LA ESPOSA Y EL CUERPO


Charles H. Welch
Nota del Traductor;
Maravilloso documento explicando las diferencias reales que Dios ha inspirado en los términos "Novia", "Esposa" y "Cuerpo" y que será de gran utilidad para todos los que con el espíritu de los de Berea escudriñen en las Escrituras cada día para ver si es que estas cosas ...sean así, y quieran saber a qué "compañía"  o iglesia pertenecen. Hay un enemigo perverso y espiritual que se dedica continuamente a intentar impedir los propósitos Divinos y a cegarle sus ojos a los creyentes para que no se deleiten en la luz; en resultado de sus actos, existen muchos creyentes que no conocen el llamamiento que Dios Su Padre celestial les ha otorgado. Cada día estoy más persuadido de que, para llegar al conocimiento de la Verdad, el creyente tiene por obligación que desprenderse de TODAS SUS CONVICCIONES, acumuladas al cabo de tantos años solo por la boca de los hombres, y aceptar mansamente lo que solo la Unción del Santo que el Padre le haya investido de lo alto le inspire, pues, nuestro Dios y Padre, no le da a ninguno que pan le pida una piedra, ni una serpiente al que le pida el pescado. Así, pues, cada uno es responsable de aceptar, o de desechar, aquello solo que el Espíritu Santo nos dice y ha dejado por escrito; y cuando todo acabe, y cuando el enemigo sea destruido del todo, no valdrán excusas tales que digan ...es que a mí me dijeron o enseñaron. Pues todos hemos leído y sabido que el Espíritu Consolador que nos ha hecho hijos Suyos, es el único que nos garantiza TODA SU VERDAD.
Este estudio lo he dividido en dos partes, y por supuesto, quien pueda leerlo en su original y comprobar con la Escritura si es que estas cosas sean así, bien hace. Si Cristo no nos llama antes desde el aire, enviaré la segunda parte de aquí a unos pocos días, pero esta ahora la envío porque me parece que el asunto es demasiado urgente, teniendo en cuenta que vivimos en el "último tiempo de la Gracia".
Un fuerte "resistid con paciencia", porque el Llamamiento "el Supremo" está para breve.
Juan Luis Molina
 
LA ESPOSA Y EL CUERPO
Charles H. Welch

Trad. Juan Luis Molina

 

CONTENIDOS

Introducción

La Esposa

La Novia

Tabernáculo y Ciudad

La Iglesia del Primogénito

La Iglesia que es Su Cuerpo

Tres Esferas de Bendición

El Cuerpo y el Muro del Medio

El Muro del Medio

¿Qué es “Un Solo Cuerpo Unido”?

 

Introducción

 

La compañía de los llamados a los que se dirigen las Epístolas a los Efesios y a los Colosenses es “la Iglesia que es Su Cuerpo, la Plenitud de Aquel que llena todo en todos” (Efes.1:22, 23). El objetivo y posición de esta Iglesia es “el Hombre perfecto”  (Efes.4:13) y la palabra que aquí se traduce “hombre”, es la palabra griega aner que aparece más de 200 veces en el Nuevo Testamento, y nunca puede significar “una mujer”. Aquí tenemos algunas de sus ocurrencias en el Nuevo Testamento:

“José, el MARIDO de María” (Mat.1:16).

“HOMBRES, sin contar las mujeres y los niños” (Mat.14:21).

“Juan…era un HOMBRE justo” (Marcos 6:20).

“¿Es lícito para el MARIDO repudiar a la mujer? (Marcos 10:2).

“Y si la mujer repudia al MARIDO… (Marcos 10:12).

En Efesios esta palabra aner aparece siete veces, dos veces traducida “hombre” como ya hemos visto, y cinco veces “marido” (Efes.5:22, 23, 24, 25, 33). Si la Iglesia del Misterio fuese La Novia ¿cómo hubiera sido posible que el apóstol utilizase como un título descriptivo suyo una tal palabra que anulase su propio objetivo?

 

Antes de proseguir con este aspecto del tema más adelante, debemos ser conscientes y ubicar a “La Novia” en su posición Escritural apropiada, y haciéndolo así, “intentando separar dos cosas diferentes” y por “dividir correctamente la palabra de verdad” alcanzaremos no solo un más completo entendimiento de este tan importante aspecto de la Verdad Dispensacional, sino que además, para nuestro consuelo y estabilidad, llegaremos a una más rica y profunda percepción en cuanto a cuál sea realmente la esperanza de nuestro llamamiento.

 

De la misma forma que podemos establecer por el uso de la palabra “adopción” que existen tres esferas de gloria (1) la Tierra, Rom.9:3-5; (2) la Nueva Jerusalén, Gálatas 3:28; 4:5, 26; Hebreos 12:22, 23; Apoc.21:9, 10; y (3) Por encima de todo, Efesios 1:4, 5; 2:6, 12, 16, así también descubrimos por la Escritura que existen tres compañías de creyentes denominados de manera general:

 

(1)   La Esposa. (2) La Novia. (3) El Cuerpo.

