcos. Hubo una relación muy unida y cercana entre Pedro y
Marcos, quien muchas veces escuchó predicar a Pedro, y es evidente que Marcos,
planeando su Evangelio, se fijó en este mismo molde o modelo. En este modelo no
hay nada que diga acerca del nacimiento o la infancia del Señor Jesús, ni
tampoco del ministerio que se da por el Evangelio de Juan para el periodo (un
año) entre el bautismo y el ministerio Galileo. Pedro hace aquí una declaración
de la vida, muerte y resurrección del Señor con pruebas Escriturales de que Él
es el Mesías, a quien los profetas del Antiguo Testamento retrataron como
siendo el Ungido (vea vers.38). Pedro había sido testigo ocular de todas estas
cosas, y sabía que eran ciertas y verdaderas.
44 Mientras Pedro aún hablaba estas palabras,
el Espíritu Santo vino sobre todos los que oían el mensaje. 45 Los creyentes circuncisos que habían venido
con Pedro estaban atónitos viendo que el don del Espíritu Santo hubiera sido
derramado sobre los Gentiles. 46 Pues
los oían hablar en lenguas y alabar a Dios. Entonces Pedro dijo: 47 ¿¡Podría alguno impedir que estos sean
bautizados con agua!? ¡Han recibido ellos el Espíritu Santo tal como nosotros
al principio. 48 Así que ordenó que
fuesen bautizados en el nombre de Jesucristo. Entonces le rogaron a Pedro que
se quedase con ellos unos días (Hechos 10:44-48).
Antes de
que Pedro acabase su discurso, el Espíritu Santo vino sobre ellos. No hay
necesidad de traducir la palabra epipipto
literalmente como hacen algunas versiones: cayó sobre ellos, y esto fue lo que sucedió en el Pentecostés
Gentil. Los creyentes judíos que habían venido con Pedro estaban atónitos
viendo que el don del Espíritu Santo estaba siendo ofrecido a los Gentiles. El
concepto del reino expuesto por todos los profetas del Antiguo Testamento lo
tenían ellos limitado a la nación escogida de Israel.
Se
olvidaron que Dios había dicho al comienzo de sus tratos y relación con Abraham
que sería de su simiente a través de la cual se pasaría que todas las familias de la tierra serán
benditas. Tal como al principio, el don del Espíritu Santo se hizo
acompañar por el bautismo de agua.
CAPÍTULO ONCE
Los apóstoles y los hermanos a través de Judea oyeron que
los Gentiles también habían recibido la palabra de Dios. 2 Así que cuando
Pedro subió a Jerusalén, los creyentes de la circuncisión le criticaron 3 y le dijeron: ¿Por qué has entrado en casa
de hombres incircuncisos y has comido con ellos?
4 Y Pedro comenzó a explicarles todo
precisamente como había sucedido. 5 Estaba
yo en la ciudad de Jope orando, y vi en éxtasis una visión. Yo vi algo
semejante a un gran lienzo que descendía del cielo por sus cuatro esquinas, y
fue bajando hasta donde estaba yo. 6 Y
cuando miré vi animales cuadrúpedos de la tierra, bestias salvajes, reptiles, y
aves del aire. 7 Entonces oí una voz
que me decía: ¡Levántate, Pedro, mata y come!
8 Y yo repliqué: ¡De ninguna manera, Señor!
¡Nada inmundo o impuro ha entrado jamás por mi boca! 9
Y la voz del cielo habló por segunda vez diciendo: ¡No
llames tú impuro a nada de lo que Dios haya limpiado! 10 Esto sucedió
tres veces, y entonces fue el lienzo recogido al cielo de nuevo.
11 Justo en ese momento llegaron a la casa
donde yo estaba tres hombres enviados desde Cesárea para verme. 12 El Espíritu me dijo que no dudara en
encontrarme con ellos. Estos seis hermanos también fueron conmigo, y entramos
en la casa del hombre. 13 Él nos dijo
cómo un ángel le había aparecido en su casa y le dijo: ¡Envía hombres a Jope
por Simón llamado Pedro. 14 Él te
traerá un mensaje por el cual seréis salvos tú y toda tu casa.
15 Así que comencé
a hablar, el Espíritu Santo vino sobre ellos de igual manera que vino sobre
nosotros al principio. 16 Entonces
me acordé de lo que el Señor había dicho: ¡Juan bautizó con agua, pero vosotros
seréis bautizados con el Espíritu Santo! 17 Así, pues, si Dios les dio el mismo don que a nosotros que creímos en
el Señor Jesucristo, ¿Quién soy yo para oponerme a Dios?
18 Cuando ellos oyeron esto, no pusieron más
objeciones y alabaron a Dios, diciendo: ¡Así que Dios también les ha dado
arrepentimiento para vida a los Gentiles! (Hechos 11:1-18).
Las
noticias de Cesárea se propagaron como un incendio entre los cristianos Judíos
a través de toda Judea. El hecho de que un dirigente como Pedro hubiese comido
con los paganos Gentiles, haciendo de él una persona ceremonialmente impura,
era algo incomprensible. Por eso tuvo Pedro que darles explicaciones a los
creyentes de Jerusalén cuando regresó de su viaje. Los reunidos le dijeron: has entrado en casa de incircuncisos y has
comido con ellos. Aquí se puede ver bien que Pedro no era tratado como un
Papa o algo parecido. Tampoco objetaron por que Pedro hubiese estado predicando
a los Gentiles. Lo que les indignó fue que Pedro hubiese violado sus
obligaciones como Judío que era, y además, algunos de los alimentos en la mesa
del Gentil podían haberse ofrecido como un ídolo en sacrificio, y así estar
contaminado.
La situación era muy seria, así que Pedro tuvo
que comenzar desde el principio y dar la historia completa de los tratos de
Dios con él en Jope y Cesárea. Las acusaciones que se hacen por estos creyentes
Judíos fueron las mismas que los Fariseos hicieron contra el Señor Jesús.
Cuando Pedro hubo acabado toda la historia, puso en el aire una retórica
cuestión: ¿¡Quién soy yo para oponerme a
Dios!? (vers.17). Su declaración acerca de lo sucedido desarmó a todos los
presentes. Y sin embargo, posteriormente, Pedro se comporta de manera cobarde
delante de los Judíos provenientes de Jerusalén en este mismo hábito de comer con los Gentiles Cristianos. Oyendo
la defensa de Pedro, los creyentes hebreos de Jerusalén se quedaron mudos.
