El Reino de Dios CAPÍTULO 3
El Reino de Dios
En el Cielo y Sobre la Tierra
Un Estudio del
Reino de Dios
A través de la Biblia
STUART ALLEN
Trad. Juan Luis Molina
Capítulo 3
El
Carácter del Reino Mesiánico del Antiguo Testamento
Es un hecho
significativo que, a medida que la nación de Israel declinaba y se alejaba del
Señor y de la verdad que se les encomendó, el testimonio de los profetas iba en
aumento, y en la oscuridad que rodeaba sus testimonios hacia el reino terrenal
de Dios brillaban con un mayor fulgor. Una cosa es cierta – Dios nunca se dejó
a Si Mismo sin un testimonio. Sin embargo, cuando examinamos los profetas
mayores y menores del Antiguo Testamento, somos confrontados con una tal
riqueza de materiales, que no es posible dar un tratamiento exhaustivo suyo en
este presente estudio. Todo lo que podemos hacer es llamar la atención acerca
de sus características principales y preguntarnos, ¿es éste el reino que se
lleva a cabo posteriormente en el Nuevo Testamento, o es algo completamente
diferente lo que se presenta?
Tal vez el más conciso
resumen del divino propósito revelado en las Escrituras proféticas del Antiguo
Testamento se halle en Jeremías 31:10:
“…El que esparció a
Israel lo reunirá y guardará, como el pastor a su rebaño.”
Hay un repetido aviso a
Israel del juicio de Dios por su pecado y alejamiento. Esto significa que
perderían la posición tan privilegiada que les había sido otorgada al ser la
primera nación sobre la tierra en el gran propósito del reino. Pero esa pérdida
se mantendría solo por un limitado tiempo no especificado, pues su perdón y
restauración hacia aquella posición inicial fue asegurada por el Nuevo Pacto de
gracia y las incondicionales promesas hechas a los padres concerniente a la
semilla y al territorio con las cuales hemos tratado en los
capítulos anteriores. Las naciones Gentiles también se tienen en cuenta, pero
solamente estando en asociación con Israel y se sometan el plan de Dios a
través de ella.
Considerando el
testimonio de los profetas del Antiguo Testamento concerniente al reino de Dios
y su futuro, debemos recordar que este reino no es solo espiritual ni solo
material, sino una mezcla de ambas cosas, siendo que la parte espiritual sea la
principal y más importante. G.H.N Peters lo expresa con estas palabras:
“Este reino, aunque
visible con un dominio mundial, también es necesariamente espiritual. Esta
proposición es la más necesaria una vez que estamos acusados con grosera
carnalidad, etc., porque insistimos en retener el plano significado gramatical
asignado al reino en las santas Escrituras. Así que como un puramente material,
natural reino, sin espiritualidad, no es Escritural, así y de igual forma un
reino completamente espiritual, sin la santificada unidad de lo material o natural,
también es completamente opuesto a la Palabra de Dios” (El Reino Teocrático III,
460).
El Antiguo Testamento
deja ver con toda claridad que no puede haber un futuro espiritual para el
pueblo de Israel hasta que el Nuevo Pacto de gracia con ellos haya sido puesto
nuevamente en marcha por Dios. Por fin, tendrán que postrarse a los pies de la
cruz de Cristo, tal como cada individuo pecador debe hacer si es que viene
alguna vez a ser salvo, y entonces Dios escribirá Su ley en sus corazones
y les impartirá un profundo conocimiento de Sí Propio y de Su propósito, y de
Su perdón de todos sus pecados (Jeremías 31:31-34). Un nuevo corazón les
será dado y el Espíritu de Dios se pondrá dentro de ellos
(Ezeq.36:22-29). Y las palabras del Señor Jesús en Juan 3:3 confirman esto
mismo: “el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.”
No puede haber dudas por
tanto concerniente al carácter espiritual del reino de Dios terrenal. A medida
que el conocimiento de este reino espiritual se expanda sobre la tierra a
través de una regenerada y restaurada Israel, tendrá un profundo efecto sobre
la condición natural y material del mundo.
