DESAPRENDER
Es una necesidad absoluta la que tiene cualquiera que quiera conocer a Dios de desaprender y considerarse ignorante de los asuntos espirituales, para que el Espíritu pueda llenarle de Su verdadera sabiduría y tenga el camino despejado en la mente del que se acerca para guiarlo solo Él a toda la verdad. Si se mantienen delante nuestras "convicciones personales" van a servir de obstáculo y freno en este cometido que tiene por labor el Espíritu Santo. Porque bien claro se expone en Romanos que Dios escoge al débil, al ignorante, para avergonzar a los "sabios". Cuando el Señor les dijo a Sus discípulos que de no hacerse como los niños no podrían recibir de manera alguna las cosas o asuntos del Reino de Dios, era precisamente a eso que se refería.
Hay una tremenda desconfianza en casi todos los creyentes hacia el Espíritu Santo. La mayoría de los hermanos no cree a Dios en las palabras de Juan, diciendo a través de Su siervo en su evangelio que, cuando el Consolador llegase, les guiaría a toda la verdad. Con Él solo les revelaría después aquellas palabras que en aquel entonces "no podrían sobrellevar". En su 1a Epístola vuelve a repetir la misma verdad: Que vosotros tenéis la Unción del Santo, y que no precisáis que nadie os enseñe nada. El contexto si lo estudiamos, es el ministerio de iniquidad que ya por aquel entonces se había introducido como lobos rapaces en la iglesia: Los tales aquellos que "salieron de nosotros", pero no eran de los nuestros. De tal manera se introdujeron estos en la iglesia, ya en aquel entonces, que el evangelista hace entonces eco de las palabras del Maestro, diciéndonos a todo que, lo más cierto y seguro, es que todos y cada uno semoas guiados solo a la verdad por la Unción del Santo.
Siendo así, a qué sebe que hayamos sido tan tardos para recibir con la mansedumbre de los niños esta sencillísima declaración? Yo creo que debe haber una serie de razones para eso, pero básicamente no deja de ser "incredulidad". Porque en la Iglesia siguen ejerciendo muchos aquel tal ministerio de la iniquidad, y se ata a la sujección del líderes y coordinadores a los creyentes que estos tales lobos rapaces denominan "inmaduros". Pero volvemos a recordar, que no hay ser más inmaduro que el "niño de pecho" aquel del cual el Maestro nos habló. Recibimos con la misma autoridad de Dios las palabras de los hombres, y, sin emabargo, hombres con el mismo grado de preparación en los asuntos espirituales, se contradicen largamente entre sí. Escuchamos antes a los hombres que a Dios, pero nunca oramos como nuestro Padre nos pide en Efesios, para que el Espíritu Santo nos esclarezca y nos de entendemiento en cuanto a las riquezas celestiales que hay en Cristo.
Fíjate bien cómo funciona tu propio cuerpo, los propios miembros no reaccionan al impulso de otros miembros, sino que todos los miembros reciben la orden desde la sola Cabeza. Si los miembros actuasen sin tener encuenta su sola conexión al Cerebro, tendríamos un cuerpo anarquico y epiléptico. Bien es cierto que esta la imagen de las iglesias, pero nada tiene que ver con los propósitos de Dios. Aquí muchos, leyendo esto, rápidamente salen diciendo que el propio Señor constituyó a unos apóstoles y a otros evangelistas, y profetas y maestros, para la edificación de la Iglesia. Y es cierto, sin embargo, a todos los que escogió, bien dejó sus nombres por escrito en las Escrituras. Y aquellos siervos Suyos además, mostraban con ellos las maravillas y señales de poder que certificaban que Dios les respaldaba y andaba con ellos. Tenían un objetivo bien claro aquellas señales que hacían, y era el de avisarles a Israel que el Señor había resucitado, y que se encontraba, no sentado entonces, sino de pie, como lo vio Esteban antes de ser martirizado, y que estaba dispuesto entonces a volver, a venir a ser el Rey de reyes y Señor de señores.
Este sería aquel afamado "ministerio de reconciliación" que desde Israel, y con sus constituidos apóstoles, y profetas, y evangelistas, el propio Jesucristo presente en la tierra llevaría a cabo. Pero todo fue en vano. Esta oferta que anunciaron todos los que le oyeron, además de Pablo, otro de Sus apostoles por Él constituido, fue completamente repudiada, y ahí entonces es cuando a Pablo se le revela el Gran Secreto, donde ya no hay más "bernabés ni apolos" sino una sola Cabeza Consoladora, la Unción del Santo que guiaría a cada hombre, sin distinción de raza o sexo o condición, a TODA LA VERDAD.
El engaño se dio cuando nos enseñaron que nuestra Iglesia comenzó en Pentecostés, lo que no puede ser verdad, pues todos los que se añadieron aquel día en "aquella iglesia" eran todos judíos. Y los Gentiles que se sumaron después fueron "injertados al olivo". Mucho podríamos decir acerca de esta tal Ecclesia", pero lo que ahora importa es tener bien claro que no podrían ser de la Iglesia del "Gran Secreto", cuya única Cabeza es Cristo Jesús.
El ministerio de la iniquidad está llegando a su colmo, y como el Espíritu Santo lo predijo ya en aquel tiempo: Muchos se han apartado ya de esta sencillísima verdad, que Cristo es la Cabeza de todos Sus miembros. Y los denominados apóstoles y profetas y evangelistas modernos se han llevado consigo a muchos del rebaño, diciéndoles que han sido así instituidos por Dios y ocupando el lugar que solo se incumbe a la Cabeza. Pero piensa solo esto: Si tú fueras padre y tuvieses un hijo muy amado, enviarías a tu hijo al vecino de tu casa para que éste le contase lo que tú quieres decirle a él? Pues así han seducido a muchos "hijos de Dios" estos lobos rapaces, no dándole crédito a Dios ni a Su Unción del Santo con la cual regeneró a cada uno de Sus hijos. La gran mayoría solo conoce a Su Padre de oídas. Por eso es tan necesario desaprender delante de la Unción del Santo, y cuando aquello que nos enseñe esté de acuerdo con lo que sabíamos, lo mejor de todas formas sigue siendo desaprender, para que el Espíritu Santo te lo enseñe todo DE FRESCO Y DE NUEVO.
Lee ahora la Escritura con esta bendita Uncion del Santo, sobre todo las Epístolas que escribió Pablo después del Gran Secreto: Efesios, Filipenses, y Colosenses, con 2a de Timoteo, y permite que, literalmente, ´Cristo en ti te ilumine todas Sus riquezas espirituales, pues, qué es pablo o qué es apolos, nada (pues mucho menos los apóstoles y evangelistas de la nueva era), sino solo Dios Quien te da el crecimiento.
En el Amor Primero
Juan Luis Molina
Comentarios
Publicar un comentario