LOS FUNDAMENTOS; CAP 3 POR MEDIO DE SU HIJO

LOS FUNDAMENTOS
 DE  LA VERDAD DISPENSACIONAL
E. W. BULLINGER
Transcripción: Juan Luis Molina

NOTA.-TODOS LOS VERSÍCULOS DESTACADOS EN NECRUZCA NO PERTENECES A LA TRADUCCIÓN ORIGINAL Y HAN SIDO PUESTOS PARA FACILITAR EL ESTUDIO, FUERON TOMADOS DE LA BIBLIA ELECTRÓNICA SWORD DE LA BIBLIA VERSIÓN REINA VALERA 1960.

CAPÍTULO 3
3.      POR MEDIO DE SU HIJO

Comparando lo que se dice en el hecho de que Dios mismo hablase, con lo que habló por medio de los profetas al final de la última sección, en la segunda serie vimos que después:

Dios volvió a hablar nuevamente, una vez que los profetas concluyeron sus testimonios.
Que cuando Dios así habló, y lo hizo en estos últimos días, se refiere a los últimos días de aquel entonces cuando el Hijo habló las palabras que Dios le encomendó. No se trata, pues, de los últimos días en los cuales nosotros vivimos ahora, sino en los últimos días de aquella Dispensación, que, como es lógico, ya se han quedado en el pasado – son los días en que habló estando el Hijo en la tierra, o: los días del Hijo del Hombre.
Que el hablar al que se refiere aquí fue por medio de Su Hijo. Por tanto, no fue nada nuevo que dijese posteriormente ni por otro medio que hubiese escogido, ni tan siquiera por medio del don de espíritu santo como había prometido el Señor (para el futuro entonces) en Juan 16:12-15.
Juan 16:12-15 Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar.  (13)  Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.  (14)  El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber.  (15)  Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber.

Que el Hijo, cuando se refirió a nosotros, en este caso significa al escritor hebreo que escribió la Epístola, así como a los hebreos que leyeron lo que escribió. No se dirigía, pues, a los lectores gentiles o de las demás naciones, sino a los que oyeron lo que había dicho, y a los hebreos que, aunque no le oyesen, se les confirmaban las palabras por los que le oyeron (Hebreos 2:3).
Hebreos 2:3 RV 1960  ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron,

Más adelante tendremos algo más que añadir sobre este punto. Los demás puntos han quedado perfectamente claros, aunque por lo general no se preste la debida atención a este hecho fundamental que es de suprema importancia, y que es:

DIOS HABLÓ

Ya fuese por medio de los profetas o por Su propio Hijo. Este último modo había sido objeto de profecía. Dios había anticipado este acontecimiento de suma importancia, y que habría de señalar una época particular, cuando le dijo a Moisés: Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y PONDRÉ MIS PALABRAS EN SU BOCA, y Él les HABLARÁ TODO LO QUE YO LE MANDARE. Mas a cualquiera que no oyere MIS PALABRAS que él HABLARE EN MI NOMBRE, Yo le pediré cuenta (Dt.18:18,19).
Cuando llegó el momento en que Dios levantó a ese gran Profeta, fue oportunamente llamado, ungido y nombrado, recibiendo formalmente la comisión de parte de Dios. El nombramiento tuvo lugar bajo la condición expresa en Números 11:29, ya que el Espíritu Santo ungió al Mesías para esa misma profética labor (Lucas 4:18, 19). Así como Moisés fue llamado junto a la zarza ardiente, así el profeta semejante a él fue ungido junto a las aguas del Jordán. A partir de ese momento Dios habló por medio de Su Hijo, y lo que denominamos los Cuatro Evangelios es lo que da fe, por escrito, de las PALABRAS y OBRAS del Padre en el Hijo (Juan 14:10).

Números 11:29  Y Moisés le respondió: ¿Tienes tú celos por mí? Ojalá todo el pueblo de Jehová fuese profeta, y que Jehová pusiera su espíritu sobre ellos.
Lucas 4:18-19   El Espíritu del Señor está sobre mí,  Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres;  Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;  A pregonar libertad a los cautivos,  Y vista a los ciegos;  A poner en libertad a los oprimidos;  (19)  A predicar el año agradable del Señor.(F)
Juan 14:10  ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras.


