El Reino de Dios CAPÍTULO OCHO


El Reino de Dios
En el Cielo y Sobre la Tierra
CAPÍTULO OCHO
 
El Reino de Dios en el Libro del Apocalipsis
Cuando llegamos al último libro en la Biblia, estamos tratando con una parte de la Escritura concerniente con la cual se han dado muchas disputas y divisiones. Sin embargo su tema principal está perfectamente claro. Es el libro de la venida (Segundo Adviento) de Cristo que por fin se instaura en el principio del reino de Dios sobre la tierra. La palabra “reino” aparece siete veces (1:9; 1:15; 12:10; 16:10; 17:12, 17). Tres de las referencias se hacen al reino de Dios y cuatro al reino opositor de Satán el engañador. Al principio leemos “He aquí que Él viene con las nubes, y todo ojo le verá” (1:7) y al final se halla la promesa del Señor, “Ciertamente vengo en breve”, a lo cual se añade la última oración de la Escritura, aquella de Juan: “Si, ven Señor Jesús” (22:20).
 
G.N.H. Peters en El Reino Teocrático escribe:
 
“Es tan solo a través de esta doctrina del reino que el Apocalipsis puede o podrá ser comprendido y consistentemente interpretado. La razón para eso reside en el simple hecho de que se anuncia la Venida y los acontecimientos asociados con el Adviento del Reino Teocrático. Ahora para entrar plenamente en su espíritu y apreciar su fuerza, para formar un adecuado concepto del testimonio de Jesús tanto en su totalidad como en sus varios aspectos, tiene necesariamente que haber un previo conocimiento de concierto y acuerdo con los pactos y una correcta apreciación del peso de la profecía basado sobre estos pactos resuelto en sí mismo en la introducción del reino prometido” (Vol.3, pag.366).
Las palabras llave del Apocalipsis tienen que ver con el reino terrenal. Una palabra de especial significado es la palabra “trono” (thronos) que aparece no menos de 41 veces, 38 de las cuales refiriendo al reino y 3 al reino de Satanás (traducido “asiento”). La gran cuestión en cuanto a Quién finalmente se sienta sobre el trono y controla la tierra se declara en este Libro. El Satánico conflicto que ha caracterizado todas las cosas desde su caída, que ha seguido sucediendo tanto interna como externamente, por fin llega a abrirse y es completamente resuelta, porque en 11:15 leemos:
“Y el séptimo ángel tocó la trompeta; y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de Su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos.”
Otras características palabras son: “corona” (diadema) se emplea y aplica 3 veces: a Cristo 19:12; Satanás 12:3 y a la Bestia salvaje 13:1. Además “corona” (stephanos) se usa y emplea 8 veces: para creyentes 2:10; 3:11; 4:4; 4:10; para el jinete sobre el caballo blanco 6:2; para los ejércitos de los demonios 9:7; para Israel 12:1 y para el Señor como el Hijo del hombre 14:14.
Otro pormenor de gran importancia para la interpretación del Apocalipsis o Revelación es su vital asociación con el lenguaje del Antiguo Testamento y las referencias a esta parte de la Palabra abundan, siendo más de 500 de estas lo que claramente nos indica que el Apocalipsis nunca vendrá a ser comprendido si se ignora o desconoce el Antiguo Testamento, especialmente la profecía de Daniel. Esto es lo que mantiene el Señor afirmando en Su discurso final concerniente a Su Segunda Venida y los eventos que la ocasionaron, registrado en Mateo 24. En él predijo un tiempo de tribulación sin paralelo en toda la globalidad del mundo (Mat.24:21, 22) tal y como se menciona en Daniel 12:1 y el Señor se refiere a la “abominación de la desolación” predicha por Daniel (Dan.9:26, 27) en Mateo 24:15 y todo el concepto se afirma por el testimonio de los profetas del Antiguo Testamento, quienes revelaron del derramamiento de la ira de Dios y Sus juicios sobre las naciones en manos del dominio de Satanás al final de la edad.
La palabra “ira” (traducida thumos y orge) aparece nada menos que 15 veces, 14 de las cuales refieren a Dios y una a Satanás (12:12), demostrando que la edad de gracia ha terminado y la ira de Dios ha venido a ser una terrible realidad. Existen fuertes ligaciones entre el Apocalipsis y el libro de Génesis:
Génesis                                                                                 Apocalipsis
 
La tierra creada (1:1)                                                            La tierra pasó (21:1)
El sol, la luna y las estrellas                              El sol, la luna y las estrellas
para el gobierno de la tierra (6:13                    conectadas con el juicio de la tierra (6:13; 8:12).
El sol para gobernar el día (1:16)                                    No se precisa de sol (21:23).
Las tinieblas denominadas noche (1:5)                           No hay allí noche (22:5).
Las aguas llamadas mares (1:10).                                   No más mar (21:1).
Un rio para bendición de la tierra (2:10-14)       Un rio para la nueva tierra (22:1, 2).
El hombre a imagen de Dios (1:26)                        El hombre a imagen de Satán (cap.13).
La introducción del pecado (cap.3).                    Desarrollo y fin del pecado (caps.21-22).
La maldición anunciada (3:14, 17)                                  No más maldición (22:3).
La introducción de la muerte (3:19).                               No más muerte (21:4).
Un querubín en conexión con la caída (3:24)       Un querubín asociado a redención (4:6).
El hombre expulso del paraíso (3:24).                            El hombre restaurado (cap.22).
Introducción de pesares y sufrimientos (3:17).              No más pesar (21:4).
Nimrod, un gran rebelde, fundador de Babilonia.     La bestia, un rebelde satánico (cap.13 -18)
El arco iris, una señal del pacto de Dios (4:3; 10:1)       El arco iris en recuerdo de Su pacto
Sodoma y Egipto, lugares de corrupción (caps.13-19)   Sodoma y Egipto representando Jerusalén
El dominio del hombre cesa e inicia el de Satán. Cesa el dominio de Satán volviendo el hombre
El sol, luna y estrellas asociadas a Israel                El sol, luna y estrellas asociadas a Israel cap.12
 