¿Cómo es posible que no les alegrase, viendo que Dios les había ofrecido Su
bendición a los Gentiles, y que haciendo de esta manera, demostró claramente Su
Voluntad?
19 Ahora bien, los que habían sido esparcidos
por causa de la persecución en conexión con Esteban, viajaron hasta Fenicia,
Chipre y Antioquía, dando el mensaje solo a los Judíos. 20 Algunos de ellos, no obstante, varones de
Chipre y Cierene, fueron hasta Antioquía y comenzaron a hablarle a los Griegos
también, contándoles las buenas nuevas acerca del Señor Jesús. 21 La mano del Señor estaba con ellos, y un
gran número de personas creyó y se volvieron al Señor.
22 Las noticias de
esta expansión llegaron a los oídos de la iglesia en Jerusalén, por eso
enviaron a Bernabé a Antioquía. 23 Cuando
llegó y vio la evidencia de la gracia de Dios, se regocijó y les dio palabras
de consuelo para que permanecieran fieles al Señor con todo su corazón. 24 Eran un hombre bueno, lleno del Espíritu
Santo y de fe, y un gran número de personas fueron añadidas al Señor.
25 Entonces Bernabé se fue a Tarso procurando
a Saulo, 26 y cuando le halló, lo
trajo consigo a Antioquía. Y Bernabé y Saulo permanecieron un año entero con la
iglesia y enseñando a mucha gente. Los discípulos fueron llamados Cristianos
por primera vez en Antioquía. (Hechos 11:19-26).
Los que fueron dispersos, son las mismas palabras que se usan para los que fueron dispersos por Saulo, y
las palabras siguientes en el cap.11 hace una referencia directa a eso mismo de la tribulación que se levantó acerca de
Esteban. Desde este momento Lucas sigue a Saulo a través de su conversión y
volviendo a Jerusalén y Tarso. Después muestra los hechos de Pedro fuera de Jerusalén, como resultado del cese
de la persecución desde que Saulo fue convertido, con el Pentecostés Gentil en
Cesárea y el impacto que tuvo en Jerusalén.
Ahora
Lucas comienza de nuevo desde la obra persecutoria de Saulo y nos da un
conjunto de nuevas líneas de acontecimientos en Antioquía (Asia Menor – ciudad-
Psidia). Ambas ciudades fueron fundadas por Seleucus Nicator, y fueron así
llamadas del nombre de su padre Antiochus.
Antioquía de Siria era la tercera metrópolis mundial, muy cerca en sus
dimensiones de Roma y Alejandría. Había una vasta comunidad Judía, tal vez con
más de 500.000 judíos, y la ciudad era muy famosa por su poderío, riqueza y
depravación. Estaba destinada a suplantar a Jerusalén como el centro de la
actividad Cristiana.
Los
creyentes que habían huido de Jerusalén debido a la persecución se limitaron a
hablarle a la comunidad Judía. Sabían perfectamente que el programa de Dios era
con el Judío primeramente, aun cuando
se estuviera expandiendo a los Gentiles. El sentido del pasaje aquí se refiere
a los Griegos Gentiles, no Judíos que hablasen el griego. Los nuevos visitantes
evidentemente decidieron que había llegado el momento para presentarle el
evangelio a los Gentiles, y fue así como les proclamaron a Cristo como Salvador
y Señor a los Gentiles, y obtuvieron una inmediata respuesta, porque el Señor
estaba con ellos y bendecía sus acciones.
Las noticia se expandió y llegó hasta
Jerusalén, y del mismo modo que ya antes Pedro y Juan habían ido a Samaria para
investigar la actividad misionera de Felipe, así ahora los líderes en Jerusalén
enviaron algunos que observasen de cerca en estos nuevos acontecimientos en
Antioquía. Entre ellos estaba Bernabé, y fue un movimiento hecho sabiamente de
su parte puesto que un hombre sabio fue llamado y Bernabé ya tenía esa posición
de liderazgo en Jerusalén. Le sentaba bien el nombre hijo de consolación y fue conocido por su generosidad. Era nativo
de Chipre, y estaba siempre exhortando a los nuevos creyentes a mantenerse
firmes en sus nuevas convicciones, sabiendo que el entusiasmo inicial se puede
enfriar, como tan a menudo sucede después de terminar un seminario.
Así que
los testigos crecían en número, y evidentemente Bernabé se dio cuenta de que
estaba alcanzando proporciones demasiado grandes para ser solo él a atenderlos.
Y no solo esto, sino que además conocía al hombre más apropiado que podría
ayudarle, y ese hombre era Saulo de Tarso, aunque podría ser difícil hallarle,
una vez que varios años habían pasado desde que Saulo abandonase Jerusalén
dirigiéndose a Tarso. Sin embargo, lo
encontró y lo trajo consigo hasta Antioquía, y Lucas nos dice que durante un
año entero anduvieron juntos y que muchos vinieron al conocimiento de la
verdadera salvación. Dios tiene siempre un hombre preparado para cualquier
emergencia en el propósito de Su reino.
Una vez
que la gente de Antioquía estaba siempre escuchando el nombre Christos en los labios de los que
seguían a Cristo, decidieron que un nombre apropiado para ellos sería
CRISTianos (vers.26). Hemos puesto la primera sílaba de este nuevo nombre en
mayúsculas.
Desafortunadamente estamos universalmente
equivocados, pronunciando el nombre como con una corta i, y como resultado la palabra se ha usado miles de veces sin el
uso realista de que CRISTO esté en este nombre, y sin Él, el origen y
significado del Nombre se pierde por completo. Todo verdadero CRISTiano está
sujeto a CRISTO, y ¡cuán absolutamente vital es reconocer esto hoy en día!
27 Durante este tiempo, algunos profetas
descendieron de Jerusalén hasta Antioquía. 28 Y uno de ellos, de nombre Agabo, se puso en pie y a través del Espíritu
Santo predijo que un hambre severa se esparciría por todo el mundo Romano.
(Esto sucedió durante el reinado de Claudio). 29 Los discípulos, cada uno conforme a su posibilidad, decidieron ofrecer
ayuda a los hermanos que vivían en Judea. 30 Y eso hicieron, enviando sus donativos a los ancianos por manos de
Bernabé y Saulo. (Hechos 11:27-30).
Lucas
ahora registra que ciertos profetas provenientes de Jerusalén han llegado a
Antioquía, y aquí debemos recordar que la “profecía” era una de las evidentes
manifestaciones del Espíritu Santo en el periodo Pentecostal.