 

La Esposa

 

Sigamos el rastro a este llamamiento, por lo menos superficialmente, tal y como se describe en el Antiguo Testamento. La redención de Israel de Egipto y la oferta del pacto desde el Monte Sinaí se declara y establece haber sido como un contrato matrimonial entre Jehová y el pueblo de Israel, y cuando Ezequiel posteriormente llamaba a Israel al arrepentimiento, recorre sobre su historia, en el cap.16, uno de los capítulos más terribles en la totalidad del Libro Sagrado:

 

“Hijo de hombre, notifica a Jerusalén sus abominaciones” (Ezeq.16:2).

 

En los versículos de 3 a 6 el profeta describe a Israel como un recién nacido, que no fue ni “lavado”, ni “salado” ni “envuelto con fajas”, y este niño fue arrojado sobre la faz del campo con “menosprecio de su vida”. El Señor se muestra pasando junto a él y viéndolo manchado en sus sangres, dos veces se repite que el Señor le dijo “¡VIVE! Sí, te dije, cuando estabas en tus sangres: ¡VIVE!” Este llamamiento a “Vivir” es de hecho un acto de gracia, y habiéndose afirmado así aquí, a Israel como una nación redimida que habiendo sido desahuciada y aborrecida se le dio no en tanto la dádiva de vida, sería para siempre reputada de esa manera debido a la Divina misericordia. Este relato no sería sino el comienzo del favor de Dios. En los versículos 7-14 este desahuciado y aborrecido niño se describe multiplicándose y creciendo bajo el favor Divino, “Te hice multiplicar”, llegando a ser como una hermosa mujer, alcanzando el “tiempo de amores” y llegando a ser desposada al Señor. “Me he acordado…del amor de tu desposorio, cuando andabas en pos de Mí en el desierto, en tierra no sembrada” (Jer.2:2), estos desposorios son los que se indican en Ezequiel 16:8 por el acto simbólico “Extendí Mi manto sobre ti, y cubrí tu desnudez; y te di juramento y entré en pacto contigo, dice Jehová el Señor, y fuiste Mía”. En los versículos de 9 a 14 esta sobreentendida esposa de Jehová es ungida, adornada con fino lino, cubierta de joyas y decorada con los más preciosos ornamentos, de tal manera que de ella se pudo decir:

 

“Fuiste hermoseada en extremo, prosperaste hasta llegar a reinar.”

 

En este punto encontramos la primera señal de que la más terrible apostasía estaba a punto de suceder:

 

“Y salió tu renombre entre las naciones a causa de TU HERMOSURA; porque era perfecta, a causa de Mi hermosura que Yo puse sobre ti, dice Jehová el Señor” (Ezeq.16:14).

 

En estas terribles palabras podemos percibir la tentación y la subyugación de este pueblo escogido hacia Satán. En el capítulo 28 de Ezequiel leemos de aquel ser que fue “perfecto en belleza”, al cual se le coronó también con maravillosos ornamentos, y quien traicionó la confianza sobre él depositada, y que fue expulso por profano:

 

“Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura… profanaste tu santuario” (Ezeq.28:17, 18).

 

Por eso vemos que Israel imitó al querubín caído y llegó a corromperse de la misma manera. La degeneración de este pueblo fue rápida y extrema. Las palabras obscenas se repiten y multiplican en los labios del profeta cuando describe la traición cometida por Israel hacia el pacto de Su Dios:

 

“Prostituta”, “Idólatra de hombres”, “Fornicaciones”, “La obra de una lujuriosa mujer fornicaria”, “Como una esposa en su adulterio”.

 

Israel tiene que ser juzgada “por las leyes de las adúlteras” (Ezeq.16:38). Después de muchas más acusaciones, entre ella siendo comparada a Sodoma y Samaria, surge la misericordia del Señor con un bendito “Pero más ha dicho el Señor”:

 

“Antes yo tendré memoria de mi pacto que concerté contigo en los días de tu juventud, y estableceré contigo un pacto sempiterno (Ezeq.16:60).

 

Este pacto eterno se describe más detalladamente por los profetas Jeremías e Isaías (Jer.32:40; Isaías 55:3) Jeremías 32 continua la secuencia del cap.31, en donde leemos:

“He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová” (Jeremías 31:31, 32).

“Pero como la esposa infiel abandona a su compañero, así prevaricasteis contra mí, oh casa de Israel, dice Jehová” (Jer.3:20).

 

Sin embargo, tal es la gracia del Dios de Israel, que Él dice:

 

“Te olvidarás de la vergüenza de tu juventud… porque Tu marido es Tu hacedor… porque como a mujer abandonada y triste de espíritu te llamó JEHOVA” (Isaías 54:4-6).

“Nunca más te llamarán Desamparada, ni tu tierra se dirá más Desolada; sino que serás llamada Hefzi-bá (Mi deleite está en ella), y tu tierra Beula (Desposada)… y como el gozo del esposo con la esposa, así se gozará contigo el Dios tuyo” (Isaías 61:4, 5).

 

A esta grave separación de Israel, su largo periodo comenzando en Hechos 28 cuando llega a ser lo-ammi “no es Mi pueblo”, y su posterior restauración cuando ésta presente Dispensación del Misterio termine, es a la que se refiere y de la cual testifica el tercer capítulo de Oseas:

 

“Tú serás mía durante muchos días; no fornicarás, ni tomarás otro varón; lo mismo haré yo contigo. Porque muchos días estarán los hijos de Israel…

Sin rey, y sin príncipe, y

Sin sacrificio, y sin estatua, y

Sin efod, y sin terafines.