Si los expositores y los cristianos hubiesen tenido todo lo anterior en cuenta no se habrían escrito tantas cosas sin provecho concerniente al Apocalipsis. La divina afirmación de este Libro se halla al fin de la edad y en sus páginas se refiere vastamente a los siete últimos años (la última semana de años relativas a las setenta y siete de Daniel 9:24-27) un tiempo sin paralelo de tinieblas y persecución que finalizará por la venida del Señor Jesús en poder y gran gloria tal y como lo había prometido (Mat.24:29-31); Apoc.19). En otras palabras, el asentamiento del Apocalipsis se relaciona al tiempo y a los acontecimientos descritos por el Señor en este importante capítulo en conexión con el fin de la edad (no del “mundo”). Una parte no muy grande del Apocalipsis se reviste en un lenguaje simbólico, cuyas dificultades se han exagerado diciendo que “todo es simbólico”, y como resultado en gran medida debido a que el comentario del Antiguo Testamento haya sido ignorado y no tenido en cuenta, y además, los acontecimientos en esta edad de gracia, han sido puestos delante de estos “simbolismos”, para significar el cumplimiento de sus terribles juicios. Las interpretaciones historicistas de este Libro han logrado, por tanto, hacerle un gran daño a su comprensión. Los tremendos eventos descritos en sus capítulos no pueden ser identificados con la historia pasada de ninguna manera. La confusión y el desacuerdo entre aquellos que han intentado hacerlo así, dejan ver con toda claridad que, en cualquier caso, nada hay en la historia pasada que se acerque siquiera al terrible y solemne lenguaje que el Apocalipsis contiene.
 
Cuando se nos dice que el gran día de la ira de Dios ya se cumplió por la invasión de Roma hecha por los Godos y Vándalos (Bames), o por la derrota de los paganos delante de las fuerzas militares de Constantino (Elliot) o por la Revolución Francesa (Cunningham), nos quedamos impresionados con tanta trivialidad, y de algo podemos estar seguro, esto es, que los pecadores no deben tener un gran temor de este día de juicios divinos. Que Israel es la figura central a través de todo el Libro está más claro que el agua. La idea Israelita se emplea desde el comienzo mismo. Así, por tanto, tenemos referencias al Templo, al Tabernáculo, al Arca, el maná, el altar dorado del incienso, la vara de hierro, Jezabel, Balaam, los Egipcios y sus plagas y por ahí adelante. Las tribus de Israel son nombradas en el cap.7 y el simbolismo en el cap.12 inequívocamente lo identifica con esta nación.
 
La predominancia de Israel se comprueba por los siguientes puntos:
 
(1)    Las siete asambleas son básicamente Hebreo-Cristianas. Todos los escenarios que se les aplica pertenecen a la histórica Israel del Antiguo Testamento. Aquellos “que se dicen ser Judíos, pero no lo son” (2:9 y 3:9) no haría sentido alguno si es que fueran iglesias enteramente Gentiles. Cualquier elemento Gentil debe ser ubicado en la línea del “árbol del Olivo injertado” (vea Romanos 11) en el cual los creyentes Gentiles comparten el pacto de bendición de Israel.
(2)   Los 144.000 son de las 12 tribus de Israel (cap.7).
(3)   La mujer del capítulo 12 representa ciertamente Israel.
(4)   La ramera del cap.17 representa a la falsa Israel con su globalidad mundial dominante por detrás de los escenarios.
(5)   La Novia consiste de los vencedores provenientes de las asambleas y de los fieles desde Abel en adelante (vea Hebreos 11:8-10; 14-16; 12:22).
(6)   La Nueva Jerusalén, “el mejor país” (Hebr.11:6) que finalmente desciende a la nueva tierra.
Los nombres de las 12 tribus de Israel se hallan sobre las 12 puertas.
Los 12 apóstoles se hallan sobre las doce fundaciones (cap. Heb. 11:10).
 
Los  espiritistas procuran mudar a Israel en el Cuerpo de Cristo para poder identificar las predicciones del Apocalipsis con pasados acontecimientos en esta edad de tiempo. Dean Alford declara:
 
“Yo soy…perfectamente incapaz…de apuntar definitivamente cualquier periodo en la historia del poder civil del mundo que satisfaga los 42 meses del capítulo 13:5. Por todo cuanto he visto, cada vez que lo intento hacer, se ha caracterizado siempre por la señal del fracaso” (Comentario sobre el Apocalipsis Sec.5).
 
Los historicistas comenten un grave error identificando la era de gracia con la era futura del juicio. Ahora vivimos en un periodo donde la gracia reina, y mientras esto siga siendo verdad, tanto los juicios como la ira deben aguardar (Rom.5:19-21). Dios no está ahora imputando de pecado en ningún sentido judicial (2ª Cor.5:18-21) pero hay un fin para esta era de gracia y cuando venga a suceder, el gran Día del Señor comienza, y éste Día es de venganza y de ira y de juicio, cuando el “castigue al mundo por sus vilezas…en el día de Su fiera ira” (Isaías 13:9-13).
 