Más una
vez debemos recordar que el profeta en la Palabra de Dios era más que un simple
predictor del futuro. Antes que nada era un hombre que hablaba por Dios, un
mensajero. Juan fue un profeta en este sentido, y los profetas eran superiores
a los que hablaban en lengua (lenguaje).
Uno de los
profetas de Jerusalén llamado Agabo que actualmente predijo el futuro por medio
del Espíritu Santo, anunció un tiempo de hambre. Las noticias de un hambre
inminente incitaron a los cristianos en Antioquía a recolectar una suma de
dinero para ayudar y mitigar las resultantes dificultades en Palestina. Parece
ser que cada uno puso de parte una cierta suma de dinero de sus bienes o
propiedades. Cuando se reunió la suma total la depositaron en manos de Bernabé
y Saulo, para ser entregue a los ancianos en Judea. Este es el primer uso de la
palabra anciano en conexión con la
iglesia Pentecostal. Podremos observar que tanto los ancianos como los diáconos
(o supervisores) se utilizan de manera intercambiada en 20:17 y 28, y además en
Tito 1:7 (obispo). Debemos sacarnos de la cabeza el concepto moderno de un
“obispo”. En este tiempo en el Nuevo Testamento no eran más que simples
supervisores que dirigían las varias asambleas de creyentes.
CAPÍTULO DOCE
Fue por este tiempo que el Rey Herodes arrestó algunos
que pertenecían a la iglesia, intentando perseguirlos 2 Había matado a
espada a Jacobo, el hermano de Juan. 3
Cuando vio que había agradado a los Judíos, procedió hacer lo mismo con Pedro.
Esto sucedía durante la Fiesta de los Panes sin Levadura. 4 Después de arrestarle, lo puso en prisión,
ordenando que fuese custodiado por cuatro grupos, cada uno de cuatro soldados.
Y Herodes pretendía sacarlo al pueblo después de la Pascua.
Así que Pedro se hallaba custodiado en la cárcel, pero la
iglesia hacía con insistencia oraciones a Dios por él.
6 La noche antes de que Herodes habría de
sacarlo al pueblo, Pedro estaba durmiendo entre dos soldados, atado con dos
cadenas, y los centinelas vigilaban la entrada. 7 De repente apareció un ángel del Señor y una luz brillante en la celda.
Sacudió a Pedro en el hombreo y le despertó. ¡Rápido, levántate! Le dijo, y las
cadenas cayeron de encima de Pedro.
8 Entonces el ángel le dijo: ¡Ponte tus
vestidos y sandalias! Y así lo hizo Pedro. ¡Envuélvete en tu manto y sígueme!
Le dijo el ángel 9 Y Pedro le siguió
hasta fuera de la prisión, pero él no se daba cuenta de que era real lo que el
ángel estaba haciendo; pensaba que estaba viendo una visión. 10 Pasaron por el primer grupo de guardas y
por el segundo, y llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad, la cual
se abrió por si sola y salieron. Cuando pasaron una calle, de repente, el ángel
desapareció.
11 Entonces Pedro cayó en sí y dijo: ¡Ahora sé
sin duda alguna que el Señor envió Su ángel en mi rescate, de manos de Herodes
y de lo que todo el pueblo Judío pretendía!
12 Y habiendo considerado esto, se dirigió a
la casa de María la madre de Juan, también llamado Marcos, donde mucha gente se
había reunido y estaban orando. 13 Pedro
llamó en la puerta de entrada, y una sierva llamada Rode vino a escuchar quién
era. 14 Cuando reconoció la voz de
Pedro, le sobrecogió tal regocijo que se volvió sin abrir la puerta gritando:
¡Pedro está a la puerta!
15 ¡Esta mujer está un poco loca! Le dijeron a
ella. Pero insistiendo ella diciendo que era cierto, dijeron: ¡Debe ser su
ángel!
Pero Pedro continuaba llamando, y cuando le abrieron la
puerta y le vieron se quedaron atónitos. 17 Pedro les hizo señal para que se callasen y
les describió cómo el Señor le había sacado de la cárcel. ¡Decidle a Jacobo y a
los hermanos lo sucedido! Dijo él, y entonces se fue a otro lugar.
18 En la mañana, hubo un gran alboroto entre
los soldados y se cuestionaban lo que habría sucedido con Pedro. 19 Después que Herodes trató de procurarlo y
no lo halló, interrogó a los guardias y ordenó que fueran ejecutados. (Herodes
12:1-19).
Al
principio de este capítulo Lucas registra la oposición del Rey Herodes. Este
era Herodes Agripa 1º, un nieto de Herodes el Grande y la Princesa Mariamne. Él
era el rey de Palestina en el 42-44 d. C. Tan solo durante estos tres años
desde la muerte de Herodes el Grande fue Herodes rey sobre Palestina, y nunca
posteriormente. Se habían pasado cerca de ocho años desde que, a seguir a la
persecución y muerte de Esteban, cesase con la conversión de Saulo. Herodes
Agripa era Idumeo, y estaba ansioso de agradar a sus súbditos Judíos y al mismo
tiempo seguir gozando del favor de Roma. Por eso edificó teatros y estadios
para los Romanos y Griegos, y asesinaba cristianos para agradar a los Judíos.
Primero ejecutó a Jacobo el hijo de Zebedeo, que había sido el primero de los
apóstoles a morir en martirio. Hay una teoría diciendo que Herodes también
ejecutó a Juan, el hermano de Jacobo. El profesor F.F. Bruce comenta a cerca de
esto: La teoría, propuesta por algunos,
de que, en la forma original de la presente narrativa, Jacobo y Juan fueron
ambos ejecutados por Herodes, no tiene garantía alguna de que sea correcta…la
idea de que el apóstol Juan sufriera martirio a manos Judías o bien en esta
ocasión o en otro cualquier tiempo posterior antes de la caída de Jerusalén, se
basa en argumentos débiles y movedizos (del Libro de los Hechos p.247). Nadie que le de valor a la verdad,
pues, irá a edificar sobre tan débil fundación. El profesor Bruce escribe a
seguir: su hermano Juan…después de sufrir
por su turno por la Palabra de Dios y el testimonio de Jesús, tuvo que
sobrevivir a todos los demás apóstoles.