Consideremos ahora
algunas de las líneas generales de este reino descritas por los profetas del
Antiguo Testamento. Todo tiene conexión con el retorno personal de Cristo a la
tierra para tomar las riendas del gobierno, para disipar las tinieblas y el
fracaso grosero del gobierno y la opresión de los Gentiles.
(1) El Derecho
Justamente impartido.
Por primera vez desde la
caída del hombre en el Paraíso, el mundo sabrá lo que es tener un gobierno
absolutamente justo sin temor o favor.
“He aquí, un Rey reinará
en justicia…” (Isaías 32:1).
“Proclamad entre los
Gentiles que el Señor reina; también afirmó al mundo, no será conmovido; juzgará
a los pueblos en justicia” (Salmos 96:10).
“El Señor es el Sol de
justicia” (Malaq.4:2. Vea también Isaías 11:4, 5).
Como resultado del nuevo
nacimiento y el nuevo corazón y espíritu que les otorga el Señor, todo Israel
será por fin justo:
“Tu pueblo (Israel
también será del todo justo; heredarán la tierra para siempre” (Isaías
60:21).
“…y serán llamados árboles
de justicia, plantío de Jehová, para gloria Suya” (Isaías 61:3).
“Porque como la tierra
produce su renuevo, y como el huerto hace brotar su semilla, así Jehová el
Señor hará brotar justicia y alabanza delante de todas las naciones”.
(Isaías 61:11).
“”He aquí que vienen
días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará
como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra.
En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este será su nombre
con el cual le llamarán: JEHOVÁ, JUSTICIA NUESTRA” (Jer.23:5, 6).
En el Antiguo Testamento
se expone claramente que le será dado a Israel un nuevo corazón de parte de Dios:
“Porque pondré mis ojos
sobre ellos para bien, y los volveré a esta tierra, y los edificaré, y no los
destruiré; los plantaré y no los arrancaré…y les daré corazón para que me
conozcan que Yo soy Jehová; y me serán por pueblo, y Yo les seré a ellos
por Dios; porque se volverán a Mí de todo el corazón” (Jer.24:6, 7).
“Pero este es el pacto
que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré
Mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón, y Yo seré a ellos por
Dios, y ellos se me serán por pueblo…porque perdonaré la maldad de ellos, y no
me acordaré más de su pecado” (Jer.31:33-34).
“Y les daré un corazón,
y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de
en medio de su carne, y les daré un corazón de carne; para que anden en Mis
ordenanzas, y guarden Mis decretos y los cumplan, y me sean por pueblo, y Yo
sea a ellos por Dios” (Ezeq.11:19, 20).
“Y Yo os tomaré de las
naciones, y os recogeré de todas las tierras, y os traeré a vuestro país.
Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras
inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os daré nuevo corazón,
y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vosotros
vuestro corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de
vosotros Mi Espíritu, y guardéis Mis preceptos, y los pongáis por obra. Habitaréis
en la tierra que di a vuestros padres, y vosotros me seréis por pueblo, y
yo seré a vosotros por Dios. Y os guardaré de todas vuestras inmundicias.” (Ezeq.36:24-29).
Aquí por tanto tenemos
el fundamento espiritual otorgado por Dios a un restaurado y regenerado pueblo
de Israel a través de Aquel que finalmente opere Su propuesto reinado sobre
esta tierra.
(2) Paz
Desde el tiempo de la
supremacía Gentil comenzada en Nabucodonosor y Babilonia, esto es lo que las
naciones han estado procurando en vano. La paz mundial Humana no pasa de ser un
mero cesar de las hostilidades engañoso, con desasosiego e insatisfacción
constante y creciente.
Ni tampoco el hombre
puede alcanzar esta deseable condición por sus propios esfuerzos, puesto que la
causa de raíz de la guerra es el pecado, la codicia y el deseo de dominio, y
nunca podrá el hombre erradicar esta terrible carencia de justicia en sus
actos.