La primera venida del Señor sucedió para la salvación, puesto que Él no vino a juzgar sino a salvar (Juan 12:47). Su Segunda Venida, por el contrario, sucede para el juicio sobre un mundo que se ha vuelto para atrás alejándose del evangelio de la gracia y aceptado finalmente al Anticristo en vez de al Cristo de Dios. En algunas ocasiones del Antiguo Testamento, las dos venidas se ponen juntas como si no hubiese intervalo entre ellas. Es como si divisáramos los altos picos de una cordillera a lo lejos, y nos aparecieran otros picos de otra cordillera más cercana entre aquellos. Si pudiéramos volar entre estos dos grupos de picos podríamos ver sus bastos valles y enormes laderas que los separaban, los cuales eran invisibles a la distancia. Esta era o periodo de tiempo actual es como esos valles invisibles. Estaba por encima y más allá de cualquier profética visión dada a los profetas del Antiguo Testamento.
 
Así, por tanto, liga juntos Isaías “El aceptable año del Señor” con “el día de la venganza de nuestro Dios” (Isaías 61:1, 2), sin embargo cuando el l Señor Jesús leyó esta Escritura en la sinagoga, se paró en “el aceptable año del Señor”. El “Día de venganza” figura en Su Segunda Venida, no en la primera. Si esto no fuera cierto, Él no le podría haber dicho a Su audiencia, “en este día se ha cumplido esta Escritura en vuestros oídos” (Lucas 4:16-21) puesto que, como ya hemos visto, Él no vino para condenar sino para salvar. Así que procuraremos en vano en Isaías 61 por algún intervalo de tiempo entre estos dos acontecimientos.
 
Ahora nosotros podemos apreciar bien cómo la presente “dispensación del Misterio” (secreto, Efes.3:9 R.V.), no podría ser hallada en el Antiguo Testamento. Ambos tiempos y esta particular verdad estaban entonces “escondidas en Dios”.
 
Otros ejemplos de este tema pueden ser comprobados en Isaías 9:6, 7, donde el nacimiento de Cristo y el ejercicio de Su gobernación se hallan ligados juntos, sin ningún tipo de revelación de los aproximadamente dos mil años de repudio que hay entre ellos. En Daniel 9:26, 27 saltamos de la Primera Venida del Mesías hasta justo Su Segunda Venida con el desolador y “la abominación de desolación” puesto por Cristo justo antes de este acontecimiento (Mat.24:15-22). Lucas 1:31, 32 y 1ª Pedro 1:11 son ejemplos posteriores.
 
Nosotros creemos que lo mismo sucede en el Libro del Apocalipsis o Revelación. Las “iglesias” se hallan en el capítulo 2 y 3, pero no son la iglesia revelada en Efesios y Colosenses. En el cumplimiento final estas iglesias son predominantemente asambleas de Hebreos-Cristianos viviendo bajo el terrible reinado de la Bestia con sus tremendas presiones para que adoren a este monstruo y a Satanás en su respaldo. Estos escenarios y sus condiciones se describen en el cap.13 con la muerte como fin para los fieles. Durante los Hechos de los Apóstoles comenzó una situación en la cual, si Israel se hubiese arrepentido, podría haber venido a hacer parte en los eventos descritos en este capítulo. Por eso las sietes iglesias de Asia tienen que enfrentar persecuciones y pruebas similares. Siendo así, bien podemos comprender la palabra del Espíritu a los vencedores en 2:10 “Se fiel hasta la muerte, y Yo te daré una corona de vida”. Israel no se arrepintió, y consecuentemente, lo que sucedió en los Hechos no dejó de ser y tener sino un parcial cumplimiento. El pleno cumplimiento aguarda el fin de esta era, la última semana  (siete años) de Daniel 70 x 7 años (Dan.9).
 
Muchas interpretaciones del Apocalipsis separan los tres primeros capítulos del resto del Libro y ubican el capítulo 4 adelante al fin de la era en el Día del Señor. Pero Juan denomina la totalidad del Libro una profecía (1:3) y hay ligaciones definitivas entre estas iglesias y en el capítulo que sigue se exhibe este hecho.
 
Ha habido una tendencia de parte de algunos expositores para dividir el Apocalipsis en tres partes, pasado, presente y futuro, sobre base de la traducción Versión Autorizada de 1:19:
 
“Escribe las cosas que has visto, y las cosas que son, y las cosas que tienen que suceder de aquí en adelante”.
 
Este punto de vista toma la futura porción como del libro comience con el cap.4.
 
Sin embargo, nada menos que una autoridad como Alford señala que la palabra “son” aquí quiere decir “significan” y dice así:
 
“Yo tomaría genesthai (fue o llegó a ser) en el sentido de sucediendo, en las vastas edades de la historia, sino en la visión Apocalíptica… Ha mellei genesthai (las cosas que van a ser, literalmente) significaría analógicamente las cosas que sucederán a estas, es decir, una futura visión” (Testamento Griego pag.559), y así traduce él el versículo:
 
“Escribe por tanto las cosas que viste, y lo que significan y las cosas que están por suceder después de estas.”
 
Y de igual manera traduce Rotherham:
 
“Escribe por tanto las cosas que has visto, y lo que son (esto es, representan), y aquellas cosas que van a suceder después de estas cosas”.
 
Moses Stuart, como Alford, traduce similarmente “lo que ellas significan”. Y esto es precisamente lo que hallamos que Juan está haciendo:
 
“…las siete estrellas son los ángeles de las siete estrellas, y los siete candeleros son las siete iglesias”.
 
En otras palabras, está cumpliendo el mandamiento del Señor diciéndonos aquello que los símbolos (estrellas y candeleros) representan y entonces sigue registrando visiones posteriores dadas de las cuales el resto del Libro consiste.
 
El versículo 19 por tanto es un débil fundamento para la idea de dividir el Apocalipsis en tres partes, pasado, presente y futuro. La totalidad suya se denomina una profecía en 1:3 y nosotros consecuentemente la aceptamos como tal.
 