Después volverán los hijos de Israel, y buscarán a Jehová Su Dios, y a David Su rey; y temerán a Jehová y a Su bondad en el fin de los días” (Oseas 3:3-5).

 

Si el tema que estuviésemos tratando fuese el llamamiento, la separación, y la restauración bajo la figura de la traición, el adulterio, y la vuelta al casamiento, bien podríamos aquí multiplicar los pasajes citados. No consideramos entre nuestros lectores a ninguno que precise tal elaboración, y que no dé por garantizado que las Escrituras dejen perfectamente claro, que Israel como una nación se considera bajo esta figura de una Esposa, siendo que Su Hacedor sea comparado a un marido, el antiguo Pacto a un contrato matrimonial, y la subsecuente idolatría de Israel comparada a una mujer que quiebra sus lazos matrimoniales. Así que ahora pasamos al tema relatado de:

 

La Novia

La diferencia entre dos compañías, Israel como una Esposa

Y la nueva compañía afirmada como “La Novia del Cordero”.

 

En Mateo 13 tenemos dos parábolas, y ambas tratan de un tesoro, pero difieren entre sí de la misma manera que la NACIÓN de Israel difiere del fiel REMANENTE venidero, así como una ESPOSA restaurada difiere de una NOVIA. La totalidad de Israel es vista en la parábola de Mateo 13:44 como “El Tesoro”, mientras que el remanente de acuerdo a la elección de gracia, una compañía más pequeña, es vista bajo la figura de “una perla de gran precio” (Mateo 13:46).

 

Comenzando con Génesis 12 tenemos la introducción de la especial nación, separada y llamada a ocupar una gloria más elevada que cualquier nación sobre la tierra. Cuando este pueblo fue redimido de Egipto, el Señor les dijo, “Ahora, pues, si diereis oído a Mi voz, y guardareis Mi pacto, vosotros seréis Mi especial tesoro (s”gullah) sobre todos los pueblos; porque Mía es toda la tierra; y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa” (Éxodo 19:5, 6). Ninguna otra nación tuvo jamás un tal llamamiento o un tal título. Deuteronomio 14:2 dice así: “JEHOVÁ te ha escogido para que le seas un pueblo único (s”gullah) de entre todos los pueblos que están sobre la tierra.” Y de nuevo en Deuteronomio 26:18, 19 dice, “Jehová ha declarado hoy que tú eres pueblo Suyo (s”gullah)… sobre todas las naciones”. En el Salmo 135:4 leemos, “Jehová ha escogido… a Israel por posesión Suya”. En Malaquías 3:17 oímos hablar de una pequeña compañía en el día de la decadencia “Y serán para mí especial tesoro (s”gullah), ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día que Yo actúe”. El “especial Tesoro” representa a toda la nación de Israel, asegurada su posición por el inmutable carácter de Dios. La “Joya” o la “Perla única de gran valor” (Mateo 13:46) representa a los vencedores fieles que honran al Señor en un día de alejamiento.

 

En el día de la bendición de Israel se verá brillar más a una Joya que todo lo demás – el remanente de los fieles que resistirán y saldrán vencedores a través de los días de la apostasía de Israel. Estos serán considerados bajo la parábola de la Perla Única Valiosa. El Salmo 83:3, 4 fornece otro nombre para Israel, “Tus Protegidos”, que debe ser considerado en conexión con lo que refiere a seguir.

 

La siguiente expresión que debemos considerar en la parábola del Tesoro es “El cual un hombre halla, y lo ESCONDE de nuevo”. El Tesoro escondido se ESCONDE DE NUEVO hasta el día que tanto el campo como el tesoro sean reclamados. Cuando el Señor Jesús vino a este mundo, Él limitó Su ministerio a las ovejas perdidas de la casa de Israel; vino a procurar y a salvar aquello que se había perdido. Israel no podía ser calificado bajo la ley de ser el tesoro; tenían que ser redimidos. Nunca podrían llegar a ser un reino de sacerdotes en virtud de sus propios actos, sino solamente en base de su redención (Apoc.1:5, 6). Hasta el capítulo 16 de Mateo el Señor no habla de su muerte, sin embargo en el versículo 21 Él esconde el tesoro, y declara el altísimo precio que va a tener que pagar para su redención. La muerte en la cruz garantiza tanto al campo como al tesoro. Allí fue donde el Señor Jesús se entregó del todo.

 

En Lucas 19:11-27 tenemos más detalles sobre este esconder del tesoro. Para que no pensase alguno por Sus palabras que el reino iría a ser instaurado ENTONCES, el Señor les dijo, “Un hombre noble se fue a un país lejano, para recibir un reino Y VOLVER.” Así por tanto la segunda vez que se esconde el tesoro es simbólica de la SUSPENSIÓN TEMPORAL del reino. El día de la MANIFESTACIÓN vendrá cuando las palabras vuelvan a resonar, Los reinos de este mundo han pasado a ser los reinos de nuestro Señor, y de Su Cristo; y Él reinará por los siglos de los siglos” (Apoc.11:15). Esta parábola declara que a pesar de toda la oposición el propósito de Dios para Israel y el Reino se cumplirá de todas formas. Ese mensaje debía consolar el corazón de Sus discípulos. Sin duda verían cuán irresistible es Su propósito, de Aquel que operaba todas las cosas de acuerdo a los consejos de Su Padre.