Sin embargo, el profeta
dice claramente que cuando Aquel Príncipe de paz retorne y tome el poder,
entonces por fin se obtendrá la verdadera paz sobre toda la tierra,
porque solamente Él podrá tratar con el pecado y la caída y abolirá el
armamento y la guerra que produce.
“Hace cesar las guerras hasta
los fines de la tierra” (Salmo 46:9).
“Florecerá en Sus días
justicia, y muchedumbre de paz, hasta que no haya luna. Dominará de mar
a mar, y desde el rio hasta los confines de la tierra. (Salmos 72:7, 8).
“Y juzgará (Cristo) entre
las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de
arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se
adiestrarán más para la guerra” (Isaías 2:4).
(3) Gozo.
Con la paz divina se
produce el regocijo, porque la angustia y el temor serán erradicados. La
ansiedad siempre presente y el desasosiego cesarán y en su lugar aparecerán la
tranquilidad y el contentamiento.
“Jehová reina;
regocíjese la tierra, alégrense las muchas costas (Salmo 97:1).
“Y los redimidos de
Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo sobre sus
cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido”
(Isaías 35:10).
“Canta al Señor una
nueva canción, y Su alabanza hasta los confines de la tierra…” (Isaías
42:10).
Estas y muchas
Escrituras más testifican acerca del constante regocijo y loor que será
evidenciado por todas partes cuando el reino de Dios sea erguido y domine el
escenario mundial.
(4) Santidad
Esta santidad se asocia
con la justicia. Por eso leemos acerca de la tierra santa, la santa ciudad (la Jerusalén del futuro),
el santo templo y el santo pueblo:
“En aquel tiempo el
renuevo de Jehová será para hermosura y gloria…y el que fuere dejado en
Jerusalén, será llamado santo. (Isaías 4:2, 3).
“Despierta, despierta,
vístete de poder, oh Sion, vístete de ropa hermosa, oh Jerusalén, ciudad
santa; porque nunca más vendrá a ti incircunciso ni inmundo” (Isaías 52:1).
“En aquel día estará
grabado sobre las campanillas de los caballos: SANTIDAD A JEHOVÁ; y las ollas
de la casa de Jehová serán como los tazones del altar. Y toda olla en Jerusalén
y Judá será consagrada a Jehová…” (Zac.14:20, 21).
(5) Justicia
Una cosa común que ha
sido el cometido de los políticos ha sido el concepto de la honestidad o justicia
para con todos los asuntos. Como ya hemos dicho previamente esto es imposible
de alcanzar a través de los medios humanos, debido a la natura pecaminosa que
detiene y la cual tan a menuda resulta en depravación, egoísmo y opresión.
Nadie puede alterar la básica naturaleza de la humanidad a través de reglas o
exhortaciones.
Pero una de las grandes
características del gobierno de Cristo sobre la tierra es la justicia para
todos, y especialmente para los pobres y necesitados. Esta justicia no deja
de ser una expansión de Su derecho impartido que ya hemos considerado.
“Porque un Niño nos es
nacido, un Hijo se nos ha ofrecido; y el principado sobre su hombro…lo dilatado
de su imperio y la paz no tendrá límite, sobre el trono de David y sobre su
reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y
para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto” (Isaías 9:6,
7).
“…sino que juzgará
con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra”
(Isaías 11:4)
“Juzgará a los afligidos
del pueblo, salvará a los hijos del menesteroso y aplastará al opresor…librará
al menesteroso que clamare; y al afligido que no tenga quien le socorra. Tendrá
misericordia del pobre y del menesteroso y salvará la vida de los pobres. De engaño
y de violencia redimirá sus almas y la sangre de ellos será preciosa ante Sus
ojos” (Salmos 72:4, 12-14).
“He aquí que vienen
días, dice Jehová, en que levantaré a David Renuevo justo, y reinará como
rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra…y este
será su nombre con el cual le llamarán: JEHOVÁ JUSTICIA NUESTRA” (Jer.23:5, 6)
No hay duda alguna de
que el mundo nunca experimentará la justicia y un absoluto gobierno justo hasta
que Aquel quien es Rey de reyes regrese y tome consigo todo el control en Saua
manos.