Una dificultad podría presentarse preguntando, ¿existían estas iglesias en los días de Juan? La respuesta es que si, pero eso no significa que fuesen completamente cumplida la profecía revelada en los caps.2 y 3. Debemos tener siempre en consideración que algunas profecías pueden estar solo parcialmente cumplidas, dejando el pleno cumplimiento para una fecha más tardía. Nuestro estudio en los Hechos de los Apóstoles debería ayudarnos aquí. Vimos que la profecía de Joel se cumplió solo en parte en Pentecostés. El tiempo que vino a seguir podría haber sido una introducción para el gran Día del Señor con el personal retorno de Cristo para asentar el reino terrenal. Pero eso dependía sobre el arrepentimiento y la vuelta de Israel hacia Dios (Hechos 3:19-26) que no se materializó. De haberse realizado, todos los acontecimientos descritos en el Apocalipsis habrían sucedido y tenido lugar en aquel tiempo. Una era que pudiese producir un Herodes que aceptase la divina adoración (Hechos 12:20-23) y un monstruo como Nerón, podría fácilmente haber hecho resurgir al Anticristo, el hombre de pecado, y la Bestia salvaje de Apocalipsis 13. De hecho, el apóstol Juan declara en su primera epístola que ya habían surgido “muchos anticristos”, lo cual probaba que el fin estaba a la mano – era “la última hora” (literalmente, 1ª Juan 2:18). Debemos permanentemente recordar que la causa por la cual Dios “estaba próximo” puede postergarla, si es que las circunstancias no se conforman a Su voluntad.
 
Consecuentemente, las asambleas descritas en Apocalipsis 2 y 3 estaban viviendo en un tiempo peligroso, muy próximo a la venida del Señor, pero con no haberse arrepentido Israel, aquella venida y la fase terrenal del reino pasó a quedarse en suspense y nosotros creemos que cuando las similares circunstancias aparecen al fin de la era, el Apocalipsis tendrá entonces su completo cumplimiento y vendrá a ser “la Verdad al tiempo”. Esto no significa que la aplicación de los principios expuestos en este Libro no puedan ser degustados por los cristianos que estén debajo de tribulación y persecuciones durante la era actual. Pero la aplicación no debe confundirse con interpretación y la interpretación de la Escritura debe antes que nada ser averiguada primero antes de hacer cualquier aplicación, de otra manera se instala la confusión como resultado de eso.
 
El libro contiene por su objetivo el fortalecimiento y el incentivo de los “vencedores”, puesto que a los tales a quienes esta parte de la Escritura se dirige, para iluminar, guiar y ayudarlos durante el más terrible y procurado periodo de tiempo en las palabras de la historia como dijo el Señor Jesús describiéndolo en Mateo 24:19-22.
 
Es impensable que Dios dejase a Su pueblo a tientas en un tiempo tan crucial sin ninguna palabra especial de Su parte. El Apocalipsis, Daniel, Mateo 24, 2ª Tess.2 y otras Escrituras serán entonces la guía especial divina para Su fiel gente.
 
Un cuidadoso estudio nos demostrará que las iglesias de Apoc.2 y 3 están ligadas con el resto del libro.
 
 
Las Iglesias.                                                                                El  resto del libro.
 
Esmirna
Aviso de tribulación                                                                 Gran tribulación (7:14)
 y encarcelamiento (2:10).                                                        Dos testigos asesinados (11:7)
“Fieles hasta la muerte” (10).                                                   Inanición para los fieles 13:16, 17
 
Pérgamo
Retened Mi nombre (2:13)                                                        Teman Tu nombre (11:18)
El trono de Satanás (13)                                                            Cristo reinando (1:15)
Un Nuevo Nombre (17)                                                             Un Nuevo Nombre (19:12)
 
Tiatira
La mujer Jezabel (2:20)                                                              La verdadera mujer (12:1)
La Vara de Hierro (2:26, 27)                                                      La Vara de Hierro (12:5)
Falsos profetas (2:20                                                                  Falsos profetas (16:13)
 
Sardis
Vestiduras sin mancha (3:4)                                                       144.000 sin mancha (14:1)
Andar de blanco (4)                                                                   La Novia en blanco (19:8)
 
Filadelfia
Templo y ciudad de Mi Dios (3:12)                                          La Nueva Jerusalén (cap.21)
No niegan Mi nombre (8)                                                         El Nombre de la Bestia (13:17)
 
Laodicea
Vestiduras blancas (3:18)                                                        La Esposa y sus vestidos (19:8)
Cenará conmigo (3:20)                                                           La cena del Cordero (19:9
                                                                                                 La gran cena de Dios (19:17)
 
Estas son algunas de las correspondencias. Hay otras muchas que el estudiante de la Biblia puede procurar comparando cuidadosamente y del todo le demostrará que los capítulos 2 y 3 son una parte vital del libro y que están ligados con los restantes capítulos.
 
Separarlos como hacen algunos, y ponerlos en periodos de historia cubriendo la era presente y actual sería trivializar sus mensajes. Debe haber, antes que nada, algunas cosas directamente en común entre el símbolo y aquello que representa, y no hay ninguno entre el concepto de una iglesia y un periodo de historia. De cualquier manera, aquellos que adoptan una tal interpretación no pueden ponerse de acuerdo en cuanto a cuál sea el periodo de tiempo apropiado para cada una de las iglesias, y como la mayoría de ellos cree en un “cualquier momento” anterior al Segundo Adviento del Señor, hacen con que claramente esto se haga imposible, si es que largos periodos de historia tuvieran que pasar su curso, antes que el tiempo representado por la última iglesia de Laodicea venga a suceder.
 