Además de
la ejecución de Jacobo, Herodes Agripa procedió a arrestar a Pedro viendo que
así agradaba a los Judíos oponente de la fe. Lo llevó a cabo durante los días de los panes sin levadura (vers.3)
que era la Pascua, y eso nos dice el tiempo del año en que sucedió. Debería
haber una selecta clase de Judíos influyentes, y esta sería una óptima ocasión
para congratularse y asociarse más
Agripa con ellos, por su celo ardiente contra los cristianos. Por eso se cuidó
tanto de que fuera bien custodiado el prisionero. Esta es ya la tercera vez que
Pedro se ve prisionero.
Fueron puestos cuatro soldados en cada una de
las puertas hasta llegar al encarcelado, dos en el interior con el prisionero y
dos en el exterior, sustituidos de seis en seis horas. Una cadena ataba a Pedro
a cada uno de los soldados a sus lados. Era un tiempo de crisis para la iglesia
de Jerusalén. Jacobo había sido asesinado, y Pedro estaba a punto de
convertirse en la próxima víctima. Pero al mismo tiempo estaban a ser ofrecidas
muchas oraciones al Señor de parte de los creyentes. Y Jacobo escribe que la ferviente oración del justo puede mucho.
Muy poco
se dieron cuenta, los que estaban orando por Pedro en la peligrosa situación en
que estaba, de todo lo que ya había hecho Dios. Pedro se hallaba dormido,
encadenado a dos soldados, cuando sintió que lo zarandeaban hasta ponerlo en
pie. Apareció un resplandor en la celda, y alguien que no era humano se
presentó. Lucas nos dice que fue un ángel quien le dijo ¡Deprisa, levántate! Y así dio comienzo la primera parte de este
impresionante milagro, y las cadenas que le ataban cayeron desechas a sus pies.
El ángel entonces le dijo que se vistiera y se atase sus sandalias y le
siguiera hasta fuera de la prisión. A Pedro le resultaba difícil creer en lo
que estaba sucediendo. Pensaba que era un sueño. Las puertas se abrieron por sí
solas hasta que salieron a la calle, y de repente el ángel desapareció. Solo
ahora Pedro se da cuenta de que no fue una visión, sino hechos efectivos, así
que se dirigió a uno de los más importantes centros de reunión en Jerusalén: la
casa de María, la madre de Marcos. Lo que sucede después es muy “humano”, por
así decirlo. Al mismo tiempo que en la casa se oraba por Pedro, Pedro se halla
de hecho a la puerta dando voces para que le abrieran, y cuando una joven
sirvienta llamada Rode vino a ver quién era, al reconocer de quien solo podía
ser Pedro, de tanta excitación se volvió corriendo sin abrir la puerta y
gritaba que era Pedro a la puerta. Ahora bien, aunque habían estado orando
continuamente para la liberación de Pedro, cuando realmente sucedió, ¡no se lo
creían! ¿Se atrevería alguno a apedrear semejante incredulidad? Es ciertamente
muy parecido con lo que experimentamos todos. ¿No hemos nosotros algunas veces
orado y después pensado que le pedimos en demasía para que el Señor nos
responda? OH ¡Cuánto precisamos recordar las líneas del himno escrito: Porque Su gracia y poder es tal, que nunca
alguno podrá pedir demás. Algunas veces olvidamos que tenemos un todopoderoso
Salvador, el Cual nos respalda y está de nuestro lado.
Pedro
describe a los creyentes cómo el Señor le había librado de la prisión y a
seguir les pide a los creyentes que le den a saber lo sucedido a Jacobo y a los
demás hermanos, siendo que Jacobo era el líder en este tiempo. Por lo escrito
en el versículo 11 podemos ver que Pedro creyó que su liberación se había
producido por mediación de un ángel. Es evidente que Lucas piensa igual. No hay
necesidad de adscribirla a sobornos entre los guardias, sobre todo si pensamos
que deberían pagar con la muerte si Pedro se viera libre (vers.19). Herodes
ordenó que se hiciesen averiguaciones acerca de Pedro, pero ni consiguió saber
nada, ni nadie sabía a esas horas donde se hallaba.
Entonces Herodes se fue de Judea a Cesárea, y allí permaneció
durante un tiempo. 20 Y Herodes estaba en pleito contra la gente de Tiro y de Sidón; y estos
se habían confabulado y procuraron una audiencia con él. Habiendo asegurado el
soporte de Blasto, un siervo personal en quien confiaba, pedían paz, porque su territorio
era abastecido de alimento por el del rey.
21 Al día señalado, Herodes, vistiendo sus
ropas reales, se sentó en su trono y dirigió un público discurso al pueblo. 22
Y el pueblo aclamaba gritando: ¡Esta es
la voz de un dios, y no de un hombre! 23 E inmediatamente, por Herodes no haber dado alabanza a Dios, un ángel
del Señor le hirió, y expiró comido de gusanos.
24 Pero la palabra de Dios continuó creciendo
y expandiéndose. 25 Cuando Bernabé y
Saulo hubieron terminado su misión, volvieron de Jerusalén, trayendo con ellos
a Juan, también llamado Marcos. (Hechos 12:19-25).
Lucas
ahora nos dice que Herodes salió de Jerusalén y descendió hasta su otra
capital, Cesárea. En este tiempo las ciudades de Tiro y Sidón, que dependían de
Galilea por sus necesidades alimenticias, ofendieron con algo gravemente a
Herodes, así que les había cortado sus provisiones, y por eso les reunió,
obligándoles a que le pidieran disculpas, y así hacer la paz.
Lo que sucede a seguir nos lo relata Josefo
del mismo modo que Lucas. Herodes Agripa organizó un festival en honor del
emperador Claudio. En este festival Herodes se presentó vestido de sus ropajes
reales, el cual incluía una túnica de plata adornada con piedras preciosas que
brillaban con el sol, y la vasta multitud debe haberle incitado a Herodes a
hacer un discurso. Pero debieron ir airándose gradualmente, hasta terminar
gritando: Es la voz de un dios (o Dios),
no de un hombre (vers.22). Así fue como Nabucodonosor se enorgulleció antes
de la caída, porque Lucas añade que se debió a que Herodes no alabó a Dios, un ángel del Señor le hirió y expelió comido
de gusanos. Prefería las lisonjas impías antes de darle la gloria a Dios.
Josefo nos dice que la podredumbre de su
carne produjo gusanos. Herodes fue retirado del teatro de manera moribunda.