(6) El conocimiento
de Dios.
No hay duda de que el
fracaso del hombre no solo se debe a su innata natura pecadora y fragilidad,
sino además a su ignorancia de Dios en cuanto a Su carácter y Sus caminos. La
profecía de Isaías comienza con el lamento de Dios sobre la ignorancia de Su
pueblo terrenal Israel, a pesar de haber sido entrenados por sacerdotes y
profetas:
“Oíd, cielos, y escucha
tú, tierra… El buey conoce a Su dueño, y el asno el pesebre de su señor; pero
Israel no entiende , Mi pueblo no tiene conocimiento” (Isaías 1:2, 3).
Israel cayó más bajo que
los animales; puesto que los animales reconocen a su propio dueño, sin embargo
Israel se recusaba a reconocerlo, de ahí su abismal fracaso. No en tanto, todo
esto se rectifica en la edad del Milenio, porque entonces “la tierra será llena
del conocimiento del Señor como las aguas cubren el mar” (Isaías 11:9).
Primeramente, la redimida y restaurada Israel vendrá a tener un pleno
conocimiento de Dios bajo los términos del Nuevo Pacto (Jerem.31:33, 34;
Isa.54:13), y después, como los más grandes y reales misioneros de todos los
tiempos, tomarán y llevarán consigo este conocimiento hasta los confines de la
tierra de tal manera que las consecuentes bendiciones son difíciles de apreciar
en este tiempo presente del repudio de Cristo.
(7) Liberación de la Opresión.
Otra característica del
reino venidero sobre la tierra se asocia con la administración de parte del
Señor de la justicia y que libertará de cualquier tipo de opresión, social,
política o religiosa. Ninguna clase de opresión será tolerada.
“Juzgará a los afligidos
del pueblo, salvará a los hijos del menesteroso, y aplastará al opresor
(Salmo 72:4).
“Yo Jehová e he llamado
en justicia (a Israel) , y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré
por pacto al pueblo, por luz de las naciones; para que abras los ojos de los
ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de casa de prisión a
los que moran en tinieblas” (Isa.42:6, 7 y vea además 49:8, 9).
Con el encarcelamiento
de Satanás y su atadura en cadenas no será capaz de engañar a las naciones
durante los 1.000 años que dura su prisión. Así se elimina este colosal
obstáculo para el establecimiento de Reino de parte de Dios (Apoc.20:1-3). De
hecho, es difícil imaginar las condiciones terrenales que estén libres de este
terrible y siniestro poder que ahora se designa como el “dios de este mundo”
(2ª Cor.4:4), que ciega el entendimiento de todos los incrédulos y mueve con su
energía el presente sistema mundial, el cual se opone a Dios de manera efectiva
y a todo Su gran propósito de redención.
El cap.20 de Apocalipsis
es la única Escritura que nos ofrece la duración del reino Mesiánico
sobre esta tierra. Seis veces en este capítulo se dice que su duración sea de
1.000 años y por eso se le atribuye el título de “milenio” que significa un
millar (Apoc.20:2-6).
Los amilenialistas o que
no creen en este periodo milenial toman excepcionalmente la literal
interpretación del millar en este contexto. Algunos van más lejos y dicen que
esta sea la única referencia hecha al milenio en la Biblia. Pero esto es
una falsedad y necedad, porque tanto en el Antiguo como el Nuevo Testamento se
nos da una plena descripción suya como ya hemos visto anteriormente acerca de
este glorioso tiempo. Si significa que su duración sea de 1000 años,
entonces está correcto. Pero ¿en que sólida base de interpretación pueden estos
comentadores tomar como literal algunas partes de este capítulo y al mismo
tiempo espiritualizar las palabras “mil años”? Las palabras de Dean Alford son
apropiadas en este punto particular:
“Ya hace bastante tiempo
que habrá sido intuido por los lectores de este comentario que no puedo
consentir en la distorsión de sus palabras en su pleno sentido y ubicación
cronológica en la profecía, a causa de cualquier consideración de dificultad, o
cualquier riesgo de abuso, que la doctrina del milenio pueda traer consigo.