 
El Día del Señor
 
¿Qué quiso decir exactamente Juan cuando refirió “Yo estaba en el espíritu en el Día del Señor”? ¿Quiso tal vez decir que recibió la visión que él describe en un Domingo cualquiera? Si es así, como muchos suponen, entonces este es el único sitio en la Escritura que da el día de la semana en el cual fue escrita, y por tanto no nos ofrece ninguna útil o provechosa información en cuanto a su fecha, si es que el mes y el año se omiten. En vista de estos hechos, cualquiera se sorprende del motivo por el cual se refiera el día, pues no aporta ningún tipo de ayuda básica para la interpretación del libro.
 
Deberíamos preguntarnos, ¿entenderían aquellos para quienes se dirigió el libro la expresión significando el Domingo? La respuesta es un conclusivo NO, por la simple razón de que nuestro Domingo siempre se describe en el Nuevo Testamento como “el primer día de la semana” (Mat.28:1; Marcos 16:2, 9; Lucas 24:1; Juan 20:1, 19; Hechos 20:7; 1ª Cor.16:2). No hay evidencia de ningún tipo de que al Domingo se denominase el día del Señor antes que el Apocalipsis hubiese sido escrito, y en cuanto a que Apocalipsis 1:10 no sea la única ocurrencia en la Biblia de las palabras “el día del Señor”, no podemos usar esto en el argumento. De hecho no hay una base clara en la temprana literatura Cristiana para llamar Domingo al día del Señor sino cerca de un siglo después. Si Juan hubiese querido dar la idea de que al Domingo fue cuando recibió la revelación de Dios, entonces él hubiese empleado la expresión normal y común vigente, es decir, “el primer día de la semana”, que habría sido comprendida por todos.
 
Siendo así, tenemos definitivamente que tomar el uso de la Escritura como guía, porque esta frase “el día del Señor” aparece 16 veces en el Antiguo Testamento y 4 veces en el Nuevo. Una expresión paralela se halla en 1ª Cor.4:3 la cual dice literalmente en el griego “el día del hombre” (trad. tribunal humano), siendo que su construcción sea la misma que en Apocalipsis 1:10. “El día del Hombre” significa el día en el cual es el hombre quien está juzgando, tal como se ve claramente en el contexto. Apoc.1:10 nos lleva a un tiempo futuro cuando sea Dios y no el Hombre quien juzgue, cuando Dios venga a ser exaltado y el hombre abatido (vea su primera ocurrencia en Isaías 2:10-22 y observe las semejanzas con Apoc.6).
 
El “Día del Señor” del Antiguo Testamento está consistentemente establecido como un día de ira, juicio, destrucción y tinieblas. Nunca se emplea, ni una sola vez, hablando de paz o bendición. Isaías 13:6-13 sirve de tipo:
 
“Aullad (referido a Babilonia), porque cerca está el día del Señor; vendrá como asolamiento del Todopoderoso”.
 
Los versículos de 9 a 13 se asemejan mucho con los escenarios del Apocalipsis:
 
“He aquí el día de Jehová (o el Señor) viene, terrible, y de indignación y ardor de ira…por lo cual las estrellas de los cielos y sus luceros no darán su luz; y el sol se oscurecerá al nacer, y la luna no dará su resplandor…en la indignación de Jehová de los ejércitos, y en el día del ardor de Su ira (vea Mat.24:29).
 
De igual manera Joel también describe este día o periodo:
 
“¡Ay del día! Porque cercano está el día de Jehová, y vendrá como destrucción por el Todopoderoso” (1:15).
“…porque viene el día del Señor, porque está cercano; Día de tinieblas y de oscuridad, día de nube y de sombra…” (2:1, 2), y todas las restantes ocurrencias están alineadas con este concepto de juicio y de ira. Es un tiempo en el cual Dios irrumpe en la historia, e introduce de manera evidente el poder en todas las áreas del mundo al pico o cumbre de su tiniebla, perversión y repudio de Sí Mismo.
 
Y ahora preguntamos, ¿se apropia esta idea o pensamiento al libro de Apocalipsis? La respuesta está muy clara, por supuesto que sí, se apropia perfectamente. El gran profético periodo, el Día del Señor, es de lo que trata todo el Apocalipsis. Se ilumina todo cuando comparamos las referencias del Antiguo Testamento con este último libro de la Biblia, tal como se oscurece todo por interpretar la frase referida al Domingo.
 
Tenemos cuatro referencias donde Juan nos dice que él estaba “en Espíritu” (literalmente). Y son estas: 1:10; 4:2; 17:3; y 21:10. Él tuvo una experiencia similar a la de Ezequiel en la antigüedad:
 
“La mano del Señor Jehová está sobre mí, y me transportó en el espíritu del Señor, y me hizo venir al medio del valle que estaba lleno de huesos” (Ezeq.37:1 y vea 11:1, 24; 40:2).
 
Del mismo modo que Ezequiel fue llevado en visión por el Espíritu para ver asuntos tanto futuros como presentes, así también el Espíritu tomó al apóstol Juan en visión y le introdujo en el Día del Señor, y le capacitó para ver y poner por escrito los hechos concernientes al terrible periodo con el cual esta era finaliza.
 
El gran conflicto de las edades, que resulta tanto en la apertura como en el clímax en el Libro de Apocalipsis, puede ser sumariado en una dupla manera:
 
      
Dos Simientes
 
“La simiente de la mujer” (Eva) (Gén.3:15)                       “Tu simiente” (la serpiente – Satanás)
“Trigo” (Mat.13:24, 25)                                                       “Cizaña” (el hijo del perverso – Satán
“Siega” (al fin de la era).                                                     “Siega” (al fin de la era)
“recogida en el granero” (Mat.13:30)                                  “atada en manojos para quemarla”
 
Dos Ciudades
 
“Salem” (Gén.14:18)                                                              “Babel” (Gén.10:8-10)
“Jerusalén” (Isaías 52:1, 9)                                                   “Babilonia” (Apoc.14:8 a 17:5)
 
Dos Misterios (Secretos)
 
El secreto de la piedad de Dios                                             El secreto de la iniquidad
Manifiesta en la carne (1ª Tim3:16)                           El hombre de pecado manifiesto en la carne
                                                                                          (2ª Tes.2:3, 6).
 