Duró cinco días más y pereció. A la muerte de Agripa, Judea revierte a hora su
gobierno por procuradores. Posteriormente, en los Actos tres de su hijo aparece
en la narrativa, Drusila, el más joven Agripa y Berenice. En el vers. 24, hay
otro comentario hecho por Lucas sobre el progreso del testimonio cristiano:
Pero la Palabra del Señor crecía y se multiplicaba.
Estos
reportados progresos se suceden a través de los Hechos.
A pesar de
toda la oposición de Satán, los propósitos de Dios son llevados a cabo. La
misión de Bernabé y de Saulo (vers.25) se envía, y debe tener lugar a seguir a
la muerte de Herodes.
CAPÍTULO TRECE
En la iglesia de Antioquía había profetas y maestros:
Bernabé, Simeón llamado Niger, Lucio de Cirene, Manaén (el que se había criado
con Herodes el tetrarca) y Saulo. 2 Mientras estaban adorando al Señor y
ayunando, el Espíritu Santo dijo: ¡Apartadme a Bernabé y Saulo para la obra que
los he llamado! 30 Así que después
haber ayunado y orado, impusieron sus manos sobre ellos y los despidieron (Hechos
13:1-3).
De Hechos
13 se dice ser el comienzo del gran ministerio del apóstol Pablo, pero en
realidad este ministerio comenzó más temprano, y a partir de este cierto tiempo
se sobrepuso al ministerio de Pedro. Al tiempo de la segunda parte de los
Hechos encontramos que Antioquía pasa a ser el centro de las operaciones, y no
Jerusalén. Sin duda alguna hubo hombres muy firmes en la iglesia en Antioquía,
y Lucas nombra de ellos a tres. Resulta tentador intentar asociarlos con otros
en el Nuevo Testamento con el mismo nombre, pero es que algunos de estos
nombres eran comunes y no hay base con garantía para relacionarlos.
Manaén es la forma griega de la hebrea Menahen (que significa “confortador”).
Había sido criado con Herodes el Tetrarca como un medio hermano. Este Herodes
era Herodes Antipas, hijo de Herodes el Grande que gobernó Galilea y Perea como
Tetrarca desde el año 4 antes de Cristo, hasta el 39 después. Lucio es una de las
formas de Lucas, pero este no era el Lucas médico y autor humano de los Hechos.
Mientras
estos y otros profetas y maestros llevaban a cabo su ministerio, Dios el
Espíritu Santo dejó claro que había llegado la hora para que diera comienzo su
gran misión con el evangelio entre los Gentiles. Después que hubieron orado y
ayunado, los líderes de la iglesia impusieron sus manos y les encomendaron a
Dios. Esto no tuvo nada que ver con ordenación
al ministerio, sino una solemne consagración para la gran obra misionera
que el Espíritu Santo los había llamado. La iglesia en Antioquía ahora los
reconocía como apóstoles, escogidos como tales por el Señor.
Lucas
resalta de nuevo el envío del Espíritu Santo guiándoles para que fueran a
Chipre (vers.4). Bernabé era un nativo de Chipre y debía conocer muy bien las
condiciones que allí había. Posteriormente, después de la ruptura con Pablo,
Bernabé tomaría consigo a Juan Marcos de regreso a Chipre.
4 Estos dos, enviados en su viaje por el
Espíritu Santo, descendieron a Seleucia y navegaron desde allí hasta Chipre. 5
Cuando arribaron en Salamina,
proclamaron la palabra de Dios en las sinagogas Judías. Y Juan estaba con ellos
en la obra.
6 Estuvieron
recorriendo toda la isla hasta que llegaron a Pafos. Allí encontraron un
exorcista Judío y falso profeta de nombre Bar-Jesús, 7 que era consejero del procónsul Sergio Paulo. El procónsul, hombre
inteligente, envió a llamar a Bernabé y
a Saulo porque quería oír la palabra de Dios. 8 Pero Elimas el mago (pues eso es lo que su nombre significa) les
resistía y trataba por todos los medios de apartar al procónsul de la fe. 9
Entonces Saulo, que además se llama
Pablo, lleno con el Espíritu Santo, miró fijamente a Elimas y le dijo: 10 ¡Eres un hijo del diablo y un enemigo de
toda justicia! ¡Tú estás lleno de todo tipo de engaño y maldad! ¿¡No vas a
dejar nunca de pervertir el justo camino del Señor!? 11 Ahora la mano del Señor se ha vuelto contra
ti. Te quedarás ciego, y durante un cierto tiempo no verás la luz del sol.
E inmediatamente tinieblas y sombras le recubrieron
viniendo sobre él, y comenzó a tambalear, procurando alguno que le llevase de
la mano. 12 Cuando
el procónsul vio lo sucedido, creyó, maravillado de la doctrina del Señor. (Hechos
13:4-12).
Chipre era
una importante isla y había sido anexada por Roma en el 57 a. de Cristo, y
había muchos Judíos viviendo allí. Cuando llegaron a Salamina, se dirigieron
primero a la sinagoga Judía, como fue siempre costumbre de Pablo a través de
los Hechos. Esto no lo hacía porque tuviera inclinación alguna por esa vía;
antes bien se debía hacer así porque era esencial a la causa del mensaje del
reino, tal como Cristo les había resaltado en Su ministerio terrenal. Él fue
enviado solamente a Israel, y encomendó el ministerio de los apóstoles a Israel
solamente.
Está muy
claro que no se restringía o limitaba el reino a Israel, porque la Escritura
deja bien claro que, el reino terrenal
de Dios, cuando sea establecido, vendrá a ser mundial. La respuesta está en que
Israel había sido escogido para ser el medio o canal a través del cual se
extendería el conocimiento de este glorioso reinado por la tierra. Eso es por
lo que Pablo afirmó a los Judíos en Antioquía que era necesario escucharan
ellos primero el evangelio, y esto es lo que hace su fracaso ser tan trágico.
Sin embargo el propósito de Dios no puede fracasar, y el Nuevo Testamento tiene
planos de cómo a pesar de todo este reino será realizado.
Es de suma
importancia que entendamos esto si es que deseamos deducir el plan de Dios
relativo al tal reino que, como declaró el Señor en Su modelo de oración,
cuando venga en el futuro, entonces
el propósito de Dios, será hecho en la
tierra tal y como se hace en el cielo. Eran futuras estas palabras cuando
fueron pronunciadas, y lo siguen siendo hoy en día, aguardando Su retorno a la
tierra en poder y gran gloria para traer por fin la paz a la tierra e implantar
una medida de responsabilidad y justo comportamiento.