 

Así le dio Dios Su respuesta al diablo. Satanás había introducido a escondidas su “levadura”, pero el Señor había escondido “Su tesoro”. En breve llegará el día cuando el Señor quite del medio el aguijón del pecado y la corrupción del enemigo. En breve tanto “levantará Su Joya” como afirmará Su Reino y entonces Israel vendrá a ser una gloriosa diadema en la mano de Su Dios.

 

En contraste con esta parábola del tesoro que simboliza la totalidad de Israel, sin referencia a la individual fidelidad de cualquiera de sus miembros de esta elegida nación, tenemos como ya hemos visto la parábola de la Perla. Los mismos Judíos que fueron “enemigos por causa del evangelio” fueron sin embargo “amados a causa de los padres”, pero doblemente preciosos a los ojos de Dios ha sido siempre aquel remanente creyente desde Abraham en adelante. Estos son una selección especial de entre los elegidos, y estos son de los que se trata en la parábola de la Perla:

 

“También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró.” (Mat.13:45, 46).

 

Vamos a considerar brevemente las palabras empleadas en esta parábola.

 

MERCADER – La palabra es emporos en el original, y nos da emporio, y aparece cinco veces en el Nuevo Testamento, una en la parábola, y cuatro veces hablando de los mercaderes asociados con Babilonia (Apoc.18).

PERLAS – Estas se mencionan nueve veces en el Nuevo Testamento. Dos de las ocurrencias aparecen en la parábola, y cinco se hallan en el Apocalipsis. La ramera se describe adornada con piedras preciosas y perlas (Apoc.18:16), pero después de su destrucción la nueva Jerusalén, la santa ciudad, se describe con sus fundaciones de piedras preciosas, y cada una de sus puertas una perla (Apoc.21:19, 21). En ambas descripciones se diferencian las perlas de las piedras preciosas. Mercaderes y perlas se conectan con las dos ciudades y los dos sistemas, siendo que uno sea la parodia o falsificación del diablo del otro. La palabra griega en el Nuevo Testamento para una perla es MARGARITES. Otra palabra, que no se encuentra en el Nuevo Testamento, pero que se asemeja bastante con la palabra hebrea “rubíes” es la palabra pinna. La R.V. al margen de Job 28:18 nos da “perlas” (tal como la Reina Valera castellana. N.T.) como lectura alternativa. Bochart insiste mucho en su creencia de que la palabra peninin (rubíes) debería traducirse por perlas. Así el valor o precio de la sabiduría (Job 28:18; Prov.3:15) y la dignidad de una mujer virtuosa (Prov.31:10) se equiparan al valor del peninin o de las perlas.

 

Adentrémonos ahora en el significado de la parábola. Volviendo atrás en las edades hasta el tiempo de Abraham siempre ha habido un remanente fiel. Estos forman por sí una compañía hasta el final, y son denominados como “la santa hermandad, partícipes del LLAMAMIENTO CELESTIAL”, “que murieron en la fe, sin haber recibido la promesa”. El lector debe repasar los siguientes pasajes antes de seguir adelante, para saber más detalles acerca de este remanente de acuerdo a la elección de gracia: Isaías 1:9; 7:3 (Sear-jasub, el nombre traducido por nosotros en 10:21 por las palabras “un remanente volverá”); Isaías 11:11, 16; Ezeq.9:4-6; 14:22; Joel 2:32 (compare el remanente en el día de Pentecostés); Miqueas 2:12; Rom.9:27 y 11:5.

 

Los vencedores de Apocalipsis, los 144.000 sellados de las tribus de Israel, las varias compañías mencionadas en Apoc.12:17; 14:1-5; 15:1-3 y 20:4 todos aparecen haciendo parte de esta gran compañía denominada por nuestro Señor “La Perla de Gran Precio”. Las perlas son comparadas con la santidad en Mateo 7:6; los partícipes del llamamiento celestial son denominados “SANTOS hermanos” en Hebreos 3:1, y los “SANTOS del Altísimo” en Daniel 7:22. Las perlas se comparan a la sabiduría en el Antiguo Testamento y Daniel 12:3 nos dice que “los ENTENDIDOS resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad”. Estos sabios y entendidos “comprenderán” e “instruirán a muchos” (Daniel 11:33); y están sujetos a los procesos más refinados de la tribulación (Daniel 11:35) antes de entrar en su gloria. Siempre y cuando aparece este elegido remanente encontramos tribulación y sufrimiento. Las palabras de las epístolas de Pedro y Santiago, tan repletas de avisos y consuelo para aquellos de la dispersión que habían creído y pasado a través de la “prueba de fuego”, fueron dirigidas a este remanente. Así que no deja de estar lleno de significado que una perla sea el producto de la angustia en la concha de una ostra.

 

La relación de Israel a Dios es la de una esposa que, siendo infiel, ha sido repudiada, pero el retorno de Israel se compara al recibimiento de vuelta de una esposa penitente, es cierto, tan grande es la gracia de Dios y el amor diciendo que será “como un joven desposando a una virgen”, aun mismo cuando en realidad no sea sino volviendo a tomar de vuelta una esposa infiel (vea Isaías 62:4, 5 y Oseas 2:19, 20 etc.). Esta relación que incluye a “todo Israel”, se mantiene de fuera de la mayor parte del cuadro en el Libro del Apocalipsis, que trata más bien y concierne con los vencedores, y se centra sobre los tiempos de tribulación que producen la “Perla”.