Aquellos que vivieron cercanos a los Apóstoles, y toda la iglesia durante 300
años los comprendieron en el sentido plenamente literal, y es muy extraño ver
el punto de vista actual de los comentadores que están en eminencia y son más
respetados por su antigüedad, complacientemente dejar de lado la más
convincente instancia de unanimidad que la antigüedad primitiva presenta. Con
respecto al texto en sí mismo, ningún trato legítimo suyo lo pervierte más que
aquella conocida interpretación espiritual tan de moda hoy en día. Si, en un
pasaje donde se mencionan dos resurrecciones entre las cuales ciertas almas
vivieron en la primera, y el resto de los muertos viven solamente al final
de un determinado periodo posterior a la primera, - si en el tal pasaje la
primera resurrección debe ser entendida y querer decir un levantamiento espiritual
con Cristo, mientras que la segunda signifique un literal levantamiento
del sepulcro, - entonces se acaba con el significado del lenguaje y hay que
dejar de lado la Escritura
como un testimonio definitivo de nulidad completa. Si la primera resurrección
es espiritual, entonces también debe serlo la segunda, lo cual no le resulta a
nadie difícil de mantener, pero si la segunda es literal, así también lo es la
primera, lo cual, coincidiendo con la convicción de toda la iglesia primitiva y
con muchos de sus mejores expositores modernos, yo mantengo también y recibo
como un artículo de fe y esperanza” (El Nuevo Testamento para lectores
ingleses sobre Apocalipsis 20).
Estas son sabias
palabras y se aplican tanto para la palabra “millar” como para las
resurrecciones que se declaran en este mismo capítulo de Apocalipsis. Cuando
alguien se da cuenta de que la mayor parte de las interpretaciones
“amileniales” de la doctrina del milenio ubican su comienzo con la resurrección
de Cristo y aplican el reino terrenal enseñado de la Palabra de Dios a la edad
presente que ciertamente está repleta de tinieblas, pecado, rebelión contra
Dios; su opresión y perversión, devastadoras guerras mundiales culminando en un
tiempo descrito por el propio Cristo como en toda la historia mundial que nunca
volverá a ser repetido (Mat.24:21, 22), ¿no debemos cuestionarnos si es que
esta interpretación no será de locos? Si el tiempo presente es aquel que
Zacarías 14:4 revela como siendo el tiempo cuando “Jehová sea Rey sobre toda
la tierra y Su reinado en justicia se extiende sobre el mundo”, entonces
bien podemos dejar de lado toda la
Biblia , porque cesa de significar aquello que dice y ningún
mensaje que contenga para nosotros merecerá nuestro respeto.
Algunos encuentra
difícil de aceptar que el reinado de Cristo durando 1000 años sea literal
cuando existen declaraciones afirmando que Su reinado no tendrá fin. El ángel
le revela a María antes de Su nacimiento que “Su reino será eterno” (Lucas
1:33) y Daniel afirma que el reino que Dios levantará se mantendrá “para
siempre”. Pero no hay realmente contradicción alguna aquí cuando se considera
cuidadosamente 1ª Cor.15:24-28. Aquí se nos enseña que el reino es finalmente
restaurado al Dios Padre (observe que es Dios Quien sea todo en todos,
no solo el Padre). Cuando esto suceda el reinado de Cristo como Mediador habrá
finalizado, y la perfección alcanzada, porque el pecado y la muerte habrán sido
abolidos, entonces ya no habrá necesidad para un Mediador. Su reino en ese
punto se adentrará en el reino eterno de Dios y ya no serán una entidad
separada. De esta manera Su gobierno continúa para siempre. El reino Mesiánico
revelado de manera tan viva en los profetas concierne no solamente a los santos
que estén vivos en la
Segunda Venida del Señor sino debe además incluir muchos en
la dispensación del Antiguo Testamento que aguardaban por ella en el futuro por
la fe. Lo alcanzarán en la resurrección.