No debemos permitir que este pensamiento se aleje de nuestras mentes al leer o estudiar los Evangelios. El Señor tuvo este hecho siempre muy presente. Tan solo en el Evangelio de Juan, Jesucristo lo resalta en siete diferentes ocasiones, y, aun a riesgo de resultar repetitivo, quisiera volver a mencionarlas en esta ocasión:

Mi doctrina (es decir, mi enseñanza) no es mía, sino de Aquel que me envió (Juan 7:16).
Según me enseñó el Padre, así hablo (Juan 8:28).
Por qué vosotros no me creéis? El que es de Dios, las palabras de Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios (Juan 8:47).
Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, Él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar (Juan 12:49).
Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mí propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, Él hace las obras (Juan 14:10).
La palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió (Juan 14:24).
Porque las palabras que me diste, les he dado (Juan 17:8).

Aquí vemos, por tanto, siete ocasiones diferentes en las cuales nuestro Señor Jesús afirmó que había sido el Padre, es decir, el propio Dios, Quien había hablado por medio de él, de la misma forma que lo había hecho, anteriormente, por medio de los profetas.
Así que, los críticos modernos que hablan de la historia de Jonás como si fuera un mito, del libro de Daniel como si fuese una falsificación, y que dicen que el Salmo 110 no fue escrito por David, harían bien en reconsiderar sus blasfemias cuando hablan tan livianamente acerca de lo que se haya disfrazado (dicen ellos) bajo la palabra griega kenôsis, o vaciar.

Filipenses 2:7   sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;

En Filipenses 2:7, el verbo kenoô se traduce se despojó a sí mismo, lo cual significa, en realidad, se vació a sí mismo. Los críticos actuales interpretan ese verbo con el significado de que se despojó a sí mismo…de todo conocimiento, así como de otras cosas, y, por tanto, dicen que cuando Jesús habló acerca de Jonás, o de Daniel o David, o bien lo hizo con ignorancia, o entonces adhirió a las tradiciones y a las ignorantes supersticiones del pueblo. Pero la respuesta que el Espíritu Santo les da a todos estos críticos es: Eso es lo que afirman los necios en sus corazones. La verdadera explicación y el real significado de kenoô lo dan las palabras que aparecen a continuación, las cuales fueron añadidas por el Espíritu Santo con el propósito de mostrar cómo, y de qué manera, se despojó a sí mismo.
Se despojó de la gloria que había mantenido con el Padre antes de que el mundo (kosmos) fuese (Juan 17:5).
Juan 17:5   Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.

Así lo llevó a cabo cuando tomó forma de siervo, hecho semejante a los hombres…y se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz (Filipenses 2:7, 8). Esta es la explicación divina de lo que se denomina kenôsis, y es más que suficiente.
Sin embargo, la explicación que ofrecen los críticos modernos, rebaja a la persona de nuestro Señor, y le roban incluso de su gloria como Hombre. Pero aunque se despojase de la gloria divina de la cual podría muy bien haberse aprovechado, estaba repleto de sabiduría divina, y solamente habló las palabras de Dios; por eso conocía muy bien los corazones de los hombres y podía leerles sus pensamientos.   

DIOS HABLÓ POR MEDIO DE SU HIJO

Por lo tanto, todo lo que dijo fue con palabras medidas por la divina sabiduría. A su madre le dijo: ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre (1) me es necesario estar? (Lucas 2:49). Y las últimas palabras que pronunció fueron Consumado es (Juan 19:30). ¿Qué es lo que había consumado? El negocio del Padre para el cual había venido y sido enviado a la tierra (Salmo 40:7, 8 Entonces dije: He aquí, vengo; En el rollo del libro está escrito de mí;  (8)  El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, Y tu ley está en medio de mi corazón.(A))
1.- Nótese la corrección en estas palabras al dicho que María le refirió en el vers.48: Tu padre y yo te hemos estado buscando.

Lo mismo se puede aplicar a las palabras que empleó durante su ministerio, siendo que todas habían sido ordenadas por el Padre, tanto en lo referente al tema como al momento de pronunciarlas. El ministerio del Señor abarcó cuatro grandes temas.