Después del reinado de los mil años, y en conexión con el nuevo cielo y la nueva tierra, leemos, “Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido” (Apoc.21:2). En los versículos 9 y 10 tenemos este mismo hecho repetido. Los habitantes de esta ciudad son los partícipes del “llamamiento celestial”, quienes, igual que Abraham, deseaban una mejor ciudadanía, esto es, celestial, y fue para ellos que Dios preparó una CIUDAD. Fue precisamente este LLAMAMIENTO CELESTIAL (que debe ser distinguido del supra llamamiento celestial de la dispensación del Misterio), tan claramente entendido y creído por Abraham, que le capacitó para vivir como extranjero y peregrino sobre la tierra, un viajante en el territorio de la PROMESA como si de un país EXTRANJERO se tratase, contentándose con una tienda y no un edificio establecido, porque miraba más adelante, aguardando por una CIUDAD que tenía LOS fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.

 

Tales son los hijos de la fe en Abraham, no solo de acuerdo a la carne, sino de acuerdo al Espíritu, los tales son los que constituyen la Novia y la Perla, un elegido remanente entre la elegida nación. Israel considerada en su totalidad se compara a un tesoro y a una esposa. El remanente (los cuales incluyen también a los creyentes Gentiles del periodo de los “Hechos”) es considerado como una perla y una novia. Podemos entonces ilustrarlos más claramente del siguiente modo:

 

           LA NACIÓN ELEGIDA                          EL REMANENTE ELEGIDO

      Como distinta entre las naciones                      Como distinta entre la nación

                 Un Tesoro                                                          Una Perla

                 Una Esposa                                                        Una Novia

            Llamamiento terrenal, y ciudad              Llamamiento celestial, y ciudad 

 

Una vez más vemos cuán plenamente fue el Señor supliendo la necesidad de los discípulos, mostrándoles la vía en la cual el propósito de Dios concerniente a Israel tenía que recorrer su curso, y cómo las mismas tribulaciones y sufrimientos debían contribuir para el glorioso fin en vista.

 

Los comentadores indiscriminados han deformado el hecho y han llamado la atención sobre el  incorrecto termino que muchos denominan “la Novia de Cristo”, y de “El Cuerpo y Novia de Cristo”. El siguiente extracto de los escritos de Sir Robert Anderson será suficiente para desvelar esta tendencia y su corrección:

 

“¿Será posible que la Iglesia sea la Novia de Cristo? Comencemos por corregir nuestra terminología. En las visiones de Patmos, leemos acerca de “la Novia, la Esposa del Cordero”, pero la Novia de Cristo es desconocida en la Escritura… con el cierre del ministerio del Bautista (quien es denominado “el amigo del Novio”), tanto la Novia como el Cordero desaparecen del Nuevo Testamento hasta que llegamos a las visiones de Patmos”.

 

Damos una vez más otro comentario de otro escritor:

 

“Él (Juan) habla del Señor bajo la figura de un cordero… lo cual nunca hace Pablo, así como nunca utiliza el símbolo de una novia. Por eso la frase, “la Novia de Cristo” no se halla en la Escritura, y aunque combine las figuras de diversos escritores, su uso tiene que ser despreciado (C F Hogg, El Testimonio 1933).

 

La obra titulada “La Iglesia que es Su Cuerpo y la Novia, la Esposa del Cordero” publicada por Philadelphia Bible Testimony, de la cual se ha extraído la citación anterior, concluye su deducción con las siguientes palabras:

 

“Nos hemos dado cuenta que muchos creyentes del Señor han sido enseñados en la doctrina de la “Novia” y el “Cuerpo” como siendo una sola y la misma doctrina, y se ha tomado como garantía de verdad: Sin embargo la REPETICIÓN de la doctrina no la hace verdadera, sino que la VUELVE VANIDAD: LA ACEPTACIÓN de una doctrina difundida por la iglesia visible no la hace que sea verdad, se recibe por ECLESIASTICISMO: la doctrina DE MODA no la hace verdad, sino que produce TRADICIÓN. El hijo de Dios debe tener una mente abierta delante del Señor y Su Palabra, y debe estar dispuesto a abandonar la más difundida de las enseñanzas si se prueba que esté equivocada por la Palabra”.

 

El énfasis puesto sobre el “Cordero” es significativo. En el libro de la Revelación o Apocalipsis del Señor se representa como un Cordero, (1) Como la base del sacrificio por el cual se fundamentan todos los derechos al trono (Apoc.5). (2) Con este título se relaciona y asocia la fidelidad hasta la muerte (Apoc.7:14; 12:11; 14:4). (3) El libro de la vida (Apoc.13:8; 21:27). (4) La Victoria (Apoc.12.11; 15:3).

La asociación de la ciudad celestial con esta especial compañía nos lleva de vuelta a Hebreos capítulos 11 y 12, donde veremos que Abraham, quien por la Divina elección hacía parte del “tesoro”, escogió voluntariamente ser un peregrino y extranjero, andando por la fe, debido a que “esperaba la ciudad que tiene LOS fundamentos (es decir, la ciudad de Apoc.21), cuyo arquitecto y constructor es Dios” (Heb.11:9-10). Este voluntario y vencedor aspecto de la fe de Abraham se expande en el capítulo 12 de Hebreos, un estudio del cual nos dará muchos detalles en cuanto a la constitución de la compañía denominada “La Novia”.