Al tiempo
de la conversión de Pablo, el Señor ya había avisado tanto a Ananías como a los
demás apóstoles con respecto a los sufrimientos que debería enfrentar por Su
causa. La constante batalla espiritual entre Dios y Satanás nunca acaba hasta
que por fin Satán sea destruido, y aquí en el primer viaje misionero tenemos
evidencias de sus ardiles y trampas. La siguiente cosa que Lucas describe es la
oposición de Elimas, el mago; después viene la contradicción, blasfemia y
persecución de los Judíos, y por fin la prueba en sufrimiento siendo
apedreamiento, dejándole muerto. No es de extrañar que posteriormente escriba a
la iglesia Corintia y les diese aquella terrible lista de sufrimientos que
soportó por causa de Cristo. Sin embargo Dios lo mantuvo y preservó, y vino a
saber por experiencia lo que expresó después diciendo: que estas leves
tribulaciones momentáneas le
proporcionaban un cada vez más excelente peso de gloria.
Desde
Salamina, Pablo y Bernabé se dirigieron hacia la otra punta de la isla hasta
que alcanzaron Pafos. A la nueva Pafos se llegaba a través de una vía romana a
unos 13 quilómetros al norte de la antigua Pafos, la cual era famosa por la
adoración de Venus.
Sufrieron
la oposición de un Judío falso profeta y llamado Bar-Jesús. Este título
significa hijo de Jesús, pero
demostró ser un hijo del diablo y Pablo le reprendió severamente (vers.9-11).
El juicio divino cayó sobre él y se quedó ciego por un tiempo. El procónsul
Sergio Paulo, por otro lado, se quedó
gratamente impresionado y creyó,
maravillándose con la doctrina del Señor (vers.12). Estos dos caracteres
fueron tipo y figura de lo que vendría a suceder. Israel, alejándose más y más
del Señor en incredulidad y oposición, estaban quedándose ciegos a la verdad de
Dios, aunque esta ceguera no fuese a durar para siempre, tal como Elimas
experimentó. Por otro lado, un Gentil de nombre Sergio Paulo creyó, y así viene
a ser típico de la aceptación Gentil del evangelio y del conocimiento del
reino.
Bien
podemos quedarnos sorprendidos al saber que un hombre inteligente como Sergio
Paulo, fuese víctima de Bar-Jesús, pero basta recordar la influencia
supersticiosa que inunda nuestros días con sus horóscopos, días de suerte,
objetos de la suerte, visiones de clarividentes, etc., Es significativo que
Sergio Paulo llamase a Bernabé y a Saulo, y no ellos por él. Al igual que los
Gentiles que le pidieron a Pablo que les predicase, el procónsul también estaba
listo para oír la verdad.
La
oposición de Bar Jesús fue paralela con la experiencia de Pedro con Simón el
Mago, pero en ambos casos el enemigo por detrás del escenario fue derrotado por
el Señor.
Arribando en Antioquía de Psidia
13 Desde Pafos, Pablo y sus compañeros
navegaron hasta Perge de Panfilia, donde Juan los abandonó para volverse a
Jerusalén. 14 De Perge pasaron a
Antioquía de Psidia. Y al sábado entraron en la sinagoga y se sentaron. 15 Después de leer de la ley y de los
Profetas, los líderes de la sinagoga les preguntaron: ¡Hermanos, si tenéis
algún mensaje de consuelo para el pueblo, por favor decirlo! (Hechos
13:13-15).
Habiendo
predicado fielmente en Chipre, la isla nativa de Bernabé, atravesaron la costa
sur de Asia Menor y llegaron a Perge en Panfilia, la cual era un distrito
costero de Asia Menor. Fue aquí, en Perge, que Juan Marcos los abandonó y
regresó a Jerusalén. Lucas no nos da los motivos. Es probable que no pudiera
soportar las durezas y trabajos que un viaje en Asia Menor de esta orden y
embergadura debía envolver. Había peligros a toda hora tanto por dentro como por fuera. Pero fue una triste decisión, y el
apóstol Pablo la considera como “debilidad” por parte de Marcos. Cuando su
primo Bernabé quiso tomarle y llevarle con ellos de nuevo, Pablo dijo que ¡NO!
Hasta tal punto era la exigencia requerida en esta proclamación de la verdad de
Dios, que no se podía arriesgar llevar a nadie que no estuviera 100% dispuesto a resistir cualesquiera que fueran
las consecuencias.
En lugar
de Bernabé y Marcos, ahora es Silas quien se junta a Pablo, y así sigue
adelante el testimonio. Es bueno observar que, posteriormente, Pablo se da
cuenta que Marcos había crecido espiritualmente y vuelve a readmitirlo al
servicio cristiano. Fue justo en este tiempo cuando a Saulo comenzaron a
llamarle Pablo, aquel que pasó a ser líder a través de los Hechos, y perito en
la proclamación del evangelio y toda la
verdad asociada con el reino terrenal, y que a seguir al periodo de los Hechos,
recibiría la maravillosa revelación dirigida a él por el Cristo ascendido
concerniente al Gran Secreto (Misterio) de Efesios y Colosenses, el cual trata
no ya con la tierra sino con el más alto de los cielos.
Pablo y
Bernabé ahora se dirigen a Antioquía de Psidia. Esta Antioquía se hallaba
realmente en Frigia y próxima a Psidia, y hay que distinguirla de la otra
Antioquía en Siria. Era una colonia similar a Filipo y de igual modo una ciudad
libre, y aquí entonces llegan a la parte sur de la provincia Romana de Galacia.
Al Sabbath visitaron la sinagoga y tomaron sus asientos como visitantes Judíos.
Y al final les dieron la oportunidad de intervenir hablando como visitantes, lo
cual era costumbre habitual.
16 Y poniéndose en pie, Pablo, hecha señal de
silencio con la mano, dijo: ¡Varones de Israel y vosotros Gentiles que adoráis
a Dios, oídme! 17 El Dios del pueblo
de Israel escogió a nuestros padres; fue Él quien hizo prosperar al pueblo durante
su estadía en Egipto, y con gran poder los sacó fuera del país, 18 Tuvo que soportar pacientemente su conducta
durante cerca de cuarenta años en el desierto, 19 Desalojó a siete naciones en Canaán y les dio en heredad el territorio
a Su pueblo. 20 Todo esto duró como
450 años.