EL PRIMER TEMA fue la proclamación del Reino, comenzando en Mateo 4:12 y terminando en Mateo 7:28, 29: cuando terminó Jesús estas palabras. Cada una de las palabras en ese espacio se refiere al Reino, no a la Dispensación actual, ni a ninguna otra diferente del Reino.

Mateo 4:12  Cuando Jesús oyó que Juan estaba preso,(G) volvió a Galilea;
Mateo 7:28-29   Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina;  (29)  porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.(E)


EL SEGUNDO TEMA fue Él Mismo, su bendita Persona. Comienza proclamándose (por el Padre) como Señor (8:2, 6, 8, 9) y como el Hijo del Hombre (vers.20). Todas las palabras habladas y escritas, desde Mateo 8:1 hasta 16:20, demuestran que fue perfecto, y que sus obras fueron milagros de la creación.
Mateo 8:2-9   Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.  (3)  Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció.  (4)  Entonces Jesús le dijo: Mira, no lo digas a nadie; sino vé, muéstrate al sacerdote, y presenta la ofrenda que ordenó Moisés,(A) para testimonio a ellos.   (5)  Entrando Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole,  (6)  y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado.  (7)  Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré.  (8)  Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente dí la palabra, y mi criado sanará.  (9)  Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Vé, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace.


EL TERCER TEMA, comenzando con Mateo 16:21, fue el hecho de que los suyos le rechazaron, su propio pueblo de Israel no le recibió (Juan 1:11). DESDE ESE MOMENTO EN ADELANTE JESÚS COMENZÓ a mostrarle a sus discípulos que era necesario que fuese a Jerusalén y allí padecer muchas tribulaciones. En cuatro ocasiones se refiere a su obra de expiación y sus próximos sufrimientos, y el tema continúa hasta el vers.20:34.
Mateo 16:21  Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día.

Juan 1:11   A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.


EL CUARTO TEMA fue de nuevo el Reino, y en esta ocasión no se refiere a su proclamación, sino a los que lo rechazan. Comienza con el 21:1 y finaliza en el 26:35. Todas las parábolas de este periodo se refieren al cambio venidero de Dispensación, durante la cual el Reino quedaría en suspense por haber sido repudiado.
Mateo 21:1 Cuando se acercaron a Jerusalén, y vinieron a Betfagé, al monte de los Olivos, Jesús envió dos discípulos,
Mateo 26:35  Pedro le dijo: Aunque me sea necesario morir contigo, no te negaré. Y todos los discípulos dijeron lo mismo.

Estos cuatro temas son de suma importancia, pues están compuestos de las palabras y de las obras de Jehová por medio de Su Hijo, y todos ellos están marcados por la más grande perfección posible.
Ahora podemos presentar los cuatro temas, que están colocados en el orden de una  introversión en el cual el REINO es el tema de las secciones externas, mientras que el REY mismo es el tema de las dos secciones internas y centrales.

E| 4:12 – 7:29. El Reino. Proclamado
     F| 8:1 – 16:20. El Rey. Proclamación de su Persona.
     F| 16:21 – 20:34. El Rey. Se produce el rechazo de su Persona y su Reino en suspense
E| 21:1 – 26:35. El Reino. Su rechazo y suspensión.

Así vemos que estos temas, que son de gran importancia – El Reino y el repudio del mismo, el Rey y su crucifixión -, son los temas fundamentales de todo el Evangelio (1)
       Es lo mismo en los Cuatro Evangelios. Cada uno de ellos tiene la misma cuádruple división sobre el ministerio del Señor.
Los cuatro periodos y ministerios del Señor pueden presentarse según los Cuatro Evangelios:
                
                     Mateo             Marcos          Lucas             Juan               
Primero |  4:12 – 7:29    | 1:14 – 20      |  4:14 - 5:11   |  1:35 – 4:54
Segundo| 8:1 – 16:20     | 1:21 – 8:30   |  5:12 – 9:21  | 5:1 – 6:71
Tercero  |16:21 – 20:34 | 8:31 – 10:52  | 9:22 – 18:43 | 7:1 – 11:54
Cuarto    | 21:1 – 26:35  |  11:1 – 13:37 | 10:1 – 22:38 | 11:54 – 17:26

Para que podamos comprender la Estructura superior E, F, F, E, sobre el ministerio del Señor como es debido, resulta necesario ver el lugar que le ha sido asignado a en la Estructura del Evangelio en general. Como vamos a ver, también se presenta en forma de Introversión, lo cual sitúa el tema de mayor importancia en su mismo centro.