Descubriremos que la enseñanza de Hebreos tiene que ver con la exhortación: “Alcanzar la perfección” con la alternativa de, volviéndose atrás “ir a perdición o ser desechado”. La “ciudad” celestial que Abraham tenía en vista era algo que estaba por encima y sobre la heredad de la del “territorio”, que era una herencia que no se podía ganar o perder, sino la “ciudad celestial” vista a la luz de tipo inspirado, Esaú, y su relación en cuanto a su actitud hacia los derecho de “primogenitura” y su resultante pérdida habiendo sido desechado, tomando el llamamiento nupcial con el “Precio” antes que con la “Esperanza”. Todo Israel será salvo. Esto es básico, es la “Esperanza de Israel”, contenida por las “doce tribus” (Hechos 26:6, 7). Algunos de fuera de Israel saldrán a perfección, esto es algo sobre añadido, y se hace en la naturaleza de un precio, y puede perderse. Vayamos de nuevo a Hebreos 11 y veamos cómo aparece esta ciudad en el relato.

 

Hebreos 11:9-16

 

A 9- Por fe. Habitando en la tierra prometida.

   B -9. Morando en tiendas.

      C 10. PORQUE esperaba la ciudad (por una ciudad).

      (SARA y la resurrección).

A 13-. En fe. Murieron sin recibir las promesas.

   B-13. Extranjeros y peregrinos.

      C 14-16. PORQUE buscan una patria.

 

Abraham, aun habiendo llegado a entrar en la tierra prometida, y sabiendo que era posesión suya por el don de Dios, no se “estableció” en ella, sino que voluntariamente se propuso permanecer residiendo en una “tienda”, y aquellos que se igualan a la fe con él confesaron que eran “extranjeros y peregrinos”.

 

Tienda y Ciudad

 

El símbolo externo del peregrino es la tienda o tabernáculo. Antes de concluir esta epístola el apóstol incide sobre este hecho sobre los Hebreos en los solemnes términos:

 

“Por lo cual también Jesús… padeció fuera de la puerta. Salgamos, pues, a Él, fuera del campamento, llevando Su vituperio; porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que BUSCAMOS LA PORVENIR” (Heb.13:12-14).

 

Este habitar en tiendas no era por acaso. Se cuenta como una confesión.

 

“CONFESANDO que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra” (Heb.11:13).

“Porque los que esto dicen, CLARAMENTE DAN A ENTENDER que buscan una patria”. (Heb.11:14).

 

Venir a ser extranjeros y peregrinos puede querer decir sencillamente que somos insociables Ismaelitas; estos que estamos considerando exhibían además el lado positivo del asunto, “procuraban” algo más.

La epístola a los Hebreos es para el periodo anterior a Hechos 28, lo que la epístola a los Filipenses es para la iglesia del Misterio. Los Hebreos fueron exhortados concerniente a las “cosas que dicen respecto a la salvación” (Heb.6:9), así como los Filipenses fueron exhortados a operar su propia salvación (Filip.2:12); y del mismo modo que a los Filipenses se les aseguró que era Dios Quien operaba en ellos “tanto el querer como el hacer por Su buena voluntad” (Filip.2:13), así también a los Hebreos se les asegura que era el Dios de paz, Quien operaba en el creyente lo que era “agradable de Él” (Heb.13:21). Pablo estaba seguro de que Dios “perfeccionaría” la buena obra que Él había comenzado en los Filipenses (1:6) tal como en los Hebreos (13:21). Igual que a los Filipenses se les exhortó a extenderse hacia lo que tenían delante (3:14), así se les exhortó a los Hebreos a correr con paciencia la corrida que ellos tenían (12:1-3); y en ambas epístolas se da un enorme incentivo a la “ciudadanía” en los cielos (Filip.3:20; Heb.11:10). En Filipenses, atendiendo al precio del supremo llamamiento se asocia la “resurrección de fuera ex-anastasis” (Filip.3:11) con su participación de los sufrimientos. En Hebreos, tenemos una “mejor resurrección” (Heb.11:35) y la participación en los sufrimientos. El llamamiento de cada uno NO ES EL MISMO, el objetivo que tiene delante cada una de las compañías es DIFERENTE, pero los principios son PARALELOS. El décimo capítulo de Hebreos acaba con un aviso concerniente a “retroceder” (Hebr.10:38, 39), y se desarrolla en el capítulo 12, siendo que el cap.11 con su relato de la “fe” forma una especie de paréntesis.

El aviso del cap.10 se introduce con las palabras:

 

“Sabiendo… que tenéis en vosotros una mejor y perdurable herencia en los cielos. No perdáis (Como hizo Esaú, tal como hemos visto en el cap.12), pues, vuestra confianza, que tiene gran galardón. Porque os es necesaria la paciencia…” (Heb.10:34-36).

 

La larga lista de aquellos que vencieron por la fe en Hebreos 11 nos guía al fin y al cabo al supremo ejemplo del propio Cristo que con Hebreos 12 abre, y una exposición de la estructura es todo lo que ahora se precisa para establecer este hecho.