Después de esto, Dios les dio jueces hasta el tiempo del
profeta Samuel. 21 Entonces el pueblo pidió por un rey, y Dios les dio a Saúl el hijo de
Cis, de la tribu de Benjamín, y gobernó por cuarenta años. 22 Después de quitar a Saúl, hizo por su rey a
David. Y testificó a su respecto diciendo: ¡He hallado a David el hijo de Isaí,
un varón conforme a Mi propio corazón; él hará todo lo que Yo le mande!
23 De la descendencia de este hombre Dios, y
de acuerdo a la promesa, Dios levantó a Jesús por Salvador a Israel. 24 Antes de la venida de Jesús, Juan predicó
el bautismo de arrepentimiento a todo el pueblo de Israel. 25 Cuando Juan estaba acabando su obra, dijo:
¿¡Quién pensáis que soy yo!? ¡Yo no soy Aquel Único! ¡No, sino que viene tras
de mí, y de cuyas sandalias no soy yo digno de desatar sus cordeles!
26 Hermanos, hijos de Abraham, y vosotros
Gentiles temientes a Dios: ha sido a nosotros que se ha enviado este mensaje de
salvación. 27 El pueblo de Jerusalén
y sus gobernantes no reconocieron a Jesús, y sin embargo, condenándole,
cumplieron las palabras del profeta que se leen cada Sabbath. 28 Cuando cumplieron todo lo que está escrito
sobre Él, le bajaron del madero y le depositaron en una tumba. 30 Pero Dios le levantó de la muerte, 31 y por muchos días fue visto por los que
viajaban con Él desde Galilea hasta Jerusalén. Ellos son ahora Sus testigo para
nuestro pueblo.
32 Os predicamos las buenas nuevas: Lo
prometido por Dios a nuestros padres. 33 Él las ha cumplido por nosotros, sus hijos, levantando a Jesús. Tal
como está escrito en el segundo Salmo:
Tú eres Mi
hijo, hoy vengo a ser Tu Padre.
34 Y en cuanto a que le levantó de los muertos
para nunca más volver a ver corrupción, lo dijo así:
¡Te daré la santa y segura bendición
prometida a David!
35 por eso se ha dicho también:
¡No permitirás que Tu Santo vea corrupción!
36 Porque cuando David hubo servido para los
propósitos de Dios en su propia generación, durmió; y fue sepultado con sus padres
y su cuerpo se corrompió. 37 Pero
Aquel que levantó Dios de la muerte no vio corrupción.
38 Por tanto,
hermanos míos, quiero que sepáis que a través de Jesús os proclamamos el perdón
de los pecados. 39 A través de Él cualquiera
que crea es justificado de todo lo que no podía ser justificado por la ley de
Moisés 40 Tened cuidado, para que no
os venga a suceder lo que los profetas han dicho:
Mirad, burladores, maravillaros y pereced,
porque voy a hacer en vuestro día una cosa que no creeríais si alguien os la
contara. (Hechos 13:16-41).
Lo que
aquí tuvo lugar fue lo mismo que sucedió en el servicio de la sinagoga descrito
por Lucas en su Evangelio (y de aquí para frente), donde el Señor Jesús leyó la
segunda lección y a seguir dio Su sermón basado sobre ella.
Pablo
comienza su discurso con un resumen de la historia de Israel. Describe a sus
oyentes como siendo Judíos y los que “teméis a Dios”. Estos eran los Gentiles
temientes de Dios que atendían a los servicios en la sinagoga. Resaltó poniendo
de manifiesto algunos acontecimientos importantes de la historia de Israel del
Antiguo Testamento y a seguir llegó al punto culminante, Dios ha enviado y ofrecido a Israel al Salvador Jesús como había
prometido (vers.23).
Después procede
a demostrarles que, el propio repudio con odio de los Judíos hacia su Salvador
no hizo otra cosa sino dar cumplimiento a las Escrituras citadas cada día
Sabbath en la sinagoga, pero su punto culminante reincidió sobre la
resurrección del Señor, la cual había sido presenciada ocularmente por muchos
testigos. La gloriosa conclusión fue:
38 Por tanto…quiero que sepáis que a través de
Jesús se os proclama el perdón de los pecados. 39 A través de Él, cualquiera que crea, es justificado de todo lo que no
podía serlo por la ley de Moisés. (Hechos 13:38, 39).
Aquí en
este punto es donde el apóstol alcanza la gran doctrina de su ministerio
terrenal, la justificación por fe aparte
de la ley, y esta doctrina encuentra su plena expresión en la epístola a
los Gálatas y en la de Romanos.
Sin
embargo esta maravillosa doctrina probó ser una piedra de tropiezo para los
Judíos con sus obras ceremoniales, y además, locura para los Griegos con sus
abstractas y huecas filosóficas ideas, de ahí el aviso en el versículo siguiente.
En este aviso, Pablo cita (vers.41) la Septuaginta. El profeta allí expresaba
su extrañeza al permitir Dios que, por tanto tiempo, el pecado de Israel
quedase impune. La respuesta del Señor es que Él tiene un instrumento en Sus
manos que está a punto de utilizar: Nabucodonosor y su ejército. Pablo avisa a
sus oidores que los desastres aparecieron en aquel entonces sobre los que
ignoraron a los profetas, y aún más grandes desastres caerán sobre aquellos que
repudien el Evangelio.
42 Al ir saliendo Pablo y Bernabé de la
sinagoga, el pueblo los convidó a que hablasen de estas cosas el siguiente
Sabbath. 43 Cuando la congregación
se dispersaba, muchos de los Judíos y conversos devotos al Judaísmo siguieron a
Pablo y a Bernabé, los cuales hablaron con ellos y les exhortaron a continuar
en la gracia de Dios.
44 Al Sabbath siguiente casi toda la ciudad se congregó para oír la
palabra del Señor. 45 Cuando los
Judíos vieron la multitud, se llenaron de celos y profirieron airados palabras
contra lo que Pablo estaba diciendo.
46 Entonces Pablo y Bernabé les respondieron
con valentía: ¡Era necesario que a vosotros hablásemos primero la Palabra de
Dios! ¡Pero una vez que la repudiáis y no os consideráis dignos de la vida
eterna, nosotros ahora nos volvemos a los Gentiles! 47 Porque esto fue lo que nos ordenó el Señor:
Os hice
ser una luz que alumbrara a los Gentiles, para que llevéis la salvación hasta
los confines de la tierra.
48 Cuando los Gentiles oyeron esto, se
regocijaron y honraron la palabra del Señor, y todos los que estaban reservados
para vida eterna creyeron.