Dos Ungidos
 
El ungido Señor (Salmos 2:2, 6)                                      El querubín ungido (el caído Satán)
                                                                                                   (Ezeq.28:14-19)
“El Señor me ha ungido” (Isa.61:1; Lucas 4:18)
 
Dos Dinastías
 
“David” (Salmos 89:20-37; Lucas 1:31-33)                            Nabucodonosor (Dan.2:37, 38)
 
Dos plenitudes
 
“Israel…su plenitud” (Rom.11:12)                                 “La plenitud de los Gentiles (Rom.11:25)
 
Dos Mujeres
 
“La Novia” (Apoc.21:2, 9)                                                           “La Ramera” (Apoc.17:3)
 
Dos Series de Milagros
 
“Señales y maravillas…y dones                                                         “por obra de Satanás
Del Espíritu Santo para confirmar                                                        con todo poder y señales
El testimonio del Rey y del                                                                  y engañosas maravillas para
Reino terrenal (Heb.2:3, 4; vea además Hechos 2:22)                       “para engañar (2ª Tes.2:8-12)
 
Dos Trinidades
 
El Padre, el Hijo y el Espíritu                                                              El dragón, la bestia y el
Santo (Mat.28:19; 2ª Cor.13:14)                                                          falso profeta (Apoc.13:1-4
                                                                                                                      17:8; 19:20).
 
Dos Resurrecciones
 
“Ahora es Cristo levantado” (1ª Cor.15:20)                           “Su (de la bestia) herida mortal
                                                                                                     Fue sanada (Apoc.13:3, 11)
 
Dos Advientos (Parousia)
 
La Segunda Venida del Señor (Mat.24:29, 30)                        El hombre de pecado (2ª Tes.2:8,9)
 
Dos Hijos
 
El Hijo de Dios (Mat.3:17)                                                        El hijo de perdición (2ª Tes.2:3)
 
 
Dos Números Místicos
 
Jesús 888 (por Gematría)                                                           La Bestia 666 (Apoc.13:18)
 
Dos Nombres (en la frente)
 
El Nombre del Padre (Apoc.14:1)                                           El nombre de la Bestia (Apoc.13:18)
 
Dos Materiales de Edificación
 
Piedras preciosas. La Nueva Jerusalén                                          Barro por piedra (Babel)  (Isa.54:11, 12; Apoc.21:10-21)                                                                (Gén.11:3)
 
Dos Pactos
 
El Nuevo Pacto (Jer.31:31; Heb.12:24)                               Un pacto hecho y quebrado (Dan.9:27)
 
Dos Tronos
 
Dios (Apoc.2:1)                                                                   Satán y la Bestia (Apoc.2:13; 16:10)
 
Estos proféticos pares son dos opuestas líneas de revelación encabezado por Dios y Satanás, y dan una buena cantidad de detalles concerniente al gran conflicto de las edades. Este conflicto es real, intenso y sin interrupción. Cuán agradecidos deberíamos estar por Aquel Quien ha sido manifiesto para destruir al diablo (Heb.2:14) y todas sus obras (1ª Juan 3:8), y ha reunido bajo el cuidado protector de redención, a creyentes en Él para que por siempre sean salvos. Nosotros nos hallamos en el lado vencedor, porque si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? (Rom.8:31). No deberíamos tratar esta tremenda batalla de manera liviana. Por nuestra parte no somos desafío para Satanás y los poderes de las tinieblas bajo su control. Pero revestidos de la armadura de Dios tan detalladamente descrita en Efesios, estamos asegurados y podemos extendernos adelante sin temor.
 
No es posible dar una plena suficiente exposición del Libro del Apocalipsis en este volumen, pero ya hemos escrito bastante, creemos, para dejar claro que el reino con el cual trata o es otro sino el mediador terrenal reino del Antiguo Testamento, por fin a ser cumplido. Decimos “comienzo” ávidamente, porque el reino del Milenio que viene NO ES el reino perfecto de Dios. Es ciertamente el periodo de tiempo más favorable para la humanidad desde la caída de Adán, pero el pecado y la muerte todavía se hallan allí. Leemos en el Antiguo Testamento de aquellos que solamente rinden “fiel obediencia” a Cristo hasta este tiempo, y al fin de los mil años, cuando Satanás sea desatado de su prisión, hallará muchos de los suyos de los cuatro cantos de la tierra. Estos se alistarán rápidamente y predispuestos de antemano para reunirse contra Dios en una rebelión distinta. Pero el Señor trata con ellos de manera sumaria:
 
“Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió” (Apoc.20:9).
 
Volviendo al Milenio, el mismo hecho de que Satanás sea aprisionado en el abismo y sus actividades completamente restringidas, supone una tremenda diferencia y mudanza para testificar por Dios y el esparcimiento de Su Verdad sobre la tierra. Todo aquello que hace con que la obra cristiana y testificar sea tan difícil en esta era, es el gran engaño y ceguera del poder de Satanás operando en las mentes humanas:
 
“Pero si nuestro evangelio está escondido, entre los que se pierden se esconde: en quienes el dios de este mundo ha cegado sus entendimientos para que no crean, y así no les resplandezca la luz del glorioso evangelio de Cristo, Quien es la imagen de Dios” (2ª Cor.4:3, 4).
“…en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia” (Efesios 2:1, 2).
 