 

Hebreos 12:1-4

 

A 12:1 Soportar con paciencia hupoeono la carrera que tenemos por delante agon prokeima

   B 12:2 Poniendo los ojos

A 12:2 Sufrió hupomeno por el gozo puesto delante de Él prokeima

   B 12:2, 3 Considerar a Aquel

A 12:3, 4 Resistir hupomeno combatiendo antagonizo contra el pecado hamartolos.

 

El énfasis está puesto sobre la paciente resistencia, la carrera y la oposición, con el ejemplo del Salvador como el “Capitán y Perfeccionador de la fe” siempre delante del creyente y manteniéndole en vista. La palabra traducida “la carrera” es la misma que se traduce por “batalla” en 2ª Tim.4:7 agon, que nos da la palabra castellana “agonía” y que reaparece en las palabras “resistir combatiendo” como hemos indicado en la estructura. Es evidente que ya no estamos tratando con la fe inicial que es para salvación, sino con el aspecto vencedor de la fe que nace o proviene de la liberación original producida por la gracia.

 

La Iglesia del Primogénito

 

Hebreos 12:5-14 trata con una experiencia que es común para todos los hijos de Dios, pero en el vers.15 el apóstol pasa de “hijos” a “primogenitura” y Esaú fornece un aviso concerniente al trato del derecho de nacimiento, y con esta referencia a Esaú nos volvemos de vuelta al aviso paralelo de Hebreos 10:35 “No perdáis”.

 

Hebreos 12:15-25

 

A 15. Mirad bien para que no

   B 16, 17 Derechos de nacimiento desechados     Protokia

      C 18-21 No os habéis acercado                           Sinaí

      C 22, 23 Os habéis acercado                                Sión

   B-23, 24 Derechos de nacimiento disfrutados       Prototokos

A 25 Mirad… Para que no

 

Esaú, por un plato de comida vendió su derecho de primogenitura (Heb.12:6). Ved bien, dice el apóstol, que no perdáis vuestra confianza que tiene gran galardón o recompensa, aquella mejor y perdurable herencia que tenéis aguardando en el cielo (Heb.10:34, 35). Inmediatamente a seguir se da la exhortación de Hebreos 6 de ir a la perfección, el apóstol se refiere a aquellos que habiendo degustado el don celestial, y retrocedieron, declara que es imposible volver a renovarlos de nuevo “para arrepentimiento”. Este asunto se repite y se explica en el cap.12, porque, de Esaú que vendió su primogenitura por un plato de comida está escrito:

 

“Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas” (Heb.12:17).

 

Todo esto nos lleva a la “ciudad del Dios viviente, la Jerusalén celestial…e iglesia de los Primogénitos” (Heb.12:22, 23). La primogenitura del vers. 16 prototokia es lo que está en vista. Es diferente de la salvación inicial que no puede ni ganarse ni perderse. Con este contexto Espiritual podemos ver que la “Novia”, y la Nueva Jerusalén que Juan vio descendiendo del cielo adornada como una novia para su marido, representa una compañía mayoritaria de Israel, aunque con vencedores también provenientes de los Gentiles, llamados durante el periodo del libro de Hechos, que se compone de aquellos que como Moisés, “recusaron”, “escogieron”, “estimaron”, teniendo en vista la recompensa del galardón (Heb.11:24-26). Los vencedores premiados de Filipenses 3, son la contraparte espiritual en la dispensación del Misterio, aunque por supuesto, una enteramente diferente compañía, y en una esfera completamente distinta.

 

Dos ciudades, Babilonia y la Jerusalén celestial se hallan en un tal contraste la una con la otra en el libro del Apocalipsis, que hace imposible interpretar el lugar que ocupa la Jerusalén celestial si ignoramos estos revelados e intencionados paralelismos. Sin que tengamos que hacer elaborados comentarios, nosotros creemos que lograremos nuestro propósito si exponemos algunos de los hechos más claros y obvios que se ven en correspondencia la una con la otra en la descripción de Babilonia en Apoc.17 y 18, y la Jerusalén celestial (Apoc.19 y 21).

 

“Aquella gran ciudad”. Este título se aplica para las dos, tanto para Babilonia como para la Jerusalén celestial (Apoc.17:18; 21:10). Para ver estas dos grandes ciudades Juan fue en dos ocasiones “llevado en el espíritu” al desierto para ver Babilonia, y “a una gran y alta montaña” para ver la Jerusalén celestial (Apoc.17:3; 21:10). A Babilonia se representa como a una ramera (Apoc.17:3-5), la ciudad celestial se compara a una Novia (Apoc.21:9). Ambas mujeres se representan estando “ataviadas” con joyas de oro, piedras preciosas y perlas (Apoc.17:4; 21:11-21). La bestia que sustenta a la ramera se ve ascendiendo del abismo (Apoc.17:8); la Novia es vista descendiendo del cielo proveniente de Dios (Apoc.21:10). Un lenguaje idéntico se utiliza Apoc.17:1 y 21:9, donde viene uno de los siete ángeles que tenían las siete copas que dijo “Ven acá, yo te mostraré (a) la sentencia contra la gran ramera, y (b) la desposada, la esposa del Cordero.”

