Creencias y convicciones
Creencias y convicciones
En
verdad en verdad os digo que no hay duda ni sombra de variación en la sabiduría
de lo alto. Sin embargo os aseguro que la incerteza abunda en la terrenal,
animal y diabólica en la cual vive el hombre caído y con la cual se alimenta a
diario. Nosotros, desde que nacemos hasta que nos morimos, todos los días nos
vemos inundados por dentro y por fuera de la sabiduría del temor y ansiedad
constante, que nos corroen las entrañas. Por mucha "Palabra" que queramos
gravar en el corazón de piedra, nunca jamás vamos a cambiarle su dureza. Dios
tuvo que pasarnos por muerte antes de nada, y comenzó haciendo pedazos todas
nuestras "convicciones" y "creencias". Nuestras "convenciones"
no eran tales, sino arenas movedizas que nos minaban y hurtaban y nos corrompían.
Por eso tenían que ser renovadas y retenidas todos los días nuestras
credenciales. Todas las "creencias" tienen que ser alimentadas,
sostenidas, reforzadas y reparadas a diario; y generalmente el
"creyente" las defiende como a la dama que se protege del dragón por
su príncipe encantado. El resultado es obvio, y en vez de alimentarnos con
nuestras "convicciones," nos volvemos esclavos de ellas teniendo que
cuidarlas y regarlas para que no desaparezcan.
Estos
factores contradictorios nos dicen a viva voz, a todos los que tenemos "oídos
de oír", que "convicción" o "creencia" tal como se
predican en la iglesia, nada tiene que ver con "revelación".
Ni
tan siguiere podemos decir que nuestra mente carnal se "convenza" de
las Escrituras porque eso no podrá venir a suceder nunca, so pena que alguno
quiera contradecir la
Acusación Primera de Dios al Hombre. Este concepto es
corrupto en sí mismo y está en consecuencia totalmente equivocado. Ese es el
intento descomunal de la religión cristiana y de todas las demás sin tener en
cuenta que eso es IMPOSIBLE DEL TODO. Son una misma remando contra la marea y
por eso se llenan de normas y de principios disciplinadotes, para mantener en
estrecha disciplina cada una su "convicción" por encima de todas. Es
la tal esclavitud que se rinde a las "convicciones" y
"creencias".
La
revelación de lo alto se distingue y separa todas las cosas, y todo es nuevo
ahora. Ni tan siquiera lo que vamos viendo tratamos de retener, o de cuidar en
nuestro corazón. No precisa de nada de eso. En primer lugar, es tan contundente
y enorme que no se puede explicar, por eso enmudecemos y quedamos "como
muertos" al verla. En segundo lugar, ahora se ha hecho evidente y a tras
luz lo que significa el Llamamiento de Dios. Y hemos visto en primera mano lo
absurdo que es querer "llamar" la Iglesia al mundo DE PARTE DE DIOS! Nadie sino
solo Dios "Llama" a cada una de Sus criaturas por Su nombre. Y el
gran pseudos de la
Iglesia se encuentra sin duda alguna en lo que ella llama el
Ministerio de la
Reconciliación.
Pero
Dios sigue llamando a los que escogió desde antes de la fundación del mundo. Y
los que han sido iluminados del Llamamiento Supremo no solo han descansado de
sus obras, sino que a toda hora aguardan expectantes que sucedan en breve y a
los ojos de toda la tierra Su Palabra profética más segura. Así que la
reconciliación del mundo está para breve, aunque ni mucho menos como la Iglesia lo espera. Dios Se
dará a conocer a través de Juicios terribles y con una magnitud que no dejará
dudas ni sombras de variaciones. Serán tan contundentes como ahora las ilumina
para que las veamos nosotros. No precisarán ser "retenidas" ni
"edificadas" las visiones que el pobre hombre vea en la Revelación o el
Apocalipsis. La Iglesia
expande con "amor" el llamamiento de parte de Dios; y el Espíritu
Santo en cambio nos dice que no, ni mucho menos! El hombre del mundo no precisa
del "amor" de la
Iglesia , sino de caerse de vergüenza reconociendo a Dios. Y
eso es sencillamente lo que va a suceder. Así que por muchas voces que peguen
las iglesias visibles, diciendo paz, paz, y seguridad, cada uno hincará su
rodilla por sí, cuando escuche el Llamamiento de lo alto.