“Y muchos de los que
duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y
otros para vergüenza y confusión perpetua” (Daniel 12:2).
Entre los primeros se
hallará evidentemente David, que ejercerá como vice-regente de Cristo:
“Sino que servirán
(Israel) a Jehová Su Dios y a David su rey, a quien Yo les levantaré”
(Jer.30:9).
“Y levantaré sobre ellas
a un pastor, y él las apacentará; a mi siervo David príncipe en medio de ellos.
Yo Jehová he hablado” (Ezeq.34:23, 24).
“Y David Mi siervo será
rey sobre ellos…y Mi siervo David será su príncipe para siempre” (Ezeq.37:24 25
y vea además Oseas 3:4, 5).
Algunos afirman que esta
alusión a David se refiere a Cristo, pero el hecho es que en la Escritura el Señor Jesús
nunca es llamado David. Él es “el Hijo de David” (Mat.22:41-46 y en otras 14
ocurrencias más), o un Renuevo de David (Jer.23:5), la Semilla de David (Juan
7:42; Rom.1:3; 2ª Tim.2:8), la
Raíz de David (Apoc.5:5), la Raíz y el Linaje de David (Apoc.22:16) pero nunca
David propiamente. Ezequiel 34:24 y Jeremías 30:9 dejan ver claramente que
David se refiere como distinto de Dios y solo puede ser el David del Antiguo
Testamento.
Otro aspecto importante
de la parte terrenal del reino de Dios es que, cuando sea establecido, el
pecado será punido sumariamente y no se permitirá que permanezca ni se agrave.
Este punto es absolutamente vital para la permanencia de este reino y su justo
gobierno. La Escritura
deja claro que el reinado de Cristo será ejercido con “vara de hierro”. En
otras palabras, habrá en ejercicio una estricta disciplina y un absoluto
control. La referencia al gobierno con “vara de hierro” se halla en Salmos
2:27; 12:5 y 19:15.
Cuando consideramos el
estado del mundo al día presente con su impiedad y rebelión contra Dios y el
hecho de que la Escritura
profética indique que irá de mal en peor hasta que este tiempo llegue a su fin,
no será sorprendente que, inicialmente por lo menos, el Cristo retornado emplee
todo Su poder de manera convincente para poner en sujeción a todos Sus
enemigos.
El Salmo 110 se cita
siete veces en el Nuevo Testamento (Mat.22:44; Marcos 12:36; Lucas 20:42;
Hechos 2:34; 1ª Cor.15:25-28; y Hebreos 1:13, 10:13) y retrata al Señor Jesús
reinando “en medio Sus enemigos” (Salmo 110:2).
El Salmo 101:8 dice:
“De mañana destruiré a
todos los impíos de la tierra, para examinar de la ciudad de Jehová a todos los
que hagan iniquidad”
Si Dios ve necesario
actuar de esta manera en la dispensación del Antiguo Testamento, con toda
certeza lo repetirá también durante el milenio donde existen aún Sus enemigos y
aquellos que le rinden “fingida obediencia”. La A.V. en sus notas marginales en el Salmo 18:44;
66:3 y 81:15 da la traducción “fingida obediencia”. El Léxico de Brown Driver y
Briggs nos da el significado de kachash como: matreros, engañosos,
mostrando falsa obediencia.
En Deut.33:29 donde se
emplea la misma palabra leemos: “Así que tus enemigos serán humillados (serán
hallados mentirosos A.V). En cada caso la Septuaquinta emplea epseusanto,
“mienten”. Es evidente por tanto que el milenio, aunque bendito sea y
mundial, no es ni mucho menos el estado perfecto. La decepción y la muerte
todavía se mantendrán, precisando de la mano punitiva del Señor para mantener
el control una vez que no toda la simiente de Satanás ha venido entonces a ser
removida en este estado puntual.
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