 

“Los Reyes de la tierra” están asociados con Babilonia en su corrupta influencia (Apoc.17:2) pero son vistos trayendo su gloria y honor a la ciudad santa (Apoc.21:24). La Abominable Desolación descrita por el profeta Daniel (Mateo 24:15) se asocia con la Misteriosa Babilonia (Apoc.17:4, 5). Las otras únicas ocurrencias de la palabra en Apocalipsis están en las declaraciones “Los cobardes e incrédulos, y los abominables…tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda”, y “No entrarán en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira; sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero” (Apoc.21:8, 27).

 

El lúgubre destino de la gran ciudad Babilonia incluye la palabra “Luz de lámpara no alumbrará más en ti” (Apoc.18:23); mientras que, tal es la gloria de la gran ciudad Jerusalén celestial, que leemos “La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella, porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es Su lumbrera”. “No habrá allí más noche, y no tienen necesidad de luz de lámpara…” (Apoc.21:23; 22:5).

 

Dos declaraciones repiten una serie de “Nunca más”:

 

“Con el mismo ímpetu será derribada Babilonia, la gran ciudad, y NUNCA MÁS será hallada. Y voz de arpistas, de músicos, de flautistas y de trompeteros no se oirá NUNCA MÁS en ti; y ningún artífice de oficio alguno se hallará NUNCA MÁS en ti; ni ruido de molino se oirá NUNCA MÁS en ti. Luz de lámpara no alumbrará NUNCA MÁS en ti; ni voz de esposo y de esposa se oirá NUNCA MÁS en ti” (Apoc.18:21-23).

 

En sobre contraste leemos:

 

“Y el mar ya no existía NUNCA MÁS” (Apoc.21:1).

“Y ya no habrá NUNCA MÁS muerte, ni habrá NUNCA MÁS llanto, ni clamor ni dolor (Apoc.21:4).

“Y no habrá NUNCA MÁS maldición” (Apoc.22:3).

 

Los diez reyes que reciben poder como reyes con la bestia para su breve dominio sanguinario, “pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque es el Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con Él son llamados y elegidos y fieles” (Apoc.17:4). Cuando el Señor se revela montando un caballo blanco y viniendo a juzgar y hacer guerra, Él es llamado Fiel y Verdadero, y aquellos que le siguen también en caballos blancos, se visten con lino fino, blanco y resplandeciente, y Su nombre es “REY DE REYES, Y SEÑOR DE SEÑORES” (Apoc.19:16). La A.V. en una especie de discriminación ha puesto impreso en mayúsculas el “nombre escrito” concerniente al Misterio, Babilonia, en Apoc.17:5, la ciudad que reina sobre los reyes de la tierra (Apoc.17:8); y el “nombre escrito” de Aquel que es en Sí Mismo el Misterio de Dios, y Rey de reyes, el Señor Jesucristo (Apoc.19:16).

 

Aquellos cuyos nombres NO ESTABAN ESCRITOS en el libro de la vida se maravillan en la bestia (Apoc.17:8) y solamente aquellos cuyos nombres ESTÁN ESCRITOS en el libro de la vida del Cordero entrarán en la santa ciudad (Apoc.21:27).

 

Es indudable que un más cuidadoso escrutinio, y alguno que vaya más allá de la versión castellana con respecto al original nos revelaría muchas más comparaciones entre estos dos sistemas. Pero ya es suficiente lo que hemos exhibido para probar que aquí tenemos, al fin de las edades, los dos grandes sistemas oponentes que han permanecido en conflicto “desde el principio” (Juan 8:44), por un lado, Babilonia, el depositario y vehículo de todos los males que se engloba en “el misterio de la iniquidad” (2ª Tes.2:7); por otra parte la Jerusalén Celestial que engloba toda la gracia y la verdad que se resume en “el misterio de la piedad” (1ª Tim.3:16).

 

Hasta ahora, hemos estado recorriendo las Escrituras para poder descubrir la posición y el llamamiento de aquella tal compañía  de creyentes conocida por “La Novia”, y hemos distinguido esta Novia de aquella otra compañía proveniente de la Israel restaurada, denominada como “La Esposa” en el Antiguo Testamento. Nos perderemos mucho de lo que sería importante que supiésemos, aun así, si no continuamos posteriormente con nuestro estudio personal, y considerar la enseñanza contenida en Apoc.21.

 

En cuanto al examen de este pasaje llamaremos la atención sobre varios aspectos, el lector puede ser ayudado por una serie de pasos a ser tomados al respecto:

 

(1)   ¿Tienen el nuevo cielo y la nueva tierra en Apoc.21:1 correspondencia con la creación “En el principio” (Gén.1:1)?

(2)   ¿Qué hay supuesto en la palabra traducida “primer” en Apoc.21:1 sobre nuestra pregunta?

(3)   ¿“Pasará” alguna vez la creación de Génesis 1:1?

(4)   ¿Cuál es el significado de la asociación del nuevo cielo y la nueva tierra, con (a) La nueva Jerusalén y (b) El tabernáculo de Dios?

(5)   ¿Por qué Pedro habla de un cielo nuevo y una nueva tierra, y Pablo sin embargo nunca los menciona?

(6)   ¿Cómo es posible de después de las maravillosas palabras expresadas en Apoc.21:4 “Nunca más muerte” etc. encontremos aquellas tales horrendas palabras asociadas con el acceso o la exclusión de la nueva Jerusalén que están escritas en Apoc.21:8, 7; y 22:15?

 

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