49 La palabra del Señor se esparció a través
de toda la región. 50 Pero los
Judíos incitaron a las mujeres pías de alta posición y a los hombres
influyentes de la ciudad. Levantaron persecución contra Pablo y Bernabé, y los
expulsaron de su región. 51 Así que
sacudieron el polvo de sus sandalias en señal de protesta contra ellos y se
fueron a Iconio. 52 Y los discípulos
fueron llenos con gozo y con el Espíritu Santo. (Hechos 13:42-52).
El
discurso del apóstol causó un gran interés de parte de sus oyentes, así que le
pidieron que les siguiese hablando de todo esto el Sabbath siguiente. Es
evidente que los oidores divulgaron el asunto a otras muchas personas, de tal
manera, que casi la ciudad entera se congregó para oír a Pablo explicar las
Escrituras. Después de su primer discurso, Pablo se dirigió aparte hablando a
muchos de los Judíos y prosélitos que habían oído y les exhortó a permanecer
firmes en la gracia de Dios. Después del segundo discurso, los rabinos, que
eran los líderes, se llenaron de celos, porque no eran capaces de atraer la
multitud que Pablo y Bernabé habían reunido. Se opusieron a los apóstoles
contradiciendo lo que Pablo y Bernabé
estaban diciendo y proclamaron muchas injurias. Los apóstoles aceptaron el
desafío de estos enemigos Judíos. Lo que Pablo les dice es de suma importancia,
pues resalta la razón de que, Israel, había sido la nación escogida por Dios.
Ciertamente no mostraba favoritismo ni se limitaba la verdad del Reino solo a
ellos, sino antes bien Israel debía ser una vía o medio a través del cual se
pudiera alcanzar a las naciones en sus tinieblas, y por fin extenderse a la
totalidad de la tierra. Ese es el motivo por el cual el Judío sea siempre
puesto primero en los Hechos. Era necesario debido a este divino propósito.
Debemos retener en la memoria este hecho todo el tiempo, si es que deseamos
entender el gran plan de Dios. Pablo resalta esta verdad citando la Escritura,
debemos observar que Israel, en este capítulo, es referido como el siervo de Jehová (vers.3). Pero, como
siempre, Israel siempre se inclina más para ser un siervo desobediente, y lo
que estaba sucediendo en Antioquía de Psidia fue típico de lo que iría siempre
a ocurrir a través de todo el viaje misionero de Pablo. Siempre hubo una
constante oposición, y no de la Roma pagana, sino del pueblo de Dios, la nación
de Israel, en todos los lugares donde se dirigía. No es de maravillarse que
fueran tan atribulado por esta actitud de su propio pueblo, y por detrás de
todo siempre andaba escondida la ceguera actividad de Satán y del poder de las
tinieblas.
Cuan
diferente fue la actitud del anciano Simeón cuando sostenía en sus brazos al
infante Cristo y citó la referencia hecha al Señor:
Porque mis ojos han visto Tu salvación, la cual habías
preparado a ojos de todo el pueblo, una luz para revelación a los Gentiles y
para gloria a Tu pueblo Israel.
La gloria
de Israel residía en que fueron privilegiados al ser encargados para llevar el
conocimiento de la salvación y de la grandeza del reino del Señor hasta los
confines de la tierra. Pero en vez de eso lo que hicieron fue asesinar a su
Salvador y Rey, con quien solamente podrían haberlo realizado, y aun cuando por
segunda vez se les vuelve a dar una segunda oportunidad, durante el periodo
cubierto por los Hechos, volvieron a recusar, y al final de los Hechos son por
fin puestos de lado por Dios debido a su incredulidad, y ya no sirven de
instrumento para Él, y así es como aun al día de hoy permanecen.
El
resultado de todo lo que estaba sucediendo a los apóstoles fue que, a pesar de
toda la enemistad de los líderes Judíos, la
Palabra del Señor seguía expandiéndose por toda la región, así que el
propósito del Señor triunfaba una vez más. Sin embargo los opositores persistieron
en su persecución de Pablo y Bernabé y los
expulsaron de su región.
Habiendo
predicado fielmente el evangelio y encontrado el repudio por un tan gran número
de Judíos, los apóstoles entonces declararon que se volvían para los Gentiles,
los cuales, estaban listos para recibir las buenas nuevas. Este no es todavía,
como muchos han pensado, el punto donde Israel como nación es puesta de lado en
incredulidad. Fue, eso sí, un cambio de sentido localmente, porque leemos en el
contexto del primer versículo del capítulo 14 que Pablo y Bernabé volvieron: a entrar juntos en la sinagoga (como
acostumbraban). Sin embargo, los
discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo (13:52).
En
conexión con los Gentiles, el vers.48 en la A.V. declara:
…cuando los Gentiles oyeron esto, se
regocijaron y glorificaron la palabra del Señor, y los que estaban ordenados
para la vida eterna creyeron.
Esto
pareciera como si fuese un decreto divino, pero algunos traductores traducen el
verbo tasso (“ordenados” en la A.V.)
con el significado aquí de “bien
dispuestos para” (así lo hacen Alford, Bloomfield, Wordworth, Rotherham y
otros). Sin embargo el profesor F.F. Bruce no concuerda con ellos. El profesor
A.T. Robertson comenta:
“La
palabra ordenado no es la mejor
traducción aquí. Consignado, tal como
Hackett muestra es mejor…este versículo no resuelve el tan repetido problema de
la divina soberanía y del libre arbitrio humano como medio. No hay evidencia
alguna de que Lucas tuviese en mente un absoluto y total decreto de la salvación
personal…ciertamente el Espíritu de Dios se mueve sobre aquel corazón humano,
al cual, algunos responden creyendo, mientras que otros lo repudian y ponen de
lado” (Escenarios de la Palabra en el
Nuevo Testamento).
Siempre y
cuando no concordemos plenamente con respecto al texto del Nuevo Testamento,
será mejor que no seamos dogmáticos.
Habiendo
sido perseguidos por los líderes Judíos, Pablo y Bernabé sacudieron el polvo de sus sandalias. Esta acción se hallaba de
acuerdo al mandamiento del Señor Jesús como sabemos, y es evidente que aquí se
aplica a la comunidad Judía en vez de a la ciudad en su totalidad. Entonces
tomaron el camino hacia el este, hasta Iconio, la cual se situaba en la región
este de la Frigia de Galacia.
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