Este malévolo poder será erradicado durante la era del Milenio, y con este gran obstáculo removido, el testimonio y el servicio para el Señor vendrá a ser mucha más sencillo y gozoso. No vemos motivo ni razón alguna para el conocimiento del Señor, mediado por la restaurada y vuelta cometida Israel, no venga a conocer un rápido progreso, y súbitamente “cubran la tierra como las aguas cubren el mar”. La gente en ese tiempo estará deseando conocer a Dios, Sus caminos y Su Verdad.
 
“Pero en los últimos días vendrá a suceder, que el monte de la casa del Señor será establecido en la cima de los montes, y será exaltado por encima los picos; y la gente correrá a él. Y muchas naciones vendrán, y dirán, Venid, y subamos al monte del Señor, y a la casa del Dios de Jacob; y Él nos enseñará Sus caminos, y andaremos en Sus pasos: porque la ley saldrá de Sion, y la Palabra del Señor desde Jerusalén” (Miqueas 4:1, 2).
“Así dice el Señor de los ejércitos: En aquellos días acontecerá que diez hombres de las naciones de toda lengua tomarán del manto a un Judío, diciendo: Iremos con vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros” (Zac.8:23).
 
Qué gran diferencia del presente tiempo actual, con la oposición o completa indiferencia hacia los asuntos de Dios!
 
 Pero mismo con todas las ventajas del reinado de los mil años de Cristo, el verdadero y eterno reino aguarda el nuevo cielo y tierra, donde el pecado y la muerte y todos aquellos poderes militares contra el gobierno de Dios vengan a ser finalmente erradicados. 2ª  Pedro 3:13 nos asegura que, en esta final creación, la justicia morará habitará y que será una de sus características. Por fin se verá realizada la oración del Señor pos el cumplimiento del reino – “Sea Tu voluntad hecha en la tierra como en el cielo.” Se lleva a cabo a la perfección, y el gran reino de Dios no podrá llegar a concretizarse hasta que esto sea verdad para toda la creación.
 
Casi la última escena que la Palabra de Dios nos ofrece es aquella de un casamiento:
 
“Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina! Gocémonos, y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y Su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos. Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios” (Apoc.19:6-9).
 
La “esposa” de acuerdo al plan de enseñanza de la Escritura  es la nación de Israel. El Antiguo Testamento revela claramente esto mismo:
 
“Tu Hacedor es Tu marido; el SEÑOR de los ejércitos es Su Nombre” (Isaías 54:5).
“Sucederá en aquel día, dice el SEÑOR, que tú me llamarás Ishi (mi marido)… y Yo te desposaré a ti (Israel) para siempre…para siempre te desposaré para Mí en fidelidad, y conocerás al SEÑOR” (Oseas 2:16, 19, 20).
“Volveos, oh hijos rebeldes, dice Jehová; porque Yo soy casado a vosotros (Israel)” Jer.3:14.
 
En el testimonio de los profetas del Antiguo Testamento, la relación de Israel de hacia el Señor era de una esposa hacia un marido. También deja claro que Israel había sido una mujer infiel yendo atrás de otros amantes , pero a través de la gracia y la obra redentora del Señor, esa relación sería finalmente restaurada y Apocalipsis 19 asienta y afirma esta idea en símbolo. Este casamiento se extiende por el Milenio. Había una costumbre para el casamiento Judío, la ceremonia cubría un periodo de siete días. “Cumple la semana de esta” (Gén.29:27) se refiere a este periodo, así se extienden las festividades del casamiento del Cordero sobre el séptimo milenio de años de la historia de la humanidad.
 
Sin embargo, como ya hemos visto, siembre hubo un remanente fiel en Israel que son especialmente preciosos para el Señor. Estos son comparados a los Judíos en Malaquías 3:16, 17 y junto con los deberes de Hebreos 11 se nos mostró una esfera más alta de bendición a través del Señor, esta es, la Jerusalén celestial que finalmente dejando los cielos descenderá a la nueva tierra y se haga uno con ella. Esta fiel compañía de Israel con creyentes Gentiles, que habían sido bendecidos a través de y con Israel y habían sido juzgados por el Señor como igualmente fieles, son comparados a una Esposa ataviada en Apocalipsis 21: 1, 2). Ahora bien, una Novia no puede ser lo mismo que una Esposa, una mujer casada, y podemos estar absolutamente seguros de que Dios no ha mezclado Sus metáforas o las ha confundido de ninguna manera. La nación de Israel y el fiel remanente de Israel son vistos como dos distintas compañías en la Escritura hasta el tiempo del nuevo cielo y la nueva tierra. Entonces estos dos grupos de redimidos pasaron a ser unidos en uno, cuando la Nueva Jerusalén venga a hacer parte de la nueva tierra. La redimida nación de Israel, cuya esperanza había sido siempre terrenal, se combina entonces con la celestial Israel de la Nueva Jerusalén para formar una sola compañía, porque ni tan siquiera en tipo condonará Dios la poligamia.
 
Así es como Juan finalmente ve por uno de los ángeles la novia, la esposa del Cordero y los dos títulos puestos juntos.
 
En esta gloriosa escena de casamiento, que es un tiempo de gran regocijo (19:7), la totalidad del cuadro es altamente simbólica en la nueva creación que todavía está por llegar. Cada simbólico personaje se pone por los miembros de la familia redimida de Dios. Primero viene el Novio, el Señor Mismo, pero no en solitario porque Él es ante todo la Cabeza de Su Cuerpo, la iglesia y la Cabeza y Cuerpo deberán estar unidas cuando la esperanza de esta iglesia sea realizada y venga a ser el simbólico Novio.
 