La
"revelación" es impositiva y no precisa "creerse" o
"convencerse" de ella ninguno que la reciba. Yo me llamo Juan, algo
andaría mal en mi cabeza si yo tuviera que repetirme cómo me llamo y dependiera
de mi "convicción" que mi nombre se mantuviera. Pues así son estas
voces del tal ministerio de la reconciliación solo arenas movedizas, por eso se
subdividen constantemente estas iglesias...hasta Su desaparición.
Nadie
debería usurpar esa Gran Labor, de llamar a cada uno "de parte del
Padre". El Padre no lo permite y mata a cualquiera que quiera llevar a
cabo esa labor. Solo Él se adjudicó siempre para Sí el Llamamiento, y si alguna
vez en la historia del hombre empleó a cualquiera de Sus vasos para darla a
conocer, eso es algo muy diferente. Lo que no dejó dudas ni sombra de variación
es que era de Él, de Aquel solo que llama individualmente y le da la
"revelación".
Mira,
yo me llevé treinta años "llamando" al mundo entero para Dios, para
reconciliarlo con Él. En la
Iglesia que frecuentaba, no hubo nadie que diera mas voces,
llamando a todos cuantos tenía alrededor a la "obra" del ministerio
que me había encomendado Dios. Abrí iglesias en muchas partes de España, y además
de Portugal y de Francia. De mis "colaboradores" en la iglesia, nadie
como yo había producido tal cantidad de "frutos espirituales".
Algunos me tenían por un tipo de apóstol del "primer siglo", y así
viví hasta que a Mi Dios y Padre les pareció bien abrirme mis ojos en la Revelación. Ahora
ni me atrevo siquiera abrir mis labios. He visto en primera mano mi depravación
completa, mi inutilidad y pobreza de recursos en todos los sentidos. Y así me
enseñó el absurdo de la
Iglesia queriendo "ganar a un mundo" que va a
perdición, y cegada sin poder ver lo que le aguarda a ella para breve.
Así
que para resumir este breve comentario "credencial", nadie por tanto
con sus honestas y francas "convicciones" aquí, puede encontrar ayuda
en cuanto a cuál sea la "revelación", separada de una tal ensalada.
La diarrea mental que impera en las diferentes "convicciones" eclesiásticas
es descomunal, y con toda seguridad sea causada por el poder cegador que opera
el dios de este mundo para que "no crean", y para que no les
resplandezca el glorioso paquete de buenas nuevas en Cristo. Pero si nuestro
evangelio se pierde, entre los que se pierden está encubierto. Y si la Cabeza sola te guía a la
verdad, verás en igualdad perfecta con todos los miembros "tu vida
escondida" y no te perderán en explicaciones por la tierra. Y si alguno ve
este evangelio o buenas nuevas de Cristo Jesús, por tanto, se queda mudo y
callado, y ya no puede dejar de ver y palpar las cosas que Dios tenía
reservadas para los que le aman, odiando más y más cada vez al mundo que nos
rodea.
De la Iglesia de los Hechos, muy
pocos fueron los que se extendieron adelante y murieran para el mundo, y como
resultado, muy pocos vieron este bendito Llamamiento Supremo a la mano diestra
del Padre, donde Cristo se halla entronado. Aquí somos todos llevados a poner
nuestros ojos, y no por la tierra. "Por la Tierra ", fue el
Ministerio de la Iglesia
del primer siglo. Por los "celestiales" es el ministerio del Llamamiento
"en Cristo." Y Aquí no hay ya "creencias" ni
"convicciones", pues todas las "suposiciones" se han derretido
de repente, en un golpe de fuego desaparecieron ............y ahora se nos
abren los ojos....... y contemplamos un poquito de Su Grandeza. Por eso gemimos
no llamamos. Abba Padre! Si, si, sí...y cuanto antes.
Juan
Luis Molina
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