A| 1:1 – 2:23. PREMINISTERIAL.
   B| 3:1 – 11. EL PREDECESOR.
      C| 3:12 – 17. EL BAUTIMO.
         D| 4:1 – 11. LA TENTACIÓN.
            E| 4:12 – 7:29. PERIODO I. EL REINO.            |
               F| 8:1 – 16:20. PERIODO II. EL REY.            | El cuádruple
               F| 16:21 – 20:34. PERIODO III. EL REY.       | ministerio       
            E| 21:1 – 26:35. PERIODO IV. EL REINO.       |
         D| 26:36 – 46. LA AGONÍA,
      C| 26:47 – 28:14. MUERTE, SEPULTURA, RESURRECCIÓN.
   B| 28:16 – 18. LOS SUCESORES TESTIGOS. LOS DOCE APÓSTOLES.
A| 28:19, 20. POSTMINISTERIAL.

Dios, al hablar por medio de Su Hijo, se ve limitado de la manera anteriormente expuesta y no puede ir más allá de esos límites, que son los términos de las palabras del ministerio del Señor.
En tres ocasiones, inmediatamente antes del comienzo oficial de su ministerio (4:12), nuestro Señor resaltó el hecho de que la palabra escrita es el comienzo, es el centro y el final de todo su ministerio, en aquel triple escrito está (Mateo 4:4, 7, y 10). Y en tres ocasiones también, al final de su ministerio, cuando entregó en manos del Padre su comisión, tenemos otra referencia tripartita a esa misma Palabra de Dios escrita (Juan 17:8, 14, 17).

Mateo 4:4-12 El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.(B)  (7)  Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios.(E) 

Mateo 4:10 Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.(F)

Juan 17:8-17 porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste.   (14)  Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.  (17)  Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.

Por tanto, el periodo durante el cual Dios habló por medio del Hijo en los días finales de aquella especial Dispensación, permanece estrictamente definido y limitado. El Hijo en este periodo trató sobre la salvación acerca de la cual habló el Señor al principio, puesto que fue solo él quien dio comienzo a esa maravillosa manera de hablar  y que terminó con su muerte.
Fue precisamente en aquella época cuando Dios cumplió Su promesa, la cual había hecho a Israel por medio de Su siervo Moisés. Levantó al Mesías, que era el Profeta aquel semejante a Moisés, y puso Sus propias palabras en su boca, con la solemne advertencia de que si aquellos a quienes fueron dirigidas no les prestasen atención y no las recibiesen, Dios entonces les pediría cuentas de su desobediencia (Dt.18:18,19). A pesar de ello, Israel hizo caso omiso de la advertencia, repudiando a Su Mesías, y no quisieron recibir aquellas palabras que Dios había puesto en su boca. Rechazaron al Reino y crucificaron a su Rey.
Deuteronomio 18:18-19  Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare.  19  Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta.(G)

¿Qué iría entonces a suceder con el pueblo de Israel a partir de ese momento? ¿Cuál sería el resultado de su desobediencia? El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o tres testigos, muere irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia? Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, Yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a Su pueblo. ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo! Estas palabras fueron escritas y dirigidas a los que se negaron a escuchar las palabras de Jehová, transmitidas por Su HIJO (Hechos 10:28-30), a pesar de la solemne advertencia que aparece en Dt.18:18, 19: Yo le pediré cuenta.
Deuteronomio 18:18-19 RV 1960  (18)  Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare.  (19)  Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta.(G


Esto nos enseña que, si Dios nos ha hablado a nosotros, desde entonces, aunque haya sido por otro medio, haremos bien en prestarle atención, para que no seamos nosotros culpables de ir en contra del espíritu de gracia, con el cual ha hecho posible Dios que Su Palabra haya llegado hasta nosotros.  

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