Algunos deducen de Efesios 5:25-33 que el Cuerpo de Cristo es además la Esposa, pero haciendo eso equivocan el argumento de que ciertamente el marido debe amar a su mujer como a su propio cuerpo, así como Cristo amó a la iglesia, Su Cuerpo (verss.28, 30). Aquí obtenemos un perfecto balance en el argumento que se concluye por la afirmación del Apóstol, Porque somos miembros de Su Cuerpo de Su carne y de Sus huesos”, no que seamos miembros Su Esposa. La nueva creación del Cuerpo de Cristo se compara a un nuevo hombre en Efesios 2:15 y su objetivo es llegar a ser un varón perfecto (4:13). El hombre bien puede mezclar sus metáforas, pero Dios nunca lo hace. La figura de una esposa o novia está guardada en la Escritura para el pueblo de Israel y para aquellos que sean benditos a través de y con Israel.
 
Así que tenemos las dos compañías mencionadas encima finalmente unidas como la “Novia”, la esposa del Cordero”. Y no solo esto, sino que también tenemos “aquellos que fueron invitados al banquete” (19:9), en otras palabras, son los convidados. Si analógicamente quiere decir algo, entonces estos deben formar una larga compañía de creyentes, porque en un casamiento hay un novio y una novia, pero además puede haber una larga lista de convidados. En la parábola del hijo del rey, que se relata en Mateo 22 aquellos originales invitados de Israel se recusaron a presentarse como convidados” (vers.10). ¿Quiénes son estos? No pueden ser representados por la Novia ni por el Novio cuya composición e historia, son dados a conocer en el Antiguo Testamento, los Evangelios, los Hechos, y ahora en el Apocalipsis o Revelación.
 
Ahora somos puestos con esta actual y presente era en la cual el Cuerpo de Cristo es el predominante. Nos parece evidente que, hoy en día, no cada creyente tiene la necesaria “iluminación de sus ojos” ni el impartido conocimiento por el Espíritu Santo como lo enseña en Efesios 1:15-23, y al no tenerlo consigo, no comprenden cuál sea la dispensación del Misterio envuelto y así, entonces, ¿cómo pueden vivir y testificar por él? Y sin embargo esto es lo que Dios llama a cada verdadero miembro del Cuerpo a que haga, tal y como las Epístolas en Prisión de Pablo declaran y enfatizan.
 
Pareciera que tales creyentes van a tener una gloriosa parte en estas escenas de casamientos como convidados, siendo así, se hallan ligados con el reino terrenal y compartiéndolo con el pueblo de Israel. Esta esperanza será perpetuada en la Nueva Tierra eternamente. El Señor ha revelado en Su ministerio terrenal que Él tenía “otras ovejas” que no pertenecía al rebaño de Israel, que son generalmente denominadas como las “ovejas” (Salmos 79:13; 95:7; Ezeq.34:6, 11, 12) pero no siempre así, porque el Señor también emplea esta figura de las naciones Gentiles (Mat.25:31-33). La “otra oveja” el Señor declara que Él al final la junta con Israel (la oveja del Antiguo Testamento) para formar llegando a ser un solo rebaño. Y esto sucederá ciertamente en el Milenio, durante el reinado de Cristo sobre la tierra con todas Sus abundantes bendiciones, y entonces se llevará a cabo y puesto en la nueva tierra para siempre.
 
Podemos también considerar a Juan el Bautista como el “amigo del Novio” o el mejor hombre (Juan 3:29) y las vírgenes que vengan a ser las damas de compañía para las ceremonias de Casamiento (Mat.25:1). Porque todos sabemos, que estos representan otras partes de la gran familia redimida de Dios, pero no desearíamos ser dogmáticos en este punto. Por otro lado tampoco queremos espoliar este gran escenario, confundiendo y unificando lo que Dios, por en cuanto, mantiene separado. Esto es, al fin y al cabo, lo que a menudo se hace por las interpretaciones evangélicas.
 
Hay algo que de lo que podemos estar seguros, y esto es, que en el gran reino de Dios, desde el más alto cielo hasta la más baja tierra, cada redimido hijo de Dios se hará uno en Cristo y al mismo tiempo tendrá su lugar con su entera satisfacción para siempre, eternamente. Entonces, al fin por último, la perfección de la creación original de Dios se restaura cuando Él crea todas las cosas de nuevo, un nuevo cielo y una nueva tierra (Apoc.21:5), donde el pecado y la muerte sean banidos para siempre y:
 
“Dios limpie toda lágrima de sus ojos; y allí no habrá más muerte, ni pesar, ni lamento, ni allí habrá tampoco ningún dolor: porque las cosas primeras pasaron” (Apoc.21:4).
 
Entonces habrá un ojo sobre excelente e interminable; entonces se ofrecerá el verdadero servicio, “Sus siervos le servirán” (Apoc.22:3). Entonces el Señor Jesús tendrá Su justo lugar y será manifiestamente “Todo en todos”  y el gran plano que estaba en la mente de Dios cuando al principio lo creó, pueda llevarse a cabo sin obstáculos. Con toda certeza que entonces se sentirá satisfecho (Isaías 53:11), y el gran redentor propósito de las edades (Efesios 3:11), reposando sobre la ofrenda de Sí Mismo sobre la cruz del Calvario como respaldo del pecado, venga a ser una gloriosa conclusión.
 
Seguramente además, podemos regocijarnos en la magnífica adscripción de alabanza hacia Él, registrada en el Libro del Apocalipsis:
 
Bendición, y honor, y gloria, y poder…sean para Aquel que se sienta sobre el trono, y para el Cordero por los siglos de los siglos” (5:13).
“Bendición, y gloria, y sabiduría, y acción de gracias, y honor, y poder, y fuerza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén” (7:11, 12).
“Digno es el Cordero que fue degollado de recibir el poder, y las riquezas, y sabiduría, y la fuerza, y el honor y la gloria, y la bendición” (5:12).
 
 
“CRISTO ES TODO” (Col.3:11)

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